Por Galia Bogolasky
The Quiet Girl es una película irlandesa dirigida por Colm Bairéad, protagonizada por la joven y talentosa Catherine Clinch, que, a sus 13 años, interpreta a Cáit, la hija de un matrimonio que la entrega a los cuidados de una pareja mayor durante un verano.
La cinta tiene un tono contemplativo, plácido, donde largos planos, sin mucho diálogo se van desarrollando al comienzo de la cinta, donde no logramos entender mucho la dinámica familiar, donde podemos ver como esta niña está sola, aburrida y sin mayores motivaciones en la vida. Hasta que todo cambia.
Lo interesante de esta cinta es que, desde el comienzo, se entrega poca información, y no sabemos mucho que está pasando con esta familia, que, a través de un trato distante, apartan a una hija del hogar familiar, para que se vaya a vivir con otra familia. De a poco se va revelando las razones detrás de esta decisión, y aunque resulten incomprensibles, finalmente, todo cuaja. La cinta narra a través de gestos, detalles y pequeñas acciones, lo que hace que el cine sea un arte tan especial. No es necesario decir, explicar, sino que a través de planos detalles, secuencias de acciones que, juntas, entregan un significado, podemos ir entendiendo lo que hay detrás de esta particular historia, que aborda de manera tan única, el tema del abandono.
Cáit es una niña ignorada, maltratada y poco querida, que es abandonada y acogida por una pareja que, al principio no sabemos por qué la reciben en su casa, pero de a poco vamos conociendo la historia detrás de este matromonio mayor, que va entregando de a poco, y va soltando la emoción por goteo. La cinta va tomando fuerza en la segunda mitad, donde podemos apreciar más acciones, y vamos obteniendo más información de esta extraña adopción temporal de la niña, que la hace llegar a un nuevo hogar, literalmente con lo puesto, donde se hace un espacio, y es integrada gradualmente hasta sentirse acogida completamente, como nunca antes lo fue en su propio hogar.
Colm Bairéad logra plasmar emociones contenidas a lo largo de todo el relato, con un ritmo lento, un estilo contemplativo, delicado, sutil, donde cada plano es clave, ya que son relevantes para dirigir la mirada y marcar el punto de vista. Los pocos diálogos son claves ya que revelan mucha información, pero se nota que son utilizados muy meticulosamente, ya que nada sobra. Todo lo que se dice está ahí por una razón, y los silencios son lo que marcan la cinta.
The quiet girl es una cinta tan especial gracias a esos silencios, que tal como dice el título, generan el punto de partida de la historia. Una chica callada, donde nadie en su entorno habla mucho, se expresa a través de pequeños gestos, ya que las demostraciones de cariño no están permitidas. Lo que vemos al final de la película nos hace comprender la fuerza que trae este relato. El plano final logra que toda la cinta cobre sentido, logrando una emotividad muy interesante, ya que las sutilezas son lo que marcan la narración que silenciosamente, cierra de manera perfecta.
La cinta plantea la pregunta sobre lo que es el amor filial, sobre lo que significa la maternidad, la paternidad, realmente, ya que es mucho más que el lazo sanguíneo, y eso es lo potente de esta cinta, ya que plantea lo que significa entregar amor, sin querer nada a cambio, sino que por pura generosidad.
La naturaleza, el verde que rodea la casa, van marcando el espacio y el ambiente en el que se desarrolla la trama, muy relevante, ya que nos muestra cómo es la dinámica en una familia que vive y trabaja en el campo. Ese contexto es clave para narrar esta historia. La temporalidad también es relevante, ya que se aprecia, por el arte y la ambientación que la cinta está situada a fines de los 70, inicios de los 80. Incluso a veces, por el tipo de relaciones, la distancia entre los personajes, la frialidad, pareciera que fuese aún más antigua, como si fuera en la época entre guerras.
A pesar de que la película se caracteriza por lo apacible, el ambiente tranquilo, la falta de ruido, y la sensación del poco avance del tiempo, la cinta logra un ritmo al capturar de manera notable esos detalles que hacen que se pueda apreciar la real intención detrás de cada escena, donde las emociones están contenidas, y la rectitud es parte del día a día.
Esta cinta con personajes rudos, serios, poco expresivos, logra resaltar justamente por un gran gesto de cariño, algo que sobresale en un ambiente tan tosco. Un solo abrazo logra unificar todas las emociones contenidas, generando un clímax final inolvidable.
La gracia del guion es que te va sorprendiendo de a poco, y va soltando elementos a medida que progresa el relato, generando un ritmo en base a la entrega de información de manera exponencial mientras avanza la narración. Ese ritmo que va adquiriendo la cinta a través de la progresión de pequeñas acciones, hace que funcione de manera prolija, exacta, y que nada esté ahí al azar, sino que se aprecia la prolijidad en la escritura. La historia se va abriendo como una mariposa que va mostrando sus alas y sus colores, y que te deja aleteando un tiempo después de los créditos finales.
Ficha técnica
Título original: An Cailín Ciúin
Año: 2022
Duración: 95 min.
País: Irlanda
Dirección: Colm Bairéad
Guion: Colm Bairéad
Historia: Claire Keegan
Elenco: Carrie Crowley, Andrew Bennett, Catherine Clinch, Michael Patric, Kate Nic Chonaonaigh
Coordenadas
Festival de Cine Las Condes
Parque Araucano
14 de enero 21hrs