Por Fernanda Ulloa
El documentalista y escritor, Diego del Pozo, junto a María Elena Wood, directora y productora ejecutiva de “Wood Producciones”, abordaron en el conversatorio “Documental y Educación en la mirada de Gabriela Mistral” la perspectiva crítica con la que la poetisa analizaba el cine en Latinoamérica en los años treinta. Además, comentaron sobre los anhelos que tenía la ganadora del Nobel de utilizar los recursos audiovisuales como una forma de enseñar e incluir herramientas tecnológicas en un tiempo de nuestra historia en que era impensado.
El conversatorio transmitido a través de Facebook Live y Youtube Live, tuvo de invitados a Diego del Pozo, Licenciado en Letras y Magíster en Literatura, investigador de la obra de Gabriela Mistral y editor de rescates literarios basados en el legado inédito de la poetisa. Y a María Elena Wood, periodista, productora y ejecutiva de medios y directora de documentales y series de televisión de ficción y no ficción, como Locas mujeres, la historia de amor de Gabriela Mistral y Doris Dana (2012).
En cuanto a la visión que tiene el mundo de Gabriela Mistral, Wood señaló que: “cuando empecé a investigar sobre ella con Rosario López, comenzamos a ver todas las estatuas de Gabriela en Chile y en todas se repite la forma física de una mujer dura, seria, sin encanto, sin alegría, con la comisura de los labios hacia abajo, de una profesora estricta”. Pero aseguró que luego, a través de los archivos y conversaciones, encontraron otra Gabriela: “me interesaba mucho esta contradicción de la poesía y la persona que me presentaron”.
Con respecto a la relación de Mistral con el cine, Diego Pozo explicó que mediante el manuscrito La película enemiga (1926) es que la poetisa comienza a ver la imagen como un recurso más fuerte que la palabra para enseñar. Wood dijo: “Una de las cosas que más me ha asombrado es la genialidad de ella. Era una genia, se adelantó a su época”. Los invitados concluyeron que finalmente la escritora ya veía y exponía temas que aún nos cuestionamos actualmente.
Además, de temas que la poetisa toca en Imagen y palabra en la educación (1956): “me pareció fascinante que ella decía que esa era la mejor forma de enseñar pero que sabía que todos la mirarían con sospecha y que no iban a reaccionar bien a su idea”, afirmó Wood.
Por otro lado, Pozo enfatizó que la poetisa se refiere al cine documental como un recurso que muestre todo, ella decía: “mostrar las Américas y pueblos originarios”, hacer películas, romper barreras y generar un vínculo más profundo.
Diego Pozo concluyó que, finalmente, al pensar la imagen como un recurso necesario para la educación ella “comienza a integrar estos elementos en su cotidianeidad, se puede ver en el documental Locas Mujeres, de registros de cuando ella ya estaba muy enferma”. Wood agregó que hay tantos archivos de Gabriela Mistral gracias a que: “Doris Dana venía de una familia rica que tenía acceso a todas estas nuevas tecnologías, tenía grabadoras de audio, de imagen y cámaras donde registra a Gabriela”.
Wood confesó que cuando presentó su documental Locas mujeres en Nueva York, la expresidenta Michelle Bachelet le señaló que: “cuando dos personas están muy felices juntas quieren guardar esos momentos”. Pozo agregó que: “uno lo nota en los registros, cuando uno escucha los audios hay cosas muy casuales, al final los registros visuales de ellas y de entender a Gabriela son un poco así”.
Otro punto relevante, puntualizó Wood, es el pensamiento crítico: “La formación del pensamiento crítico es la gran debilidad de la educación, es necesario revitalizar todo esto a través de lo audiovisual. La pandemia nos ha dado todo para este manejo de las nuevas tecnologías. Incluso deberíamos pensar en un sistema de medio público, es importante, tiene que haber un lugar donde el acceso al material esté disponible y sea promovido”.
Pozo destacó la capacidad de Mistral de ser una mujer autodidacta: “ella señalaba que el documental era una gran herramienta para quienes eran autodidactas”. El documentalista explicó que la poetisa no fue a la escuela, sino que aprendió mucho de su media hermana Emelina Molina, maestra quien le enseñó a leer y luego de Bernardo Ossandón, exdirector del diario El Coquimbo, quien le dio acceso a su biblioteca para poder estudiar.
Finalmente, en cuanto al cuestionamiento de por qué Pablo Neruda es más reconocido que Gabriela Mistral a nivel mundial, a pesar de ser la primera mujer latinoamericana en ganar el premio Nobel de Literatura en 1945, reconocimiento que Neruda obtuvo en 1971. Wood opinó que: “hay un ninguneo por no ser una mujer atractiva, con rasgos indígenas y por no cumplir con el estereotipo, además de no estar en un partido político. Neruda era un hombre público y resguardado por el Partido Comunista, por sus mujeres y el Estado. En cambio, Mistral siempre fue una mujer distinta”. La directora además rescató que: “el ser única la hacía ser solitaria y de ahí viene su capacidad de observación, que la hace una genia”.