Por Tania Sáez
Entrevistamos al director de la obra Relatos de un golpe 1973², producida por la Escuela de Teatro Popular Vespertina de La Cisterna, en donde los alumnos presentaron como examen de primer semestre una historia basada en hechos reales y no tan reales del golpe militar de 1973.
Héctor Palacios es el director y profesor de la escuela. También, es director de la compañía de teatro Godot, en donde se han presentado montajes como Loco Afán, La Reina Isabel cantaba rancheras y El Fantasista.
Esto fue lo que el director nos contó de la obra.
Antes de comenzar la obra, se mencionó que era el examen de primer semestre de los alumnos de la escuela. ¿Cómo fue la preparación de la obra entre los alumnos?
Una de las cosas que me pidió la Municipalidad de La Cisterna fue si podía hacer algo para conmemorar el golpe. Lo hablamos con la concejala Mónica Quezada y el jefe de gabinete Carlos Astudillo. Entonces, cuando comenzamos las clases en mayo, les dije que sí, que podría ser como un examen de fin de semestre. Ya tenía algo medio preconcebido, una idea sobre cómo abordar el golpe, ya sabía más o menos lo que quería hacer.
El trabajo de dramaturgia de la obra comenzó el 15 de julio, y en la primera o segunda semana de agosto comenzamos con los ensayos. Prácticamente ensayamos durante un mes, y en ese tiempo montamos la obra, con personas que nunca había hecho teatro. Por eso, la obra es un acto heroico y de reivindicación para nuestra historia y memoria. Fue muy intenso, los ensayos, el trabajo de los chicos, la escritura de la dramaturgia, ver entrevistas, documentales y leer libros, entre un montón de cosas.
Todo nació a través de una entrevista que vi de Andrés Pérez, en donde él hace un relato de cuando caminaba solo por Santiago. Todo ocurrió el 12 de septiembre, pero yo lo tomé como si fuera el 11. La historia trata de él caminando por Santiago llevando una maleta con la muda de ropa de su guagua, que había nacido el día anterior. En parte la entrevista es muy emocionante, porque Andrés Pérez menciona que ojalá algún día se haga una película sobre lo que vivió ese día, y nosotros lo terminamos mostrando en una obra de teatro. Creo que esto fue un regalo de él, desde donde esté, en el Olimpo del teatro.
¿Cómo surgió la idea de crear un final alternativo al golpe de Estado?
Por dos motivos, primero porque nos gusta mucho Tarantino, de hecho hicimos una cita de Bastardos sin Gloria; segundo, por el lanzamiento de un libro de unos periodistas sobre el 11 de septiembre, que cuenta lo que vieron y vivieron muchos periodistas aquí en Santiago. El periodista de Radio Magallanes fue quien grabó el último discurso de Salvador Allende y él frente al presidente Boric y otras autoridades, se subió al estrado y se puso a llorar, diciendo muy emocionado que nunca había dejado de pensar en lo que hubiera sucedido si el presidente Allende hubiera llamado a elecciones y no hubiese sucedido el golpe. Entonces, yo me agarré de eso para reivindicar esta venganza popular que mucha gente quiso.
¿Qué se buscaba transmitir a través de la obra?
Quisimos comenzar con la alegría que se vivía en la UP, demostrar que la gente tenía opinión, que la gente podía hablar, que el pueblo, los barrios, las poblaciones no eran tan ignorantes como desgraciadamente son hoy en día. Finalmente, fue un trabajo de la dictadura convertir al pueblo en ignorante, con miedo, que no le importaran las cosas, que solo quisiera tener una camioneta, poder ir al mall y quedar endeudados para ir a la playa. Así que, todo eso lo quisimos graficar en la primera escena, con la gente del pueblo informada, luchando y creyendo.
Lo que es ficción es cuando hacemos este maravilloso encuentro entre Víctor Jara y Andrés Pérez. Se nos ocurrió mostrar a dos íconos culturales de este país, reivindicando el arte y nuestra cultura, que es tan preciosa, y a las personas importantes que muchas veces no valoramos.
Esta idea de incluir a Víctor Jara ¿va de la mano con el deseo de mostrar otro final en cuanto a lo que sucedió realmente?
Sí, claramente, y reivindicar la figura de Víctor fue importante. Él fue un maestro del teatro y la música. Lo que hicieron con él, lo incomprensible y doloroso, ensañarse de esa forma con un ser humano por cantar música y por haber sido comunista, es incomprensible, es ilógico, eso no tiene perdón. A Mansalva le hicieron lo mismo, sin darle derecho a defenderse. También un poco lo que pasó con Andrés Pérez, donde no se involucraron armas, pero sí cuestiones políticas. Él murió de pena, finalmente, porque era un buscador de espacios para hacer teatro para la gente. Fue él quien encontró un lugar maravilloso como Matucana 100, y se lo arrebataron de manera injusta. Yo creo que ese sitio, Matucana 100, debería llamarse Centro Cultural Andrés Pérez, él lo descubrió.
Lo curioso es que la misma gente que defendía el gobierno de Allende y se decía de izquierda, esa misma gente que después estuvo en el gobierno, fue la que sacó a Andrés Pérez de ese lugar. Son todas paradojas de la vida y del destino, del arte. Por eso, quisimos reivindicar a estas figuras icónicas de nuestra cultura.
¿Cuáles fueron los desafíos que enfrentó junto a los alumnos para crear la obra?
Terminarla, montarla y estar dirigiendo a 15 personas que nunca han hecho teatro. A pesar de eso, este trabajo me llena de orgullo. La satisfacción de haber llenado el teatro dos días seguidos, ver cómo los estudiantes, que ingresaron en mayo, lograron hacer esto, no tiene palabras. Es un regalo del universo del que estoy muy agradecido. Me enorgullece que los alumnos hayan sido capaces de entender este lenguaje.
Lo que pasaba tras de escena era una locura, el movimiento del andamio, entrada y salida, cambios de escenografía, los cambio de vestuarios, todo sincronizado como un reloj. Yo creo que después de esto, están capacitados para empezar a caminar por un terreno firme y con las herramientas necesarias para desenvolverse y continuar en su carrera de teatro. En la escuela, tienen tres años para seguir aprendiendo y llegar a un nivel de comprensión de lo que esto es finalmente.
Hubieron muchas escenas que le dieron dinámica a la historia, especialmente la utilización de recursos, como la actuación detrás de la tela y las actuaciones en la parte alta del escenario, ¿Cómo fue el proceso creativo detrás de ellas?
Creo que el teatro tiene que ser dinámico y entretenido. No quise caer en hacer este montaje con el dolor que causa esa fecha en la historia de nuestro país. Quise darle humor, porque había que contar así la historia, obviamente, incluyendo momentos tensos y nostálgicos. Las personas adultas que vivieron en esa época, así como mis padres, quienes vieron la obra, encontraron emocionante presenciar cómo revivíamos ese pasado y lo transformábamos, agradecieron la experiencia.
En cuanto a la puesta en escena, siempre me ha gustado trabajar con andamios. Utilizamos la malla mesh, que es como una pantalla blanca que va delante de los actores y logra crear una sensación de nostalgia, haciendo que para el espectador sea más fácil entrar en esa atmósfera de recuerdo. En un escenario uno se casa, monta la escenografía y listo, pero en este caso, la malla y el andamio nos permiten jugar con los niveles, y aportar un dinamismo y una agilidad distinta. Todo eso se nos fue ocurriendo en el camino, con un poco de mi experiencia haciendo teatro y con los montajes que he dirigido.
¿Qué le gustaría decir de la Escuela de Teatro Popular Vespertino de La Cisterna?
Con mucho respeto, pero no sé qué escuela de teatro tiene la posibilidad de pegarse este montaje, un examen de primer semestre, en un teatro y llenar dos veces. Yo cuando estudié teatro, mis exámenes los mostraba en un gallinero, en una sala enana, entonces, ha sido fantástico, estamos bendecidos. La escuela y los chicos siguen con su curso. Ahora para el segundo semestre vamos a hacer una nueva convocatoria a fines de septiembre, durante la última semana de septiembre se van a hacer audiciones y laboratorios teatrales para que la gente ingrese a la escuela, y esto continúe, ojalá mucho. Esté o no esté yo, tiene que seguir, porque es un proyecto fabuloso.
Como cuerpo docente y como escuela, le hemos dado a los estudiantes el espacio que necesitan, y ha cambiado sus vidas, como personas. Es sorprendente porque tenemos gente de distintas edades, cabros jóvenes y adultos, y la forma en que se alinearon los astros en este proyecto es maravilloso. Lo considero verdaderamente un regalo del universo, de los dioses del teatro.
¿Qué se viene para la obra?
Primero quiero darle las gracias a mis estudiantes maravillosos, porque siempre soportar a un director es complicado, y trabajar con un grupo humano de 15 personas es difícil, es rudo, porque finalmente uno tiene que imponer. Yo tengo mis mañas y mis formas, pero al mismo tiempo, ellos me han enseñado mucho, y he aprendido mucho de ellos también. Entonces que finalmente confluyan los astros, que los estudiantes te crean y te digan, “ya démosle”, se agradece. Agradezco a los profesores que han realizado un trabajo maravilloso. Uno tiene el conocimiento, pero sin un equipo no se logra esto. La idea es, ojalá, mostrar la obra en otras comunas, pero no se les puede exigir mucho a los estudiantes, ya que eso implicaría entrar en una dinámica más profesional y ahí empiezan los roces de los egos. Actualmente, existe una muy buena onda y sincronía entre ellos. Además, tienen que continuar por tres años más, entonces matar las relaciones humanas por mostrar una obra, hay que hacerlo con mucho cuidado, trabajar con pinzas. De todas formas, nuestro deseo es finalmente seguir presentando la obra, merece ser mostrada.
Ficha técnica:
Título: Relatos de un golpe 1973²
Dirección: Héctor Palacios Campos
Elenco: Andrés Moreno, Alejandra Ruiz, Bastián Ruiz, Cecilia Zúñiga, Claudia Urbina, Diego Franco, Estefanía Reyes, Ignacio Mondaca, Javier Tapia, Lola Velarde, Pablo Martínez, Paulina Saenz, Sandra Tapia, Valentina Marchant y Estrella Anais.
Dramaturgia: Indumet
Diseño Gráfico y multimedia: Paulina Sáenz
Iluminación: Sebastián Barbe Rojas
Producción: Estefanía Reyes