Entrevista al director chileno Jesús Urqueta: «Yo no hago teatro para que me encuentren buen director, es la forma en que yo me comunico con el mundo»

Entrevistamos al director que acaba de terminar una temporada que «Cuestión de Principios» en el GAM y mañana re estrena «Arpeggione» en Matucana 100. En esta conversación nos cuenta sobre sus proyectos, lo que se viene a futuro y su historia como uno de los directores de teatro chileno más talentosos de la escena nacional.

¿Cómo surgió «Cuestión de Principios»?

Es una obra que en mi cabeza como texto estaba hace muchos años. Yo lo descubrí hace cuatro años. Me gustó y lo tenía ahí guardado. El año pasado hubo una convocatoria del GAM, la que hacen todos los años, y uno de los ítems era los 30 años del plebiscito. Pensé que eraun buen lugar para instalar una obra como esa, pero partimos con otro trabajo. Por las cosas de la vida ese trabajo no prosperó, y GAM nos mantuvo el espacio y decidí buscar ese texto.

¿Sabías que existía?

Yo lo recordaba, lo había leído, me gustaba, sabía que era un texto que me daba la posibilidad de dialogarlo en el contexto del plebiscito de 1988. Se lo planteo a la Amalia (Kassai) que estamos trabajando en el otro proyecto, y la Amalia lo lee, y me dice que es parecido a la vida de Alejandro Goic. ¿Por qué no se lo proponemos a él? Hablamos con Alejandro. Le gustó mucho la idea, justamente porque era muy similar a la vida de él, y me dice que la única condición que me pone es que él se haga cargo de la dramaturgia. Yo fascinado porque era un lugar que me interesaba trabajar, yo no sé hacerlo tan bien. Para mi es más la puesta en escena que desde la dramaturgia. Empezamos a trabajar, un trabajo de 3 meses, intenso. En la primera instancia, la Amalia, Alejandro y yo, y se insertó la Belén Abarza con el Álvaro Pacheco y Francisco Herrera después. Conformamos la puesta en escena. Fue un trabajo que fuimos leyendo el texto original y fuimos hilándolo a partir de las temáticas que nos abría el texto. Empezamos a conversar sobre experiencias nuestras, por la experiencia de vida del Alejandro, pero también puestas en imágenes sobre todo, las historias de vida con nuestros padres, de la Amalia y mía. Desde ese lugar empezamos a poner la puesta en escena.

¿Cuánto de la vida de Alejandro está incorporado?

Todo lo que son las historias políticas, chilenas, son las historias de Alajandro, el encuentro con Aylwin, el encuentro con Schilling, muchos otros contextos, más historia, cuando se habla del subcomandante Marcos, son texto que pone Alejandro.

¿Se puede modificar tanto el texto original?

Se puede, siempre y cuando, que fue la condición que nos puso el autor, que pusiéramos que era una versión de su texto. El porcentaje correspondiente va para cosas, no va para el Ale, pero nosotros hicimos esa transcripción que les mandé para pedirle los derechos, que queríamos adaptarlo a los 30 años del plebiscito que era algo más local. La historia original hablaba de un sindicalista argentino, comunista, acá no, no es comunista. Acá es una persona que es socialista, que trabajó con la concertación y de algún modo acepta negociar. Solo que al verse derrotado por sus compañeros se instala desde otro lugar, también puede decir defiendo estos principios. Por eso de repente en el texto hay una mezcla media rara entre socialismo y comunismo, cuando se habla de Lenin, defiende ese lugar, o cuando se le habla que defendió dictaduras de mierda, también se instala desde ese lugar. La obra se triangula en tres ejes; la vida de Alejandro, la vida de nosotros dos con Amalia, y el texto original, en conjunto con el contexto del plebiscito del 88.

¿Tu también tienes una historia familiar?

Yo tengo una historia familiar más que nada con mi papá, la que puse al servicio, como que mi gran aporte fueron ciertas cosas políticas, que tienen que ver con la investigación que yo he hecho a lo largo de mi vida, que tiene que ver con la línea editorial de «Teatro Versión Oficial» ha sido abocarse a la post dictadura chilena. Ahí cuando hice una obra sobre la oficina huérfanos el 2007 , hice otra «Civil» sobre el descontento ciudadano. Siempre fui ligado al teatro de investigación, ligados también por el periodista que alguna vez fui. Soy muy crítico como ciudadano de los gobiernos de la concertación y de la transición a la democracia y el período post dictadura.

La puesta en escena en tus dos últimas obras tienen en común, que son bien minimalista, fondo negro, la pantalla, las sillas. ¿Te gusta trabajar con ese estilo?

Si, en general yo tengo una repetición con los fondos. En casi todas mis obras, siempre hay fondo. En «Tascada», se abrían unos armarios, se veía todo blanco, en «Civil» también había un fondo atrás con una tele. En “Prefiero que me coman los Perros” también tiene eso. Yo veo la vida en profundidad, desde ese lugar se instala como lógica. También fuimos con la Belén super consecuentes, con que «Cuestión de principios» fue autogestionado. No nos ganamos ningún fondo, teníamos el espacio y la ayuda de GAM que nos ayudó mucho, era salas de ensayo y estudio de grabación. Entonces con eso nos movimos. Me acuerdo cuando la Belén me dice: ¿Plata tenemos? No, no tenemos. Entonces textual: “Hay que conseguirse a Messi”. Si, consíguete a Messi. Ahí hablé con Messi. Desde esa precariedad nace una necesidad. De esa necesidad nace una creación y se empieza a trabajar sobre eso. Ahí surge; van a haber dos sillas, ¿cómo va a ser el espacio? va a ser blanco, una caja que se va a ir nublando, ¿que hay atrás? Mi experiencia me ha dicho que esta temática puede quedar distante al público, ¿Qué pasa si la explicamos? ¿Cómo la explicamos? ¿Qué pasa si explicamos lo que vamos a hacer?

¿Qué te parece que las temporadas sean tan cortas?

Yo creo que son súper cortas las temporadas en Chile. Lamentablemente cada vez se está aplicando una lógica de mercado mal hecha, tampoco te dan la posibilidad que te vaya bien. Porque por ejemplo, si nosotros hemos tenido lleno desde la primera función, lo más lógico, es poder tener la opción de alargarla. Pero ya viene otra obra que entra. Finalmente es una crítica, pero también entendemos cuáles son las reglas del juego. Me gustaría que se diera esa posibilidad también, es difícil, cada obra no las programes dos semanas por si le va bien para alargarla. Entiendo la lógica de producción.

En el GAM las que he ido están siempre llenas. En en GAM es raro que a una obra le vaya mal.

Es raro. Las veces que he estado en GAM que son 3 me ha ido bien las tres veces. Todas las funciones hemos estados llenos.

¿Hay alguna posibilidad de que pueda tener otra temporada?

Quiero ver si podemos estar en marzo, porque también después está la otra gran lógica que es la vida de todos lo actores, actrices, y directores que tenemos otros estrenos, y más pega, entonces es una lógica de producción que me tiene un poco cansado. La lógica del mercado ha hecho que las compañía no sean factibles. Por un lado está la necesidad humana de siempre ganar más. Yo hago clases en tres lado, estoy dirigiendo una obra, estrené, empecé a dirigir otra, me contrataron, voy a remontar las cuatro obras que tengo en enero.

Eres el único director con dos obras en Stgo a Mil 2019. ¿Cómo es el proceso para Santiago a Mil?

Uno postula a que te vayan a ver. En cierto período que hay, eligen, a nosotros nos eligieron, y coincidió que, porque «Los perros» la estrenamos en agosto del año pasado, era una obra del año pasado que entraba en este año, las evaluaciones de FITAM son de Agosto a Junio o Julio. Entonces entré el primer mes de convocatoria para este año y el último mes estrené «Arpeggione», y coincidió que pudieron entrar las dos.

“Cuestión de Principios” y “Arpeggione” son dos obras minimalistas en la puesta en escena, pero con textos super potentes, entonces tienes el desafío de resaltar el texto. ¿Cómo lograr que el texto destaque y se luzca?

Creo que es una cosa que para mi es como el leit motiv o un manifiesto mío. Cada material, cada obra tiene una puesta en escena que debe ser distinta. Como director tienes que encontrar, dialogando con los medios de producción que tienes, cual es la mejor forma de contar esa historia. Dirigí «Tascada», una obra de 43 monólogos, para la muestra de dramaturgia, y después me invitaron a hacerla en el GAM, el 2013, con la Cata Saavedra, Tamara Ferreira, y Daniel Antivilo. Me dijeron: ahora tienes que guiarla al contexto de los 40 años del golpe de Estado. En ese trabajo yo me di cuenta que el texto no era necesario decirlo. Un texto de 46 páginas, y dejé 4 páginas. Todo lo transformé a acciones físicas. Desprendía, yo encontré que lo fundamental era encontrar la atmósfera emocional del texto en la obra, que era «Tascada», una palabra rusa que quiere describir el estado de abatimiento y soledad con el que te quedas después que te apalean. Había un monólogo que en la muestra Antivilo está 25 min hablando, un texto gigante. Yo le hice hacer acciones físicas y decir el texto. Era insufrible igual, lo reconozco. Insufrible. Una de las críticas buenas que me hicieron en Valparaíso fue: «El silencio se vuelve violento». Muy buena frase. Me gusta, yo creo que las puestas en escena tienes que ser radicales. Yo no hago teatro para que me encuentren buen director, o para agradar, que la gente le guste, de verdad es la forma en que yo me comunico con el mundo. La gente le puede agradar esa comunicación o no, pero lo importante es que esa comunicación llegue, que pasen cosas, pueden no ser agradables. «Cuestión de principios» tiene eso, tiene un lugar que es duro, nuestra realidad y lo que se resuelve a partir del plebiscito del 1988 es duro, perdimos, al menos yo siento que perdí. Entonces trato de poner en escena esa visión de mi derrota. En cambio en «Arpeggione», se pierde, se queda sola. Yo tengo una teoría de la derrota del pueblo chileno, trato de ponerla siempre en las obras. Vuelve a su estado. Heiremans tiene mucho en la trilogía buenaventura, personas que sueñan con algo que aparentemente se encuentran, creen que lo van a resolver, que siguen con sus miedos, sus fantasmas, que hacen que vuelvan a su estado original. 

¿Cuál es tu obra favorita? La que tengas más cariño, más allá de la éxito que haya tenido.

Es difícil, yo me enamoro de todo. Yo no tengo hijos, es como que te pregunten ¿Cuál es el hijo que quieres más? Hay un trabajo que me gusta mucho. Fue uno de los primero que hice que fue «La Oficina» porque sentí que era el menos teatral de todos. Creo que en esa obra está expuesta mi rabia. Justamente a mi me encantaba que en «La oficina» la gente que era de teatro salía indignada diciendo: ¡Esto no es teatro! Era una disertación donde los actores exponían bajo la técnica del teatro político y periodismo dramatizado, la composición de la oficina. Una obra que me demoré 2 años y medio en hacer. Yo fui a entrevistar al congreso a políticos, poníamos a políticos, teníamos a Belisario Velasco, Lagos Webber, Hernán Larraín. Era como un Informe Especial dramatizado. A mi me parecía que era mi objetivo, que la gente no saliera hablando de teatro, saliera hablando de política. Después me he ido teatralizando a propósito. Desde ese lugar hay una obra que me gusta mucho que es «Todo se limita al deseo de vivir eternamente», que hicimos el 2014 en el GAM. Esta obra no se habla, es una obra donde nosotros con la Belén y el Álvaro mandamos un Fondart junto con la Roxana Naranjo, era una obra sobre la deuda histórica de los profesores. Inventamos un falso documental, dónde yo inventaba que mi primera profesora de primer año básico, Rosario Moscoso Challapa descendiente de Aymara, que me hacía clases en el colegio de Ovalle en el año 2006 se enteró de algo que ocurrió en verdad que la Ministra de Educación del primer gobierno de Michelle Bachellet Mónica Jiménez, en una entrevista dijo que desconoció la existencia de la deuda histórica de parte del estado chileno a los profesores y ella en un acto depresivo realiza el camino a Huara, a su primera escuela donde hizo clases y se suicida. Nosotros lo que hicimos fue construir esa última hora de vida de ella. Su nombre, nosotros vendimos una historia, hicimos algo terrible, vendimos por verdad, de hecho hablamos con el colegio de profesores, que nos apañó. El vice presidente dijo: “me parece buena idea”. En todas partes dijimos que era verdad. Fue coproducción con GAM, que nos puso una sala de ensayo con exclusividad, el estudio de grabación, construimos la escuela. En general me gustan las obras que hago, me encariño mucho, «Arpeggione» me gusta mucho porque siento que me da un lugar que yo nunca había trabajado que era montar un texto que no fuera un trabajo netamente político. Es decir también soy un director que también sabe hacer los trabajos. Desde ese lugar «Arpeggione» es muy importante para mi, la gente que trabajó en «Arpeggione», la Tamara Figueroa en diseño, Marcelo Martínez en música la Claudia Cabezas y Nico Zárate en el elenco, con los cuales habíamos hechos «Violeta». «Arpeggione» era producción de Matucana 100.

¿Cómo sigue la trilogía Buenaventura de Heiremans?

Estamos tratando de cerrar la segunda parte de la trilogía de buenaventura que es «El mar en la muralla» y el 2020 haríamos la tercera. En rigor «Arpeggione», no es la primera parte. Empezamos al revés, «Arpeggione» era la tercera, la elegimos porque nunca se había montado, no había registro, solo a nivel universitario. Ahora tendremos una breve temporada, 10 días, miércoles a domingo, miércoles a domingo.

En esos casos cuando es coproducción con M100 o con el GAM, ¿Cómo funciona?

Cuando es una producción como el caso de Matucana nos dicen: “Necesitamos una obra para esta sala microsala, teatro chileno, uno o dos personajes”. Nosotros propusimos «Arpeggione». En el caso de una coproducción, vas a un establecimiento y le dices señores de GAM o de Matucana queremos que nos financiemos en conjunto esta obra.

Cuéntame sobre lo que se viene en Stgo a Mil y las otras funciones del verano.

Son 6 Funciones en Stgo a Mil, más una función en el Festival de Quilicura. Paralelamente con «Cuestión de principios» nos vamos a Ovalle, la obra que va a estar en la conmemoración del quinto aniversario del Teatro Municipal de Ovalle, TMO. Yo soy de allá, me pidieron una obra por ser ovallino, y yo les planteé las obras que tenía, y eligieron esa por la temática, y también por Alejandro Goic. El 6 de enero tenemos función en Quilicura de «Cuestión de Principios» por el Festival de Quilicura. Voy a estar con 3 obras este año.

¿Qué otros temas te interesa contar en tus obras?

A mi me pasa una cosa que también es otro punto de mi manifiesto personal. En el escenario no hay personajes, sino que hay personas. Yo creo que más que la temática, yo busco poner personas en el espacio. Esas personas tienen que tener contradicciones, ahí una gracia de la dramaturgia, que pone a esos opuestos, y yo exacerbo esos opuestos. Pero busco sobre todo dos cosas; lo primero, que los actores estén en presente y cómo están en presente, siento que los actores tienen que tomar decisiones en presente, es una cosa ideológica, yo no les marco a los actores casi nada. Yo lo que armo son hitos. Yo le digo esta es la escena, tu quieres esto, tu quieres, tu defiendes esto, llegamos a esto. Ahora lo que necesito es el pie. ¿Cual es el pie final para cada movimiento? Ok, haz lo que quieres. Yo siento que el actor tiene que ser capaz de tomar decisiones en presente. En «Cuestión de principios» hay escenas que ellos dan vuelta los textos pero llegan a lo mismo. Porque está ensayado desde la verdad y desde la intención. Está ensayado así, no pueden hacerlo de otra manera. Lo mismo pasa en «Arpeggione».

¿Todas las funciones pueden ser distintas?

Yo creo que todas las funciones son distintas. Es como a mi me funciona. No me funciona de la otra manera. También es cierto, que cada director tiene su lógica. Yo no pretendo ser otro director, sino que pretendo ser el director que soy. Me gusta, lo que más funciona es tratar de ver la vida y sus imperfecciones y sus posibilidades de error. Una obra que esté segura que no va a fallar a mi no me interesa. Desde los procesos de ensayos, siempre pongo al fracaso como una posibilidad en un montaje. Creo que eso me da adrenalina a mi. Hace que estemos a veces hasta el final. La pega de «Arpeggione» es; Jesús, tenemos tanta plata, estas son las condiciones, con esas condiciones es un mes de ensayo. Un mes de ensayo y montas la obra. Entonces yo saco calendario. Resulta que en ese mes de ensayo los martes y jueves no estoy en Santiago porque estoy en Valpo. Entonces no son 20 ensayos. Son 12 ensayos. Eso es un riesgo, la obra podría haber fallado. Al cuarto ensayo nos dimos cuenta que la escenografía que habíamos mandado a hacer no servía, porque cortaba la humanidad, era porque la habíamos pensado, al ver la escena yo me di cuenta que tengo otros factores que son muy buenos en eso. Tengo que hacerle caso a eso, no a la idea que me hice de la obra.

¿Tienes algún maestro, o algún director que admires? 

Si, de cine. Andrei Tarkovsky.  Eso que tiene que ver con el manejo del tiempo, el manejo de la contemplación, la construcción de paisajes. el cine que yo veía en mi casa en Ovalle en el campo. Es como ir el campo, mirar la naturaleza, ver como la luz cambia. Ese tiempo me gusta. Me gustan las profundidades por la problemáticas de tratar de resolver el origen del ser humano y cuál es su misión en la vida. Eso es bonito de sus películas.

¿Te gustaría dirigir cine?

No, nunca. Me gusta el teatro como formato. Me gusta el teatro demasiado. Hice un corto una vez cuando era pendejo, recién egresado. No me gustó. No me gustó la experiencia del cine, hacerla, prefiero verla. Prefiero hacer planos secuencia que me lo da el teatro. En casi todas mis obras hay una secuencia que avanza. «Violeta» es una secuencia que avanza, «Arpeggione» es una secuencia que avanza, “Todo se limita”, «Civil», es una secuencia que avanza, no hay escenas cortadas, «Cuestión de Principios» es una secuencia que avanza. 

¿Tienes otras obras en carpeta?

«Lear», que se estrena en Quilicura en enero. En mayo se está buscando una sala para estrenarla en salas. Actúa Francisco Reyes, que hace Rey Lear, y Daniel Antivilo que hace de su bufón. Son dos personajes. Una producción de la corporación cultural de Quilicura. Ellos ponen todo. Empezamos a ensayar el 12. En Julio debería estrenarse la segunda parte de la trilogía Buenaventura «El Mar en la Muralla», son tres historias de pareja, el mismo elenco.

¿Vas cambiando actores? ¿No tienes actores fetiches?

Me gusta trabajar con casi todos. He trabajado con grandes actores. Soy muy afortunado. En la menor cantidad de obras he tenido presupuesto. He sido muy afortunado. Es la forma de vivir de todos. He podido dirigir dos muestras de dramaturgia. He dirigido a la Cata Saavedra, a la Carmina Riego, Nico Zárate, Víctor Montero, Alejandro Goic, la Amalia Kassai, Loreto Aravena, Ana María López, no quiero omitir a nadie.

¿No repites por tener distintos actores?

No, trato de que cada obra habla por si sola. Creo que no todas las obras, al menos uno lo piensa así, como en esta caso la trilogía Buenaventura, la pensamos para un grupo, la hacemos las tres y si calzamos con las tres.

¿Para cada obra tienes tu idea de a quien quieres?

Si, planteo la idea. He tenido la suerte de eso. Tengo en mi cabeza un staff de actores con los que he trabajo. De repente viene alguien nuevo. Ahora la Amalia o el Alejandro, yo quería trabajar con ellos. Creo que es uno de los mejores procesos que yo he tenido. De construcción de una obra. Ha sido muy bonito. Fue muy testimonial, porque también ellos si ensayaban muchas veces la escena, las ocho veces la hacían al 100%. Es una obra que logramos profundizar. Me gusta mucho.

¿Cuál ha sido la obra que ha sido más reconocida?

Yo creo que «Prefiero que me coman los Perros». Es una obra que a mi me gusta. Es un buen desafío volver a enfrentar una oposición entre la dramaturgia y la dirección. La dramaturgia de la Carla es muy opuesta a como yo dirijo. En esa oposición salió algo.

¿Has escrito alguna obra?

Si, «Civil» la escribí yo.

¿Te dan ganas de escribir?

Si, pero me demoro. Estoy escribiendo una obra del 2011 y la mandé ahora al Fondart para terminar de escribirla. Una versión de “Antígona” adaptada a la historia política chilena. Es para un público juvenil. Es que esa idea que tengo yo de hacer repertorio con la compañía, tener una obra que se pueda dar en colegios, que se mueva. Creo que esa puede ser una buena obra. Ojalá que se lo gane para terminar de escribirla porque creo que está quedando buena.

La autogestión, ¿Es un tema para ti?

Yo tengo la suerte de poder decir si quiero hacer esta obra, no tengo la plata, la pongo yo. Porque también mi vida es bien austera, vivo solo, no tengo hijos, entonces me es fácil.

¿Qué otros proyectos se vienen para ti?

Ahora estoy dirigiendo dos egresos. De la Uniacc estoy dirigiendo una Antígona, y en la Chile estoy dirigiendo un texto de poesía chileno que se llama «Brian el nombre de mi país en llamas» de Diego Ramírez. Me mueve harto, bueno los dos trabajos me mueven harto. Primera vez que dirijo en el Antonio Varas, también es muy bonito, han sido procesos muy buenos los dos. Estoy muy contento.

 

 

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