SANFIC 15 Gael García Bernal: “El cine aparte de un ejercicio de libertad, es un experimento de transcendencia”

 

Por Galia Bogolasky

Durante la conferencia de prensa que dio el cineasta y actor, en la Cinete    en el marco de SANFIC, Gael García Bernal habló sobre su nueva película Chicuarotes, sobre el cine latinoamericano y su visita a Chile.

Sobre su participación en esta versión de SANFIC: “Estoy agradecido por esta sorpresa, por venir al Festival. Es la primera vez que vengo oficialmente, había estado en algunas de las fiestas, pero no en el festival. De verdad muchas gracias al festival, a Chile donde trabajado en cuatro ocasiones. Es un lugar que de alguna manera entiendo, su transversalidad, su longitud. Hay algo que me pasa, logro entender y en cierto sentido me siento como en casa. Me siento muy bien acá, tengo muchos afectos, muchísimos amigos, muchísimas amigas, mucho cariño y disfruto mucho no solo de lo bonito que tiene Chile, sino también del profundo talento que hay, de compañeros actores y actrices que realmente son impresionantes. La comunidad de actores de Chile es, quizás, de las más aventuradas, de las más valientes y de las más talentosas. Me enorgullezco de trabajar con ellos, de sentirme parte y feliz de estar acá con Chicuarotes”.

La película relata la historia de un par de delincuentes que viven en un México muy marginal. Gael se refiere a este aspecto de la cinta: “Fue increíble el poder hacer esta película en la forma en que la hicimos. Creo que eso fue parte del colectivo. Desde el principio siempre nos tuvimos la idea de crear una película que fuera de la mano de lo que siempre vulneramos más” y agrega: “La razón fue cómo entrar en el corazón de esta historia, cómo entrar en el mundo de los Chicuarotes”.

El actor también se refirió el lugar donde se sitúa la película: “No era tanto ir y adentrarse en una realidad, sino más bien ese marco tan complejo y tan constante del borde del agua, del mar, de la piedra. Es una zona muy turística en México, de conservación, y esta parte es la parte agrícola, que está dentro de la Ciudad de México. Había que explorar ese lugar para encontrar el universo de la película, para encontrar la película”.

El actor y director ya había presentado su anterior película Déficit en el Festival. En Chicuarotes, su segunda película, García Bernal comenta la integración de actores no profesionales en el elenco: “hicimos unos talleres con unos chicos, el primero fue un taller abierto, llegaron unos 800 chicos y naturalmente nosotros estuvimos ahí, filtrando un poquito a las personas que se quedarían en este taller que íbamos hacer […] En un principio iba a durar simplemente seis meses para buscar a los diferentes actores que iban interpretar los diferentes papeles. La idea era ver cuántos personajes podíamos encontrar ahí para la película, obviamente no los íbamos a encontrar a todos. Lo que sucedió es que se empezó a armar un equipo, una especie de escuela de cine, de teatro, que empezó a generar no solo actores para la película, sino también gente que iba a trabajar en la película después, que trabajó en producción, en arte, en fotografía, dirección, pero la mitad de ellos se bajaron de la película, como actores, a excepción de Benny Emmanuel que es el cantalero, el personaje principal y a excepción de Leidi Guitarrez, todos los demás actores jóvenes son actores del lugar, de San Gregorio de Acapulco, todos vienen de este taller. Todos son actores no profesionales, pero que ya son profesionalísimos. Muchos de ellos están trabajando y encontraron ahí una beta que siempre habían curioseado, pero que nunca habían encontrado la forma de cómo llegar a ella”.

Sobre el desarrollo físico de los actores no profesionales en estos talleres y el proceso de audición para la película: “Ellos llegaron a la actuación gracias a estos talleres que duraron dos años, de hecho, ellos también crecieron, las chicas crecieron. Muchos de ellos no siguieron porque se pusieron fuertes, entonces ya no daban con los personajes. Fue muy complicado castearlos, pero trabajaron en la película y se armó un grupo muy lindo, muy lindo y fue parte fundamental de adentrarnos en el universo de la película y del contexto de San Gregorio” agrega García Bernal.

El actor, además, explica cómo se generó la conexión entre el equipo: “Fue la manera en que hicimos amigos, en que hicimos esa relación fantástica que se hace en el cine que es como de familia, pero de una familia rodante, transitoria porque en algún momento se acaba la película y cada quien se va a su casa y seguimos siendo amigos y seguimos frecuentándonos o viéndonos, pero ya no con la misma intensidad como antes. Esa es una de las lecciones fuertes del cine, de repente estás con una familia pasándola o sobreviviendo en cualquier sitio, en cualquier ciudad y de pronto entras a otra familia de otro lado, de otro país, de otra cosa y que incluso te olvidas de los nombres, no de la experiencia, pero te olvidas de ciertos detalles”.

La primera escena de Chicuarotes es el punto de partida y precedente de cómo la película mezcla el humor, el drama y la tragedia de la situación de marginalidad de estos personajes. Gael explica: “El escritor dice que esa fue la escena, la secuencia por la que partió la película, es de alguna manera la razón de por qué se hizo el largometraje. La anécdota es fantástica, unos pedacitos que cuenta chistes muy malos y después se salta al camión […] Es la secuencia que nunca cambió del guion, es la secuencia que siempre se mantuvo tal cual. Tiene una duración perfecta, tiene una síntesis muy buena de lo que es la película en realidad, de las acciones impulsivas, de los diferentes puntos de vistas. Uno es un personaje impulsivo que tiene poca noción del peligro, de lo que está haciendo. Se desespera rápido no trabaja para conseguir un trabajo posterior, más elevado, más grande; y el otro, que lo sigue como fiel escudero, pero que, por otro lado, sabe que otra forma es posible y desde ahí empieza el choque de la narrativa […] El personaje principal es este personaje obtuso que inmediatamente quiere obtener lo que quiere y el otro que, debido a su perspectiva de largo recorrido y su narrativa, es un poco más noble. Es opacado completamente. Fue una escena que disfrutamos muchísimo hacer, ensayamos mucho, de hecho, con los chicos, teníamos que montarlos realmente en autobús y filmar en un bus siempre es complicado. Más en plano secuencia. Estoy muy contento con el resultado”.

Gael García explica la pausa de 12 años entre la dirección de Déficit hasta esta cinta: “Estaba muy ocupado haciendo películas acá y en varios lados, en México y siendo padre y eso toma tiempo, y aparte dado que mi profesión principal no es ser director, cosa que me gusta mucho. Me gusta hacerlo de vez en cuando, siento más libertad de hacerlo cuando se pueda, cuando lo necesite, cuando está lista la cosa y la verdad es que cuando vi Chicuarotes, ahora en perspectiva, me siento muy orgulloso del trabajo que hicimos todos, pero me siento pleno de habernos tomado todo este tiempo para desarrollarla, para armarla, para juntarla, para ponerla, para cocinarla. Cansa, pero también así se hacían las películas antes. En una época tan rápida qué bonito poder hacer un trabajo que tome tiempo, pasión, dedicación, y convocar a todo ese grupo de personas y que todos nos enamoremos de la película”.

Asimismo, profundiza sobre el quehacer y el aprendizaje actoral: “Hay que enamorarse de la película porque yo estoy enamorado y entonces eso es todo un trabajo. Mi relación con el cine nace y termina siendo actor, es de ahí de donde agarro, de donde armo la dinámica, entonces para eso también me encanta poder jugar, poder experimentar, poder probar cosas y obviamente si de aquí a seis meses me hubieran dicho puedes armar Chicuarotes, diría que todavía me falta explorar, hacer los talleres, me gustaría actuar con los chavos de ahí, porque si no es como armar un equipo de fútbol y decir “contratemos a los jugadores de fuera”, no hacerlos crecer desde adentro. Que crezcamos todos desde ahí es también una postura interesante que creo muchos compartimos por el cine. El cine es aparte de un ejercicio de libertad, un experimento de transcendencia”.

Por otra parte, sobre la importancia del proceso creativo y de dirección: “Hay directores que han hecho tres películas o cuatro películas, todas fantásticas, algunas de ellas increíbles y algunas de ellas que han perdurado para siempre y otros que han hecho cien y que solo una de esas ha sido trascendental. Con una es suficiente, la verdad y cada uno lleva su ritmo y su tiempo para esto y no es porque estuviésemos diez años levantando una película que no pudiéramos levantar, porque la verdad es que cuando dijimos vamos a levantarla todos salió ahí mismo. Pusimos fecha y fue una cosa que para mí que ya teníamos qué decir, teníamos algo que contar y eso es la gran diferencia. Con todo este ejército de cosas, de juegos hay que poder llegar y proponer algo porque si no, no íbamos a proponer nada”.

Sobre la experiencia de estar detrás de cámara el director explica: “La primera película es una etapa de mucha elaboración. En la historia del cine ha habido actores, directores y quién está detrás de la cámara, pero hay una constante que sucede, que me fascina, entre los actores, directores que es que muchos de ellos hacían uso del personaje en sus películas. Entre Chaplin y Woody Allen, había una especie de ánimo, una especie de constante. Es el mismo personaje, y tienes que hacer un personaje donde tengas mucha propiedad de él porque es la única forma en que puedes dirigir realmente, porque si estás explorando, interpretando otro personaje con otras dimensiones y todo, no puedes dirigir, no puedes ser director. Por eso me sentí muy bien dirigiendo en Mozart in the Jungle, esta serie que hacía en Nueva York. Me sentía muy contento y sentía una propiedad del personaje. Actuar y dirigir es como invitar a un grupo de amigos y decir vamos a jugar fútbol, vamos a pasarla increíble, yo voy a jugar y aparte voy a dirigir, entonces, voy a salir a veces y voy a estar por atrás, voy a hacer el técnico. Nadie te va a invitar a que hagas eso. No sólo te quedas con una frustración tremenda porque a veces quieres estar en la cancha.

Respecto a su vinculación con el teatro, Gael señala: “A mí me pasa que voy a ver obras de teatro y me dan ganas de estar ahí jugando con ellos. Con el cine no me pasa eso, no veo una película y me dan ganas de haberla dirigido, pero con el teatro me pasa eso, que veo una dinámica interesante, algo lindo que está sucediendo y digo carajo, quiero estar ahí, quiero ser parte de ese grupo, quiero ser parte de eso. Me dan ganas de jugar fútbol también, moverla ahí.

Sobre la experiencia de dirigir su primera película: “Como actor, el ejercicio, el divertimiento que fue hacer Déficit tomándolo y viéndolo como película, uno se tiene que divertir para aprender. Cuando lo estábamos haciendo era el juego que yo veía, sentía, las escenas donde no salgo yo, son las mejores escenas, son la que mejor tienen un sonido interesante. Un lenguaje interesante y en las que salgo yo es feo, es como sálvense quien pueda y entonces no vale la pena. Si uno se va y se jacta de todo eso, entonces mejor tomemos un café y no hagamos la película, pues si la vamos a hacer así a la segura ¿para qué?”.

En cuanto a su participación como actor en Chicuarotes: “No había forma de que yo hiciera un personaje, no había manera. Ningunos de los personajes era para mí. Yo no podía, no me veía en ninguno, pero sí aparezco en la película y eso es parte de la trivia. Pero sí, aparezco ¿quieren saber en qué parte?”.

García Bernal se refiere a alguna nueva faceta que podría realizar a futuro: “Yo comparto lo mismo que todos sentimos con el cine latinoamericano en general: queremos y agradecemos y le ponemos tanta importancia a lo que está ahí en la pantalla. Como público estamos reconociendo ciertas cosas y ciertas similitudes. Ciertas coincidencias, nuevos paisajes, nuevos rostros, nuevas lecturas, nuevas narrativas. Le damos muchísima importancia al cine latinoamericano más que a otros”.

Y agrega: “Yo creo que todos tenemos ganas de que la película nos guste mucho, y a veces somos muy duros con el cine latinoamericano. Es parte del juego de ser telespectador, pero es fascinante esa sensación, esas ganas de que realmente funcionen las películas. Siempre vemos las películas con una sensación de que están cargadas de realidad. Como que traen la verdad de la vida, o de hablar de lo que nunca se había hablado, pero no, es demasiada la importancia. Si las películas fueran las soluciones a todos nuestros males, sería darles una importancia terrible a las películas y nos defraudarían completamente. Porque las películas lo que hacen más que todo es abrir interrogantes y como espectadores todavía acarreamos está visión, somos una generación bisagra […] Al ver cine latinoamericano estamos haciendo esa labor. Es una tristeza que nuestras películas no viajen tanto por Latinoamérica, que no se estrenen tanto, deberían estrenarse mucho más, deberían estar a conciencia violenta y fatídica, pero también que nos dio la vida de alguna manera. De poder entendernos todos en este idioma, no a kilómetros y kilómetros de distancia y, a veces sí, llega a ser un poco desolador que no nos intercambiemos tanto nuestras películas. Espero que eso cambie, definitivamente. Hace poco se veían más las películas latinoamericanas, pero siempre están ahí las películas que puedan cambiar, la visión de que todo se puede cambiar y también todo de la noche a la mañana puede cambiar y tiene que ver con esa generación, con esa discusión que tiene que existir. Yo estoy feliz de que Chicuarotes esté acá, se pueda estrenar en cines y eso es muchísimo. Porque tuvimos una corrida comercial muy linda en México, muy interesante. A nadie ha dejado indiferente y espero que cause lo mismo acá, en todos lados, ojalá”

Sobre si hay otras plataformas dónde mostrar sus películas, García Bernal explica: “Con la compañía que teníamos antes, nos encargábamos también de la distribución, nos fue bien, pero fracasamos. Fue una gran historia, pero tuvimos que cerrarlo, por otras razones”.

Rememora su infancia: “Hay algo muy grande, muy potente. De niño yo me acuerdo de ir a la cineteca ¿cómo se dice acá en Chile? Me acuerdo cuando hacia la «cimarra», suena rarísimo. Iba a la cineteca y por fortuna había películas a las 10 de la mañana, entonces me metía a la película que había, era un complejo de muchas salas y que estaba siempre lleno de gente, era fantástico. Tenían un boleto al mismo precio, y era perfecto para la gente que hacia la «cimarra» y me lanzaba a ver la película, la que estuviera, a cualquier hora. Así yo sentía que descubría cineastas. Sentía que descubría a un cineasta fantástico alemán increíble que todo el mundo debía descubrir. Al día siguiente, me la pasaba diciéndole a todos: “acabo de ver una película increíble de un director que se llama Wim Wenders, de Tan lejos, tan cerca”. Eran cosas que oías y escuchabas y yo por suerte, mis padres actores estaban más conectados”.

García Bernal profundiza sobre la importancia de los festivales: “La señora de la boletería tenía toda esa información y me acuerdo de que una vez compré un boleto para la película No me gusta estar solo y me dijo “esa película no te va a gustar” y tenía razón. No me gustó, pero me acuerdo de descubrir esas películas de ese modo y pensar puta madre todo el mundo debería ver esto, todos tendríamos que compartir esto y así pasó con Ambulante, por ejemplo, con los documentales. Ambulante es un festival que tenemos (ambulante.org) no había a quien celebrar, no es un gran festival de cine, la verdad es que creo que es lo mejor que hemos hecho como seres adultos, de puros documentales y que viaja por diez ciudades en México. Este tipo de iniciativas en todo el mundo tienen que ver con que nace de alguien, de un grupo de personas que de repente dice vamos a montar, vamos a armar esto, todo el mundo tiene que verlo. Haces lo imposible para convencer que todo el mundo tiene que verlo y la verdad es que una de cada cuatro o cinco te llevas una sorpresa preciosa. Con Ambulante así fue y el año que viene ya van a ser 15 años desde este festival y estoy orgullosísimo. Van más de cien mil personas a ver documentales cosa que es un número amplísimo, de diferentes partes de México. Dura dos meses, está increíble. Creo que consiste en encontrar esos mecanismos “¿qué nos inventamos para que todo el mundo pueda ver esto?” y la verdad es que creo que así es como se dan las cosas. Tiene que ver una coincidencia obviamente y tiene que ver con una especie de suerte. Hay tantas películas latinoamericanas que yo he sentido que incluso deberían verse más en sus propios países. Hay que buscar la forma para que se apoyen, para que elaboremos esas cosas, también como cineastas” y enfatiza: “Como gente que hace cine no debemos privarnos de hablar desde los extremos, desde hablar desde aquello que no se habló, hasta hablar de aquello que ya se contó porque aquello que ya se contó a veces lo damos por vencido como una especie de tema ya tratado, ya resulto”.

Finalmente, sobre la temática de Chicuarotes, Gael explica: “Cuando estábamos levantando esta película muchas personas que tenían millones decían «¡Ah, películas de pobres!» Lo decían, así como así «eso, ya qué», «lo juvenil». Precisamente, la desesperanza juvenil es algo completamente universal, por todo lo que hemos pasado y el contexto social. Si mezclas desesperanza juvenil con ciertas condiciones económicas, sociales, pero principalmente afectivas y emocionales en diferentes partes de Latinoamérica, tienes un cóctel terrible. Eso es lo que queríamos salir a probar y hablar sobre esto, refrescar este tema «está resuelto». Cuando no está resuelto ni un carajo. Fue relatar una realidad verídica desde un país que daba la espalda a eso que estaba sucediendo que era tan bello, que era ese humor, esa chispa. Esta película, Chicuarotes, por ejemplo, es una película que, si la moviéramos a otra parte de Latinoamérica, sería una película tremendamente violenta, sin humor. Algo pasa en el Distrito Federal, que tiene que ver con Guadalajara, por eso puedo hablar bien de la Ciudad de México. Es una ciudad fantástica en ese sentido, es una ciudad que está flameando, siempre insoportable por un lado y por otro lado dices carajo, aquí hay algo que no estamos entendiendo, aquí hay algo que está pasando, hay un ombligo de algo espiritual” finaliza.

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