Entrevista al ex Primer Bailarín del Teatro Municipal de Santiago, Rodrigo Guzmán: “Zorba es un ballet con un mensaje de optimismo hacia la vida”

Por Paulette Waissbluth

Después de 27 años en el Teatro Municipal de Santiago, el bailarín magallánico Rodrigo Guzmán deja el escenario con el ballet Zorba, el griego, su obra de despedida.

A los 18 años se mudó de Punta Arenas a Santiago para poder cumplir su sueño de convertirse en bailarín de ballet clásico, pero años antes ya había tenido diferentes experiencias bailando e investigando acerca de cómo convertir esto en su carrera, con un poco de dificultades ya que en esos tiempos la difusión no es como ahora con las redes sociales, es por esto que Rodrigo comenta la importancia de llevar la danza a distintos lugares del país.

La obra Zorba, el griego está ambientada en Grecia, en donde los personajes Zorba y John se enamoran de Hortensia y Marina, sin embargo ambas mueren. Ante esto, Zorba intenta mostrarle a su amigo que no está todo perdido, dejando el mensaje de que la vida hay que disfrutarla manteniendo la alegría y amistad. Para Rodrigo, interpretar a Zorba ha sido uno de los roles más emblemáticos de su carrera, pues gracias a él se le otorgó el título de bailarín estrella. Hoy, en conmemoración por el Día de la Danza nos cuenta acerca de su trayectoria.

¿Cómo fueron tus inicios en el ballet?

Pasé de jugar a la pelota como a los 11 ó 12 años, a entrar a grupos coreográficos en Punta Arenas. Bailé como en tres grupos y el último fue el ballet bypass que dirigía Jorge Carvajal. Recuerdo que en los ensayos incluía técnica académica, así que eso fue mi primer contacto con lo académico del ballet. Después de eso, este grupo se fue disolviendo y Jorge tomó la idea de formar una escuela en el Teatro Municipal de Punta Arenas, ahí yo estuve desde que se formó. El año 96 fue mi último año allá cuando terminé cuarto medio, después viajé el 97 a estudiar en la Escuela del Teatro Municipal de Santiago. Esto se dio un poco por el mismo Jorge Carvajal que después de un ensayo en el grupo bypass me preguntó si yo podía viajar a Santiago en algún momento para probarme en el Teatro Municipal porque él veía que tenía condiciones y aptitudes para el ballet clásico. Así que de poco fui averiguando, mirando los programas de ballet que él tenía, apuntes, fotocopias de la técnica del ballet, y en esos años que no había tantos videos, era más bien mirar libros, fotos, recuerdo que me quedaba pegado mirando una foto de Sara Nieto, y a través de eso me fui fanatizando y soñando con lo que era el mundo del ballet y el Teatro Municipal.

¿Cómo es tu formación en ballet?

Viajé a Santiago y tuve que pasar un examen de audición para entrar a la Escuela del Ballet Municipal de Santiago. En ese periodo la escuela estaba dirigida por la maestra Martha Hertz y el Ballet de Santiago bajo la dirección de Ivan Nagy, y lo nombró a él porque siempre estuvo presente desde el primer examen de audición en la escuela y todos mis exámenes posteriores. Entonces, pasé este examen e ingresé a la escuela en el año 97 en marzo, justo coincidió con que el maestro Pablo Aharonian, Primer Bailarín del Ballet de Santiago, dejaba de bailar y tomó el primer año de hombres que era el curso al que ingresé. Tuve clases con él y con Georgi Christoff, otro maestro búlgaro que tenía un estudio en Chile y también daba clases. Tuve estos dos maestros en ese primer año y no hubo segundo año de hombres porque el maestro Pablo viajó a Londres, por lo que pasé a tercer año de mujeres con el maestro Claudio Muñoz. Ahí ya tuve la oportunidad de bailar con el Ballet de Santiago porque a veces necesitaban repuestos. Fue un salto super grande de los ballets que hacía, ahí trabajé super duro para avanzar y conseguir una técnica precisa para lo que necesitaban en las coreografías, como el ballet Don Quijote por ejemplo, pasos que eran muy avanzados de los últimos años de estudio, yo tuve que conseguirlo en mi segundo año de ballet. Me probaron en la raza de los toreros en la que bailé incluso con solistas del Ballet de Santiago en el primer reparto. Yo creo que eso fue algo muy importante que me marcó, porque era un chico que casi nadie conoce porque estaba en mi segundo año, recién llegado de Punta Arenas, y de pronto estaba bailando en el primer reparto. Recuerdo que terminó ese ensayo y la compañía entera me aplaudió. Cuando yo estaba recién graduándome de la escuela con dos años -normalmente una carrera es de ocho años- Ivan Nagy decidió contratarme en el Ballet de Santiago, fue importante en mi formación ese salto de trabajar mucho para conseguir todo eso.

¿Qué momentos recuerdas como significativos durante tu carrera?

Haber llegado con 18 años a estudiar y que en tan solo dos años, que un director como Ivan Nagy me contrate para ser parte del cuerpo de baile, marcó para mí un momento muy significativo en mi carrera. Después todo fue ocurriendo muy rápido, entré y enseguida me pusieron a aprender cosas de solista, mirar roles principales, fue fundamental para mí. Por años esto se volvió mi vida entera, yo entraba a las 10 de la mañana y me quedaba hasta 18 de la tarde, aunque después yo no tuviese ensayo me quedaba mirando las pautas del ensayo del día siguiente u otros bailarines ensayando. Esto lo hacía porque yo era feliz estando ahí, para mí nunca fue un sacrificio, sino que era parte de ese sueño cumplido de estar ahí y ver a los bailarines que antes solo veía en fotos, y verlos ahí en persona me hacía muy feliz. Otro momento significativo fue cuando se va Ivan Nagy y llega Ricardo Bustamante, con quien también me llegaron muchas oportunidades, como bailar roles principales de diferentes ballets. En 2004 llega Marcia Haydée, no nos conocíamos pero ella me identificó seguramente por el staff y por las cosas que había bailado. Inmediatamente ella decide promoverme, siendo algo histórico porque yo no sé si había ocurrido antes que promovieran a algún bailarín o bailarina del Cuerpo de baile a Primer Bailarín, sin pasar por la categoría de Solista cuando todos tiene que pasar un año aunque sea. Esto se dio por una emergencia que hubo durante un ballet en el que el bailarín principal se lastimó, no había otro y yo me había aprendido un poco su parte, en ese momento me pidieron que lo haga de un día para otro, me encerré en una sala con la repositora para aprenderlo. Entre las cinco funciones que hice Marcia me promovió, ella solo me notificó porque ya estaba todo arreglado. Justo en esa época salió una gira en Punta Arenas, así que anunciaron oficialmente que un bailarín magallánico había sido promovido como Primer Bailarín.

¿Cuál ha sido la obra o el personaje que más te ha gustado interpretar?

Hubo muchos en general, en obras me acomodaban mucho las de John Cranko que serían Romeo y Julieta, La fierecilla domada y Oneguin. En cuanto a roles yo creo que Petruchio en La fierecilla domada, Mercucio y Romeo en Romeo y Julieta, Oneguin en la obra Oneguin, muy lindo, un rol que llegó en una muy buena edad para mí porque son ballets que mientras más experiencia vas teniendo en tu carrera, mejor luces esos roles.

¿Por qué eligieron el ballet Zorba, el griego como despedida?

Este ballet marcó un momento importante para mí. Había otras opciones como Carabosse (La bella durmiente) que se hace este año, de la cual me van a llamar para coachear a los bailarines intérpretes que hagan roles que yo haya bailado. Pero como despedida optamos el Zorba por lo que significaba, porque es un ballet que termina con un tremendo despliegue enérgico, no solamente en el escenario, sino que en el público. Es un ballet con un mensaje de optimismo hacia la vida, de amor por la vida, entonces qué mejor que salir y cerrar este círculo con una obra que tiene esta energía y este mensaje hacia la vida. Están los dos lados de la moneda; por un lado hay que cerrar un ciclo, algo que da un poco de tristeza porque es algo a lo que le dediqué mi vida entera, entonces hay una parte triste, pero por otro lado, hay otras nuevas aventuras que vendrán por delante, y por eso decido elegir Zorba como despedida.

¿Qué rescatas del personaje Zorba para tu vida?

Bailamos este ballet desde el 2013, nos fuimos de gira en Chile y en otros países con esta obra. Cada año lo bailábamos en distintos lugares como por seis años consecutivos, entonces siento que dejé un poco de mí, de mi alma en todos los roles, en los clásicos, los contemporáneos, los neoclásicos, en todos, y también queda impregnado en mí porque aprendí mucho de esto a través de distintos coreógrafos, directores, etc. y Zorba llega en un momento lindo de mi vida en mis últimos años. Me gusta, me hace bien porque es un personaje lleno de vitalidad, tremendamente pasional, no le interesa el mañana, vive libremente el día a día, en algunos casos me calza un poco, un amante de la vida, optimista, enemigo de las prohibiciones, que creo que todas estas cosas son como enseñanza que me han servido, ha calzado en muchas cosas para vida, y en otras cosas he aprendido que me sirven hasta el día de hoy.

¿Qué extrañarás del Ballet de Santiago?

El escenario, yo creo que es algo en lo que uno podría estar hasta el final de tus días, y seguramente lo haga, quizás no hasta el final de mis días, pero que me sigan llamando si de repente hay un rol no bailado o algo que necesiten que pueda hacer, uno nunca sabe. Además del escenario, yo diría que la convivencia del día a día en el teatro, en las pausas, en las colaciones, en las giras que estamos tantas horas juntos. Me tocó vivir giras largas en Brasil, México, Argentina, varios lados, entonces es el día a día a lo que me refiero, al final he estado 27 años en el Teatro, he visto más a mis compañeros que a mi familia.

¿Qué estás haciendo actualmente?

Vuelvo a mi cargo de maestro como parte del nuevo staff de la Escuela de Ballet. Están en un periodo de recambios y habemos varios ex bailarines de diferentes generaciones haciendo clases. Yo estoy con el curso más grande que hay actualmente, que es el séptimo de hombres y con el cuarto, que son los dos cursos de hombres que hay, más las clases suplementarias de padede y repertorio masculino. No tengo proyectos a futuro, pero si el día de mañana volviese a la compañía como staff o coach, que este último ya lo estoy haciendo con el rol de Carabosse y también voy a ayudar con el rol de Zorba para las funciones que vienen.

¿Qué consejo le darías a tu yo más joven?

Hice las cosas a mi manera, con errores, aciertos y desaciertos, yo creo que de los errores se aprende tanto, entonces mirar atrás y tratar de que mi vida fuese perfecta no sé si sería lo mismo en el futuro, no hubiese cometido errores y no hubiese aprendido de ellos, entonces cometerlos yo creo que de cierto modo está bien, mientras no sean muy graves por supuesto, son parte de la vida, de tu crecimiento y desarrollo. Quizás trataría de ayudar a creer un poco más rápido en mí y en mis capacidades, que es algo que hago con mis alumnos pero también entiendo que es un proceso.

En el contexto del Día de la Danza, ¿quisieras decir un mensaje para las y los bailarines?

Yo diría que, independiente de la disciplina que sea, creer en sus capacidades. Yo estoy convencido de que uno siempre puede un poco más de lo que uno cree. No permitir que nadie te haga dejar de creer en ti y en tus capacidades, seguir adelante con confianza.

FICHA ARTÍSTICA:

Título: Zorba, el Griego

Coreografía: Lorca Massine

Música: Mikis Theodorakis

Dirección musical: Pedro-Pablo Prudencio

Escenografía y vestuario: Jorge Gallardo

Iluminación: Ricardo Castro

Repositor: Cyril De Marval

Despedida del Bailarín estrella: Rodrigo Guzmán

Contralto: Evelyn Ramírez

Ballet de Santiago
Director artístico: César Morales

Orquesta Filarmónica de Santiago
Director titular: Roberto Rizzi Brignoli

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