Por Galia Bogolasky
¿Cómo se te ocurrió hacer esta obra? ¿Fue porque te gustó la novela de Rivera Letelier? ¿Cómo fue el proceso?
Estaba en una conversación con mi hija, con la Maira, ya habíamos trabajado en dos obras juntos, queríamos seguir trabajando juntos. ¿Qué hacemos? ¿Que montamos? ¿Qué obra? De repente hacía poco había leído la novela y dije: ¿Que pasa si adaptamos esta novela? Tiene todos los ingredientes, tiene buenos personajes, hay baile, porque a los dos nos gusta mucho todo lo relacionado con el baile, y al día siguiente ya encontré el mail del autor, le escribí, nos pusimos en contacto al tiro, el me dijo: «¡ya! me tinca». Empecé con la adaptación. De manera muy pudoroso primero, tratando de respetar la novela al máximo, después Hernán Rivera Letelier me dice: «Está súper lo que estás haciendo, ¿Sabes que? Apodérate, apodérate, ¡Hazlo tuyo! Haz tu propia versión, te doy toda la libertad porque te tengo confianza». Entonces ahí me salí un poco de la novela, no tanto tampoco, pero integré personajes incluso de otras novelas. Me leí todas las novelas de Rivera Letelier, rescaté los cinco principales de la novela; el Feo, Ana, Flaca, el amigo el que cuenta la historia, Doña Orlanda y el Peineta, pero el resto son personajes de otras novelas.
¿El no tuvo problema con eso?
No para nada.
¿Habías adaptado antes una novela a obra?
No
¿Cómo fue la experiencia?
Es muy entretenido. Además que me gusta mucho escribir, entonces fue un deleite, esos tres meses que estuve trabajando en la obra fueron un deleite.
¿Cómo llegaste al elenco? Tu hija era parte del proceso, ¿Hiciste casting?
Si, había una condicionante que era súper importante. Los actores tenían que saber bailar, y bailar muy bien. A la Maira al tiro la vi como la Flaca, y Ana, y el Feo al tiro pensé en el Felipe Ríos, además es buen actor y baila muy bien. Ya había trabajado con Emilio Edwards. También es muy buen actor y baila muy bien. El resto del elenco hicimos una audición. Vinieron más de 70 postulantes y quedaron los 10 que están ahora en el escenario. La exigencia; tuvieron que dar una prueba de baile y una prueba de actuación y ahí seleccioné a los 10.
¿Qué fue lo más complejo desde la adaptación hasta la puesta en escena?
Yo creo que el momento más complejo fue llegando aquí a la sala. Vengo pensando esta obra hace más de un año, entonces cuando llegué a ensayarla, ya la tenía tan clara que la montamos de manera bastante rápida, solo dos meses. En 41 ensayos montamos esto. La parte más complicada ha sido acoplar la orquesta, a la obra y ahora todo el trabajo de iluminación, que ha sido súper complejo. Pero está dando resultados muy buenos.
¿Cuáles son los temas de la novela que te atrajeron en un primer minuto? ¿El baile, el amor?
De hecho en esa conversación que tuvimos con la Maira, ¿Qué hacemos? Siempre me ha gustado el tema del amor, de las relaciones, el amor no solo de pareja, sino de la amistad también. Por eso pensé en la novela. Es una historia de amor tan apasionada, tan compleja. El Feo pasa por distintos momentos de amor, que son bellos y que son terribles también, pero también está la relación del Feo con el amigo. El amigo es el que cuenta la historia finalmente, interpretado por Cristián Zúñiga, donde nace una amistad entre el amigo y el Feo. Entonces todo eso me gustó. Encuentro tan bonito y tan terrible que este personaje, el Feo, haya sido abandonado por las mujeres que más ha amado en su vida, partiendo por su madre que lo abandonó cuando chico. En algún momento cuenta esa historia, y después es abandonado por su joven mujer porque muere. Se casa con ella sabiendo que va a morir. Es un gesto de amor épico. Después esta flaca que es una joven estudiante de Antofagasta, que pasa sus vacaciones en Coya Sur y conoce a este Feo, y hay una historia, el cae rendido a los pies de esta flaca. Finalmente le dice: «Bueno Feo, yo ya me voy, tengo que volver a Antofagasta y además tengo novio». Ahí el Feo ya no da más y decide quitarse la vida. De hecho la obra parte diciendo con un homenaje que le hacen: «Hoy se cumple un año de la muerte de El Feo», y a propósito de eso el amigo empieza a contar la historia.
¿Por qué decidiste no poner escenografía, sólo depender de la iluminación?
Porque en la adaptación que hice, de hecho en la novela, sucede que hay escenas que son en el salón de baile, luego, vemos al Feo bailando solo en pleno desierto, luego lo destinan a un camarote que es de 2×2, luego está la casa de Doña Orlanda, está el andén, está la calle, el pueblo. Entonces es invertir 200 millones de esos en pura escenografía. Pero mi punto de partida fue la primera imagen que tuve y en base a eso visualicé el espacio escénico, visualicé al Feo bailando ballet, eso es lo bonito también. Su gran frustración es haber sido bailarín de ballet, entonces llega a pleno desierto, pone su vitrola y pone música clásica y baila ballet. Esa imagen de un hombre bailando ballet, en la mitad del desierto, ese fue el punto de partida. Pensé el escenario tiene que ser un escenario grande y vacío para dar la sensación de desierto y de un hombre chiquitito bailando.
¿Qué expectativas tienes con la obra? Estar con Corpartes es grande ya.
Eso fue un regalo caído del cielo, que Corpartes se interesara en esta obra, y estuviera dispuesto a financiar la totalidad de la producción. Estamos en conversaciones, porque es una obra que necesita moverse. Es una obra que necesita darse en el norte. Ojalá se pudiera hacer una gira, por el norte. Un lugar de origen de la obra, y también llevarla a regiones e ir al sur, pasearla por distintas salas grandes, que hay hartos espacios muy buenos. Yo creo que es una obra que puede ser popular, porque es totalmente transversal, es una obra para nada intelectual. Es una obra que yo creo que realmente puede ser un regalo para cualquier espectador y pasar un grato momento siendo testigo de buenas actuaciones, hay escenas emocionantes, hay escenas divertidas, están todas las escenas, los bailes, está la orquesta en vivo que es un aporte grandísimo.
¿Qué le podrías decir a la gente para invitarlos que vengan a ver la obra?
El público de teatro en Chile no es muy numeroso, desgraciadamente no hay cultura teatral, generalmente el público teatral va a ver más teatro comercial. Yo creo que esta obra puede ser teatro comercial, en ese sentido, como te decía es absolutamente transversal. Es un espectáculo que hasta los niños pueden venir y el adulto mayor también, porque se va producir esta nostalgia de aquella época, de los años 60. Es una obra que tiene todos los ingredientes como para pasar un buen momento, una escenografía basada en iluminación que es casi cinematográfica, y todo lo que te mencioné, los bailes, la música en vivo. Además se está recuperando un poco la música de la época, están volviendo a sonar los Twist, los Rock, los Cha Cha Cha, los Mambo, entonces yo creo que es una buena instancia para ver una obra absolutamente chilena y divertida, entretenida, y emocionante.