Entrevista al autor de «Alevosía» Pablo Illanes: «Me siento mucho más libre escribiendo novelas que guiones»

Por Galia Bogolasky

Pablo Illanes publica Alevosía, la novela donde un grupo de influencers muere en manos de un asesino en serie. La primera novela policial de Pablo Illanes, creador de Perfil falso, la serie de habla no inglesa más vista de Netlix con más de 76 millones de horas de visualizaciones.

Alevosía. El caso de asesino de influencers narra la historia de la detective Jackie Bravo, del Precinto 9 de la ciudad de Nueva York, que deberá enfrentar a un psicópata obsesionado con las celebridades de redes sociales. Los crímenes rituales de exitosos influencers ponen en alerta a la detective Bravo y su equipo, quienes deberán enfrentar a un misterioso asesino serial. Su investigación no solo la llevará a descubrir el lado más sórdido detrás de la fama y el dinero de las “insta-celebridades” de moda, sino también a enfrentar secretos de su propia vida personal.

En esta nueva novela publicada por el sello Suma, Pablo Illanes ­–escritor, guionista, realizador audiovisual y periodista– se sumerge en el mundo de las redes sociales y de la vida de los influencers a través del caso de un psicópata obsesionado con los creadores de contenido y que tiene la particularidad de asesinar a sus víctimas con los productos y servicios que ofrecen en sus perfiles.

Esto fue lo que el reconocido autor nacional nos contó

¿Cómo surgió la idea de esta novela Alevosía, sobre un asesino de influencers? 

La novela surgió primero como un proyecto de serie. Inicialmente yo la había concebido como una serie que transcurría en Santiago, en el Parque Forestal, en las tardes, en el mundo del Arte. Un asesino en serie perseguía a algunos representantes del mundo artístico santiaguino, y era un proyecto que tenía dando vuelta en la cabeza y algo escrito. Tenía el personaje protagonista, Jackie Bravo, que era un personaje que me había acompañado durante mucho tiempo. Mi idea era presentarlo a un canal de televisión, pero después de la pandemia. Primero fue el canal de televisión, que al final no lo hice, y después pensé hacerlo en plataformas, que tampoco lo hice, porque empecé a desarrollar el proyecto. Tomó un brinco en algún momento, y me di cuenta que no quería hacerlo en Chile, sino que quería que transcurriera en una ciudad más cosmopolita, y en escoger la ciudad también me demoré un montón. Pasé por Madrid, Berlín y, al final, siempre he pensado que un escritor siempre tiene que hablar de los temas que más conoce. En ese sentido Nueva York es una ciudad que conozco bastante, entonces opté por eso. Me servía desde el punto de vista cosmopolita, es una ciudad de paso, donde nadie es de Nueva York, y eso me parecía muy atractivo, y me largué a escribir. Si me hubiera quedado esperando que algún productor se interesara por la historia, todavía estaría sentado esperando. 

¿Cómo surgió el desarrollo del personaje de la detective Jackie Bravo? ¿Cómo fue esa referencia a Tarantino de Jackie Brown interpretada por Pam Grier?

Fue muy natural, yo vi la película en Nueva York hace mucho tiempo atrás cuando la estrenaron, con un amigo que falleció hace un par de años, Jaime, que era muy cinéfilo, y cuando salimos del cine, entre los dos empezamos a inventar este personaje. Decíamos: “¡Que divertido sería tener una Jackie Brown chilena, Jackie Bravo!” Ahí se me quedó en alguna parte de la cabeza el nombre, y después la idea. Esto fue antes de que yo empezara a hacer telenovelas nocturnas en clave de thriller. No había tenido tanta experiencia en escribir detectives. Después, cuando empecé a hacerlo, siempre tuve la idea de que podía meterlos en ¿Dónde está Elisa?, por ejemplo, en Alguien Te Mira, o en otras que vinieron después. La vez que estuve más cerca de hacerlo fue en una telenovela que se llamaba Reserva de Familia, que la hicimos en TVN, y que había una detective que lo hizo maravillosamente, la Ximena Rivas. En ese caso yo quería usar a Jackie Bravo, pero después dije: “No, voy a guardarlo para otro momento”. Porque sentí que ese personaje tampoco era tan protagonista, y Jackie Bravo tiene material para contar una historia solamente sobre ella. Fue un proceso muy natural, y se fueron agregando cosas de a poco. Por ejemplo, esta relación maternal que tiene con Martino, que es su compañero de trabajo, que fue algo que apareció después. La presencia de su familia, que es algo que la complica muchísimo, porque mi intención era hacer una detective, pero que no fuera la clásica detective, ni bomba sexy, que a veces el thriller potencia esa cosificación de la mujer detective, que puede ser, pero no era mi intención ni mi interés particular, y tampoco quería esta mujer que es como multitask, que es madre y madre entregada. No, Jackie es una madre traumatizada en un proceso de distanciamiento de sus hijos, porque siente que los hijos ya no la quieren como antes. Ese proceso me parecía muy interesante de desarrollar paralelo a los crímenes

Tiene un parecido al estilo de tu serie Perfil Falso, con un ritmo frenético y los personajes se desarrollan de manera muy rápida ¿Cómo desarrollas este estilo adrenalínico y cómo piensas la escritura en ambos géneros, tanto en la literatura como en el guion?

Voy a tratar de ser lo más sincero posible. Ese estilo frenético, vertiginoso, narrativo, ha sido algo que he aprendido a costalazo, que no sé si es algo bueno o algo malo. Me encantaría escribir algo extremadamente lento basado en películas de Bella Tartt, por ejemplo, que son películas contemplativas, o Tarkovsky. Pero yo provengo del mundo de la telenovela, donde se nos exige basarnos mucho en los hechos, más que en las reflexiones. Eso, en la literatura no sirve tanto, sirve para cierto tipo de literatura. Entonces hay que siempre buscar el equilibrio en toda la historia. El equilibrio entre la emoción y el vértigo, el equilibrio en este caso, por ejemplo, entre la violencia y los sentimientos. Encontrar ese lugar es muy difícil en todo proyecto que uno emprende, y para mí ha sido muy complejo también. En Alevocía fue más difícil, porque la carga de violencia era de pronto muy elevada para los sentimientos que se tejían de verdad, y sentimientos muy nobles entre los personajes también. ograr ese equilibrio siempre está, pero yo siento que ese estilo que tu me dices, ha sido como impuesto por situaciones externas o por producción. Actualmente tú lees una novela como, La Paciente Silenciosa, y también tiene un ritmo vertiginoso. Son capítulos muy breves. Hay novelas y novelas, proyectos y proyectos. En este caso, Perfil Falso tiene mucho que ver con Alevocía. Yo diría que son narraciones hermanas, sobre todo la segunda temporada. Tiene mucho también que ver con una búsqueda hacia un policial latinoamericano nuestro. En el caso de Perfil Falso yo lo llamo el Tropical Noir, que es este Noir que no es oscuro, sino al revés, es vibrante de colores, de calores, emociones, y de pasiones, colores chillones, pero sigue siendo Noir, sigue habiendo sentimientos oscuros, envidia, mentiras, traiciones y mucho sexo. Esencialmente la gran diferencia entre Alevocía y Perfil Falso es el sexo. El sexo es lo que manda en Perfil Falso, y es la manera de como se relacionan los personajes para bien o para mal. Eso es algo que me lo metí en la cabeza desde el inicio de la primera temporada. En el caso de Alevosía hay otros temas, como la vanidad, las máscaras que nos ponemos en las redes sociales, que para mí era muy importante también ese tema, pero las hermana la búsqueda de un asesino, de una persona que estamos tratando de ponerle un rostro a alguien que puede ser cualquiera. Puede ser hombre o puede ser mujer. Hay una aventura que se le propone al lector/espectador en ambos casos.

Dentro de estos dos géneros, de la escritura para formato audiovisual versus novela o escritura literaria ¿Qué es más cómodo para ti? En el guion hay que pensar en imágenes, donde hay una estructura que no te da tanta libertad como la narrativa.

Hoy los hago los dos con el mismo placer, creo que se complementan. Me ha costado mucho, pero he logrado que se complementen tanto en cosas domésticas y de orden de oficina, como en términos mentales y de inspiración. Creo que el trabajo audiovisual, tanto en teleserie, en cine, como en serie, hay mucho de perder la humildad, de saber que ese proyecto, el guion, el material físico, no es nada si no hay un elenco, un productor o un director que lo lleve a cabo. El guion por el guion es una carta gantt que tiene que servir para que un montón de gente se ponga de acuerdo sobre lo que vamos a hacer hoy. En el caso de la novela, estamos hablando de palabras mayores. Es un trabajo que queda, es un trabajo que, aunque la novela sea una porquería, igual la gente va a recurrir a eso 10, 20, 30 años después. Es mucho más fácil que una novela encuentre su público 30 años después a que una película o una serie lo haga. Sin embargo, a pesar de que conjugo las dos cosas y me gusta hacer ambas, me siento mucho más libre escribiendo novelas. Si yo pudiera escoger, escribiría solamente novelas. Y lo digo súper sinceramente porque me da mucho más placer y porque la verdad es que no tengo que trabajar con nadie, no dependo de nadie, no tengo que preocuparme de que alguien me dé el: Vamos para seguir adelante o de un actor que no me gusta o de un productor. Por lo general me llevo bien con todo el mundo, pero igual la dependencia de un equipo también juega a favor o en contra de algunos proyectos.

¿Te pasa que primero pienses los personajes? o ¿Tiene que ocurrir una situación, una historia o una anécdota que te inspire?

Me ha pasado de todo. Todo lo entretenido, lo interesante y lo apasionante de la novelística, más allá de los cuentos y de la novela, como estructura, como de sentarse a escribir una novela, es justamente eso. Cada novela para mí, yo no he escrito tanto, he escrito seis novelas, pero cada una ha sido un viaje absolutamente distinto al anterior. Es como convertirte en otra persona. Los recorridos han sido distintos, los obstáculos han sido distintos. Yo escribí una novela, por ejemplo, Los Amantes Caníbales del año 2013, la publiqué con Planeta. Es una novela que empecé a escribir el 2003. Se me perdió, la reescribí, la cambié de locación, cambié el sexo de los protagonistas. Es una serie de inciertos y al final se levanta un mundo. Tú construyes un mundo, insisto en el tema de no depender de nadie, tú solo. La responsabilidad absoluta del éxito o del fracaso de esa empresa es tuya, está en tu espalda, en tu narrativa, en tu voz, en tus ideas. Entonces, por lo mismo, en esta novela, Alevosía, partió por la historia, porque es un policial, por lo general, las historias son más alambicadas, dependen más de la estructura. Por ejemplo, en el caso de mi primera novela, Una Mujer Brutal partió porque yo me quería vengar del mundo de la televisión. Sentí la necesidad de hablar del mundo de la televisión por dentro y como esta cosa de pica, de rabia y de ganas de que la gente sepa cómo es la cosa por dentro. En el caso de Fragilidad, que es mi segunda novela, estuve enfermo, me dio Hepatitis, estuve tres meses en cama y me vino como todo el rollo de la enfermedad y la fragilidad y todo el tema de sentirse enfermo, la hipocondría, de estar solo enferno y ahí empecé a escribir la novela.

Los viajes son muy distintos unos con otros y para mí no tiene nada mecánico la escritura de novela, es un trabajo muy para adentro y muy de búsqueda también, independiente de que sea una novela comercial o una novela más under o una novela que pretende vender mucho o muy poco, o que sea ficción o no ficción. Ahora estoy escribiendo una ficción, por ejemplo, y también es un recorrido absolutamente distinto.

En cuanto a las adaptaciones ¿Has pensado en que alguna de tus novelas se adapte a formato audiovisual o al revés, que desde el formato audiovisual, pase a la novela? ¿A futuro te gustaría hacer algo así?

Me encantaría. Soy muy libre y promiscuo con ese tipo de cosas. Creo que hay que saltar de un formato a otro y muchas veces se dice que los novelistas no son los mejores adaptadores de sus propias novelas cuando se llevan a la pantalla, yo creo que eso es bastante relativo. Depende mucho del novelista. Hay algunos que son mucho más protectores con su contenido. Yo vengo del guion, entonces si me pongo muy protector de mi contenido, en el caso de un guion, es para puro pasar rabia. Trato, por lo general, de ser más generoso, de compartir y de tener conciencia de que tu página en blanco, después otro la pesca y le agrega y le saca y le pone, son visiones distintas.

Remontémonos a tus inicios ¿Cómo llegaste a este mundo de la escritura? ¿Cómo fue este recorrido y cómo has creado tu carrera literaria?

Se cree que yo empecé primero con las teleseries, pero no, yo empecé primero con la literatura. Soy periodista, empecé trabajando como periodista de espectáculos, y haciendo la práctica en El Mercurio, empecé a colaborar con la Zona de Contacto. Ahí fue lo primero que hice, fue publicar unos cuentos en el libro Cuentos con Walkman, dos cuentos, fue como lo primero que hice de trabajo en realidad. Después trabajé en Extra Jóvenes mucho tiempo, trabajé en Canal 2. Muchos años después de lo de la Zona de Contacto, empecé con el guion de Adrenalina, en el Canal 13. Partió así, me senté a escribir un proyecto que se llamaba Reinas de la Noche. Se me ocurrió porque no quería ser más periodista, estaba chato con la idea del periodismo, había tenido una pésima experiencia cubriendo el Festival de Viña, no había conseguido una cuña a Marta Larraechea y me devolvieron a Santiago castigado. Ahí me di cuenta que no quería ser más periodista, fue una experiencia horrible. Yo amaba todo lo que tenía que ver con Espectáculos. Me encantaba trabajar en el diario en ese momento. Me mandaron a cubrir el primer Festival de Viña de Mega. Entrevisté a Paulina Rubio, era muy interesante, era la pega soñada, pero además de eso, había que reportear, la noche del Festival. Un día me mandaron a reportear las opiniones de Marta Larraechea, que había una estrella y tenía que preguntarle. Estábamos todos esperándola a las tres de la mañana, de repente aparece y todos se tiran encima de ella y yo me quedé atrás y ni siquiera lo intenté. Ahí me di cuenta que no servía para el reporteo y me devolvieron a Santiago castigado porque no había conseguido la cuña. Me encerré en mi casa y escribí un proyecto que se llamaba Reinas de la Noche. Siempre con la consciencia de no volver a reportear.

Escribí este proyecto de diez páginas, que básicamente era un grupo de estudiantes de colegio en su cuarto medio y todas las experiencias que tenían, los romances, con un poco de policial también de por medio. Llamé por teléfono, porque tenía el teléfono del área dramática de Canal 13 porque era periodista de El Mercurio, y dije: “Hola, tengo un proyecto”. Y lo fui a dejar. Dejé el proyecto en abril del 95 y en octubre del mismo año me dijeron: “Lo leímos y nos interesa, queremos hacer la teleserie, pero igual no sabemos si tú puedes escribirla porque nunca has escrito teleseries”. Y yo dije: “si puedo, todo el tiempo”. Ahí me compraron cinco capítulos primero. Después de esos cinco capítulos les gustó, cambiamos el nombre, el título, y me puse a escribir. A la teleserie le fue bien, y después escribí otra. Después abandoné la literatura mucho tiempo hasta el 2000, y en ese año publiqué mi primera novela con Alfaguara.

He estado publicando esporádicamente, he pasado tiempos como de mucha distancia entre una novela y otra, espero que ya no vuelva a ocurrir, pero también es porque no me gusta compartir los dos espacios, no al mismo tiempo. Puedo tener tiempos dedicados a una teleserie o una serie, pero no me gusta desarrollar un proyecto de novela al mismo tiempo que estoy haciendo otra cosa. El trabajo de la novela es mucho más exhaustivo en términos emocionales. Te agota más, y te compromete más, y siempre hay una posibilidad de cambio. Siempre hay algo que se puede mejorar.

¿Qué proyectos se te vienen ahora? ¿Estás trabajando en alguna ficción o alguna novela?

Estoy trabajando en un libro de no ficción, que es un libro que llevo bastante tiempo escribiendo, que son básicamente unas memorias cinéfilas. Son relatos y crónicas bastante absurdos sobre algunas películas que he visto y sobre situaciones del pasado. Tengo una novela también que espero publicar en el 2026.

¿Tienes algún tema que tengas pendiente del qué te gustaría escribir? ¿Algún tópico en el fondo que no hayas abordado y que sientes que tienes que hacerlo? ¿Algún tema político o social que te inspire a escribir algo?

Sí, hay dos temas que me obsesionan profundamente. Uno es la transición democrática de los 90, que es a lo que yo viví, que me sentí parte de alguna forma o fui como espectador, pero desde hoy lo veo desde otro punto de vista, siento que mi mirada ha cambiado al respecto.

Lo otro que me sorprende muchísimo también es la relativización de ciertos conceptos que yo pensaba olvidados, como el pinochetismo, por ejemplo. Ese revival que existe de las figuras de Pinochet, como en términos casi humorísticos de pronto, no solo me parece aterradora, sino que me parece profundamente literaria. Aunque muchos digan que son los mismos tópicos de siempre y todo, yo creo que ahí hay una herida que se va todavía, que por eso los tópicos terminan, a la larga, siendo políticos, o teniendo que ver justamente esos dolores. Pero creo que hay una literatura ahí por escribirse.

Ficha técnica:
Título: Alevosía. El caso del asesino de influencers          
Autor: Pablo Illanes
Sello: Suma   
Págs.: 352
P.V.P.: $17.000

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