Por Galia Bogolasky
Entrevistamos al director y dramaturgo de “la Agenda del Diablo” de Teatro Síntoma que es una adaptación de la obra “Los Demonios” de Dostoyevsky. La obra se ambienta en un futuro no muy lejano, después de la gran purga, el Pastor dio un contundente mensaje presidencial ultra conservador ante el Congreso Pleno. Proclamó el fin de la Agenda del Diablo, especificando al feminismo y el neomarxismo cultural como armas de Satanás. En un teatro convertido en Templo Evangélico, un grupo de mujeres feministas realizan un taller de lectura diaria de la Biblia y canto, para cumplir penitencia y comenzar su reeducación cristiana. Tras el intento fallido de atentado contra el Presidente, se re articulan y traman en secreto el golpe final de su revolución. Esto fue lo que conversamos con Gerardo Oettinger en el Teatro Ictus donde se está presentando la obra.
¿Cómo surgió la obra? ¿Tomaste como referencia a Dostoyevski y lo uniste con la frase de Moreira?
Sí, nosotros con la compañía Teatro Síntoma veníamos haciendo obras de testimonios de mujeres pobladoras en la dictadura entonces, como es una compañía con puras mujeres, ellas me llamaron a mí a trabajar porque yo hago dramaturgia con testimonios. Después de esa trilogía dijimos hagamos algo distinto y yo me estaba leyendo justo Los Demonios de Dostoyevski y les dije “¿Les tinca esta obra?» Y no sabíamos cómo agarrarla. En un momento pensamos también que podían ser ellas de hombres y hacer la obra clásica. Pensamos hacer la versión de Albert Camus, que se llama «Los Poseídos» y después dijimos: “No, mejor hagamos una adaptación” y dijimos “¿cómo lo podemos hacer?” Era super difícil conceptualizar la obra entonces nos acordamos de esta serie y también hablamos con la Nicole Senerman, que nos ayudó, nos hizo una asesoría integral que fuimos adaptando. Dostoyevski en el hoy nos quedaba super corto ¿Por qué? porque “Los Demonios” era en la Rusia de 1870 por ahí con un Zar, con una especie de dictadura. Entonces, dijimos: “Imaginémonos que un Pastor llegara al poder” y ahí nos acordamos de la frase de Los Demonios, de la Agenda del Diablo y justo la Agenda del Diablo calzaba con Los Demonios entonces ahí vimos también El cuento de la criada y todo empezó a calzar. Ahí empezamos a trabajarlo y nos demoramos mucho rato, como siete meses en la adaptación. Pensamos que iba hacer más fácil pero no.
¿Cómo lo hacen con el tema de los derechos con lo de Dostoyevski?
Yo creo que lo de Dostoyevski ya está libre porque son más de cincuenta años y aparte que también no se asemeja tanto, está cambiado. Igual, hay textos, por ejemplo, los nombres de los personajes Pedro es Pedra, nosotros tratamos de mantener un poco. Yo creo que alguien que se sabe bien la obra de Dostoyevski va a cachar pero también está escrita para quien no la ha visto nunca, no tiene idea de Dostoyevski.
¿Tu la escribiste y la dirigiste? ¿Cómo funcionan estos dos procesos para ti?
Siempre es difícil escribir y dirigir. Entonces, siempre me pasa a mí que la dramaturgia y la escritura empieza a comer mucho tiempo y la parte del director empieza a decir señor dramaturgo pare y siempre estoy en ese proceso de lucha. Entonces, cómo hacerlo también para no dirigir lo obvio, lo que está en el texto. Eso es realmente lo que más a mí me cuesta cuando tengo que dirigir algo que yo escribí, como poder hacer el contraste. Por eso también le pedimos a la Nico Senerman que fuera un ojo de afuera externo, nos estuvo ayudando y también trabajando con las actrices, abriendo el trabajo en opinión para que no sea solamente yo diciéndole lo que tienen que hacer, entonces básicamente, es como un trabajo grupal pero tratando que los roles sean lo más concretos posibles, pero también que no se pierdan. Como son procesos tan largos, pasa de todo.
Es una obra bien feminista ¿Cómo fue para ti dirigir y escribir sobre para mujeres?
Sí, es que como lo había hecho con la trilogía de mujeres pobladoras ya tenía ese ritmo y, por lo mismo, también llamamos a la Nico para que nos viera eso también y las cabras también estaban, participaron mucho en el proceso de escritura. No escribí yo solo en la casa, íbamos leyendo, yo les presentaba, se leyeron la obra. Entonces, lo que más nos costó, yo creo que fue hacer la traducción, que pensamos ya una célula, ¿de qué?. Que podría ser una célula revolucionaria de izquierda no más, pero como la compañía son puras mujeres entonces caía de cajón en los tiempos que estamos hoy en día con la frase de Iván Moreira de la Agenda del Diablo tiene que ver con el feminismo, con el movimiento LGBT y con todo eso. Ahí también nos asesoramos y estudiamos los referentes como El cuento de la criada. Yo diría que es como una mezcla de El cuento de la criada y Dostoyevski.
¿Le harías una invitación a Moreira para que venga a ver esta obra?
Sí, me encantaría que la viera porque yo creo que él podría sentirse identificado. Lo que hacía Dostoyevski en la época fue la razón por la cual en esta obra yo creo que lo llamaron reaccionario y todo porque él fue parte de una célula de izquierda revolucionaria y después se puso Zarista cuando salió de Siberia. Entonces también lo que te crítica la obra creo yo, por lo menos en “Los demonios” y esta es que tratamos de equilibrar ahí pero también de criticar es cómo las ideas, cómo las ideologías a uno lo pueden poseer y cometer un asesinato, llegar a matar por eso siendo de izquierda o de derecha o feminista o lo que sea.Cómo el ser humano en general por una idea se posee hasta ese punto. Yo creo que si la viera ciertas cosas le gustaría. Sería bueno que la viera, me gustaría.
Esta obra es futurista, está ambientada en una época en unos años más adelante, ¿Tiene un año determinado?
Sí, nosotros lo pensamos como un 2.038 por ahí como unos 15 años.
¿Por qué fue pensada en esa época?
Porque pensábamos es más o menos lo que está pasando. Uno ve que la derecha está agarrando vuelo de nuevo, en Brasil sale Bolsonaro, tienes Trump, en Europa la Derecha está ganando. Entonces, es un proceso. También está la Izquierda Progresista, siempre ha existido esa crítica que ocupamos harto las teorías de Zizek, de que finalmente el progresismo se ha alejado de la clase trabajadora, de la gente que representa y se está volviendo muy elitista entonces la derecha está tomando esos lugares. Era como una especie de tirar una línea de tiempo y decir más o menos unos 15 años. Como que fueran las hijas de las feministas de hoy en día. Esa era como la intención.
¿Qué le dirías a la gente para invitarla a ver la obra?
Lo primero que es una obra que trabaja mucho la intriga y la trama entonces es una obra, que más allá del discurso feminista que está y todo por cumplir lo de la célula. Jugamos harto con la intriga, con la proyección de ese futuro, con esa posesión de la idea. Es una obra que está políticamente equilibrada y eso hace que finalmente uno pueda entrar en los personajes y en la ideología pero en cómo esa ideología los va transformando, entonces es como lo mismo por lo que uno también podría ver El cuento de la criada. Porque es una obra que se proyecta a un futuro posible y que juega con eso. Lo importante que hace la obra es hacernos pensar qué líderes seguimos, siendo de Izquierda por ejemplo cuál es el límite también. Siento que hay un material que nos llama a pensar, a ser más estratégicos de repente. También uno dice hoy en día esta democracia, está corrupta, todo lo que uno podría decir de una democracia pero uno se olvida que una dictadura es siempre peor. Entonces, recordar que aquí se perdió una democracia y yo creo que eso como decir cómo se puede perder. Siendo uno de izquierda, ¿qué hicimos para que gane la derecha? Alguien de derecha puede decir: cómo “¡ven!”. Entonces, si lo viera Moreira podría decir ¡ven!. También lo que nosotros quisimos hacer fue una modificación a Dostoyevski, super consciente, que sentíamos que Los Demonios de Dostoyevski era una crítica demasiado panfletaria en contra de la izquierda. ¿Por qué? Porque él estaba con una rabia muy grande, venía saliendo de Siberia y ya se había pasado al otro lado. Nosotros quisimos equilibrarlo un poco más y dejarlo un poco más ambiguo. Eso fue lo que más tratamos de hacer y creo que quedó más equilibrado. Como si fuera un Pastor Soto como en una locura ya máxima. No un gobierno de Piñera, por ejemplo, que es de derecha, neoliberal y todo. No sé si quiera que le mate los hijos de los primogénitos, pero lo otro sí. Es como lo que les pasaba a los personajes de Los Demonios que estaban en una dictadura Zarista de más de 400- 500 años donde Rusia no daba más, donde el pueblo estaba realmente pisoteado. Entonces, ahí uno entiende por qué se produce una revolución allá por eso tampoco nos calzaba en el Chile de hoy. Por eso tuvimos que llevarla al futuro.
Cuéntame sobre el tema de la religión. Con lo que está pasando con el tema de la iglesia y los curas, justo empiecen a surgir todos estos temas religiosos en el teatro.
Sí y aparte lo que nos pasó a nosotros es que no solamente tiene que ver con lo religioso sino que con el futurismo. Hartas obras futuristas, la de la Patogallina, una que está acá, que viene después de nosotros, habían otras obras más futuristas. Yo creo que es porque el teatro está sintiendo lo que está pasando, es como en los movimientos artísticos. Yo creo que lo que pasaba en la pintura con los impresionistas, todos empiezan a pintar más o menos similar. Porque sí, se te empieza a meter como en el inconsciente de todos. Lo que está super bien. Cada uno le da su punto de vista al mismo tema como artista pero yo creo que está super bien y eso demuestra que está sucediendo. Se está haciendo cada vez más presente, bueno Bolsonaro fue ungido. Por eso yo creo que eso mismo pasa, se contagian los temas.
Coordenadas “La agenda del diablo”
Funciones: desde el 1 al 17 de agosto. Jueves a sábado a las 20 horas.
Entradas: jueves y sábados $7.000 público general y $4.000 estudiantes y tercera edad.
Reservas, entradas e informaciones: +56 2 2639 1523 / +56 2 2639 2101.
Venta entradas sistema TicketPlus.
Teatro Ictus, Sala La Comedia (Merced 349 – Barrio Lastarria).
Estacionamiento pagado a 50 metros.