Por Eduardo Taylor
A partir del jueves 15 de julio el destacado director y dramaturgo de teatro argentino Alejandro Tantanian desarrollará en Cultura Conecta, junto a la academia argentina musical 4:33, un seminario sobre la obra de Bertolt Brecht. Sobre este curso y otros temas habló el autor con nosotros.
Me gustaría saber ¿Quién es Alejandro Tantanian? ¿Quién es este hombre que hace teatro?
Nací el 66, en mi familia no hay mucha relación con el arte, al menos en términos de profesionalismo. Pero la familia de mi padre viene de la rama de un gran reformador de Armenia, Komitas Vardapet, que trabajó todo el folclore y le dio todo un carácter a la música armenia. Mi relación con la música es bastante atávica. Era un chico bastante solitario, me gustaba leer, me costó tener amigos y el teatro de alguna forma llegó a mis 12 o 13 años. Decidí comenzar a estudiar con la complicidad de una amiga de mi madre. Desde entonces, ya tengo 55, nunca paré de trabajar, cuando empecé a estudiar al año me ofrecieron ser asistente de dirección, fue mi primer trabajo. Desde entonces he hecho casi todo los trabajaos concernientes al teatro.
¿Ahora en qué desafío estas?
Yo venía de dirigir el Teatro Nacional en Argentina, había dejado ese cargo y al mes declararon la cuarentena. Esta obligación a parar generó ideas y desafíos de lo que puede llegar a venir, ¿de qué formas puede llegar esto que hacemos? Es un momento importante para poder pensar algunas cosas, no volver a lo que asumimos como normalidad, porque eso “normal” nos llevó a esto. Un desafío es repensar la actividad y repensarla de otra manera.
¿Para qué sirve el teatro en tiempos tan duros como los actuales? Con pandemias, guerras e injusticias sociales
Me parece que el teatro, como cualquier actividad artística, tiene en su interior la misión de poder generar un espacio de pausa en el otro. Uno cuando se enfrenta a una obra de arte, un cuadro, una música, o una película o lo que fuere hay una pausa. Hay un tiempo que se detiene, se detiene lo exterior y uno entra en un tiempo interno propio. Creo yo que en ese sentido el tiempo es la mercancía más necesaria, todos nos quieren consumir el tiempo, que les demos atención, como las aplicaciones de celulares. Creo que el arte tiene ese poder silenciosamente revolucionario de poder dar a cambio de ese tiempo algo que te sea profundamente útil. Me parece que esa pausa, ese silencio, esa comunión en el teatro en sí, si asume la forma que tubo siempre, la de estar ahí en esa misa, es algo revolucionario. Ya no es solo el tiempo que le das a ese a artista o esos artistas, sino que te preparaste, fuiste a ese lugar y esa unión y esa posibilidad de estar en comunión también es un hecho silenciosamente revolucionario. Hay algo en el arte de darle un valor a la vida humana, que el resto de los estímulos no consideran. Frente a un cuadro, un concierto, un teatro, esa actividad por más que esté llena de gente sucede entre el artista y uno.
¿Cómo crees que el estudio de la obra Berton Bretch podría abrir una puerta, o una ventana en estos tiempos donde el totalitarismo pareciera estar a la vuelta de la esquina?
Brecht tiene un poema maravilloso que habla de los tiempos oscuros, haciendo clara referencia al nazismo. Cualquier poeta que siga escribiendo como Brecht (sigue escribiendo porque los seguimos leyendo) tiene la llave de poder responder algo a tiempos sombríos como estos. Brecht sufrió persecuciones, estuvo 15 años lejos de Alemania. Es un autor que trajo consigo una egomania enorme, pero también es importante saber que era un personaje muy ocupado de sí mismo, ocupado de construir un personaje. Mucho antes de la concepción del autor como personaje Brecht ya lo hacía, a la manera de Byron, esos autores que eran personajes. Brecht construyó un personaje, pero también tenía una voluntad de cambio muy grande. Brecht siempre estuvo en desacuerdo, desde su primer texto que escribe desde la primera guerra mundial, el escribe un texto preguntándose: ¿qué valor tiene la vida de un hombre que la entrega por la patria? Ese inconformismo lo metió en el teatro que es un producto burgués, donde un montón de gente a oscuras mira a un montón de gente iluminada que supuestamente le enseña cómo vivir. Brecht se mete en un edificio, en una construcción concretamente burguesa, para estallar esa practica en un teatro del pensamiento, de la crítica, un teatro marxista. Lo interesante de Brecht es el cambio de las condiciones materiales dadas, no la construcción de algo que no está, sino desde lo que existe generar un cambio. Esa tendencia, esa voluntad de cambio es lo que lo transforma en un autor importante.
¿Cómo va a ser el abordaje de la obra de Berton Brecht en este seminario?
Son tres clases, por lo cual no es un tiempo expandido, son clases de tres horas, después un tiempo para preguntas, como la academia tiene como eje lo musical la idea es ver el costado musical de la obra de Brecht. Las canciones de sus primeras obras la hizo él. Se nota en su escritura y su poesía. La primera clase es una suerte de recorrido por Brecht, una mirada más de la práctica ¿qué aporto Brecht al teatro en occidente? Después nos focalizaremos en la colaboración de uno de los músicos de Brecht, Kurt Waill con quien hizo “La opera de los tres centavos”. Finalmente, en la tercera clase nos dedicaremos a otra obra importante que hace este dúo, “Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny”. Veremos similitudes y diferencias entre ambas obras. Es un paseo, en principio sobre Brecht y después focalizando entre una y la otra obra.
Taller Cultura Conecta
Alejandro Tantanian
Fecha: 15 de julio da inicio
“Los Imprescindibles”, donde analizará la impresionante obra musical de Bertolt Brecht y su relación con diversos compositores fundamentales para su legado.
Los cupos para este taller son limitados, con un valor de $31.000, que considera tres sesiones para el 15, 22 y 29 de julio. Se desarrollará en vivo en formato digital.