Entrevista al artista Alejandro Quiroga “Yo vengo de una generación que todos creíamos en el arte”

Entrevista al artista Alejandro Quiroga
“Yo vengo de una generación que todos
creíamos en el arte”

Entrevistamos a Alejandro Quiroga mientras preparaba su exposición «Paisaje» que se inaugura mañana en el MAVI. Estuvimos en su taller dónde hablamos de arte, de música y de su libro que recopila gran parte de su trabajo. Esto fue lo que nos contó.
¿Cómo describirías tu obra?
La describiría como un trabajo que posibilita reflexiones frente a nuestro tiempo, frente a nuestra realidad más inmediata y frente al estado de nuestro paisaje, algo que suma muchas cosas de la cultura contemporánea en sus referentes. A través de la fotografía y a partir del territorio el paisaje, y cómo habitamos este paisaje, y cómo esa habitación conforman un territorio. 
¿Te gusta mezclar la política con el territorio?
Pienso que el territorio es siempre un concepto político, de ocupación y desplazamiento. Son sí conceptos complementarios. El paisaje que deriva en un territorio, me sirve para hablar de muchas cosas, entre ellas , la ocupación del estado y como usa la sociedad este paisaje. Desde ahí surgen conceptos indudablemente políticos.

Al final las artes visuales, y las artes en general, es un pensamiento. Mi obra tiene esta cosa política pero más que nada tiene una cosa emocional. Nadie habla de la emoción. Entre que los artistas visuales tratamos de ser más inteligentes de lo que pretendemos, y queremos, y la verdad es que la inteligencia está metida ahí. La inteligencia tiene que ver con la emoción, con la manera que habitamos, cómo habitamos, qué queremos habitar. Yo hablo de todo eso. Cómo el modelo cambió el territorio, y cambió el paisaje. Una cosa es el modernismo, que funciona como un estanque de agua, y la otra cosa es la carretera concesionada. 
¿Dónde estudiaste?
 
Estudié en tres partes distintas. Primero estudié Arte en un Escuela que se llamó Instituto de Arte Contemporáneo, el programa era de cuatro años. Lo terminé y me gradué. Hacían clases ahí tipos importantes como Eduardo Garreaud, Enrique Zamudio, Mario Soro, Humberto Nilo, Patricio de La O, y Milan Ivelic,entre otros. Estaba en la Plaza Mulato Gil, lo que me permitió ver todas las exposiciones de las tres galerías que ahí existieron. Conocer a Sammy Benmayor y a Bororo, a toda la generación del 80, mucho antes de que fueran conocidos. eso fue importantísimo en mi formación. Después gracias a una gestión de Benito Rojo, partí becado a España a estudiar grabado con Eugenio Tellez, en la Universidad Alcalá de Henares, en España. Después de eso, me fui a Estados Unidos a estudiar pintura, en The Art Student League, ahí también estudié becado.  Trabajé dos años como asistente de Tellez, mientras preparaba su muestra en la Telefónica de Santiago, eso también fue bastante formador te diría.
Soy formado en un pensamiento gráfico ¡mucha honra!
¿Pasaste por otra expresión artística? ¿Hiciste esculturas por ejemplo?
En el Mulato, como le decían al Instituto de Arte Contemporáneo, había de todo. Por supuesto que hice de todo, escultura, dibujo, mucha fotografía y hasta cerámica, con la gran Lise Moller. Pero lo que más me interesó y a eso le saqué el jugo, fue al grabado. La pintura la vine a estudiar mas tarde, a pesar de pintar todo el día. Eso ya fue en New York.
¿Siempre pintaste con la misma técnica?
La verdad es que no, siempre he sido muy machaca, no me ha sido fácil pintar, ni nada, así es que lo «técnico » es algo que he ido desarrollando con el tiempo. New York fue clave. Ver las pinturas es distinto que mirarlas a través de fotos, libros y la web.
¿Tu sacas la foto y pintas en base a la foto?
Te diría que el 99 % de las veces si saco las fotografías que uso como referencia. Otras veces en cambio, las toma mi mujer, o le pido a un amigo que me preste una foto. A veces de internet, eso varía un poco. Pinto en general a partir de la fotografía. La uso principalmente como un eje estructural. No quiero que la pintura sea fotográfica. La pintura tiene que ser pintura.
¿Tu andas con tu cámara para todos lados?
Generalmente si, los teléfonos ayudan cuando no hay cámara. Lo que me interesa es no la grandilocuencia del paisaje, sino que este paisaje visto por el retrovisor. Nosotros también el paisaje lo percibimos de otra manera. Hay una cosa rara en el chileno, que no considera paisajes desde que sale de su casa hasta que llega al volcán Osorno. El Volcán Osorno es un paisaje. A mi me interesa todo lo que está entremedio. Todos esos espacios residuales, todos esos paisajes que nadie va a visitar. 
¿Has recorrido todo Chile?
Conozco desde Arica, Parinacota, hasta el Estrecho de Magallanes, Tierra del Fuego. Diría que lo he estado en muchos lugares y me faltan muchísimos más.
¿Cuánto te demoras en pintar un cuadro?
Eso varía mucho, últimamente poco tiempo. Pero puede ser desde dos meses a un año.
¿Por qué la elección de estos colores, siempre los mismos tonos?
Tiene que ver con mi carácter y mi temperamento. También el ingrediente gráfico es importante. Lo monocromo, pienso me es más sexy que lo multicolor, tiene que ver con mi sicología.
¿Tu tienes un curador o un galerista?
Trabajo con Pedro Donosohace varios años.  Trabajo con la galería NAC y con MUTT. Ahora conocí a Rodolfo Andaur.
Cuéntame cómo se gestó el libro «Fine Tunning».
Como todos los libros, surgen de la necesidad de registro, de que al final lo que queda, de un proyecto expositivo X , es el proyecto editorial. Ahí es donde se puede articular la ultima afinación de todo. Este libro se llama “Fine Tunning porque es una recopilación de cinco muestras, que se llamaban así en relación a que yo empecé a hacer trabajos de arte electrónico, de arte sonoro. Yo hago yoga y creo en el balance y el equilibrio de las cosas, entonces como empecé a hacer cosas más electrónicas y empecé a tocar mucha música, me apareció el concepto del “Fine Tunning”, sintonía fina. Entonces apliqué la sintonía fina a todo lo que sea mi vida. Armé cuerpos de instalación con foto, con pintura, con arte sonoro, y decidí recopilar todo esto en una muestra y la última que es Fine Tunning 5, que es donde empieza el libro, era una vuelta a la pintura, y era una pintura de paisaje. Sin carga simbólica, sino que con más paisaje tal cual. Se llamaba “Fine Tunning” y la tierra que habla. Es una mirada al paisaje y este nuevo paisaje que surge a partir de un nuevo habitante, de un nuevo sistema, una nueva velocidad. Recopilé esto y lo junté, y trabajé con un diseñador que es Matías Iglesis, que es bien seco, y el me hizo la maqueta, me gustó la idea y seguimos trabajando y armándolo. Es una joya de libro.
¿Cómo se financia el libro?
Esa es la pregunta del millón de dólares. Principalmente con gente atinada que ve un buen proyecto de circulación para sus intereses, y de paso ayuda y genera contenido.
¿La idea es que el libro esté en las galerías?
Se hace un lanzamiento en el museo y luego se distribuye a bibliotecas, museos y librerías. La idea es que circule por los lugares adecuados. Después se hace un lanzamiento en el museo, porque es un libro que va a recopilar toda la obra del MAVI, la muestra, el montaje de todas esas exposiciones. Jorge Brantmayer es el fotógrafo. Gabriel Schkolnick hizo las fotos de la primera parte de ese libro. 
Cuéntame del premio que se ganó el libro.
Se ganó el premio por proyecto editorial. Se ganó el Quid de Diseño del Proyecto Editorial 2011. Es un premio Bienal que se da en Chile. También el Asimpres en 12 categorías. El libro está a la venta en el Museo MAVI, en la librería Milaires y en la Librería Metales Pesados. 
Alejandro Quiroga inaugura mañana su muestra «Paisaje» en el MAVI. ¿Cómo se generó la exposición del MAVI?
Se genera a partir de que siempre hay que estar inventando exposiciones. Inventándote proyectos. Hoy día vivimos a partir de proyectos. Dije: “¡ya expuse en Sala Gasco, ¿qué me queda?” Ya expuse en el MAC también, en el Bellas Artes hice una intervención. El MAVI tiene la parrilla curatorial más sólida de la escena.
 
¿Cuánto va a durar?
Tres meses. Septiembre, Octubre, Noviembre.
¿Cuántos cuadros vas a llevar?

Todos. Voy a exponer como 40 pinturas. Son 20 dibujos, son 3 pisos del MAVI. Es gigante. Cumplo 50 años. No es una “retrospectiva”. De hecho, estoy exponiendo en el MAVI porque yo estudié en el Mulato. Entonces es como que se cierra un ciclo y se abre otro. Son 30 años de trabajo. Es como una especie de Odisea, de volver a Itaca. Deben ser 20-25 cuadros, más unas 10 pinturas en papel, ahí llevo 35 pinturas.

¿Te inspiras en alguna frase o en algún libro para pintar?
Ya no mucho. Antes si, antes trabajaba mucho con fenomenología, con Gastón Bachelard, particularmente.

Quiroga lee una frase: “Pasaré una sola vez por este camino, por lo que voy a hacer el bien a todo lo que me rodea, ya que nunca más voy a volver a pasar de nuevo por este largo y acontecido camino» Es una frase de algún sabio filósofo.

En el fondo yo distingo entre dos pegas: La verdadera pega que es convertirme en la persona que quiero ser, y la otra es el oficio. El oficio es el que te permite moverte en el mundo, el que te permite conocer gente, el que te permite viajar, el que te permite enamorarte. Pero si no, la gran pega que uno tiene es entender que lo que uno es.
¿Cuál es la parte más difícil para ti del proceso?
El pintar. El pintar me cuesta ene. Porque tener el chispazo creativo, decir: esta imagen la voy a pintar, esta imagen la proyecto, queda bien aquí, se ve la raja, ¡ahora píntala! Una cosa es una imagen, una referencia, es una cosa que vas armando. Vas construyendo un andamiaje conceptual para que eso pase. A diferencia de lo que la gente cree, el acto de pintar es ver todo el rato lo que no está bien. Todo el rato lo que te falta, lo que le sobra, lo que no aporta, lo que es preciso, lo que está bien, lo que sintoniza, lo que funciona. La gente cree “¡Oh, que lindo, se pasó! Es todo lo contrario. Las pegas tienen su lado tortuoso. No hay ninguna pega en que uno haga 100% lo que le gusta hacer. En la larga, yo hago lo que quiero, me dedico a lo que quiero, pero el trabajo también tiene una cosa tediosa. Llevo 30 años haciendo esto. Por eso me he dado vueltas de carnero en miles de cosas.

¿En que sientes que te has dado vueltas?
En el pensamiento y en como lograr que mis ideas se transmitan, que los medios y soportes que elija, sirvan para expresar lo que pienso.
En estos 30 años de carrera, ¿En qué minuto pudiste empezar a vivir del arte?
Muy joven, como a los 23 años.
¿Has pensado alguna vez en el aporte de tu arte en una manera diferente? Ya sea colaborando, con otra gente..
He hecho clases, colaborando con otra gente, yendo a residencias. He ido a residencias en la Casa Poli y con Rodolfo Andaur, en una residencia en Tarapacá, que termina en la fiesta de La Tirana. Exponer en espacios públicos. He trabajado en teatro diseñando escenografías y cine. Yo creo que ahí hay un aporte bien grande.
¿Qué te gustaría hacer en espacios públicos?
Me gustaría hacer cosas con fotos. Como hacer diaporamas, que se vayan moviendo, cosas así. He hecho esas cosas pero como para amigos que me han pedido diaporamas, con videos rarísimos, arañas pollito caminando en el campo, videos totalmente ñoños. Me interesa eso, me interesa lo ñoño.
¿Qué te pasa con el tema de la gestión?  ¿Te molesta hacer gestión, vender tu arte?
Los artistas que funcionamos no. Tenemos que hacerlo. Convengamos que el arte en Chile es una cuestión bien ABC1. Además tienes una red de apoyo y una red de contactos que te dan eso, sobre todo hoy día. Por eso la gallá quiere estudiar arte hoy día. Sabe que la puede hacer. Cuando yo entré a estudiar arte en el 86, no había nada de nada.
¿Siempre estuviste seguro que querías ser artista?
Si, o músico.
¿Cuáles son tus artistas favoritos?
Tengo varios: Richter, Kiefer, me gusta Richard Serra, me gusta Bill Viola,me gusta Peter Doig, me gustan los alemanes, Becher, Baselitz, me gusta harto. Me gusta Neo Rauch, Sigmar Polke, vi una muestra de ellos en el Moma de San Francisco. Polke era el partner de Richter, pero a diferencia de Richter, él era pura experimentación, todo muy raro, muy de superficie. Kimpinberger era todo al lote. Me gustan muchos los alemanes. De hecho me han dicho que mi trabajo es muy alemán. Es como frío, es como calculado, es raro, es enigmático, es misterioso, como Magritte, Hopper también, es que empiezo a pensar en artistas, Hiroshige, me raya. Lleva 150 años muerto. 1853. (me muestra un libro) Es grabado, Xilografía. Mira la síntesis, paisaje nevado, ser blanco el papel. Este es que el que hizo La Ola. Mira como hace el humo, la lluvia, silueta en la lluvia, día nublado. Puras calaveras.
 
¿De los chilenos, hay alguno que te guste?
Si, me gusta Ignacio Gumucio, me gusta Dávila.
¿Y de la nueva generación?

Foschino, Pablo Serra, la Marcela Correa, Pablo Rivera, Álvaro Oyarzún.
¿En que lugar te gustaría exponer? ¿Ya sea en Chile o afuera?
En el Pompidou, me gustaría también en el Museo de Arte Contemporáneo de San Diego, en el Moma de San Francisco me gustaría también.
¿Cuál sería tu siguiente paso? Ya has expuesto en varios lugares. ¿Qué harías después?
Me iría de Chile. Cerraría mi muestra del MAVI, esperaría a Diciembre, estaría en Navidad con mi familia, y me iría dos años a vivir a New Zeland.
Tu viviste un tiempo en Nueva York. ¿Que te puede dar vivir afuera?
Tranquilidad, libertad, viajes, aprendizaje, flexibilidad.

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