Por Galia Bogolasky
Entrevistamos al director chileno Jorge Riquelme Serrano, quien dirige su segundo largometraje con su productora Laberinto, después de Camaleón (2016). Algunas bestias se estrena esta semana online. Excelente película, ganadora de la sección Nuevos Directores en el Festival de San Sebastián 2019. Intensa y potenciada por las actuaciones de un elenco de primera categoría, ha cautivado desde entonces tanto al público como a la crítica en su recorrido por el mundo.
En Algunas bestias, la maravillosa belleza de una isla del sur de Chile es el escenario de una historia que pasa de lo dulce a lo agraz. Ana (Millaray Lobos, Nadie sabe que estoy aquí, Medea) y Alejandro (Gastón Salgado, Camaleón, El reemplazante) tienen el sueño de montar un hotel en el lugar. Es por eso que convocan a la familia a unas vacaciones que serían ideales si la persona que los llevó hasta ahí no desapareciera y lo peor de cada uno no emergiera en medio del aislamiento. La película cuenta con un elenco de lujo, integrado por Alfredo Castro y Paulina García, Andrew Bargsted, Consuelo Carreño y Nicolás Zarate.
¿Cómo llegaste a la historia de Algunas bestias?
Algunas bestias al principio era otra película. Yo quería que se tocara toda la temática de género que estaba pasando y en un principio era una película más parecida a lo que podía ser Magnolia. Estaban las vacaciones de la familia más una película coral, donde seguíamos a los personajes en la ciudad. Son los mismos personajes, pero también los conocíamos en la ciudad para hacer una película mucho más densa. En ese tiempo la historia estaba centrada en la violencia de género, el personaje de Gastón era un golpeador. Este proyecto se presentó al fondo, estaba en una coproducción con Argentina y tenía a Francia muy entusiasmado de entrar, pero no logramos el fondo y se cayó la coproducción porque los franceses ya no iban a esperar más. El INCAA en Argentina no te apoya si tu no ganas en Chile y fue bien frustrante, pensé que iba a ganar, como me habían dado el Pedro Sienna, dije: «Ahora sí me van a apoyar en esta película» y no fue así.
Entonces, dije “voy a volver a mi territorio” que era lo que había hecho en Camaleón, una película que se filmó en cuatro días, con una locación base. Volví a esa fórmula y necesitaba un lugar para aislar a la familia. Empecé a buscar lugares aislados, me imaginé estas casas del sur que uno llega en lancha y todo eso, hasta que aparece la isla y eso rearticuló todo. La isla llegó por un amigo que me dijo que tenía un amigo que tenía una isla, que fue algo muy loco. Cuando conozco el lugar y veo esas fotos, digo: “¡esto es increíble!” Es un set que lo quisiera cualquiera. Viajo a la isla, conozco el lugar y rearticulo todo el guion, solo las vacaciones de la familia y en el guion original, en el antiguo, la familia era bien acomodada y era la casa de los suegros, la importante. Y acá, como la casa estaba a muy mal traer, cambiamos; son los padres que quieren construir un hotel en esta isla, como que tienen ese territorio, pero no saben cómo explotarlo y quieren hacer un ecohotel. Eso hace el giro completo de la película y ahí empiezo a reescribirla pensando en ese lugar, en esas motivaciones y luego escribo este guion. Se los paso a los chiquillos, al elenco y yo voy trabajando con improvisaciones. Son guiones que les voy quitando los diálogos para que estén solo los encabezados y aparte tengo una dirección muy personal con cada uno de ellos, donde voy dándoles objetivos secretos que no saben los otros personajes. La idea es que ellos vayan reaccionando y que estén alertas porque el ritmo de diálogo es a través de la improvisación, entonces, creo que las actuaciones son tan buenas y ellos están tan frescos, tan vivos, llenos de humor, llenos de detallitos, eran importante para mí.
Camaleón es una película que tiene algo en común con Algunas bestias, tiene que ver con esta brutalidad del ser humano, esta cosa oscura del ser humano. Las dos tienen ese factor sorpresa que sale del lado oscuro del personaje, ¿cómo sientes esa evolución como cineasta desde Camaleón a Algunas bestias?
Yo las siento películas hermanas, se nota mucho la misma línea. Es un sistema que yo vengo trabajando para acercarme a la cinematografía. Yo tuve formación actoral, estudié actuación, trabajé como actor, hice toda la carrera de actor y luego estudié cine, entonces, mi sistema está centrado en un punto medio entre las dos disciplinas. Porque la gente que hace cine no conoce o no conecta muy bien con lo que es la actuación, que es mucho más místico, hay más ritual, hay un trabajo de ensayo, es un trabajo más colectivo también, de hormiguita, de obreros, de trabajar. El cine no, es más de rol, de jerarquía, entonces hago un punto medio entre los dos, donde la actuación es mi punto clave. Las dos películas son hermanas porque hay un sistema, una manera de acercarse a la actuación que es interesante. Filmo planos largos, hago secuencias donde la acción vaya creciendo y nos vaya sorprendiendo a nosotros también. Mi equipo de atrás de cámaras funciona casi como un documental, muy silencioso, muy concentrados, tratando de no perder lo que está sucediendo frente a cámara. Ese sistema me ha terminado dando un sello que es la manera de acercar a la audiencia a la historia, que es diferente. De repente se hacen planos muy fijos, otros que van siguiendo la acción y donde todo puede suceder. La casa está llena de micrófonos por todas partes porque la acción puede terminar perfectamente en la cocina, aunque el guion diga que la escena es en el living. Está todo permitido, cumplimos los objetivos, es súper importante trabajar con grandes actores, con gente muy concentrada, con mucha humildad y con mucha entrega para que pueda aparecer este fenómeno, este ritual cinematográfico. Son escenas que nos emocionan cuando estamos rodando, la escena del juego de mesa terminó todo el crew llorando, emocionados, ovacionamos al elenco, fue una escena que se cargó muy potente. Es un sistema que me gusta mucho y hay una maduración de lo que hice en Camaleón.
Camaleón fue mi primera película, primera vez que me enfrentaba a un set de cine. Tenía cuatro días para hacer una película, fue muy intenso. Después he hecho muchas cosas más, he filmado en varias partes, ya hay una maduración del director y de los actores también en el caso de Gastón (Salgado). Me lo repito, hago un trabajo súper grande con ellos, fui generando un vínculo muy intenso. El gran desafío es que esa calidad de actores, que si bien los jóvenes son jóvenes, pero tienen una carrera brillante, todos tienen experiencia, logran entregarse a este sistema y no queden los cimientos personales de cada uno de ellos, sino que en la película. Siento que el protagonismo se mantiene bien estable en casi todos, los comprendemos a todos en sus dimensiones y cada espectador se podría vincular con alguno en algún momento de la película. Era un desafío hacer una película coral en una locación.
Es súper interesante porque hay una trama principal, pero después las tramas secundarias se empiezan a apoderar de la historia. Uno cree que la historia se trata de un matrimonio que le pide plata a los suegros para armar este hotel, pero después se terminan desarrollando todos estos conflictos familiares escondidos y de cómo se tapan estos abusos. ¿Por qué tu interés con estas tramas familiares oscuras?
La idea es de una sensación de país, de un país súper injusto, muy abusivo en todas sus líneas, muy desigual, con una rabia acumulada que fue lo que estalló en octubre. Lo decía cuando estaba presentando la película en Italia o en Francia: la película retrata el síntoma de la enfermedad, que era una sensación que a mí me agobiaba. Veía noticias, conversaba con la gente, había una sensación de país exitoso, de los jaguares de Latinoamérica, pero con una precariedad interna, una basura escondida bajo la alfombra muy heavy. Mi idea de hacer la institución familiar para mostrarnos a todos, aquí hay una sociedad, son seis personajes, hay clases sociales, están los suegros con ese poder económico que es el que tiene la suegra, que no lo tiene Alfredo, que es el personaje parásito que está pegado a esa plata siendo una figura muy poderosa, pero no es el dueño de las tierras ni de la plata. Retratar el machismo también estaba y el tema del abuso puntual era por mi idea de hablar de una película que reivindicara el género y meternos en esos temas complejos que sentía que estaban latiendo ahí. En la primera versión iba a ser violencia concreta de un tipo golpeador y ahora pasó al machismo en todas sus caras porque también lo podemos ver en el personaje de Andrew (Bargsted), que, si bien hay como una cosa incestuosa, sexual con su hermana, abusiva, siempre jugando, pero ya viene ahí. Le pega, la bota, le roba un beso, todos esos temas que estaban dando vueltas, los quise meter en una familia y hacer una película política, pero que no fuera panfletaria si no que esto pasara por abajo. No es una película abiertamente política, pero que la política, al igual que los problemas, estuviera por abajo y que fuera emergiendo.
La película tiene muchas capas y uno lo puede agarrar de muchos lados, desde ver a esos jóvenes, de ver a esos padres, que de seguro hay una violencia. El personaje de Millaray (Lobos), también trabajamos en eso, de violencia en ella, abuso, fragilidad, miedo, mucho miedo, un personaje muy delgado, muy vulnerable, que esconde algo también. Me gustaba eso que el público leía todo el backstory que nosotros le hicimos al personaje, el público se lo lleva sin que lo digan y sin que aparezca en la película, que a ella le pasó esto. Creo que al ser un cine vivo y muy naturalista la gente termina conectando con otras dimensiones, son esos prejuicios que tiene uno cuando conversa y puede decir oye ¿le pasó algo a esta mujer?, eso mismo pasa con la película y creo que es súper interesante.
Uno termina de completar la historia, lo interesante es que no se dicen las cosas directamente, uno empieza a dudar, de quién sabe qué, hasta qué punto se cubren los secretos de los demás, o cuánto se protegen unos a otros o cuánto aceptan el abuso. ¿Cómo es hacer un cine sin tener que decir literalmente las cosas? ¿Cómo llegaste a esa propuesta audiovisual?
Creo que eso viene con la construcción de los personajes, que es muy larga. Un año y medio con Alfredo, dos, tres veces al mes, con algunos más, con algunos menos según sus agendas. Estoy presente en su vida mucho tiempo y vamos hablando de todos estos detalles, vamos construyendo política, psicológica, emocionalmente a cada uno de los personajes y en relación con los otros. Después, cuando hay una escena propiamente tal, hay un objetivo claro, Paly (García) tiene que hacer algo, Gastón tiene otro objetivo, que no lo saben los otros. Esos objetivos, al chocar en la puesta en escena, aparece todo eso. Trabajar con intérpretes como Paly, como Gastón, que logran hacer eso, un trabajo fino, porque ni siquiera ellos saben. El sistema no es siempre perfecto, hay escenas que no nos sirven, que fracasan, que naufragamos, pero de repente aparecen otras. Ahí está el trabajo de dirección de corregir escenas largas. A mí me gustan mucho porque, por ejemplo, la escena del baño de la discusión entre Paly y Alfredo dura dos minutos de escena de guion, te quedan 17 minutos que viene algo más. O escenas que son de humor y terminan muy dramáticas, o con personajes muy humillados y al revés, eso es súper interesante. También hay códigos familiares, dinámicas donde la familia se destruía, pero luego se construía siempre, después de una discusión se empezaban nuevamente a pedir perdón, se armaba y se seguía con este ciclo vicioso de impunidad. También está el trabajo de concepto, de romper nuestra propia moral, porque es una película que agrede, que enfrenta al espectador de una manera fuerte. Hay mucha gente que piensa que todo es gratuito, gente que realmente no conectó con la película, no entendió los detalles o que se sintió muy violentada porque se perdió y apareció ahí en la escena clave dolorosa de la película y no hizo el recorrido bien. La gente que conecta queda muy agradecida, muy gratificada y eso lo ha demostrado todo el contenido que ha tenido la película que sigue girando en festivales, ha sido muy premiada y es una película chica que la hicimos con mucha pasión. Creo que el amor que le pusimos se plasmó muy bien.
Hay una escena clave que detona la historia, que es un abuso, de una mujer a un hombre, que pertenece a una clase social más vulnerable. Él se va y los deja abandonados. ¿Cómo llegaste a esa propuesta dramática que gatilla toda la serie de acontecimientos que la familia vive en el encierro en esta isla?
En el fondo, era trabajar el tema de las clases sociales. El personaje de Alfredo y Paly representan una clase muy poderosa, muy en la punta de la pirámide donde ellos consideraban que todos los demás son inferiores, por ende, les pertenecen. El tipo que era el personaje de Nicolás (Zárate), que es el que hace los cuidados, el que mantiene la isla, el personaje clave, aunque parezca que no, Paly sentía que le pertenecía, ella podía hacer lo que quisiera con él. También está la idea de los bichos de ciudad que van a lugares mucho más puros, más limpios, más naturales y con otras formas de entender la vida donde llegan estos tipos a tomar lo que les pertenece de la manera abusiva y creyéndose dueños de ellos. Ese concepto era súper interesante y que eso detonara la tragedia finalmente. Mucha gente esperaba que Nicolás fuera el malo, el prejuicio ya está instalado en la cabeza del espectador, el pobre es el malo, el pobre es el delincuente, el humilde o el trabajador es el personaje malo. Quisimos romper ese estigma y trabajarlo desde una mirada femenina que toma el poder sobre un hombre que claramente se siente violado y abusado, sin opciones, con mucho miedo. Aparte está en juego su trabajo, son miles de cosas que se ven y me parecía súper interesante que ese fuera el punto de la tragedia, que ellos mismos provocaran el quiebre familiar hacia abajo.
Es una tragedia, que si uno piensa, no es una película survivor, no es una película que esté su vida en juego. No tienen agua, si quieren ir al baño tienen que ir a buscar agua y cargar el estanque, tienen poca comida, pero tienen una puerta de donde igual podrían sacar comida, es como la burguesía que no tiene opción de sobrevivir si no tiene un empleado que le haga todo, es ese concepto base en la historia.
La película habla del tema del aislamiento que en momentos de pandemia es súper interesante, el encierro genera todos estos dramas familiares que deben estar pasando muchas familias en el mundo. Como esto fue filmado antes de la pandemia no era la idea. ¿Ahora cómo ves que resuena esta temática?
La pandemia generó una relectura a la película porque coincide en eso, en el tema del aislamiento, de someterte a compartir en espacios más limitados con tu familia, que incluso uno podría pensar que todo iba a estar bien ahí, pero en verdad empiezan a aparecer el desgaste psicológico, la no empatía o el que te molesta todo del otro. Además, esa idea de encierro, de no tener internet, esas adicciones a cosas que nos evaden están en un paraíso y no lo disfrutan, tienen un bosque maravilloso. De hecho, el personaje de Paly dice: “Es pura naturaleza, no ofrece nada este lugar, cómo voy a hacer un hotel aquí, no tiene internet». Es como reírnos un poco de nuestra propia tragedia, de esa falta de naturalidad que hemos ido perdiendo como individuos, como personas, necesitamos que haya conexión Wi-fi, necesitamos que alguien nos traiga comida, todas esas cosas, quería graficarlo en ese paraíso, que un viaje familiar destrozara el paraíso, no había posibilidad de ser feliz ahí. Hay mucho daño abajo, está el tema del clasismo en el personaje de Gastón, que no es aceptado, que es de una clase inferior, que es la gran vergüenza de sus padres, de cómo su hija, su única hija se mete con este tipo ordinario, vulgar.
Tiene muchos elementos que están pensados desde abajo, que creo que hacen que la película sea un buen reflejo social. Pensé que era muy chilena, muy de nuestra idiosincrasia, pero finalmente es bien universal. En Francia la gente se cagaba de la risa, porque se sienten reflejados, el humor viene de reconocerse en eso, porque ellos también lo piensan. Como cuando describen el matrimonio de la familia, ese matrimonio horroroso, de qué hace su hija metida con ese tipo, perdedor. Estaba el tema de la imagen de Gastón, de ser el hombre chileno, el padre derrotado, este padre que no sabe ser padre, que no sabe ser pareja, que inventa este negocio, es un manotazo de ahogado, ese negocio aunque lo hicieran y le pusieran la plata, no iba a funcionar porque no están las capacidades. Quería mostrar un hombre derrotado en el personaje de Gastón. Creo que lo hace brillante porque si uno se fija su viaje actoral es el que está más controlado y el que hace unas sutilezas impresionantes. Siempre está en la no aceptación de esa familia, que es lo que pasa mucho cuando uno va de repente a una familia o te enamoras de tal persona y la familia no te quiere porque encuentra que no perteneces a esa elite, a esa casta, esa clase y era súper incómodo.
También trabajar muchas cosas personales de ellos. Cuando elijo el casting ya voy pensando en los perfiles de las personas para metérselos a los personajes, que lo hice en Camaleón con Paulina (Urrutia), con Gastón, que también tenían esas características. Por eso en Camaleón se llamaban por su propio nombre, ahora les cambié los nombres, no a Nicolás, pero sí es una forma de acercarse a la actuación, que es interesante.
A Consuelo (Carreño) también le dejaste el nombre.
Sí, Consuelo fue un regalito de esta película. Yo tenía otra actriz para ese personaje, después de un casting de casi ocho meses y la actriz se me cayó un mes antes y tuve que hacer un casting de emergencia. Lo que parecía la gran tragedia terminó siendo el gran regalo. Quedé totalmente feliz con el trabajo de Consuelo. Ha sido ovacionada en el mundo entero, donde he presentado la película me dicen “qué onda esa niña, como actúa es impresionante” y es una actriz que todavía es desconocida en Chile que hizo Mary & Mike, la serie de Chilevisión y que es brillante. Hacerle de pareja a estos tremendos actores en escenas claves es súper difícil y ella lo logró muy bien y tenía mucho menos tiempo de trabajo que los demás. Es el personaje más difícil de enfrentar, súper vulnerado, súper heavy, en la escala social familiar ella estaba en el nivel más bajo, es súper interesante y estoy muy feliz de lo que pasó con ella.
Además de hacer casting, hiciste muchas cosas en la película, la escribiste, la dirigiste, la produjiste y la montaste. ¿Cómo fue estar involucrado en todas las etapas de la película?
Creo que lo mío viene por dos factores, uno por mi formación actoral, que cuando uno hace un montaje de teatro se preocupa de la luz, de la música, del vestuario, del maquillaje, de cómo va a ser. Cuando entré a la escuela de cine lo seguí haciendo así. Desde la escuela que me meto en todo y que rompo la línea estructural de cómo se aborda el cine, que es muy jerárquico. Como me gusta trabajar místicamente necesito una concentración muy grande de mi crew, necesito un equipo muy chiquitito. Todos capos en sus puestos, un gran fotógrafo como Eduardo Bunster, Juan Millán haciendo un foco increíble, Carlos Cabezas en la música, Paty (Figueroa) en el arte, un equipo súper bueno. Nicolás Diodovich estuvo conmigo en la escritura del guion, también fue asistente de dirección. Nico es un maravilloso director argentino, talentosísimo, que estuvo apoyándome en todo, desde comprar parafina a dirigir a los actores, es un trabajo súper intenso y a mí me sale natural. Me ha costado un poco validar el sistema, la gente te dice “por qué te estás metiendo, si este es mí trabajo”, pero creo que es parte del sello meterme en todo. También tiene que ver porque al principio me cerraron las puertas cuando fui a buscar productores para trabajar en mis películas, nadie se quería involucrar y ahí me tuve que volver productor o sino nunca hubo una película. No me daban los fondos, no tenía productores entonces me tuve que volver director y productor. Fue súper duro, súper exigente, pero me entregó las herramientas más grandes porque pude asistir a todos los mercados del mundo, he estado en Cannes, en Berlín, en Toronto, en Venecia, voy aprendiendo cómo se hace el cine luego de tener una película, que es una zona que uno da por hecho. No saber quiénes son los agentes, los agentes buenos, en cuáles uno puede confiar, a qué festival, cómo se va, cómo se vende, cómo se maneja la prensa, yo hago hasta las redes sociales de la película, me meto en todo, hasta el catering lo hago yo cuando son pequeñas jornadas.
La película ha hecho un recorrido por varios países, en el Festival de San Sebastián ganaste Mejor Director en la categoría «Nuevos Directores». ¿Cómo fue eso para ti?
Fue un sueño, una locura. Imagínate, era una película del más bajo presupuesto, peleé para llevar a todo el elenco y logré llevar al elenco completo a San Sebastián. Estaba parte del equipo detrás de cámara, Nano el fotógrafo, Paty de arte, Carla en producción, Nico el coguionista, estaba mi pareja, éramos como 14 personas de Algunas bestias, que es una película muy chiquitita y una selección súper difícil. Me acuerdo cuando fui a hacer la prueba del DCP antes de la primera función, tiran una especie de publicidad de los ganadores de New Directors y Campanella, Almodóvar, Bong Joon-ho, era una selección de directores alucinantes que ya estar ahí, que esté compitiendo en esa categoría era un lujo y haber ganado fue un sueño. Fue súper emocionante porque estábamos todos, fue muy lindo y porque fue un premio al esfuerzo y al trabajo que es algo que uno generalmente piensa que no se da, que lo que te dicen “trabaja y trabaja y lo vas a conseguir”. Aquí se vio y fue muy valorada la película. Me encantó el jurado, principalmente de mujeres y que ellas hayan defendido la película. Por ejemplo, Laura Mora que hizo Matar a Jesús que era parte del jurado me dice: «Yo veo esta película y digo esta es la ganadora, aunque me quedaran cinco películas más yo la di por ganadora», porque conectaron con la película al igual que la conectó el elenco. Un nivel súper profundo con un jurado de mucha calidad, fue muy emocionante y fue un premio a todo ese esfuerzo que hicimos. El rodaje fueron diez días maratónicos, donde hacía frío, había tormentas para cruzar a la isla, donde Calbuco tampoco tiene tanta hotelería, estábamos en pensiones de gente que va a trabajar el salmón. Entonces, que el equipo acceda a eso, a las pocas condiciones obviamente los regaloneo en todo, sobre todo a mi elenco, que estén súper cómodos, que no pasen frío, que coman rico, que estemos todos ahí cuidándolos a ellos para que se sientan importantes y para que puedan hacer una gran actuación. Creo que todos esos elementos se coronaron en San Sebastián y fue muy lindo. Aparte la crítica amó la película, hubo millones de críticas, un 80 % la valoró mucho y un 20 % la odió, pero creo que es una película que la quieres o la odias, aceptas la propuesta o te sientes violentado y violencia gratuita es lo que más le molesta a la gente que no la entiende.
¿Cómo ha sido para ti estrenarla en Chile online? Es una película con una cinematografía impresionante, con una locación increíble, los paisajes, los colores, los planos. Pero, además, lo que permite el online es que pueda acceder gente de distintos rincones del mundo, como gente que quizás vive en lugares aislados. ¿Qué te parece estrenar online y no en sala?
Como tú lo dices, tiene sus pros y sus contras. Obviamente a uno le encanta que la gente la vea, creo que es una experiencia verla en pantalla grande si no has visto nada de la película y te sometes a esa sala oscura donde la película agarra una densidad aún mayor donde se ven más detalles, donde es mucho más impactante. Uno trabaja para eso también, uno hace toda una postproducción y es otra calidad al verla en tu computador o en televisor, no es la misma experiencia. Pero el contra plano es eso, lo democrático, de llegar a más lugares, donde lo pueden ver en regiones que no tienen acceso a la cultura, entonces, por ese lado, me pone feliz. Ojalá que la vea la gente en regiones, la gente en Calbuco, la gente en la isla. Tenía ganas de hacer un estreno en la isla, es un sueño que todavía no lo boto y espero que si esto vuelve a la normalidad relativamente pronto, hace un estreno allá e invitar a la gente de Calbuco, a los isleños que participaron a que la vean. Porque también está todo ese crew anexo, la señora que te ayuda con comida o los de las lanchas que nos cruzaban. Las escenas que no podíamos salir del bote, para hacer el plano final, el bote literalmente encallado, toda la gente sacándose pantalones, meternos para adentro, así de precario. Como que se está yendo el último atardecer y al otro día se desarma todo, para que la gente conozca la película y agradecerles también. Creo que es una fiesta que ellos se merecen y ojalá lo podamos lograr. Igual no es lo mismo y espero que la gente que la pueda ver se acerque lo más posible a un cine, que deje el celular afuera, que apague la luz de la pieza, que ponga un buen volumen para que vea la película y pueda conectar con ella. No descarto hacer una semanita en sala si es que la cosa vuelve más adelante.
¿Qué más se viene para la película? Quizás poder estrenar en salas a futuro, hacer más recorridos por festivales, ¿qué otros proyectos tienes en carpeta?
Ahora la película se va a presentar en Reino Unido en un festival que se hace en Cambridge, se va a presentar en Polonia en otro festival en este momento, no he tenido la última actualización de los agentes de venta, pero la película sigue en recorrido, sigue viajando, se ha presentado en un montón de países y vienen estrenos. Viene el estreno en Francia que fue postergado también por la pandemia, el estreno en Brasil, en Estados Unidos. Está todo incierto a nivel de fechas por lo mismo. Ahora volvió la segunda ola en Europa, íbamos a salir ahora, se está todo reevaluando, pero la película sigue buscando distribuciones y sigue participando en festivales.
A nivel profesional estoy trabajando en otros proyectos, estoy presentando una nueva película con Alfredo Castro y Gastón Salgado, la consagración del sistema. Ahora queremos llevar este sistema de actuación de hacer cine a la realidad y meternos en el Barrio Franklin, queremos filmar todo en ese barrio y que trabajen actores naturales y no actores y hacer todo un trabajo de actuación con ellos. Que Alfredo y Gastón puedan vincularse con esa realidad y podamos vivir ahí, arrendar una casa, hacer un trabajo de inmersión súper fuerte para que no sean unos turistas usando ese barrio, porque creo que es un barrio emblemático. Creo que hay un folclor ahí muy lindo y podría ser una de las arterias principales de Santiago, donde se conecta todo el mundo porque también está el Persa, que lleva gente de todas partes de Santiago que quieren ir el fin de semana a recorrer. Es la historia de un músico callejero, que es el personaje de Alfredo Castro, que tiene el desafío. Él está con clases de canto hace cuatro meses atrás, filmamos un teaser de adelanto de esa película, lo presentamos al fondo, esperemos que nos apoyen, sería increíble. Es una película que tiene coproducción con Francia y con Colombia, que está todo, lo único que falta es que el Ministerio apoye el proyecto y podamos filmar el próximo año. Es un proyecto súper estresante, está Sergio Armstrong en la fotografía, Amparo Baeza en arte, hay música original, está Carlos Cabezas y también hay otros músicos que van a proponer. Ver a Alfredo cantando en un personaje es súper mágico, porque es un tipo con su guitarra y su parlantito que anda paseando en las calles, es bien interesante lo que se produce. Es una película que se mete en los temas que a mí me gustan, en lo político, en lo social, cuestiono el sistema de salud chileno, el abandono de los artistas, de artistas callejeros que mueren en la extrema pobreza y una mirada a Chile, nuevamente, en un barrio patrimonial como es el Barrio Franklin.
Además estoy con un documental que está apareciendo y tomando harta fuerza, que me están invitando. Es una de las grandes historias de Chile que todavía no puedo contar, pero un caso emblemático chileno, estoy empezando el proceso de investigación que sería mi primer documental profesional. Y hay otra ficción que está dando vuelta ahí que vamos a ver qué pasa. Son tiempos de primavera, está floreciendo todo, espero que se concrete todo, ojalá salga lo del fondo que eso sería genial, porque es una película que tenemos muchas ganas de hacer.
Título: Algunas Bestias
Director: Jorge Riquelme Serrano
Productora: Laberinto
Elenco: Paulina García, Alfredo Castro, Andrew Bargsted, Gastón Salgado, Consuelo Carreño, Millaray Lobos y Nicolás Zárate
Distribución: Market Chile
Información de cartelera
Cuándo: 20 y 21 de noviembre
Venta de entradas: puntoticket.com
Valor: $ 5.900 + cargo