Entrevista al protagonista de «Avalancha» Gabriel Cañas: «Lo bonito del teatro musical es que la música siempre aparece cuando las palabras ya no son suficientes»

 

Por Galia Bogolasky

Entrevistamos al reconocido actor de cine, teatro y televisión protagonista del drama musical sobre un transformista llamado Avalancha, que se está presentando en Teatro Nescafé de las Artes. Producida por Cultura Capital, la obra transita por los recuerdos, la imaginación y el delirio de Avalancha, quien recuerda su pasado con los aplausos de un espectáculo experimentado en su propia fantasía mientras canta Yo no soy esa, de Mari Trini; Evidencias, de Ana Gabriel; y Amor eterno, de Juan Gabriel, entre otros grandes hits. Esto fue lo que nos contó.

¿Cómo llegaste a esta obra? ¿Cómo fue el proceso para integrarte a este equipo que dirigen Los Contadores Auditores y Cultura Capital?

Esta es una idea original de Francisco Olavarría, quien dirige la productora Cultura Capital. El año pasado todos tuvimos que adaptarnos a la realidad pandémica, y Cultura Capital se dedicó a hacer contenido por Zoom, ya sea conciertos o pequeñas obras de teatro. Francisco lo que quería era volver a la presencialidad, y también realizar una obra relacionada al transformismo chileno, específicamente sobre el Circo Timoteo, de esa estética del transformismo. Obviamente fue imposible estrenarla en enero. Llamó a Los Contadores Auditores para que la escribieran y la dirigieran, y yo trabajo con ellos desde 2007/2008, estudiamos juntos, participamos juntos en la compañía Bonobo, en la compañía de ellos también trabajo harto, entonces somos familia y nos une un lazo súper grande, más allá de lo artístico. Además, compartimos este gusto grande con respecto al arte escénico de las transformistas, nos parece entretenido. Entonces ellos me llamaron, y ahí partimos creándola, obviamente no íbamos a alcanzar a hacer para enero, así que la pospusimos para marzo. Ahí nos dimos cuenta no iba a ser posible hacerla presencial, por lo que empezamos a idear, desde enero, la posibilidad de hacer el montaje, e incluso los ensayos, pensándola de forma audiovisual.

¿Cómo fue para ti interpretar este personaje? Que tiene un desafío bien grande, bueno tú has hecho musicales bien grandes, donde cantas, bailas y actúas, pero además en este caso además transformista, que tiene todo otro tema, y que además es drama, un género que en general Los Contadores Auditores no han trabajado tanto en el último tiempo entonces es otro registro. ¿Cómo fue para ti ese proceso?

De hecho, yo creo que nunca habían hecho drama. Lo que si hacen es un humor negro que puede contenerlo, pero siempre se han enfocado en la ironía y la comedia. Fue un desafío gigante, enorme, en varios aspectos. Tenemos la cosa técnica, que es súper compleja, en relación con que todas las transformistas o la gran mayoría hacen stand up, también son cantantes, son bailarinas, son actrices. Este personaje, este alter ego que manejan, no es forzado, proviene de un ser, de un alter ego. Entonces esa dificultad técnica era súper grande, porque tienes que hacerte responsable de, tanto como la creación de Leo, que era el humano debajo de Avalanchay también de esta capa que está sobre la representatividad, en donde también el texto se aborda, que es un actor que está representando a Leo y que está representando a Avalancha. Hay una triple construcción ahí, que ese detalle formal también era súper complejo en cuanto a entrarle al texto, establecer las capas, cuándo es fantasía o cuando es recuerdo, había un gran desafío técnico.

Después tenemos el desafío formal, que igual es súper grande, y que de hecho fue lo que más me costó, porque con respecto a lo otro uno tiene más experiencia. Me he enfrentado a ese problema otras veces. Sin duda hay mucho más peso cuando es un monólogo o parecido, o cuando recae tanto la responsabilidad del desarrollo de la obra en un sólo personaje. Entonces lo formal, tiene que ver como con la estética drag, que tiene que ver con el maquillaje, los tacos, la peluca, el corsé, los rellenos, que eso sí que era un universo al que no había entrado tanto en mi vida. Si bien me encanta el rollo de los maquillajes y de las transformaciones, ya he hecho hartas sobre todo con la compañía Extraterrestre, con Daniela Castillo, en Humane, en Youtube, o con Cultura Capital en estos musicales, que también tienen grandes transformaciones, prótesis, pelucas. Aquí es súper extremo, al punto de ser doloroso, donde cambia todo mucho. Por ejemplo, bailar con tacos es abismantemente diferente a lo que puede significar hacer esa misma coreografía, pero a pata pelada, o con zapatillas. Es un trabajo que me costó mucho, estuve todo el verano arriba de los tacos dándolo todo. El corsé, la técnica del canto se modifica en un gran porcentaje porque hay mucho espacio de soporte muscular, sobre todo en la inspiración, donde no puedes contar con muchas áreas que, al menos yo, estaba muy acostumbrado a usar. Entonces te queda solamente respiración intercostal, pecho, mucho más arriba, todo lo que va hacia abajo está absolutamente bloqueado por este corsé. Las pantis y el calor, realmente una tortura muy grande. Yo estoy medio pelado, entonces tampoco tengo tanto pelo como para agarrarme las pelucas, por lo tanto, tenía que gaffearme la cabeza, y con un gaffer que estuviese lo suficientemente apretado para que no se me cayera la peluca, porque eso si era como el pecado mortal enorme en este oficio. De hecho, la grabación fueron dos jornadas de doce horas, en donde no pude prácticamente ni siquiera ir al baño. El hecho de sacarme una sola pinza, implicaba dos horas de reconstrucción de todo. Por otro lado, soy súper peludo, entonces también hay otras dificultades, en donde tenía que estar afeitándome dos veces al día, todavía no me crecen totalmente los pelos. Si tenía que grabar a las nueve de la mañana, a las cinco tenía que estar empezando con la depilación corporal completa, era esquilarme totalmente.

Estaban esos desafíos que eran técnicos, que no fueron menores y que por suerte los empecé a entrenar antes, porque sabía que mientras más lo utilizara, inclusive en los ensayos, más me iba a ir dando cuenta de todos los detalles que hay que hacer. Como para generar una silueta que sea lo suficientemente acorde como para tu cuerpo. El maquillaje, dónde pones tus cejas, no puedes dejarlas tan arriba dibujadas o te borras la mitad. En eso se me fue harto del proceso, y de estudiar y de empezar a ejercitarlo. También la música, cantar en el mismo registro en el que siempre canto, pero haciendo una ilusión femenina también era una dificultad, que nunca me había expuesto. En eso yo creo que me faltó como un mes más de ensayo para quedar satisfecho con el resultado, pero igual son tantas las capas que tiene la obra, que también creo que aparece como Gabriel Cañas cantando pero también aparece Avalancha, quedó en una media tinta que creo igual sirve para la narración. Podría enumerarte y poder seguir hablando de las dificultades del proceso o de lo que significó para mí transformarme en Avalancha por siglos.

Ya te habíamos visto en varias obras hacer personajes donde tú te transformas en otro personaje. En este caso tú hablabas del género del drama, que el transformista es un personaje súper sufrido, todo súper dramático. Además, pasa por estos tres tipos de transformaciones, ¿Cómo viviste ese proceso de incorporarte en la psicología del personaje?

Gracias por la pregunta, porque creo que es lo que más me tiene satisfecho con el resultado final. Creo que es la inspiración o el motor más grande que encontré, para entrarle a esta psicología, tenía que ver con algo que no estaba tan lejano. Tenía que ver con el oficio del artista escénico. En el transformismo existe una síntesis de muchos lenguajes de los artistas escénicos, y por lo tanto, está toda esa exacerbación de los sueños de un artista escénicos. Por otro lado, tenemos que el transformismo y estos artistas escénicos, de una u otra manera pertenecerían a un espacio que aún no tiene la misma jerarquía que un bailarín o un actor o un cantante, no tienen la misma plataforma, de partida. Recién ahora con todo este rollo como Ru Paul, en Chile tuvimos The Switch,  han existido nuevas artistas que son transformistas y que tienen reconocimiento, pero es algo súper nuevo. Creo que incluso la élite artística chilena le ha negado los grandes escenarios o estar dentro de la elite artística escénica. Han quedado relegados a discotheques, pubs, calles. Entonces creo que es bonito entrar a este deseo que tenemos todos los artistas escénicos de brillar, de tener en un escenario de hacer esos shows que uno sueña desde chico encerrado en el baño. En la realidad de una transformista se ven tremendamente truncados, porque hay una discriminación directa, y súper fuerte, incluso, desde el mismo gremio. Entonces creo que ese fue un motor súper fuerte, más en este contexto de pandemia, en donde todos los artistas escénicos, todos les artistes escéniques, nos hemos visto imposibilitados de hacer nuestros trabajos. Esa fuerza de la fantasía por poder desarrollar nuestro oficio se veía súper incrementado en todos los que estábamos dentro del proceso. Ese fue un motor sumamente fuerte, el estado actual de los artistas escénicos, lo pisoteado que estamos, lo vulnerabilizados que estamos como gremio. Representarlo en una transformista, creo que era una súper buena síntesis para a través de la distancia, que la gente pudiese empatizar con este mundo que, si es muy sufrido, que es muy sacrificado. Es muy complejo poder trabajar en lo que trabajamos. No vamos a hablar de ganar plata ni de nada de eso, es sólo poder realizar nuestro oficio, ese fue un motor súper fuerte.

Debe ser triste hacer esta obra tan espectacular, sin público. Para un artista escénico debe ser complejo pensando que no es una obra audiovisual, sino que es una obra de artes escénicas. Cuando se puedan abrir los teatros nuevamente ¿Ustedes piensan montarla presencialmente?

Sí, totalmente. Somos esos animales, somos artistas escénicos como Los Contadores Auditores, como todos los que estamos ahí. Esa es nuestra vocación, como la cancha en donde más nos gusta jugar. No es que uno pierda las esperanzas, pero atreverse a aventurarse a decir que en enero la hacemos, no sé. No me atrevo a tirar ninguna fecha ni nada.

Tú te convertiste en el actor con más presencia en los musicales en Chile, de los pocos que puede actuar bien, cantar bien, y bailar bien. ¿Cómo ves el futuro del musical en Chile?

Muchas gracias por el piropo. Creo que es un género que ha crecido mucho en los últimos diez años, seis o siete años, ha sido muy fuerte el boom. Corresponde a que la empresa privada se ha interesado en darle plata a este tipo de montajes, y eso ha impulsado sin duda la realización de este tipo de espectáculos. Pero creo que también es un género que está inserto de manera fuerte en la cultura chilena. Hay que recordar que las obras más vistas en Chile, La Pérgola, La Negra Ester, son musicales, de una u otra manera. Creo que es un género que permite algo súper bonito, porque la música entra directamente a un espacio más abstracto, sensible. El texto del teatro también entra en un espacio súper racional, entonces el musical hace combinar al espectador con una experiencia muy completa, en cuanto a la música, a la estética propia del teatro, y a la palabra. Hay algo muy lindo que también tiene el teatro musical, que tiene que ver con que la música siempre aparece cuando las palabras ya no son suficientes, al igual que el verso. Yo necesito mucho decirte que te amo y ya las palabras no bastan, entonces viene una poesía o un verso en donde puedo, realmente, a través de un lenguaje con mucha más estética y poético, decir lo que necesito decir. La música actúa también así en los musicales, y eso que es un valor emocionante, súper catártico yo creo para el público.

Sería la raja que lentamente esta «pequeña-mini industria», si podemos llamarla así, se empezara a atrever también con el contenido nacional, con obras que hagan referencia a cosas nuestras. Morir de amor Vivo por ella, en ese sentido si fue un gran avance a tocar temas al menos latinoamericanos, en donde podíamos jugar con los estereotipos y hablar un poco más directamente de nosotros. Pasó con Avalancha que ninguna empresa quiso meterse. Cultura Capital apostó por tener un equipo, apostó por seguir manteniendo el trabajo y no abandonarnos, de manera súper generosa y apostando. Uno ve un sesgo en cuanto a esto familiar que tiene el musical, en donde se escapa un pelito, porque yo creo que Avalancha igual es familiar, es un drama, pero no hay nada tan extraño, solamente la cantidad de prejuicios que existen encima de una transformista, o encima de un artista escénico, y que se trate sobre eso, inmediatamente cierra muchas puertas a nivel de financiamientos. Avalancha va a servir como una puntita de flecha en donde las empresas se atrevan a apostar por contenidos que no sean de referencias anglo o tan foráneas, tan de afuera.

¿Cómo fue para ti trabajar en la película Matar a Pinochet, de Juan Ignacio Sabatini?

Trabajar en Los Fusileros (nombre original)o Matar a Pinochet fue una súper experiencia. De partida leer el libro, y entender esta historia, que es súper terrible, para mí fue interesante entrar. Juan Sabatini es un gran director, y nos ponía en un lugar muy interesante desde lo actoral, ya que había que defender algo que, en ese momento, sobre todo cuando se estrenó y cuando se estaba grabando, estaba súper en boga, y con una temática compleja, que tiene que ver con la violencia. La violencia como un acto humano, en donde aparece después de un acto de justicia. Esa es una problemática súper grande, y que no está para nada resuelta a nivel social, porque es muy compleja y porque tenemos un sistema que produce mucha violencia, ya que estamos siendo muy violentado por el sistema. La bajada de la película era «Un acto de amor», que sintetiza esta contradicción en donde incluso matar a alguien podría ser un acto de amor, que es una contradicción tremenda en sí misma, y en donde uno podría inmediatamente saltar y decir «!Hey! no». Pero que, si empezamos a ver el problema, si es una problemática muy interesante. Creo que entrar en ese problema fue súper desafiante, bonito y profundo. La recepción que tuvo la gente, sobre todo los medios, en donde yo creo que si hubo una especie de censura, ya que uno subía una foto en el Instagram sobre Matar a Pinochet y era inmediatamente bajada, por incitación a la violencia. Hasta con Avalancha, que es treinta veces más pequeña, o 100 veces más pequeña la producción, yo ya he hecho una pasada por todos los medios oficiales, que es una pasada que cada estreno tiene. Con Matar a Pinochet no fuimos a ningún programa, nadie nos llamó para una entrevista, realmente hubo como un silencio muy grande, porque el tema es muy complejo. Creo que es muy necesario hablarlo, para sanar realmente. Las imágenes que vemos en esa película son tremendamente sanadoras, son mitos urbanos que existen, que están, y poder verlos ayuda a poder sanar y empezar a ordenar todos estos demonios que tenemos como sociedad.

Se estrena el 28 de este mes, en España durante el Festival de Autores de Barcelona una película que se llama Gran Avenida, dirigida por Moisés Sepulveda. En donde estoy actuando con Paulina Giglio y con Iván Parra, entre los tres hacemos esta tríada protagónica y está súper bonita, es un proyecto largo, que partió desde un proceso teatral, y terminó en una película que creo que grabamos como hace tres o cuatro años. Ahora llegará a su estreno al fin, y para el segundo semestre creo que se podrá ver en Chile. Y estoy también con una película de Martín Rejtman, que es un gran director argentino. Se llama La Práctica. Se ha visto muy pospuesta, pero supongo que llegará el momento. En algún momento. Estaba listo para grabarla en marzo del año pasado, después en mayo del año pasado, hoy en día como que archivé esos guiones como «prontamente».

¿En televisión también estás con alguna serie o teleserie?

Ahora estoy haciendo como el amigo del bolo, realmente algo muy chiquitito, pero muy bacán, porque ha sido la posibilidad de poder ir a saludar a todos los compañeros que no veía hace mucho rato, camarógrafos, maquilladoras, maquilladores, peluqueras, todo el staff, que finalmente es una gran familia con la que uno convive intensamente, por largos períodos y que no los veía hace harto rato. Así que ahora estoy haciendo este bolito en Edificio Corona, que yo creo con suerte van a ser cuatro capítulos, cinco capítulos, pero que ha sido súper entretenido ir, volver, saludar, hacerlo, cobrar los cheques y venirme.

¿Qué le podrías decir a la gente para invitarla a ver las funciones que quedan de Avalancha?

Hay algo muy bonito que tiene la obra, que es por lo que todas las dificultades, problemas técnicos o precariedad técnica que tiene el teatro para abordar un proceso audiovisual, que obviamente no contamos con nada, es súper precario, es una obra que, si tiene carne, si tiene almita. Eso creo que es difícil de lograr y complejo de hacer, eso se debe porque nos metimos a algo que era difícil de hacer y lo hicimos saltando al vacío con ganas. Es una obra donde si suceden cosas que son reales y que son importantes. Si se tocan temáticas que nos parecen muy importantes a todos los que realizamos la obra. Se van a emocionar, van a escuchar canciones súper oreja, es una posibilidad de ver íntimamente el trabajo de un artista escénico, y eso es algo muy particular. Es como meterse al camarín del teatro, en donde suceden los ritos, la magia, en donde pasa algo que no es cotidiano. La obra lo retrata bien, con sus oscuridades, sus fantasías, su realidad, y eso es súper interesante de ver. Finalmente, la obra tiene algo que es muy contingente, y que se vuelve político, que tiene que ver con el rollo de los géneros, con el atreverse a romper este patriarcado que tenemos tatuado en la sangre, lo tenemos tan inculcado, sobre todo en Latinoamérica, el machismo, y los roles de los géneros. Es una obra que se atreve a entrar de manera muy real y profunda en el femenino y en el masculino. Se disgrega y se desarrolla esto binario, pero que finalmente se envuelve en un sólo ente. Es una bonita reflexión sobre lo femenino. Hay que tener hartos cojones también para entrar ahí, es una de las dificultades que me ha tocado, y que tú me preguntabas, yo creo que es la mayor de todas, sin duda, aparte de todas esas otras cosas que te decía, tenía que ver con atreverme a entrar en ese espacio de la femeneidad total.

Título: Avalancha

Elenco: Gabriel Cañas, Dayana Amigo, Carmen Disa Gutiérrez y Gonzalo Beltrán

Música: Felipe Martínez

Diseño de iluminación: Daniela Fresard

Coreografía: Gonzalo Beltrán

Dirección audiovisual: Alex Waghorn

Maquillaje: Camilo Saavedra

Pelucas: Carla Casali

Producción: Alessandra Massardo

Dramaturgia, dirección y diseño de vestuario: Los Contadores Auditores

Duración aproximada: 1 hora y 15 minutos aprox.

Co-Producción Cultura Capital y TEATRO NESCAFÉ DE LAS ARTES

CICLO TEATRO NESCAFÉ ONLINE: “Avalancha” (en formato Video on Demand)

Fechas:

Jueves 8 de abril

Viernes 9 de abril

Sábado 10 de abril

Domingo 11 de abril

Jueves 15 de abril

Viernes 16 de abril

Sábado 17 de abril

Jueves 22 de abril ¡NUEVA FUNCIÓN!

Viernes 23 de abril ¡NUEVA FUNCIÓN!

Sábado 24 de abril ¡NUEVA FUNCIÓN!

Horario: 21:00 horas.

*Valores: 5.000 pesos (Comunidad) y 6.000 pesos (público general)

*Venta: a través del sistema Ticketek.

Consultas: por escrito al whatsapp +56 9 3387 2403 (lunes a viernes de 11:00 a 21:00 horas)

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *