Por Galia Bogolasky
Entrevistamos al reconocido autor del best seller Llámame por tu nombre, que estuvo en Chile en FAS (Festival de autores) donde tuvo un encuentro con el público chileno.
André Aciman nació en 1951 en Alejandría, en el seno de una familia judía sefardí de origen turco. Formado en la universidad de Harvard, ha sido profesor de Literatura Comparada y de Escritura Creativa en el Bard College y en las universidades de Princeton y Nueva York. En cuanto a su labor creativa, es muy conocido como ensayista y estudioso de la obra de Marcel Proust. En 1996 publicó Lejos de Egipto, un libro de memorias sobre su infancia y adolescencia en Egipto que mereció el prestigioso Whiting Award. Posteriormente publicó en 2001 la recopilación de ensayos False Papers: Essays on Exile and Memory y participó como coautor y editor en las obras The Proust Project y Letters of Transit. Es autor de las novelas Ocho noches blancas (Lumen, 2010) y Hardvard Square (2015)». Alfaguara ha publicado Variaciones Enigma (2019), la exitosa Llámame por tu nombre (2008) -su primera novela, llevada al cine con éxito por Luca Guadagnino, por la que obtuvo el Lambda Literary Award y la distinción como mejor libro del año de Publishers Weekly y The Washington Post- y su esperadísima secuela, Encuéntrame (2020), en la que reaparecen sus icónicos protagonistas, Elio y Oliver. El nuevo libro de memorias de André Aciman, Homo Irrealis, confirma que hay recuerdos de cosas que jamás ocurrieron que pesan tanto en nuestra mente como los acontecimientos que sí sucedieron.
Esto fue lo que nos contó de su obra
Me alegra mucho que estés en Chile. Es tu primera vez aquí, ¿verdad?
Sí.
Tu trabajo ha sido realmente muy especial para las personas que aman la literatura y es un honor estar hablando contigo. Nnaciste en Alejandría, Egipto. Luego viviste en Italia y luego en Nueva York. Así que eres de muchos lugares. Además, eres de origen judío, sefardí. Me sentí muy conectada con eso porque mi historia es algo similar. Has dicho que vivir en diferentes lugares, ser de todas partes y de ninguna al mismo tiempo, desarrolla una especie de identidad. ¿Cómo te sientes al respecto, en este viaje de tu vida?
Es confuso, para empezar. El problema real para mí es que me resulta muy difícil identificarme con una cultura, o con cualquier cultura en realidad, o con un tipo de persona, o con un conjunto de subdivisiones de identidades. Siempre siento que soy extremadamente fluido en todo, de manera que me muevo de una cosa a otra. Un día, amo un lugar. Al día siguiente, lo odio y vuelvo a amarlo de nuevo. No sé dónde pertenezco, es muy difícil identificarme como una sola cosa.
Supongo que eso también marcó tus libros y Homo irrealis de la misma forma, es como un conjunto de ensayos sobre tu vida y este viaje. Cuéntame un poco más de este libro.
El libro en sí comenzó con una frase, que sigo repitiendo en todo lo que escribo. Así que decidí, cuando ya llevaba más de la mitad del libro, que en esencia, estaba escribiendo sobre todas las personas, pero realmente estaba escribiendo sobre mí mismo. Entonces, cuando escribí sobre Beethoven, “¿cómo podría identificarme con Beethoven?” Pero, a propositó malinterpreté a Freud, Cavafis, Beethoven, John Sloan y otros. Lo hice intencionalmente, lo cual no es lo que se supone que debe hacer un crítico, pero lo hice para entenderme a mí mismo, para permitirme volver a mí mismo, a través del vehículo de otra persona. Esta malinterpretación es ahora muy constructiva para mí. Espero que se detenga, porque puede ser dañino al mismo tiempo, pero lo hago con mucha cautela, creo.
Uno de tus libros más famosos fue adaptado al cine, Llámame por tu nombre, fue una adaptación del director italiano Luca Guadagnino y se hizo muy famosa. La película se hizo 10 años después de que escribieras el libro. ¿Cuál fue tu impresión al verlo en una película? ¿Te llevaste una buena impresión o te decepcionó? ¿Qué te pareció?
Estaba extremadamente contento. Entre otras razones es porque sentí que había escrito el libro, estaba hecho. Si alguien más quiere hacer una película, que haga lo que plazca. Me sentí muy desconectado del proyecto y lo quería estar, porque sentía que, el autor siempre se entromete cuando se trata del proyecto de otra persona en su propia obra, entonces decidí mantenerme fuera, pero estaba muy contento por ello. Sabía que iba a haber cambios, tenía que haber cambios, pero los acepté. Yo diría que las escenas más importantes se mantuvieron básicamente casi al pie de la letra. Así que quedé muy contento con el resultado. El final es totalmente diferente, sin embargo, se mantiene el espíritu del libro. Así que tengo que decir que estaba muy contento. Y le dije lo mismo a Luca.
Habías dicho que al principio no querías tener una secuela del libro, pero luego lo hiciste, 20 años después, en la que los personajes son 20 años mayores. ¿Es exactamente una secuela o para ti es otro libro diferente?
No es una secuela, pero todo el mundo la llama secuela. Creo que es un buen término corto para referirse al libro, pero en general, después del éxito de Llámame por tu nombre como novela, había intentado seguir escribiéndola. Pero me di cuenta de que no tiene sentido escribir sobre Elio y Oliver, porque la verdad ya ha salido a la luz, y eso era parte del conflicto entre ellos. En cierto sentido, la historia había terminado, así que cada vez que empezaba a escribirla, estaba reescribiendo Llámame por tu nombre, lo que no tenía sentido. Así que abandoné el proyecto por completo. Pero yo estaba muy interesado en el padre, un padre que puede hacer un “discurso” así, es obviamente un ser humano muy versátil, y acepta todo tipo de posiciones, que la mayoría de los padres no aceptan. Quería explorarlo más a fondo, entonces le di el recurso de conocer a una mujer en un tren, para experimentar lo que realmente él está haciendo. Cuando estaba escribiendo, me encontré totalmente envuelto por el padre. Luego quise ver qué haría Elio 20 o 15 años después, ¿Quién es? Quería saber quiénes eran, quería saber cómo ha cambiado Oliver a lo largo de los años ahora que es de mediana edad. Así que, en cierto sentido, volví a los personajes, pero a través del sesgo de una novela totalmente diferente. Y no quiero escribir más sobre el tema, porque fue suficiente.
Has dicho que para ti los personajes son el elemento más importante de tus novelas, más que la trama. Te gusta desarrollar personajes y su esencia. Háblame de eso, de la importancia de un personaje bien desarrollado.
No sé si mis personajes están bien desarrollados. Lo que estoy particularmente interesado en capturar son las motivaciones, las motivaciones emocionales de un personaje, lo que lo hace pensar, lo que piensa, sentir lo que siente y querer lo que quiere. Así que, en cierto sentido, esto es lo más importante para mí, no me importa lo que suceda en una novela a modo de trama, porque soy terrible con la trama y no tengo ningún interés en la trama. En lo que estaba interesado era en cómo se siente Elio frente a frente este hombre, que no comprende y está casi convencido de que lo odia. Me interesaba eso, no son necesariamente los personajes. Creo que Dickens es un hombre mucho mejor para escribir sobre personajes, yo estoy más interesado en las tensiones emocionales que existen en los personajes. Todos mis libros tratan sobre la tensión emocional, que está enraizada en la personalidad de un personaje.
Has dicho que no te gusta el simbolismo en tus novelas. ¿Por qué?
Creo que odio el simbolismo porque, como profesor, he visto a muchos profesores enseñar un poema a través de los símbolos, “¿qué significa un árbol?, ¿Qué significa agua?, ¿Qué significa la luz del sol?”, todos tienen significados. Creo que esto es engañar a la belleza del arte al buscar códigos fácilmente perceptibles que expliquen una obra de arte. ¿Cómo puede un símbolo explicar una obra de arte? Siempre he sido muy reacio a usar símbolos y a usar una especie de palabras o frases para representar cuál es la tensión final en un personaje. Pienso que los símbolos despojan a la literatura su valor. Siempre he tenido dificultades con ciertos escritores que usan demasiados símbolos, porque los símbolos no son orgánicos en la historia, se aplican a la historia. Por lo tanto, son superfluos y tediosos.
Uno de los elementos muy significativos en tus obras, es la memoria y la imaginación, dices que hay una diferencia muy grande entre estos dos conceptos. Hábleme de esas diferencias.
No sé si hay mucha diferencia entre la imaginación y la memoria porque parece que comparten los mismos hechos juntas. De hecho, lo único que odio son nuestros hechos. La imaginación es la capacidad de trascenderse a uno mismo, de trascender los acontecimientos ordinarios de la vida y de ver el panorama general si uno es capaz de ello. Y la memoria hace exactamente lo mismo, excepto que lo hace retrospectivamente. Entonces, encuentro que la imaginación y la memoria son bases muy sólidas para mí como escritor, no para todo el mundo, básicamente para indagar sobre la vida, para averiguar más sobre la vida. Homo irrealis, es el mejor ejemplo, es un libro sobre la incapacidad de permanecer en el tiempo presente, para ir siempre a la deriva hacia algún tipo de pasado o algún tipo de futuro. Digo “algún tipo” porque el pasado se ha disuelto esencialmente, por lo tanto, solo retenemos lo que queremos recordar o lo que somos capaces de imaginar, recordar. Y lo mismo sucede con algún tipo de futuro. Así que me muevo entre los dos conceptos porque, de nuevo, soy un escritor extremadamente fluido.
Trabajas con otro concepto que está muy presente en todas tus novelas; el deseo. ¿Cómo se trabaja con el deseo? Es algo que también caracteriza tu trabajo, como que puedes conectar contigo mismo y trabajas la sensibilidad con el deseo, es muy único. Cuéntame sobre eso.
El deseo es lo que me impulsa a escribir. Si no deseo una situación particular o ni siquiera puedo concebir desearla, entonces no tiene sentido escribir. Empiezo con el deseo. Pero, al mismo tiempo, tengo que proyectar ese deseo en un personaje y tengo que asumir que este personaje está compartiendo algún tipo de deseo que está dentro de mí. Construyo sobre eso y pasa por muchos cambios, por supuesto, pero fundamentalmente, si no deseo o si un personaje mío no desea a otra persona, particularmente si se trata de otra persona, entonces el acto de escribirlo se frustra desde el principio, fracasa. Si no hay deseo, podría ser un deseo inadmisible, pero el deseo inadmisible en sí mismo, básicamente impulsa una especie de tensión en el escritor y en el personaje. Desde el deseo obtengo tensión. Si no hay tensión, el deseo en sí mismo se mitiga mucho, es un deseo muy discreto y se quemará de inmediato.
¿Hay algún tema sobre el que te gustaría escribir y que aún no hayas hecho? ¿Sobre el que estés dispuesto a escribir y por alguna razón u otra no lo hayas hecho?
No lo sé. A veces el tema llega como algo muy nebuloso, indefinido. Tengo que sentarme y decir: «ok, digamos que estoy visitando una ciudad en particular, algo ha pasado en la ciudad, no sé qué es, pero una especie de sensación está fluyendo en mí”. Tengo que escribir qué es lo que creo que siento, porque ni siquiera sé lo que siento. Al mismo tiempo, el tema puede ser totalmente estéril, puede no llevar a ninguna parte, o puede generar algo. Siempre termina siendo un deseo, no por una “vereda”, sino un deseo por “una persona en esa vereda”. Con el tiempo podría darme cuenta de que prefiero “la vereda” en vez de la “persona”, pero eso está por verse. Entonces, todavía no lo sé. Estoy escribiendo algo, pero todavía está muy indefinido, porque en cierto sentido, el deseo no debe ser nombrado. Si se nombra demasiado pronto, entonces colapsa por sí solo. Es por eso que nunca uso la palabra “amor” en mi prosa, porque en el momento en que usas la palabra amor, has explicado todo, «muchas gracias. Adiós».
De todos los libros que has escrito, ¿Cuál es tu favorito? ¿O es como tener hijos y los amas a todos por igual?
Creo que me gustan todos, gracias a Dios. Hay uno que no me gusta especialmente, porque fue escrito de una manera y se urgía a que se escribiera de otra manera. En general, creo que Variaciones Enigma aborda muchos de los temas que he tratado en varios libros, pero de repente los aborda desde un solo lugar. Y Variaciones Enigma, como me gusta pensar, aún no está terminado. Estoy escribiendo una larga novela extraída de Variaciones Enigma, porque creo que no está terminada. Mientras yo esté vivo, Variaciones Enigma no se puede terminar. Esa es una. Y me gusta Homo irrealis, porque he puesto mucho de mí, con mucha franqueza, ya que no tenía el manto de la ficción. Me pongo en el Homo irrealis de tal manera que debería ser obvio para todos lo que estoy discutiendo.
¿Homo irrealis es también una forma de pensar en escribir más ensayos y dejar un poco atrás la ficción? ¿O sigues intercalando ficción con no ficción?
En primer lugar, ya no sé cuál es la diferencia, antes me quedaba muy claro, pero ya no. Del mismo modo que la imaginación y la memoria, son ahora una especie de esencias fungibles. Creo que, en cierto sentido, quiero volver a la ficción. Me gusta más la ficción, la no ficción es un género que más o menos he abandonado hace unos dos años. Solía ser escritor de viajes y hay una pieza de viajes en Homo irrealis, pero estoy cansado de escribir sobre viajes. Pienso que he agotado el tema del Homo irrealis. Podría volver a él porque podría descubrir a otro escritor que hace otra cosa, y eso debería incluirse, pero no quiero hacer eso, el libro está terminado, y estoy pasando a otras cosas. Como sabes, terminé de escribir unas memorias de mi año en Italia, y esto debería salir el año que viene.
Pensando en tu pasado y en dónde has vivido, viviste en Oriente Medio, y con todo el conflicto con Israel y Hamás. ¿Has pensado en lo que estamos viviendo ahora mismo? ¿Podría ser una inspiración? Como el contexto de una novela, una ficción o una no ficción.
A veces me piden que escriba un artículo de opinión sobre la situación en Oriente Medio, y he escrito sobre eso, lo he hecho bastantes veces. Pero en este caso, prefiero mantenerme al margen porque mi escritura no suele tener relación con el mundo actual en el que vivimos. Estoy tratando de escribir sobre Italia, y es una Italia imaginaria, donde las cosas suceden entre los seres humanos, y eso es todo. No me meto en la política, no entiendo de política y trato de mantenerme al margen porque si miras las noticias todos los días, la situación en el Medio Oriente ha cambiado radicalmente. Un día vemos una cosa y un día vemos otra cosa, y entiendo ambos puntos de vista. Así que me quedo fuera.
¿Qué le dirías a tus lectores chilenos para invitarlos a leer tus novelas? ¿O tu próxima novela?
Anoche nos reunimos con unos 15 o 20 lectores que querían venir. Vinieron, y cenaron conmigo, y lo único que descubrí, y sigo descubriéndolo, es que lo mejor que hago, y lo hago sin querer, es permitir que entren en mi prosa y que los lectores se encuentren a sí mismos leyéndola. Es muy raro que una persona me diga: «No entiendo lo que haces», «no estoy familiarizado con lo que estás escribiendo». Lo que sucede, en cambio, es que mis oraciones son lo suficientemente largas, en cierto sentido, como para permitirte sumergirte en ellas y decir: «Espera un minuto, estoy leyendo sobre mí, no es solo el personaje». Pueden sentir que se trata de ellos, a pesar de nunca haber estado en Italia o en Nueva York, se reconocen a sí mismos porque yo exploro, casi exclusivamente, las emociones. Eso permite a los lectores decir: «Dios mío, me he leído a mí mismo». No lo hago intencionadamente, es la única forma que conozco de escribir.
Ficha técnica
Título: Homo Irrealis
Formato: Libro físico
Autor: André Aciman
Editorial: Alfaguara (Penguin)
Categoría: Pr.novedad.disp
Año: 2023
Idioma: Castellano
N° páginas: 280
Encuadernación: Literaturas
Dimensiones: 24×15
Isbn: 13 9788420465159