Entrevista al director de “El estado imaginario”, Alan Fischer: “La película habla de la empatía, de ponerse en el lugar del otro”

 

Por Galia Bogolasky

Entrevistamos al cineasta chileno, previo al estreno nacional de su último largometraje El Estado Imaginario, una coproducción sueca. Esto fue lo que nos contó.

¿Cómo surgió la idea de esta historia? Dice que está inspirada en hechos reales. ¿En cuáles?

La película está inspirada en varios hechos reales sobre todo en los distintos casos de chilenos que se unieron a las filas del Estado islámico durante los últimos años. Estos casos me impactaron muchísimo por tratarse de chilenos que dejaban todo atrás y arriesgaban sus vidas por ir a Iraq y Siria a vivir en una cultura tan distante a las suyas de origen, y en un ambiente tan hostil. También está inspirada en los distintos atentados terroristas del último tiempo que han sucedido en varios países europeos: Suecia, Francia, Inglaterra, España, Alemania y en Australia.

¿Cómo se gestó la coproducción con Suecia? ¿Cómo fue el acuerdo?

La película tiene varios productores, entre ellos está Igor Cantillana, director de teatro y productor chileno establecido en Suecia hace décadas y Dewan Myrza, productor iraquí establecido en Suecia con su productora D21 Film. Es con esta productora sueca con la cual coprodujimos la película en conjunto con mi productora, Ant Fire Productions. Filmamos en Suecia en 2017, en Estocolmo, y en 2018 en Santiago, Chile. La postproducción se hizo en Chile con Yagán Films. Por otro lado, pudimos contar con el apoyo de las embajadas de Noruega y Suecia en Chile. Tuvimos la suerte de trabajar con profesionales chilenos y suecos de gran capacidad y talento.

¿Cómo fue el proceso de dirección? Sobre todo, pensando en que tuviste que dirigir gran parte de la película en otros idiomas.

La película está hablada en cinco idiomas, más que nada en sueco y después en menor medida en español. Como en el rodaje había personas de tantas nacionalidades (diez nacionalidades para ser precisos) que hablaban idiomas tan distintos finalmente terminamos comunicándonos en inglés.

La tradición teatral y fílmica en Suecia es muy potente y muchos de los actores de la película provenían del teatro, por lo que venían con un ritmo intenso y oficio admirable. Todos eran actores profesionales así que solo hubo ensayos previos con el protagonista, Francisco Sobrado. Él es un gran actor chileno-sueco con una vasta trayectoria en cine, teatro y televisión. Mi rol como director fue más que nada servir de puente entre el texto y su background actoral y bagaje emocional.

¿Cómo llegaste al elenco? ¿Cómo fue el proceso de casting con los actores suecos y chilenos?

Igor Cantillana fue el director de casting y trabajó también en el casting el actor sueco, Alex Antic, que se encargó de buscar a los actores para los roles secundarios y extras.

Con Igor nos enfocamos en la búsqueda de los actores para los roles principales. Fue un proceso largo y difícil, porque teníamos que conseguir a actores que calzaran con los perfiles multiculturales y de idiomas requeridos para cada uno de los personajes. Las audiciones duraron varios meses en Chile y en Suecia hasta encontrar a los actores idóneos para cada rol, y también que tuvieran química entre ellos, que formaran juntos una constelación creíble, un universo verosímil entre todos.

La película muestra un atentado a un centro Sefaradí, que nos recuerda el atentado a la Amia en Argentina. ¿Hubo alguna conexión con ese atentado?

Sí, ese atentado ha sido lo más cercano a Chile que hemos tenido y claramente influenció nuestro guion. Es una tragedia latinoamericana reciente cuyas heridas fueron reabiertas con la muerte del fiscal argentino Alberto Nisman. La película trata un tema parecido, pero de un hombre que toma la justicia en sus manos porque ha tardado demasiado en develarse la verdad.

¿Cuál fue el mayor desafío en el proceso de rodaje? Siendo que contaba con locaciones en Suecia y en Chile.

El mayor desafío fue filmar en Suecia porque yo vivo en Chile, entonces tuve que instalarme varios meses en Estocolmo. Si bien la preproducción fue compleja, ya en rodaje se disiparon todas las dudas y fluyó mucho mejor de lo esperado.

La película es vertiginosa, ya que cuenta con distintos tiempos y espacios. ¿Cómo manejaste ese desafío de saltar del pasado al presente y de Chile a Suecia constantemente? ¿Fue muy complejo el proceso de montaje?

Sí, la película se narra en desorden cronológico y mezclando dos tiempos, separados por tres años entre sí, y dos espacios: Santiago y Estocolmo. El proceso de montaje tomó tiempo porque el primer corte duraba más de dos horas y media y la película terminó durando una hora cuarenta minutos. Terminamos dejando fuera varias escenas que más que ayudar al relato central desarrollaban relaciones anexas a las primordiales y ese fue el desafío en la edición: dejar lo esencial para fortalecer la historia principal sin menoscabar la importancia del desarrollo de las narrativas paralelas.

¿Cuáles son las grandes temáticas que abarca la película?

La película tiene varias capas y se puede interpretar de distintas maneras. Pero finalmente cuenta la historia de un hombre que busca conectar consigo mismo, con el resto y con su pasado en busca de la verdad. Habla de que todos somos más parecidos de lo de que creemos ser. Por eso mismo habla de la empatía, de ponerse en el lugar del otro.

¿Cuáles son tus referentes en el cine que podrían haber influenciado el estilo de esta película?

Tengo varios referentes y, en este caso, algunas películas que podrían haber influenciado El Estado Imaginario son A Prophet, de Jacques Audiard y A Separation, de Asghar Farhadi. También Christopher Nolan con Memento. Y quizás de manera más inconsciente Persona, de Ingmar Bergman.

¿En qué género situarías El Estado Imaginario? ¿Thriller, acción, drama?

Tal cual, un drama/suspenso con un poco de acción.

¿Por qué el nombre El Estado Imaginario?

Los idiomas, el lenguaje, son un tema importante en la película. La película es hablada mayoritariamente en sueco, pero también se hablan varios otros idiomas: español, kurdo, árabe, farsi e inglés. El protagonista es profesor de idiomas (sueco, kurdo y árabe) en una universidad en Chile. Es a través del lenguaje que se crean construcciones imaginarias, como las organizaciones, ideologías, religiones y estados. También se refiere a estados imaginarios internos. Los relatos sobre uno mismo que todos nos contamos a nosotros mismos y al resto. Y cómo uno recuerda el pasado. El estado imaginario de la película se refiere a los estados internos y externos que se crean gracias al lenguaje. Porque, a fin de cuentas, todo nuestro mundo como lo conocemos es imaginario en ese sentido.

Después de Hijo de Trauco ¿Cuáles fueron los mayores cambios en tu segundo largometraje?

El mayor cambio fue darme cuenta de que uno va cambiando mientras avanza el proyecto y que al menos para mí, es crucial ir incorporando eso nuevo que vaya haciendo sentido a tu ser actual, y no a ese que empezó con el proyecto. En otras palabras, fue importante ir adaptándome a las condiciones presentes y a las realidades circundantes para poder hacer realidad el proyecto y no quedarme estancado en mis expectativas iniciales.

¿Cómo crees que conectará con las audiencias chilenas?

La película es internacional en su concepción, desarrollo y ejecución por lo que creo que no sólo el público chileno podría conectar bien, sino que cualquier público, en cualquier lugar del mundo, porque su mensaje es universal.

¿Cómo ha sido la recepción en el público sueco?

Fue interesante. En primer lugar, la expectación por ver esta película hecha por un director extranjero hablando de temas como la inmigración en Suecia y con actores muy reconocidos. El hecho de que la comunidad chilena sea tan grande en Suecia también ha sido relevante en términos de audiencia. Luego del estreno surgieron conversaciones profundas y reflexivas, y eso fue muy emocionante para todo el equipo.

¿La película va a tener recorrido por festivales?

Sí, la película este año empieza su recorrido por festivales de cine.

Cuéntame sobre tus futuros proyectos.

Tengo un guion desarrollado de largometraje de ficción que pienso empezar a levantar este año, y dos ideas más en carpeta, una para un largometraje y otra para una serie de televisión. Son proyectos internacionales, uno con Brasil, otro con EE. UU. y Japón. Pero pueden ocurrir en cualquier parte del mundo así que quizás puedan ser adaptados donde sea que tengan la posibilidad de convertirse en una realidad.

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