Entrevista al director de “Fuego Rojo’’ Martín Erazo: “Hicimos un trabajo de investigación en la búsqueda de un lenguaje’’


Por Vanessa Vidal Durán

Fuego Rojo es un espectáculo de teatro y circo, inspirado en Memorias del fuego del uruguayo Eduardo Galeano. Un funeral se transforma en una fiesta pagana donde los cuerpos de los actores a través de la danza, coreografías, malabares, aparatajes y otras técnicas circenses forjan imágenes poéticas, cuyo eje unificador y principal son las raíces de los pueblos latinoamericanos, llenos de ritos y celebraciones, donde cada rincón tiene su identidad pero juntos son, finalmente, parte de la misma historia.

Este montaje está a cargo de La Patogallina, colectivo que nace en 1996, en Santiago, con el fin de recuperar espacios públicos como lugar de encuentro, aprendizaje y creación. De la primera formación de artistas permanecen tres, Eduardo Moya (actor y artista visual), Rodrigo Rojas (actor, jefe técnico y escenógrafo) y Martín Erazo, director y dramaturgo de Fuego Rojo, quien se desempeña además como director artístico y dramaturgo del colectivo. Además, posee estudios de comunicación audiovisual en el Instituto Profesional Arcos. Ha realizado diversos trabajos en dicha área, multipremiado, el que destaca Bestia -por nombrar alguno-, cortometraje animado nominado a los premios Óscar en dicha categoría el año 2021.

Erazo conversó con Culturizarte para ahondar en la riqueza y complejidad de esta gran obra.

Martín, ¿Cómo puedes definir, explicar, el proceso creativo de Fuego Rojo?

El proceso creativo de Fuego rojo nace a mediados del 2018, luego de conversaciones con Leandro Mendoza, gestor, productor, director de festivales de circo, director de circo argentino que vive en Barcelona, a partir de la búsqueda de un lenguaje teatral circense que permitiera mezclar tanto elementos que ha empujado La Patogallina los últimos años, como el trabajo que él ha hecho sobre todo específicamente en el diseño de aparatos circenses, que son esos grandes elementos con los que se desarrollan técnicas circenses. Desde un inicio pensamos en trabajar un espectáculo que estuviera inspirado en las raíces de los pueblos latinoamericanos. Yo propuse y llegamos rápidamente a Memorias del Fuego, a todo el trabajo de Galeano que ambos conocíamos; propongo el primer tomo y empezamos a trabajar en torno a eso. Ahí yo escribí una primera estructura de la obra que se postuló a un fondo, se recibió el apoyo del Ministerio de las Culturas, recibimos el apoyo como una coproducción con el Festival Stgo a Mil, pensando que se iban a hacer funciones como un espectáculo callejero ya que así fue concebido, pensado y desarrollado.

Luego llegó la pandemia, entonces hicimos todo un proceso teórico con el elenco que está conformado por actores y actrices de La Patogallina, la directora musical de La Patogallina, yo como director, la productora de La Patogallina, y un equipo de artistas circenses con los que yo había trabajado, sobre todo con Francisca Arces, con quien había trabajado antes, dirigiendo espectáculos de ella, y tres artistas más que se suman al equipo de Fuego rojo desde el año 2019. Empezamos a hacer una serie de reuniones y una investigación más profunda a partir de ciertos puntos que toca Galeano en el libro y empezamos a elegir ciertas temáticas como huicholes y plantas, lo machupe y plantas, la esclavitud y el desarrollo de la imagen de Yemayá en Brasil, toda cultura afroamericana, la cultura de los indios de Norteamérica, todo cruzado por la veneración a la naturaleza, los animales, y eso cruzado además por los textos de Galeano.

Vino la pandemia y empezamos a hacer un trabajo, yo te diría, semi clandestino porque nos empezamos a juntar en un espacio en Pirque con los permisos que se podían pedir. Nos quedábamos tres días, cuatro días, ensayábamos, y así estuvimos empujando en esas condiciones precarias pero muy intensas y muy emocionantes para nosotros también. Toda la primera etapa de Fuego rojo la terminamos haciendo una residencia en el Teatro Ceina, que es el teatro del Centro de Extensión del Instituto Nacional, que está en el metro Universidad de Chile. Grabamos la obra, hicimos una filmación, se cerró ese proceso. Leandro, que diseñó todos los aparatos, nunca pudo venir a Chile, trabajamos por zoom. Los aparatos se diseñaron desde allá, se construyeron aquí. Entonces todas esas cosas hicieron que Fuego rojo tuviera este proceso como de zoom y presenciales. Obviamente la última etapa, muy intensa presencial.

Después viene el estreno de Fuego Rojo que se hace en Recoleta. Quiero contar que todas las primeras funciones se hicieron en condiciones pandémicas, con poquita gente, siendo que fue una obra para el espacio público. Después la obra pudo desarrollarse como estaba pensada para grandes cantidades de público. Hemos estado en la India, ahora tenemos una invitación a México, hemos hecho muchas funciones en Brasil también, así que es una obra que nos tiene muy felices por su desarrollo, por su viaje. Colaboró con nosotros el artista plástico Tomas Ives, que aparte de hacer la gráfica del afiche, del cartel, también está su gráfica puesta en varias utilerías de la obra: el ataúd, el círculo, la rueda.

Cada tema que se eligió lo asocié directamente desde la dirección y previo a los ensayos con una técnica circense. Entonces, el mundo de los huicholes está asociado a la acrobacia por el tema lisérgico del peyote; el mundo de los pueblos originarios norteamericanos está asociado a la imagen de los tótem, los símbolos; la esclavitud y todo lo afroamericano está asociado a como un mástil de un barco -con esclavos – hundido, imagen poética de eso; los malabares están asociados a los ritos en torno a la muerte del México antiguo. E hice una selección de textos que se fueron probando de Galeano y también hay unos textos míos entre medio. Una cosa muy importante es que hicimos un trabajo de taller, de investigación en la búsqueda de un lenguaje, porque yo al principio decía que hay un lenguaje que viene de La Patogallina y están los artistas circenses que están invitados al proyecto, pero justamente el trabajo fuerte, consciente, fue aunar lenguaje y crear un lenguaje específico de esta obra. Si bien tiene cosas de La Patogallina, no tiene el lenguaje exacto de las otras obras, tiene uno especial que busca hacer confluir estos dos mundos que siempre están rozando, no necesariamente están juntos el teatro y el circo. Entonces sale un lenguaje que absorbe elementos de la danza, lo coreográfico y uso el texto de esa manera.

Respecto al nuevo lenguaje que planteas que Fuego rojo tiene distinto al de la Patogallina ¿Por qué tomaste esa decisión y en qué podemos distinguirlo?

Con respecto al lenguaje, la diferencia es el estilo de actuación. Las obras de La Patogallina tienen un estilo de actuación diferente que está marcado por el trabajo físico muy detallado de acciones, y esta es una obra que se mueve a un nivel poético, tal como es la poesía, que es un nivel de narrativa más libre y de asociaciones, por lo tanto, desde el punto de vista del movimiento, la actuación está más ligada y más cercana a elementos de la danza que del teatro físico que nosotros trabajamos. Entonces ahí hay una gran diferencia desde el punto de vista del lenguaje, porque la narrativa está construida de esa manera y el nivel poético que tiene el circo permite establecer una dimensión diferente escénica. El circo evidentemente no está en el ámbito de lo realista ni menos en las situaciones teatrales, como se pueden entender en otras obras nuestras que son de situaciones, acciones, historia. Esto está a un nivel mucho más de la poesía. Desde mi punto de vista el circo, la danza, y ciertos elementos que son más libres en ese sentido, desde el punto de vista narrativo, están en ese mismo ámbito de cómo la construcción narrativa de la poesía, entonces por eso es esta decisión.

¿Cuáles son los nuevos horizontes que tendría Fuego rojo?, ya que fue pensado para grandes audiencias y se ha presentado en otros países.

Fuego rojo ha estado en varios lugares, varios festivales en Brasil. En el verano estuvimos en la India, en Thrissur, en el Festival Itfok, y para el segundo semestre estamos planificando una gira que nos tiene bien emocionados por México, en el Festival Cervantino y algunas localidades aledañas, cercanas a la ciudad del festival, y algunas actividades en México DF.

¿Qué aspectos consideras que tiene Fuego rojo que le ha permitido ser una obra con tanta audiencia, exitosa, con grandes horizontes?

Yo creo que Fuego rojo tiene varias virtudes. Una es que realmente se logró cristalizar ahí un desafío que siempre tiene el circo contemporáneo, desde absorber otras disciplinas como el teatro, la danza. Creo que en Fuego rojo se logra de manera muy consciente y muy relacionada directamente al tema que se está tratando. Esa es otra de las virtudes, que Fuego rojo ha sido para muchas personas un portal o un lugar donde volver a encontrarse con ciertas raíces, volver a ver un mapa de Latinoamérica con todas las cosas que tenemos en común y que nuestros pueblos originarios tienen en común, pero visto desde una manera con ciertos toques o mirada moderna, que va a hacer re mirar y reconectarse con la realidad actual que tenemos. Siento que eso ha emocionado y ha conectado mucho a la gente. El hecho de que la música tenga estos toques como mezclas con lo electrónico con lo antiguo. Siempre se han buscado esos cruces. Muchas veces en el teatro de las artes escénicas no existe tanto eso y Fuego rojo viene a instalarse en ese espacio que le ha hecho mucho sentido al público. Creo que por eso ha tenido el éxito que ha tenido. Un punto importante de ese éxito es la re valoración y valoración de la figura de Galeano como un escritor importantísimo, columna vertebral de un ámbito muy específico de la literatura latinoamericana. La voz de Galeano está presente ahí y ha sido fundamental.

¿Qué aspectos de tu formación y expertise han permitido concebir a Fuego rojo como tal? ¿Cuál ha sido tu sello impregnado en el montaje propiamente tal?

Mi formación tiene que ver con el teatro físico y con el cine, y con todos los años que hemos trabajado con La Patogallina en mucha investigación histórica, de historia de Chile, de Latinoamérica. Fuego rojo tiene que ver con eso, en el sentido de que es el resultado de una investigación, desde un trabajo que se ha hecho desde hace mucho tiempo está presente Fuego rojo, porque es un proceso de investigación que se plasma y se cristaliza en una obra. Mi experiencia ha sido dirigiendo muchos espectáculos de circo de distintas compañías de circo contemporáneo, me hizo querer dar un vuelco y darme cuenta que habían muchos elementos del circo que están relacionados a la poesía y también buscar una manera de hacerlo que se reconozca como un circo contemporáneo latinoamericano. Para eso me parecía muy importante juntar las técnicas, los aparatos circenses y eso, con una narrativa, en este caso con una poética además, que es muy profundamente latina.

El trabajo de la música en vivo, que es un sello de La Patogallina; el trabajo de una investigación que permite construir una estructura que tiene un discurso, sello también del colectivo, trabajo que he venido haciendo, y el circo contemporáneo no necesariamente está en ese lugar. Creo que ahí hay un sello. El humor también, los momentos de humor son parte de mi trabajo. El trabajo de la imagen, la construcción de la imagen, es algo que me ha interesado mucho, con mi formación teatral, cinematográfica, siempre he buscado eso, desde el punto de vista de lograr imágenes que emocionen, con un carácter sensorial y no solamente pensar que el arte escénico es un lugar de desarrollo intelectual, sin desmerecer eso, sino que no es solo eso, sino que también es un aspecto muy sensorial que es el que a mi me interesa mucho y creo que en Fuego rojo está esa intención marcada.

Ficha Técnica

Título: Fuego Rojo

Dirección: Martín Erazo (Chile)

Idea Original: Martín Erazo y Leandro Mendoza (España)

Asistente de Dirección: Francisca Arce

Dramaturgia: Martín Erazo y Leandro Mendoza

Elenco: Francisca Arce, Ursula Campos, Francisca Artaza, Valentina Weingart, Alex Carreño, Adrian Diaz, Juan Ferino

Creación e Interpretación Musical: Alejandra Muñoz

Diseño de Vestuario: Antonio Sepúlveda

Diseño de Tocados y Accesorios: Gabriela González y Natalia Morales

Muñecos (Apu condor): Tomas O´Ryan

Diseño de Aparatos Circenses: Leandro Mendoza y Ulrich Weigel

Realización Escenográfica: Taller La Patogallina

Coach Circense: Exzequiel Silva

Comunicaciones: José Arroyo

Diseño Gráfico: Tomás Yves

Producción: Lorena Ojeda S. Minga Producción Escénica

Duración: 58 minutos

Coordenadas

Centro cultural Ceina, Arturo Prat 33,  Metro U. Chile

 

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