Por Pilar Alcántara
Entrevistamos al director de La infancia es la casa que habitaremos para siempre, obra que es parte del Ciclo Teatro de La Palabra en CEINA. La obra que cuenta con las actuaciones de Francisco Pérez Bannen, Manuela Oyarzún y la participación especial de Paulina Urrutia, junto a un gran elenco de jóvenes artistas de la Universidad de Valparaíso; abre la programación de tres montajes dirigidos por Víctor Carrasco, que incluye la reposición en formato presencial de Mentes salvajes y el reestreno de un clásico del teatro contemporáneo chileno: La amante fascista
La obra surge a partir de la iniciativa del director de teatro, Víctor Carrasco, de realizar una puesta en escena convocando a artistas recién egresadas y egresados de la Universidad de Valparaíso, junto a destacados artistas santiaguinos (actrices, actores y diseñadores) de trayectoria, para así dialogar desde la experiencia, confrontando perspectivas y distintas miradas respecto al trabajo escénico. La obra fue escrita especialmente para el grupo por la destacada dramaturga nacional Carla Zúñiga y trata el tema del abuso sexual infantil al interior de una familia.
Esto fue lo que el destacado director chileno nos contó de la obra y de su trabajo.
¿Cómo surge este evento del Ciclo de Teatro La Palabra?
Creo que surge del placer que nos produce a todes. A la gran cantidad de artistas que están involucrados en las tres obras, por el hacer teatro presencial y por la idea de lo que va a ocurrir. Por una parte, este sábado y domingo, que es el re estreno en Santiago de La amante fascista luego de casi cuatro años sin darla desde el 2017, entonces teníamos muchas ganas de retomar, haciendo una pequeña revisión de lo que ha sido el trabajo que hemos hecho en equipo. Porque es muy importante destacar que yo soy el director y convoco, pero trabajo con un equipo muy grande de gente que está muy interesada también en los textos, al igual que yo, en la dramaturgia, en dar a conocer autores nuevos también, en trabajar con autores consagrados y de retomar los espacios. Creo que es sumamente importante porque también hay que volver a generar un hábito y un circuito que, yo creo que ahora en adelante tiene que ser un ejercicio más sostenido. Porque creo que la pandemia generó mucho daño, obviamente, desde muchos puntos de vista, pero laboralmente nuestro gremio -hablo de las artes escénicas en general y particularizándolas porque es mi gremio- fue muy difícil, no solo reponerse ahora y volver a trabajar, porque los recursos siempre escasean y hoy en día aún más, pero durante la pandemia no todos y todas quisieron explorar en otros lenguajes. Yo sí lo hice porque sentí la necesidad de hacerlo, me pareció interesante. Obviamente lo sentía como algo transitorio, como algo que tenía que ver con una fase más experimental y también entendiendo que lo que estamos haciendo tiene que ver con buscar formas de realizar nuestro trabajo, de haber sostenido el trabajo. Entonces creo que eso fue importante traerlo también a la presencialidad, porque significaba no dejar atrás, en un sentido peyorativo, sino también dar por superada esta etapa, entendiendo que la podríamos volver a pasar, o sea que es muy frágil lo que nos sostiene hoy en día. Eso hay que tenerlo muy en cuenta. Creo que es sumamente importante poder entender que el teatro necesita ese empujón de nuestra parte y que puede ser en este momento, quizás un esfuerzo mayor pero necesario. Y por esa razón nos juntamos de nuevo y llegamos a la conclusión de que teníamos que hacer las tres obras.
¿Crees que los artistas tienen la responsabilidad de formar públicos, orientado a la formación de audiencias, de invitar, de decir «estamos trabajando, vengan a vernos»? Porque ese día la fila era impresionante, habían más de 100 personas esperando para ingresar al teatro.
Yo creo que somos súper responsables de eso. Obviamente que ese es un trabajo que se realiza en conjunto. También con políticas culturales y eso les corresponde a las personas que realizan esas políticas, pero de nuestro lado, siendo además una actividad autogestionada, salvo el reestreno de La amante fascista que fue gracias a la producción del Teatro Biobío, -estuvimos allá hace dos semanas- pero también me interesa, no solamente que las cosas estén ocurriendo acá. Fue súper importante estar en Biobío con La amante fascista hace dos semanas y en enero con La Infancia… en Valparaíso. También hay una parte importante ahí. El elenco de La infancia… está formado principalmente por cinco actores recién egresados de la Universidad de Valparaíso. Este es su primer trabajo profesional y fue muy interesante la mezcla con ellos en el sentido de unirse a ellos, entender cuáles son sus intereses, sus objetivos. Creo que es súper importante escucharse y nunca se entendió que esto era para hacer una labor pedagógica o guiarlos en un proceso que ellos no conocían, porque era súper interesante plantearlo como un trabajo donde nos íbamos a enfrentar de igual a igual. Obviamente, hay gente con más experiencia y con más años de escenario en el equipo, profesionales también en el área de la iluminación, Rodrigo Basáez, Loreto Martínez en el vestuario maravilloso que hizo, y que tú destacaste; la iluminación de Rodrigo, también la música y la ambientación sonora de Fernando Milagros, maravillosa. También está la participación de Paulina Urrutia, Francisco Pérez-Bannen, Manuel Oyarzún, Colomba Horta, que se unían a este grupo de cinco actores: Jennifer Alvarado, Gabriel Sandoval, Tamara Antilef, Joaquín Chaparro y Vicente Díaz. Eso fue súper interesante. Eso nos permitió trabajar en conjunto con la Carla (Zúñiga). Ella escribió la obra especialmente para nosotros, lo que significa un gran honor y un gran esfuerzo porque empezamos trabajando en pandemia, vía Zoom. Empezamos a conversar por ahí y ella nos empezó a mandar escenas que nosotros íbamos leyendo, dialogando con ella. Se generó un diálogo artístico muy potente. Lo mismo ocurrió con Mentes Salvajes, porque fue un proceso que se ensayó totalmente en pandemia. Es una obra que recoge algo que a mí me parece sumamente interesante, que tiene que ver con los testimonios y cómo interpretativamente apoderarse de un testimonio. De un testimonio de alguien que está en alguna parte del planeta hoy en día y que quiso hablar sobre lo que le pasa. Esos testimonios se recogieron a través de Skype en su momento y nosotros ensayamos la obra a través de Zoom. Había una concordancia entre cómo se gestó la obra y cómo se estaba dando, debido a la circunstancia. Me pareció que el autor, que es sueco, Marcus Linden, -de quien hice Los arrepentidos y ahora estoy preparando una tercera obra también basada en testimonios que se llama La aventura invisible– super interesante esto de volver a los orígenes del proyecto. La Amante Fascista, que se estrenó en el 2010 en la muestra de dramaturgia y que ininterrumpidamente se ha mantenido de alguna manera en escena, porque en pandemia también estuvimos a través de la virtualidad y se hizo un radioteatro que es la obra dividida en cuatro partes que fue sumamente interesante de hacer porque nos encerramos en un estudio de sonido a grabar en pandemia, cuando ya se estaban abriendo un poco las posibilidades a poder salir y trabajar. Ahí se incorporaron dos actores que llegan el sábado en la mañana de Concepción. Dos actores penquistas se van a quedar con nosotros trabajando en La Amante Fascista. Entonces creo que esta cuestión de la descentralización, de la cual se habla tanto y todes hablamos de eso. También hay que hacer un esfuerzo como para poder lograr que eso ocurra. Eso significa que uno tiene que generar iniciativas que integren a actores y actrices de otros lugares para poder intercambiar, para poder trabajar, para poder también recorrer el territorio o los territorios. A mí me parece que toda esta iniciativa es super importante a nivel humano y artístico. Ha sido super importante para nosotros. Tiene un valor múltiple: no solamente es el resultado de la obra, que estamos super contentos y lo que va a ocurrir -hay mucha gente para hoy día en Mentes Salvajes, mañana también, y también para La amante fascista en la semana. Obviamente hay un entusiasmo que nosotros queremos seguir manteniendo y replicando con estas obras y con las que vengan también. Están pasando cosas interesantes. Me parece que hay muchas obras interesantes, de calidad, hay entusiasmo y el público está respondiendo. Hay que hacer mucho esfuerzo a través de las redes sociales, los medios digitales como ustedes son sumamente importantes; son ahora nuestros colaboradores. En algún momento, hace muchos años atrás, lo era la prensa tradicional, que hoy día prácticamente no tiene espacio para la cultura, lamentable, pero están las redes y los medios no tradicionales y los medios digitales. Creo que ahí estamos construyendo nuevas audiencias. Hay una cuestión que es renovada y que significa que tenemos que replantearnos también cómo acercarnos a la gente y cómo transmitir nuestro trabajo.
Cuando mezclas el audiovisual con el teatro es una cosa maravillosa. La comunicación del actor que está recién empezando en su carrera profesional con una actriz de renombre, logrando conectarse. El público agradece ver rostros nuevos, porque así también se rompen estos mitos de que son siempre los mismos. Vienen con una energía muy espontánea, vienen con otro “training”.
Absolutamente. No solo con otra energía, sino también con otra mirada, otras ganas y con otras conformaciones que son distintas también. Ellas y ellos discuten desde su lugar, discutir en el sentido de poner sobre la mesa ideas, puntos de vistas, y eso me resulta súper interesante. Ahora, el trabajo del audiovisual es algo que también habíamos hecho ya en La Amante Fascista», donde hay una escena completa donde Paulina dialoga con ella misma, que es una escena que costó mucho hacerla en su momento y que afortunadamente fue hecha por grandes profesionales de audiovisual, que significó muchas horas de trabajo de edición y que es muy interesante el resultado. Entonces, hay una cuestión de ir mezclando formatos y poder acceder a lo más importante, que finalmente es rescatar la dramaturgia, rescatar un discurso post dramático. Obviamente, porque no tiene que ver con estructuras tradicionales, pero por sobre todo tratar de involucrar al público en nuestro trabajo. Estamos súper satisfechos porque lo que ocurrió en esas dos funciones que tú mencionas, y lo que ocurrió también recientemente en Concepción con La Amante.. y antes en Valparaíso con La Infancia…, nos dio la sensación de que esa conexión no se había perdido y que la gente está muy bien dispuesta. Simplemente, creo que hay que buscar nuevas formas para poder canalizar nuestro trabajo y poder llegar a la gente porque responde. Creo que ha sido muy evidente lo que nos está pasando y lo que le está pasando a muchas compañías que están trabajando en este minuto y que están obteniendo buenos resultados del público. Un público entusiasta, un público que además se acostumbró a conversar, que se acostumbró a dar su opinión, que tiene algo que decir con respecto a lo que ve también. Eso me parece super interesante y que tiene mucho que ver con el trabajo que han hecho personas, como por ejemplo Javier Ibacache, en el tema de formación de audiencias y muchas otras personas a lo largo de Chile formando público y más que educando, informando sobre las infinitas posibilidades que tiene el teatro también.
¿Cómo es la selección de Los cuentos de los hermanos Grimm? ¿Lo vio Carla Zúñiga o lo vieron juntos?
Lo vimos en conjunto. Fue una selección aleatoria. Fuimos haciendo lecturas de cuentos que seleccionábamos personalmente y esos cuentos los exponíamos. Carla también hizo lo mismo y luego se hizo una selección de todo el material. Eso se hizo así. Ella escogió una cantidad de cuentos para inspirarse y luego escribir la obra y fue entregándonos por partes para discutirla y trabajarla en conjunto. Pero siempre fue ella la encargada de escribir. Nuestros comentarios iban casi siempre en función de lo interesante, el desarrollo del trabajo y cómo nosotros estábamos avanzando en un proceso que era nuevo. Empezamos trabajando por Zoom, y luego llegamos a la presencialidad y a los ensayos. Fue un trabajo súper interesante, pero que estuvo totalmente manejado por Carla, como dramaturga. En ese sentido, creo que es súper bueno respetar esos dominios, por decirlo de alguna manera, que son muy personales, muy íntimos. Entregar ese trabajo es una gran muestra de generosidad también. Yo lo recibo así.
La obra en sí tiene varios aspectos que proyectan crueldad. La gente se rió al principio ¿Hay una propuesta de humor negro? ¿Es la reacción espontánea que tú imaginas del público frente a esas temáticas que no estamos acostumbrados a tratar? ¿Cómo percibes esa reacción frente a la crueldad?
Creo que hay algo ominoso en Los cuentos de los hermanos Grimm. Esos cuentos que han pasado de generación en generación. Hay un par de publicaciones, particularmente un libro que todos conocíamos y que habíamos leído y que lo comentamos en el proceso, que se llama El psicoanálisis de los cuentos de hadas, donde se analiza particularmente a los hermanos Grimm, pero hay un imaginario que también conecta con la idea del patriarcado, la crueldad, el sacrificio. Son cuentos que han pasado de generación en generación, sin mucho filtro. Hay una cuota de temor que se trata de imponer o de traspasar. Tendrá que ver con la interpretación que se hace de esos cuentos. Son cuentos donde siempre están enfrentados el bien contra el mal, es una lucha constante, pero tienen una alta dosis de crueldad. Sí, por supuesto, porque supuestamente pretenden educar de esa forma. Hay personas que sostienen que esos cuentos dependen mucho de su interpretación; el efecto depende de la interpretación y no solo de la interpretación, sino que de la manera en cómo se cuenta. Sin embargo, históricamente, esos cuentos siempre han sido usados para darle una lección a los niños, que es una cuestión bien impresionante, porque esos niños siguen recibiendo esos mensajes y muchas veces entendiendo la vida desde ese lugar, que yo creo que es lo que hay que tratar, a lo mejor, cambiar la mirada, que me parece interesante.
Cuéntanos por qué el interés por la infancia, por nuestra infancia y por la infancia del mundo y cómo hacen este “match” con nuestra vulnerabilidad.
Por la historia de cada une. El grupo está formado por actrices y actores, artistas de distintas edades, de distintas generaciones, pero todos reconocemos y honramos nuestra historia, nuestra biografía. Hay una cuestión biográfica también en el trabajo, en base a testimonio. Una cuestión biográfica que a mí me parece sumamente interesante e importante de rescatar, como un material fundamental para poder hacer que el teatro tenga un sentido y no solo para el público, sino que principalmente para las y los intérpretes. Hay una carga en la infancia que creo que es sumamente importante de tener en cuenta porque ahí se genera todo; es un gran laboratorio en donde se están probando, experimentando, midiendo, midiéndonos y midiendo a los demás. Es muy importante porque, además, lamentablemente, también en ese periodo se generan heridas muy profundas, que a veces son muy difíciles de sanar y que significan procesos largos de aprendizaje, de revisión y por eso creo que volver sobre la infancia va a ser siempre valioso e importante como una fuente absolutamente inagotable de temáticas, miradas, experiencias. Creo que cada cierto tiempo volver ahí me parece súper enriquecedor y eso sin duda se convierte en un trabajo interesante porque obviamente se suman talentos y habilidades. Poner la mirada ahí, me parece que mucha gente logra involucrarse desde su propio lugar, desde su propia infancia también. Entonces me parece que es muy integrador como tema.
Y en otros aspectos de la teatralidad que hay en la puesta en escena, cuéntanos ¿Cómo llegan a este vestuario? El juego del vestuario con la iluminación, elementos que complementan esta temática y que es muy atractivo en escena.
El vestuario y la indumentaria en el teatro, en general a mí me parece fundamental. Muchas veces, y esto es un poco triste reconocerlo, pero es así, en la precariedad con la que trabajamos muchas veces, nos hace dejar el vestuario un poco de lado y recuperar la idea del diseño en el vestuario. Loreto Martínez es una gran diseñadora y una gran investigadora en este tema y la indumentaria, especialmente la indumentaria femenina. Me parece muy interesante porque devuelve al teatro algo que es cómo confluyen nuestros oficios, que son muy diversos. En el caso del vestuario hay una investigación con respecto a una época, una forma de vestir, los colores que vamos a usar. Hay una investigación muy profunda con respecto a cómo poder construir, hay una elaboración que viene desde una idea que surge a partir del texto, pero hay todo un proceso de construcción de ese vestuario que también pasa por otros oficios. Como las personas que hacen este vestuario que es un oficio muy importante para las artes escénicas en general y es muy bonito. Además, ver el entusiasmo con el que trabajan esas personas que están absolutamente enfocadas a que ese vestuario sea perfecto, a que ese vestuario calce perfectamente, que sea cómodo para los actores, que signifique, que sea un elemento más. Es parte del lenguaje teatral. Nunca hay que olvidar que el vestuario es un lenguaje que obviamente está ahí para decir algo, para expresar ideas, emociones y es muy importante que se le dé el lugar que corresponde.
¿Hay una propuesta cinematográfica o hay alguna intención de parte de ustedes de que el espectador de repente sienta que está viendo cine? Que diga “Esto es teatro, pero parece cine».
La influencia cinematográfica y la influencia audiovisual son innegables. Yo pertenezco a una generación que a lo mejor está menos familiarizada con los juegos, con el manga quizás, pero crecí viendo cine, viendo televisión, trabajé en televisión. El audiovisual para mi es súper importante, sobre todo el cine. Creo que hay una influencia directa, porque es un lenguaje que, de alguna manera, nos junta. Pensar visualmente o en la visualidad también es un punto de conexión entre el equipo completo siendo tan variado en generaciones, género, edades. Ahí hay una cuestión que es sumamente importante y creo que sí, esa influencia es muy potente, muy poderosa y queríamos que se reflejara en el trabajo. Era muy importante poder plantearnos, no audiovisualmente, pero sí entendiendo que hay ciertos códigos que son reconocibles y que tienen que ver con el audiovisual.
¿Van a seguir en temporada? ¿Cuándo la gente podría volver a ver el trabajo de ustedes? Porque entiendo que las entradas están agotadas para estas funciones que quedan.
Hay entradas disponibles todavía para Mentes salvajes hoy y mañana, jueves, viernes y La amante fascista, sábado y domingo. Quedan entradas todavía, el teatro es muy grande. Luego, en noviembre estamos a punto de cerrar una temporada nueva de La infancia es la casa que habitaremos para siempre. Estamos en eso, pero vamos a hacer funciones, vamos a viajar con las obras, vamos a seguir moviéndonos. Nos interesa mucho también la idea del viaje, del proceso, lo que significa el viaje, así que estamos muy contentos porque estamos disfrutando de volver al escenario de la forma en que lo estamos haciendo. Así que estamos muy enfocados en eso ahora.
Ficha artística:
Título: «La infancia es la casa que habitaremos para siempre»
Dirección: Víctor Carrasco
Dramaturgia: Alejandro Moreno
Elenco: Paulina Urrutia, Renata Lira, Juan Pablo Rahal, Aukanaw Campos, Horacio Valdés
Iluminación y dirección de arte: Fernando Milagros
Imágenes audiovisuales: Rodrigo Susarte
Música: Álvaro Solar
Montaje audiovisual: Javier Estévez
Vestuario: Loreto Martínez
Producción: Bárbara Nash, Loreto Araya, Katy Cabezas, Teatro de la Palabra, Teatro Biobío
Disponible en https://www.teatroamil.tv/la-amante-fascista-radioteatro
COORDENADAS
CICLO TEATRO DE LA PALABRA
La infancia es la casa que habitaremos para siempre
7 y 8 de julio
jueves y viernes, 20 h
CEINA
Arturo Prat 33, Santiago.
https://www.puntoticket.com/evento/ciclo-teatro-la-palabra-ceina-aula-magna-ceina-jul-2022
Mentes salvajes
14 y 15 de julio
jueves y viernes, 20 h
La amante fascista
16 y 17 de julio
sábado y domingo, 20 h