Por Isabel Agurto
Cabaret ya se estrenó en el Teatro Municipal de Las Condes. Uno de los musicales más populares del teatro, con ciertos elementos que lo hacen perfecto para el público: el contexto histórico, una historia sentimental y triste, personajes enérgicos y juguetones, una partitura excelente y unas letras ingeniosas.
Personalmente, estoy muy entusiasmada con el regreso de Cabaret y, junto a Culturizarte, pude entrevistar a Ramón Gutiérrez, su director, quien nos cuenta sus reflexiones sobre este proyecto y cómo ha sido el trabajo para llegar hasta aquí.
¿Por qué Cabaret? ¿Cómo surgió la idea de este tremendo desafío?
Con nuestra compañía tenemos una búsqueda sostenida sobre el discurso, sobre la búsqueda del ser humano de sí mismo. Una búsqueda que nos ha orientado mucho la mirada sobre los arquetipos y sobre los grandes viajes de desarrollo y el encuentro con uno mismo. Pasamos por Los miserables, en el 2014 en La Católica y, de ahí, con María (Pedrique) empezamos a buscar.
Profesionalmente, hicimos El violinista en el tejado, luego de eso nos pusimos mucho más intimistas con Casi normales, que fue más discreto. Ahora, decidimos volver al desafío del espectáculo y de un clásico, esa es la principal razón por la que nos fijamos en este título y, maravillosamente, nos tocó una versión que nos permite fijarnos en cosas de nuestro interés. Fuimos encontrando más que respuestas, preguntas muy interesantes sobre la libertad humana.
¿Qué crees tú que diferencia a este Cabaret del que se hizo en 2011 o de otras producciones en otros países?
Esa pregunta está siempre presente. Yo pienso que está dando vueltas en la compañía desde que estrenamos El violinista en el tejado, la pregunta sobre qué pasa en Chile haciendo musicales, qué pasa con nuestra forma de sonar, con nuestra forma de cantar, de bailar, con nuestra formación.
En nuestra versión vas a escuchar a los alemanes hablando como chilenos y vas a escuchar a los gringos hablando como una película de doblaje. Nos hacemos cargo de lo que es estar frente a un otro, a un extranjero. María, con quien llevamos mucho rato el timón de la compañía en términos editoriales, es migrante, entonces, la pregunta por el migrante, por el ajeno, es algo que está dando vueltas acá.
Por otro lado, el diseño está reimaginado y repensado. Tiene una visión bien contemporánea, muy ecléctica. Tiene algo muy latinoamericano en lo kitsch, también. Hay una sensación de estar desde lo exiguo, desde lo escaso, como si cada personaje se hubiera hecho en el mundo del Cabaret su traje para el show a partir de un pastiche, es muy variopinto. Yo diría que ahí hay algo muy nuestro. Por supuesto que el sonido y la búsqueda coreográfica también tienen que ver con nuestros discursos estéticos y están súper presentes. Desde que con María hacemos la traducción del texto, hasta la última resolución estética, tiene harto de esa búsqueda, de nuestra forma de hacer teatro musical y teatro en general.
La historia de Cabaret transcurre en Berlín en 1930, momento del surgimiento de nacionalismos extremos, tema que sigue vigente hoy, en 2024 ¿por qué?
Yo me meto a las redes sociales a ver los comentarios, porque ahí es donde la gente opina. Ahí hay algo que la gente dice, con propiedad y segura; opiniones reales que apuntan a discursos muy parecidos al color de esos discursos que se empezaron a instalar para cimentar el ascenso del nazismo, que tienen que ver con una fuerte intolerancia e incluso con un desprecio muy declarado y cada vez es más abierto, cada vez es más políticamente correcto. Al ver cómo se trata al migrante latinoamericano, porque no es otro con el que tenemos problemas, se nos hace urgente preguntarnos qué estamos haciendo diferente esta vez, en este ciclo que da la historia. Entonces, en nuestro Cabaret el problema ya no era cómo resolvemos el show de los clásicos Money, Money, sino cómo nos hacemos cargo de esto otro. Hay una escena brutal en que a una actriz del cabaret, vestida de gorila se la llama judía. Y así se le está llamando hoy al migrante latinoamericano, se les dice mono. Me parece brutal.
¿Cómo harías la invitación para que nuevas generaciones vengan a conocer esta historia? porque a lo mejor no han visto versiones anteriores ni la película del ’72.
Es una versión que, como muchos remakes que se están haciendo hoy en día, que vemos en el cine, está hecha por gente que está hablando su lenguaje. Para las nuevas generaciones tenemos referentes que son muy nuevos también. Beyoncé ha sido fundamental en el recorrido coreográfico y actoral del Cabaret. Hay una sonoridad, una visualidad, una danza que está refiriendo mucho a nuevos lenguajes, al Tik Tok, sin sacarlo de su época, sino al contrario, prestándolo de lo que conocemos.
Cabaret tiene un ritmo, un vértigo, tiene una textura y unas temáticas que le van a resonar absolutamente a las generaciones nuevas.
Soñando un poco, ¿qué musical de Broadway te gustaría ver en Chile?
¡Oh, qué buena pregunta! A mí me encantaría hacer Los miserables, que lo hicimos en La Católica, pero me gustaría reventarlo, profesionalmente. Es carísimo traerlo, pero creo que nos merecemos Los miserables.
También me interesa hacer musicales más chiquititos y contemporáneos, que pudiéramos aprender. Me encantaría que el público pudiera sostener una temporada completa de musicales más pequeños y más nuevos. Ver algo como Hamilton, que lo pudiéramos hacer acá y que fuera un fenómeno así de grande.
Me gustaría mucho ver Company de Sondheim. Ver cosas más sensibles, más sutiles, que no sean tan taquilleras, pero que calen, que todavía son muy de nicho. Pero vamos para allá, hay que educarnos entre nosotros también. Nuestras audiencias, nuestros artistas.
Ficha técnica
Título original: Cabaret
Dirección General: Ramón Gutiérrez
Dirección Actores: Phelix Williamson
Dirección Coreográfica: Gonzalo Beltrán
Dirección Vocal: Francisco Kamei
Dirección Banda: Valeria Peña
Producción Ejecutiva: Magdalena Bulnes
Producción Artística: María Pedrique
Diseño Escenografía y Vestuario: Ina Muñoz
Diseño Maquillaje: Lilian Palacios
Diseño Luz: Rodrigo Ruiz
Diseño Sonido: Jorge Abarca
Elenco:
Sally Bowles: Carmen Zabala
Emcee: Max Salgado
Cliff: Francisco Dañobeitia
Fraulein Schneider: Marcela Millie
Her Schultz: Gonzalo Muñoz – Lerner
Ernst Ludwing: Juan Carlos Maldonado
Fraulein Kost: Florencia Contreras
Ensamble:
Matías Silva
Samuel Sanhueza
Matías Iturra
Imanol Ibarra
Juan Diego Bonilla
María Pedrique
Carla Baeza
Antonia Fuentes
Nicolás Zambrano
Giovanna Rossi
Javiera Alvear
Francisca Riquelme
Disciplina: Musical
Duración: 120 minutos con un intermedio de 15 minutos incluido.
Recomendación: Mayores de 14 años
Coordenadas
Desde el 15 de mayo al 23 de junio de miércoles a domingo.
Miércoles a sábado a las 19:30 – Domingo a las 18:00
Entradas en boletería y web del teatro