Entrevista al fotógrafo Cristóbal Olivares: “La fotografía para mí es una excusa para intentar entender el mundo”

 

Por Galia Bogolasky

Entrevistamos al fotógrafo chileno, finalista del Latin America Professional Award, categoría Documental. Los Latin America Professional Awards es una categoría  latinoamericana de los SWPA que por primera vez se entregaron este año. Cristóbal Olivares es fotógrafo independiente y divide su tiempo entre proyectos personales y trabajos para medios de comunicación y ONG. Es cofundador de Buen Lugar, una iniciativa editorial que se dedica a publicar libros y zines de fotografía. En casi una década de dedicación a la fotografía, su trabajo está principalmente ligado a la tradición documental, relacionado a historias y proyectos sobre la condición social. A Olivares la fotografía le provoca que su curiosidad aumente y le otorga el privilegio de formar una opinión sobre diversos temas, desde lo más personal hasta las historias de otras personas. Cristóbal recibió el apoyo de Magnum Foundation para el trabajo inscrito y con el que recibió el reconocimiento en los Sony World Photography Awards 2020 y ha sido una ayuda fundamental en su desarrollo. https://www.cristobalolivares.com/@cristobalolivares    

¿Cómo fue para ti ser seleccionado finalista en la categoría documental del Latin America Professional Awards?

Por supuesto siempre es un honor cuando el trabajo es reconocido, más aun cuando es una organización de tal prestigio. Pero para mí lo más importante de este tipo de oportunidades y reconocimientos es poder alcanzar algo más de audiencia para proyectos e historias que no siempre son del interés de medios de comunicación masivos y que de lo contrario pasarían desapercibidas. Estas son grandes oportunidades para llegar a otro tipo de público.

¿Cómo describirías tu trabajo con la fotografía?

Soy fotógrafo freelance. Divido mi tiempo entre proyectos personales y trabajo para medios de comunicación y ONG. También soy uno de los fundadores de Buen Lugar (junto a mi hermano Alejandro Olivares y Aribel González)  Una iniciativa editorial que se dedica a publicar libros y zines de fotografía. ( www.buenlugar.com )

¿Por qué optaste por la fotografía documental? ¿De dónde nace tu interés por temáticas sociales?

Supongo que como a muchos otros fotógrafos, la posibilidad de acceder a situaciones y lugares que, de no tener la fotografía como excusa, no podría o no tendría el interés de acceder. La fotografía provoca que mi curiosidad aumente y también me otorga el privilegio de formar una opinión sobre diversos temas, desde lo más personal hasta las historias de otras personas. Esa opinión es totalmente subjetiva y comienza con él encuadre mismo.

Yo crecí en Puente Alto, en la periferia de Santiago, donde la desigualdad social es algo que se ve a diario. Luego de un quiebre familiar más o menos feo, me fui a vivir a Gran Avenida con mis abuelos, entre La Cisterna y El Bosque, a los 16 años. Otra vez, la desigualdad, la falta de oportunidades, los colegios malos, etcetera. Hay rabia, por supuesto, pero también soy realista y sé que la fotografía no va a cambiar el mundo, pero a mí me entrega la opción de explorar en primera persona, mirar, dialogar, conocer gente y opinar. Dejar documento de una experiencia es algo que también me parece muy lindo e importante. Trascender en el tiempo. Al final del día es tratar de amar la vida desde la trinchera en la que uno está, con sus altos y bajos.

Cuéntame sobre Buen Lugar Ediciones, editorial independiente que hace publicaciones de fotografía. ¿Cómo nace este proyecto?

Buen Lugar es una iniciativa editorial que se dedica a publicar libros y zines de fotografía. Nace el 2014 junto a mi hermano Alejandro que también es fotógrafo y la diseñadora Aribel González. La idea es tratar de publicar nuestros propios trabajos, sin tener que andar tocando tantas puertas y poder tener el control de nuestro contenido. Empezamos con los nuestros y luego el impulso nos premió con el honor de poder trabajar con otros autores, siempre fotógrafos y fotógrafas , siempre proyectos más bien ligados a lo autoral y a lo documental, con especial foco en el libro como objeto de colección y de diseño.

Cuéntame cómo fue la experiencia de ser parte del VII Mentor Program del 2014 al 2016.

El VII Mentor Program, com su nombre lo dice, es un programa iniciado por la agencia internacional VII. La idea de este programa que dura un poco mas de dos años, es que luego de ser seleccionado entre autores de todo el mundo (es totalmente gratis) te asignan un mentor, que es un miembro estable de esa agencia. En mi caso fue Christopher Morris, un fotógrafo veterano de guerra (y co fundador de la agencia) que fue diversificando su trabajo hacia lo autoral, pasando así por lo editorial y hasta la moda. Me interesaba en él esa capacidad de transitar por varios ámbitos de la fotografía, que es algo que yo trato de hacer también. Incluso para pagar las cuentas. Además de ir entendiendo de primera fuente cómo funcionan las primeras ligas, el mundo de la foto internacional, el mundo de los editores, las revistas, etc. Así que ser parte de este programa es un tremendo honor y privilegio porque, además, pone tu nombre ahí afuera un poquito, a mí me ha ayudado en lo laboral y se me han abiertos varias ventanitas a partir de ese momento.

¿Cómo ha sido la experiencia de ser parte de la reconocida Fundación Magnum como fotógrafo?

La lógica es bien similar a lo anterior. En este caso tú postulas con una idea de proyecto, casi como un Fondart. Una postulación larga. Luego vas pasando etapas, incluyendo una entrevista. Esta beca de la fundación incluye una pasantia en CUNY en NYC en la escuela de periodismo, donde te bombardean con nuevas narrativas, plataformas, temas de activismo, literatura, habilidades técnicas y un montón de información. Pero lo mejor es que esta experiencia la compartes con ocho fotógrafas y fotógrafos más de distintas partes del mundo, compartes el departamento, conoces gente muy talentosa, cada uno con sus realidades y se generan amistades muy lindas porque el trabajo durante ese tiempo es mucho y todos nos apoyábamos un montón. ¡Uno vuelve a creer en la humanidad!

¿Qué significa para ti la fotografía?

Principalmente la fotografía para mí es una excusa para intentar entender el mundo, para explicármelo a mí mismo, para enfrentarlo, para encontrarle sentido. Pero todo esto más bien a través del acto en sí mismo de hacer fotografías, que del resultado que sale de esto. Trato de transitar entre eso y la curiosidad de saber cómo se vería algo al ser fotografiado.

¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Partes con una idea o te inspiras en lo que te vas encontrando?

Ambas, siempre trato de hacer la tarea antes. Leo, me informo, trato de entender los datos duros, lo concreto. Luego viene la parte de los accesos que es fundamnetal para cualquier trabajo, buscar contactos, hablar con gente que eventualmente te puede abrir puertas. Casi siempre llevo conmigo una especie de libreta de viajes, con escritos, fotos, ideas, recuerdos, recortes, etc. Una bitácora. A veces tengo ideas de dónde ir o a qué hora fotografiar o qué quiero fotografiar, para tener una guía, una excusa y a partir de ahí, trabajar lo más abierto posible a lo que me voy encontrando, lo que me llama la atención a mí, lo que me provoca, lo que me interesa. Después viene la edición que es la otra mitad del viaje. 

¿Hay alguna temática que tengas pendiente retratar?

Temática no sé, pero me gustaría hacer algún proyecto en Japón. También el Transiberiano, pero completo y bajandóme en pueblos chicos. También he viajado mucho a la Patagonia y quiero seguir haciéndolo para conocer más, especialmente por tierra porque he tenido la suerte (por trabajo) de haber navegado mucho desde Coquimbo hacia el Estrecho y Argentina. También Visviri siempre me llama a volver, no he ido tanto como quisiera.

Tú has hecho un importante trabajo fotografiando realidades sociales relevantes. ¿Cómo ves el rol de la fotografía para visibilizar el drama más profundo de nuestra sociedad, como el femicidio, la pobreza, la desigualdad?

Me parece que es una herramienta muy importante, sobre todo si se hace desde la independencia. Para mí la fotografía por sí sola es totalmente subjetiva, y por lo mismo veo su rol, en este sentido de la pregunta, más como una columna de opinión, que pueda generar emociones diversas, provocaciones. Eso me parece más interesante que el tipo de fotografía que no te deja preguntas. Lo importante es el diálogo que se pueda producir después y lo que pueda provocar esa misma fotografía o ensayo fotográfico en 50, 150, 200 años después de la fecha en que se hizo.

Tú has viajado mucho, fotografiando a personajes y paisajes de distintas localidades de Chile, de Estados Unidos y otros países. ¿Cómo ha sido para ti retratar distintas realidades, muchas veces, en localidades extremas?

Un privilegio, el cual jamás habría imaginado. Sin cámara en mano no sé si tendría el mismo entusiasmo (y oportunidad).

¿Qué proyectos tienes a futuro? ¿Alguna exposición que estés preparando?

Tenía pensado seguir viajando al sur para continuar este trabajo, lo hice hasta febrero y luego se asomó el COVID-19. También tengo otro proyecto en el norte que quería tratar de finalizar este año, pero COVID otra vez. En este momento estamos trabajando en tres libros para Buen Lugar. Así que el futuro es totalmente incierto en estos momentos, salvo por esos tres libros que saldrán sí o sí.

 

 

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