Por Ana Catalina Castillo
El dramaturgo Tennessee Williams (1911-1983) fue uno de los grandes exponentes del teatro realista norteamericano de la primera mitad del siglo veinte. Varias de sus obras más populares tuvieron aclamadas adaptaciones cinematográficas. Entonces, lo más probable es que cuando se habla de La gata sobre el tejado de zinc caliente, se venga a la cabeza la imagen de la pareja conformada por Elizabeth Taylor y Paul Newman en la película de 1958. No obstante, la obra dirigida en las tablas por el mítico Elia Kazan, venía precedida por el éxito obtenido en Broadway y por el premio Pulitzer con que había sido reconocida en 1955.
Este año, una nueva versión de la ya clásica obra se está presentando en el Teatro Municipal de Las Condes en una adaptación de la actriz y dramaturga Elisa Zulueta, bajo la dirección de Álvaro Viguera. Cuando ya han pasado más de 60 años de su estreno, considerando además que es una de las obras teatrales más representadas de Williams, no resulta inoportuno preguntarse cómo se acerca un joven director a una pieza tan relevante.
Se lo consultamos a Viguera, quien nos comentó que “en el fondo no queremos que la gente crea que estamos en el año en el que se escribió la obra, sino que estamos revisitando y estamos invitando a un viaje al interior de una familia en una especie de simulacro dramático intenso”.
Sus palabras apuntan certeramente al corazón de La gata sobre el tejado de zinc caliente, porque si bien el argumento gira en torno a una familia que ha sido convocada para celebrar el cumpleaños del sexagenario y ya enfermo patriarca –que dejará una ingente herencia–, la universalidad de la historia reside en el entramado que aborda grandes temas humanos: las relaciones familiares, las apariencias, la codicia, el deseo. Todos ellos son los aspectos que tensan las interacciones entre los seis personajes, que se debaten entre lo que se dice y lo que se calla.
Según el director, su puesta en escena se ha preocupado especialmente de “ciertas articulaciones más contemporáneas que permiten un diseño sonoro un poco más extraño”. Esto habla de una mirada integral del diseño teatral, lo que se aprecia también en la cuidada escenografía e iluminación.
Dada la potencia de las temáticas exploradas, las obras de Tennessee Williams se han destacado también por la alta exigencia que este aspecto demanda a los elencos. Antonia Santa María nos cuenta cómo se acercó a esta versión de la obra: «Me acerqué desde el texto. No me fui por demasiadas referencias. De hecho, empecé a ver referencias y he avanzado el proceso de ensayo. No llegué con una idea del personaje más que la que me puedo hacer leyendo o estudiando el mismo texto. Cuando sentía que estaba encaminada, o que íbamos por un camino más o menos claro, siempre se ve referencia. La más accesible de ver son las cinematográficas, porque en las de teatro no hay muchos registros y revisé un poco la que hizo Elizabeth Taylor, que es maravillosa, pero no me hizo mucho sentido para el momento o para lo que yo estaba viendo de la gala. La de Jessica Lange, que es otra versión cinematográfica, siento que si me ayudó más. Me parece que es más matizada su interpretación, es un poco más audaz quizás»
La actriz ahonda en las diferencias en los formatos en los que se ha presentado estea clásica obra de Williams: «También hay que entender que el teatro y el cine son distintos. El teatro no soporta mucho. Mi personaje que habla mucho todo el primer acto, es casi un monólogo, entonces no resiste mucho. Uno tiene la referencia cinematográfica y es todo más pequeño, en el teatro hay que hacerlo crecer para atraer al público, hasta el que está en la última fila. Así que son lenguajes distintos, pero obviamente sirven como referencia algunos detalles y cosas que pueda haber visto en cualquiera de esas dos tremendas actrices»
Adaptar clásicos a menudo resulta un desafío, pues debe evaluarse qué conservar y en qué aspectos innovar, buscando enriquecer el original con miradas aportadoras que logren interpelar al espectador. Por eso se agradece la apuesta de este destacado grupo de gente de teatro que brinda al público la experiencia de revisitar con la altura que se merece un clásico que aún resulta vigente.
Ficha artística
Título: La gata sobre el tejado de zinc caliente
Elenco: Antonia Santa María, Guilherme Sepúlveda, Catalina Saavedra, Willy Semler, Elisa Zulueta, Ricardo Fernández
Traducción: Rodrigo Olavarría
Adaptación: Elisa Zulueta
Dirección: Álvaro Viguera
Diseño, escenografía e iluminación: Ramón López
Diseño vestuario: Loreto Monsalve
Composición musical: Luciano Correa
Asistencia de dirección y producción: Scarlett Carrasco
Producción General: Antonia Santa María
Co-producción: Teatro Municipal de Las Condes y La Santa Producciones
Funciones hasta el domingo 21 de agosto de 2022
Horarios: jueves, viernes y sábado a las 19:30 y domingo a las 18:30 horas
Duración: 120 minutos sin intermedio. Recomendada para mayores de 16 años