Por Catalina Ferrer
Juan Martínez Macari es un artista visual chileno cuyo trabajo gira en torno a la pintura de naturalezas muertas. Formado en la Universidad Católica de Chile, ha desarrollado una práctica silenciosa y rigurosa, centrada en la observación paciente de objetos cotidianos: flores recogidas por él de su jardín, utensilios domésticos, herramientas olvidadas, pequeños frascos de vidrio, entre otros.
Lejos de las grandes narrativas, su obra se mueve en la intimidad de lo mínimo. Su principal motor no es el gesto ni la expresión inmediata, sino la dedicación al tiempo lento de mirar, entender y componer. El artista ha mencionado entre sus referencias a Giorgio Morandi, Édouard Manet, Ben Nicholson y la tradición europea de los bodegones, pero su mirada está anclada en lo local: el jardín de su casa, las sombras que se proyectan en la mesa del taller, los objetos familiares que lo rodean.
En su más reciente exposición, Frascos con scabiosas y tijeras, alcanza a profundizar en esa poesía de lo simple. La muestra está compuesta por una serie de óleos donde predominan flores secas, dispuestas junto a tijeras, botellas y otros recipientes transparentes. Cada elemento es representado con precisión, pero sin rigidez, en composiciones que buscan más el equilibrio que la perfección.
A través de una paleta contenida y un tratamiento suave de la luz, sus obras invitan al espectador a detenerse, a contemplar, a mirar de nuevo aquello que normalmente pasa desapercibido. En este sentido, Frascos con scabiosas y tijeras no solo es una muestra de pintura, sino una meditación sobre el tiempo, la fragilidad y la belleza escondida en lo cotidiano.
Esto fue lo que nos contó sobre su exposición que se está presentando en la Galería Patricia Ready
¿Cómo surgió la idea de Frascos con scabiosas y tijeras y qué te motivó a centrarte en estos elementos?
Después de trabajar en pinturas bastante similares, naturalezas muertas, bodegón, escogí la pintura más representativa del total que sería frasco con escabiosas y tijeras, y ¿por qué esa? porque aparece la tijera con la que cortó la mayoría de las otras naturalezas muertas que aparecen en la muestra. Los elementos que salen en esa pintura, que es una superficie que sería la mesa donde pinté casi todo, no todas son el mismo lugar, pero tiene que ver también con la operación que hacía de trabajar en el día en el jardín, asumir por la estación cuál es la flor que se venía para pintar, agarrar la tijera, cortar, armar. Entonces, si bien el título es un poco extraño, porque no es común, como estas palabras poderosas que definen conceptos y son super agrandadas, como cuando la gente les pone a las exposiciones, títulos, así como emancipación humana, me da un poco de vergüenza generar los títulos tan grandilocuentes. Encontré muy sensato ponerle a la muestra el título de una de las pinturas. No están todas expuestas porque son muchas. Fue el trabajo de un año entero y siento que esa pintura y ese título resumen también la acción de lo que se mezcla en esta exposición, que es la labor del jardinero y la labor del pintor y que aparezca una de las herramientas, que a todo esto es una tijera de sastre, no es una tijera de podar. La compré hace más de diez años, la encontré tan linda que sabía que al pintarla también iba a tener una información interesante para traducir el mango negro, el resto metálico.
¿Qué significa para ti tu jardín y qué quieres transmitir a través de tu exposición?
Ya a esta altura el jardín es lo que estructura mi vida y a estas alturas, es muy parecido, como cuando la gente tiene hijos y los cuida hasta que se mueren, lo mismo. Siempre tuve un jardín en mi casa cuando era chico, hasta los 24 años. Era una casa familiar, la casa se vendió y cuando dejé de tener mi jardín, mi vida se transformó en juntar plata para llegar a armar este lugar de nuevo. Es como que si me hubieran quitado algo con lo que yo no podía vivir y aguanté bastante, diría de los 24 a los 31 años más o menos que no tuve mi propio jardín. Teniendo estas dos cosas en mi cabeza desde chico, desde los ocho años que yo dibujo, pinto y estoy metido en el jardín, me preguntan harto eso y como que no tengo una respuesta de como yo haya estado en algo y de repente me llegó así como “oh, esto es lo que hay que hacer”. Siempre lo hice, no tengo memoria, no me acuerdo cómo era, no sé cómo ser sin pintar, ni sin estar metido armando el jardín. No fue algo que apareció mientras crecía, sino que nací con esas dos disciplinas metidas en la cabeza. Equivocándome, lleno de defectos, pintando muy mal cuando era chico, enredándome, no sabiendo bien cómo se cuidan las plantas. No te estoy diciendo que a los ocho años era super dotado, pero sí tenía el interés y el gusto de mirar lo que hacían los otros, me apasionaba la pintura de los otros de William Nicholson, de Manet, de Morandi, ves los jardines de la gente como ¿Por qué sus lirios son tan lindos los míos no? ¿Por qué tiene esa flor de ese color? Entonces así de a poco fui aprendiendo, hasta que yo creo que me topé con un señor bien importante en mi historia de estudiante, que se llama Max Aguirre. Me lo topé en la inauguración, el escribió un libro de arquitectura moderna chilena, muy interesante, que es algo que yo estudié harto para mis dos primeras exposiciones en la AFA en su minuto. Yo creo que es arquitecto, debe ser filósofo también, me da la impresión, a él le interesaba como va más allá de pintar y de tener un jardín, es una forma de vivir porque el eje de mi vida es el jardín, y yo lo hago, yo estoy a cargo de este universo inventado, que nadie me obligó a inventarlo, lo inventé yo. Siendo pintor y jardinero, esta exposición, que se diría como la madurez de mi última exposición individual, que se llamaba El cerco, que justamente se significa el jardín, cerco, contener. Yo creo que se demuestra que esto es como un estilo, o modo de vida, yo creo que se nota.
La exposición incluye más de 40 pinturas del 2024 al 2025 en tu taller en Idaho ¿Cómo influyó este entorno en tu proceso creativo?
Es más que una influencia porque es bien directo lo que estoy pintando. Es simple y directo. Es muy interesante, una norteamericana cumplió 99 años y toda su vida pintó su entorno, que es bien lógico porque la reiteración de ver siempre las mismas cosas te hace entenderlas más. Por lo tanto, cuando estás en el momento de pintarlas, las traducen más rápido. Es como un pintor que tiene hijos, como que ya ha visto a su hijo tantas veces que casi que lo puede dibujar a memoria. Es súper simple, es lo que aparece en todos los días de mi vida, entonces se hace súper fácil pintarlo y obviamente no significa que no haya errores y que la pintura a veces no quede bien, pero uno se empieza a familiarizar con ciertas imágenes, con ciertas formas, con ciertas luces.
Trabajas con óleo sobre tela, cartón, cartón entelado y con realismo ¿Qué te lleva a elegir estos soportes técnicos para tus obras?
El realismo es super simple, es como la pintura realista. Desde siempre, cualquier persona entiende lo que estás pintando. Por ejemplo, una persona va a ver, no va a saber qué flor es exactamente, porque para eso hay que saber más de botánica, de flores, pero sí va a saber y se va a notar que hay una flor en un jarro con agua y que hay una tijera o hay unos zapatos. El realismo figurativo es un tipo de arte, del realismo. La literatura hace una descripción de la escena en que uno se imagina la escena entera y es descriptivo entonces en una novela realista, tú sabes hasta más o menos cómo está vestida la gente, genera unas cosas atmosféricas y la clase del realismo, porque en el fondo la traducción describe muy bien lo que está representado, por lo tanto, la poesía que pueda existir es menos directa. Como el arte, sobre todo después de la crisis del arte conceptual y no sé que es lo más importante, es la idea y se aleja un poco de la belleza. Yo creo que esa es la gracia del realismo, que sigue ligado a un asunto estético, a un estudio de la belleza.
Las flores retratadas van desde plantas de cultivo hasta especies silvestres ¿Cómo seleccionas las plantas que representas en tus obras?
El orden lo van dando las estaciones. Mi casa está en un lugar de clima mediterráneo, yo ya llevo diez años ahí, entonces me puedo adelantar a lo que viene y eso es un poco improvisado porque, por ejemplo, ahora hay muchas pinturas acá de cardo y me dediqué harto a pintar cardo. Hay como cuatro tipos de cardo, y ese solo uno lo cultivo yo que es el oportun, pero tiene que ver con lo que te decía como si tuviera hijos, que me sé sus caras, sé que las anémonas salen al final del verano en el otoño, como sé que van a salir en el verano, en otoño me adelanto con esta flor, que sé que es silvestre y que dura menos. Debes tener una atención al a observar el jardín, a ver qué viene.
¿Cómo abordas la representación de la exposición de las flores en tu pintura?
Trato como si estuviera retratando a una persona y eso es bien interesante porque, nunca mezclo las flores, cada pintura que tú ves de flores es sólo una. Tú podrías poner una anémora en un ramo de flores, una rosa, un amarillis, un lilium, una nijela. Trato de hacer un retrato como si fuera una persona y que se entienda. Yo siento que las plantas, las flores, que son los genitales, la parte de reproducción de las plantas, tienen expresión y la gente que conoce más las plantas las reconoce antes. Es como pintar manos, que es súper difícil. Así que ahí tienes un dato bien importante, si ves todas las exposiciones, no hay ningún florero con plantas mezcladas, yo no hice arreglos florales. No estoy diciendo que no me gusten. Yo jamás hago. En verdad no me gustan, para qué te voy a mentir, porque aparte en un grupo de flores de la misma especie tú ves cómo se cae, como a una le llega la luz, como otra ya perdió los pétalos. Entonces ves en una misma escena, la flor, la misma flor en distintos estados. Eso es bonito.
¿Qué desafíos enfrentas al pintar naturaleza muerta?
Pintar de la manera que pinto igual es desafiante porque pinto en sesiones que son muy cortas. Es muy probable que me equivoque, que no quede bien. Pinto de una en la tela, no dibujo antes, ni proyecto, pongo el modelo al lado y yo estoy parado mirándolo hasta que me quede bien. Es una pintura que tienes que estar en un estado bien concentrado y un poco de trance de concentración. No puedes tener interrupciones y la traducción de las formas tiene que ser de manera rápida, porque si no, empiezas a sobre pensar y a llenarte de prejuicios y cosas. Así que es desafiante pintarlo y lo que dijo la gente para la exposición, que era como una pintura del siglo IX. Encontraron que había una valentía en pintar este tipo de pintura, que no sé si tiene mucho que ver con las artes medievales, el arte conceptual, el arte contemporáneo.
¿Qué esperas que el público experimente o reflexione al visitar tu exposición?
Yo creo que no pienso mucho en las reflexiones de los demás. Mi reflexión con el trabajo es hacerlo lo mejor posible. Yo sé que eso va a tener eco en la gente sensible, pero no tengo ninguna pretensión en generar cosas en la gente. Siento que la idea ahí está en hacerlo muy bien y de ahí se verá. Pero hubo una muy buena recepción, es muy grato para la gente no tener que leerse un portafolio de un manual para entender las cosas. Esto se entiende de una, no hay que rellenarlo con teoría, ni discurso, por ejemplo. Así que tiene una llegada directa a las personas, eso me interesa. No está la quinta pata del gato.
¿Podrías compartir alguna anécdota o experiencia significativa ocurrida durante la creación de estas obras?
Yo creo que es importante, qué pasó en esta en esta exposición que, por ejemplo, ese tríptico que tiene un florero que va cambiando con el tiempo, eso lo encontré lindo y lo hice muy explícito en esos nardos. Hay casi un mes de diferencia desde que lo instalé en la mesa hasta que pinté la última. Eso lo encontré un ejercicio novedoso y también fueron apareciendo, sin querer, situaciones de bodegón donde yo no manipulé lo que estaba pintando. Si te fijas bien, son bien clásicas las pinturas, un jarrón y al centro flores con un horizonte más o menos parecido, pero por ejemplo hay como cinco pinturas que fue muy grato no tener que manosear la realidad, sino que estaban y llegué y las pinté, como pintura media paparazzi.
¿Qué proyectos o temáticas te gustaría explorar en el futuro cercano?
Ahora quiero seguir con esto. Voy a que esto es eterno, si ves la pintura de Morandi hizo lo mismo hasta que se murió a los 60 años. Mi interés obviamente es trabajar con paisajismo, retrato, naturaleza muerta. Todos los pintores deberían abordar todas las posibilidades de la pintura. Pintando esto estoy muy cómodo y todavía me falta. Obviamente después lanzarme, hice un paisaje, me encantó, pero necesito planificar un espacio distinto, esto es muy doméstico, esto está todo en mi casa, no tuve que desarmar nada, no tuve tener un taller. Quizás se viene un cambio de formato.
Ficha técnica
Artista: Juan Martínez Macari
Exposición: Frascos con scabiosas y tijeras
Técnica: Pintura al óleo sobre tela, cartón entelado y realismo.
Coordenadas
Lugar: Galería Patricia Ready
Dirección: Espoz 3125, Vitacura, Santiago, Chile
Fecha: 4 de junio al 2 de julio de 2025
Horario: lunes a viernes de 10:30 a 19:30 hrs; sábados de 11:00 a 17:00 hrs