Por Fernando Garrido Riquelme
Las funciones de prensa tienen ese desencanto de truco revelado, la magia de la representación cede su lugar para la captura del gesto, la entrevista y las indicaciones a viva voz de la dirección, quien administra las posturas y repeticiones. El elenco ríe con un estoico encanto y posa para la sesión fotográfica a un día del estreno de Bernarda, obra escrita a partir del clásico de Federico García Lorca, La casa de Bernarda Alba por Isidora Stevenson (Hilda Peña, Réplica) y Luis Barrales (HP Hans Pozo, Niñas araña, La mala clase, Xuárez).
En una mesa contigua al escenario, Josefina Velasco junto a un mate observa la repetición de las posturas, las cámaras presentes, el vacío de las butacas. Hay un alto, se repite un cuadro, se organiza el elenco junto a la mesa, la imagen de un foco quema las imágenes; Rodrigo Soto, el director, posa para una fotografía con las actrices y luego de aquello nos acercamos para conversar con él previo al último ensayo.
Rodrigo Soto: No es una versión, más bien es una obra inspirada en La casa de Bernarda de Alba. Lo que verán es una obra sobre seis mujeres, las cuales se vuelven a encontrar luego de 15 años de irse de la casa de Bernarda. Donde sus vidas ya están hechas, todas independientes, solteras, autosuficientes, con una opinión de la vida bien particular, en cada una de ellas. Se encontraran con una obra que arremete con rabia, con anhelos, con envidias, con celos, y mucho amor, también. Hay mucho amor y odio entre ellas, luego de la muerte de Adela; donde se van a enterar de muchas cosas que Bernarda nunca había dicho, y por lo mismo las manda a llamar. Antes de morirse, necesita traspasarles cierta información a sus hijas que no sabían.
Con los clásicos siempre pasa, que nos vuelven a revisitar.
La casa de Bernarda Alba es un clásico, una obra de arte, y eso es lo bonito de la obra de arte, que trasciende el tiempo. Que uno la puede montar en cualquier momento, y siempre está actualizada.
Y por tanto, siempre permite una nueva lectura.
Exacto. Es una joya del teatro universal, por cómo está escrita, por el periodo en el que fue escrita. Lorca la publica un día antes de la guerra civil española y no alcanza a representarla, porque lo matan durante la guerra, y se presenta recién en Argentina en los años 40. Sin duda es una obra que atrae, que arrastra. Sobre todo, ahora, lo que está pasando con la mujer, donde se están poniendo temas importantes para el día a día de la mujer.
A partir de La casa de Bernarda Alba, ¿Cómo es el trabajo que desarrolla Lucho Barrales con Isidora Stevenson para la creación de Bernarda?
No sé cómo trabajaron ellos. Sé cómo trabajaron, pero no podría decirte qué es de quien o quien pone la pluma en una u otra línea. Tampoco me quise meter en ese lugar, porque uno comienza inconscientemente a establecer comparaciones. Obviamente el Lucho Barrales arrastra un trabajo más largo, a nivel de dramaturgia; Isidora se dedicó primero a dirigir y luego se involucró más con la dramaturgia. Yo creo que el proceso de ellos fue muy cohesionado, donde uno proponía algo, el otro revisaba e incorporaba, de forma muy bonita, creo, también con mucho respeto. Además, al comenzar con una obra a partir de Lorca, tienes una base bastante sólida para poder desarrollar un texto.
También es un ejercicio que tiene muchas miradas, muchos ojos sobre él. Construir sobre la base de grandes obras, pone mucha presión sobre el trabajo.
Eso es algo que nosotros lo descubrimos en el proceso, antes de escribir. Porque la idea en el proceso era hacer una versión de La casa de Bernarda Alba, más bien, era la idea mía. Pero a medida que hablábamos con Lucho y Isidora, ellos me fueron llevando a un lugar bastante interesante. Sacar a Bernarda, que no esté en escena, que se hable de ella, que esté ahí pero que no la veamos, cosa que a mí me pareció bastante interesante. Y ahí nos fuimos dando cuenta de que no era una versión, sino que estábamos haciendo una obra inspirada en. Eso fue muy bonito: cuando los procesos empiezan en un lugar y terminan en otro muy distinto.
La obra realiza un trabajo muy particular con Poncia, lo cual hace que se establezca una relación con la figura de la Mama Rosa y, con cierta representación macabra que tiene Donoso, con la naturaleza de la servidumbre. La cual, finalmente, termina adueñándose de quienes sirve, transformándolos en unos inválidos existenciales, como lo expresa Parasite: la idea de una casta que requiere de otros elementos humanos para existir.
Aquí, en ese sentido, es un personaje sumamente importante, ya que ella traspasará una información muy valiosa para ella, y muy sorprendente para las hijas de Bernarda, e inesperada también. Porque como dices tú, en un momento aparece la lucha de clases con las hijas. Al producirse ese diálogo y ese encuentro con la lucha de clases, florecen ciertas cosas que a uno lo deja pensando “mira esta señora, lo que arrastraba y que nadie pensaba”. Que no es malo, pero sí muy impresionante para las hijas.
El personaje es interesante, porque va mutando y se revela finalmente como la carcelera.
Es una carcelera, en el buen sentido de la palabra. Porque dedicó su vida a esta casa, dedicó su vida a Bernarda, crio a sus hijas, las educó. Sin duda que es una carcelera, porque entregó su vida, no tuvo hijos y se quedó con Bernarda hasta el final. También es una prisionera de esta casa, de este patriarcado. Pero una prisionera entre comillas, ya que en un momento revela una información que para ella es muy importante, una información que la libera a ella también.
Al final, es un prisionero que tiene la llave de su celda.
Justamente, la llave la tiene ella.
Funciones en el Teatro UC del 12 de marzo al 18 de abril, de miércoles a sábado a las 19:30 horas en la Sala 2: Eugenio Dittborn.
Obra: Bernarda
Director: Rodrigo Soto
Elenco: María José Bello, María Jesús González, Josefina Velasco, Valentina Acuña, Carolina Arredondo y Catalina González
Asistente de dirección: Javiera Mendoza
Selección musical: Alexis Moreno
Diseño de iluminación y escenografía: Rodrigo Leal y Sebastián de la Cuesta
Diseño de vestuario: Verónica Lagos
Producción: Alessandra Massardo
Coproducción: Checoeslovaquia
Colabora: Universidad Finis Terrae