FESTIVAL DE CANNES Crítica de cine «Triangle of sadness»: La osadía de reírse del capitalismo

Por Gabriela Bravo desde Cannes

La primera idea que me vino a la cabeza cuando salí de la sala de cine fue: «Wow, esta película es genial», y al ocupar esta palabra no estoy diciendo que es muy buena, sino que pareciera salida de la cabeza de un genio. Incluso al tratar de escribir estas líneas no sé como expresar de la mejor manera lo experimentado. Voy a tratar.

¿Quién puede contarnos una historia profundamente seria e intelectual haciéndonos reír durante más de dos horas? Bueno, Ruben Östlund, el director sueco, al parecer.

Triangle of Sadness es una comedia corrosiva que ataca un tema complejo: Las desigualdades generadas por el sistema capitalista. Dividida en tres partes (como un triángulo), el sueco hace una pasada por todos los temas: Las desigualdades entre hombres y mujeres, la decadencia de una elite ultra rica a la que se le permite todo, las relaciones de poder, la dominación en un contexto hostil e incluso, la discapacidad.

Todo comienza con una pareja de influencers que tienen una discusión sobre quién va a pagar la cuenta del restaurante. Yaya es modelo y una celebridad de las redes sociales, ella gana más que su novio, sin embargo, da por sentado que es él quien debe pagar. Desde este momento vemos que Östlund quiere picanear al público, obligándolo a enfrentar este problema. Mientras la chica trata de esquivar el tema, el novio insiste e insiste, de manera obsesiva, llegando al límite de lo ridículo.

Antes de contarles la segunda parte, les daré un consejo de amigo viejo, como diría mi abuelo: «Acaben sus cabritas antes de llegar hasta aquí, me lo van a agradecer más adelante».

Entonces, prosigo. La segunda parte es un viaje en un yate de lujo, en donde vemos a la elite más selecta del mundo. Los tripulantes, especializados en clientes VIP, saben que nunca pueden decir «NO» a sus clientes. Con diálogos muy inteligentes e hilarantes, esta parte es una montaña rusa de emociones, entre risa, asco y consternación, donde el director sueco nos obliga a ver la decadencia desde un punto de vista visceral (y vaya cómo lo hace).

Este triángulo se cierra con los pasajeros sobrevivientes del crucero –y no les diré como llegamos a este punto- en medio de una isla desierta. Ruben Östlund consigue invertir los roles de poder, como para mostrarnos que lo que nos parece natural en realidad no tiene ningún asidero. Esto nos hace cuestionarnos nuestra propia sumisión a todo tipo de sistema. ¿La elite del mundo está formada por las mejores personas? Si les quitamos sus privilegios ¿Serán capaces de volver a la cima del mundo?

Lo que más me impresiona de esta película, es que ningún elemento fue dejado al azar. La preocupación que pone en las referencias que entrega, nos indica que estamos frente a una película pensada meticulosamente. Esto se ve en el fresco de personajes, en donde cada uno juega un rol, sea grande o pequeña su aparición, y es parte importante de este lienzo. Solo haré una mención especial al personaje de Woody Harrelson convertido en un capitán de barco alcohólico, desesperanzado y comunista, al que ya nada le importa. Demasiado gracioso.

Creo que Ruben Östlund no solo cruza una línea roja, si no que se pasa tres kilómetros. La frase chilena «con todo si no pa’ que», se ajusta perfectamente a Triangle of Sadness, que, en apariencia, está construida en el exceso y la caricatura, pero que en su esencia es una denuncia fina y sofisticada de un sistema del que todos participamos.

Ficha Técnica

Título: Triangle of Sadness

Género: Comedia

País: Suecia

Año: 2022

Duración: 150 minutos

Director: Ruben Östlund

Elenco: Charlbi Dean, Harris Dickinson, Woody Harrelson.

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