Por Gabriela Bravo desde Cannes
En francés la palabra Rodeo significa la práctica de motociclistas que se dedican a hacer piruetas en las calles de la ciudad. Por supuesto, esta práctica está penada por la ley, ya que produce mucha contaminación acústica y también pone en peligro a los automovilistas y peatones. El Rodeo se asocia generalmente a jóvenes de barrios periféricos y a bandas que están ligadas con la delincuencia.
Es precisamente este tema el que aborda la directora francesa Lola Quivoron con su ópera prima Rodeo. Sin embargo, esta mirada estará determinada por un prisma especial, ya que pese a ser un universo fundamentalmente masculino, la protagonista de la película es una mujer, Julia, interpretada por Julie Ledru. Esto le otorga una complejidad a la cinta que, no solo habla de tubos de escape y llantas, sino también de feminismo, libertad y marginalidad.
Como parte de la competencia oficial del Festival de Cannes en la sección Un Certain Regard, Rodeo se alzó con el premio “Coup de Coeur” (premio “Amor a primera vista”, si lo pudiéramos traducir de alguna manera).
Culturizarte pudo conversar con la directora Lola Quivoron y la actriz Julie Ledru, ambas debutantes de la alfombra roja de Cannes.
¿Cómo se siente ser una de las directoras underground que más ha dado que hablar en este Festival?
Lola Quivoron: No estaba preparada para esto, he estado muy concentrada en mi película en los últimos meses, la finalicé una semana antes del Festival, entonces fue muy especial y radical al mismo tiempo, muy placentero, pero también un poco invasivo, porque no estaba totalmente preparada, pero fue realmente muy bueno para los actores y toda la banda. Es un regalo para ellos porque la filmación fue de 29 días, realmente muy corta e intensa. Estamos muy deseosos de presentar esta película, que para mi es un regalo que tengo que compartir. No he visto mi película con distancia, desde el punto de vista del espectador, porque la he visto quizás 100 veces pero es muy difícil tener la distancia, entones es muy bueno oír la percepción de la audiencia. Por supuesto, me da mucho orgullo.
Es un tema complejo para una primera película ¿Cuál es la fascinación para ti alrededor de este universo de las motos y de estas bandas que hacen “rodeo”?
LQ: Este universo del “rodeo” es algo que descubrí hace 6 ó 7 años, y desde ahí que tengo una pasión por esta práctica. Esto viene de Au loin, Baltimore, mi primer cortometraje que tenía que ver con este universo. En ese momento estaba en la escuela de cine La Fémis, en París, haciendo mi película para graduarme y quería que esta fuera realmente cercana a la realidad, porque estaba descubriendo ese universo. En Rodeo fue diferente, porque la creación narrativa tiene más ficción, más parámetros, quería presionar los códigos de la ficción, y así obtener la intensidad del cine de ficción influenciado por películas de gánster, género y acción. Au loin, Baltimore tiene una estética más natural, muy cercana a la realidad y podemos decir que Rodeo es más «supernaturalista», con grandes tomas, más cercana a los cuerpos, a la singularidad de cada personaje. Me gusta no poseer la realidad y por eso ocupo el término «supernaturalista» porque está la realidad, pero mi mente la transforma.
¿Esta práctica es particular de Francia o fue exportada desde otro lugar?
LQ: Es una práctica que viene desde Estados Unidos, pero creo que es de Baltimore o Philadelphia, y viene de los barrios pobres y se volvió muy famosa en Francia, quizás hace 10 años, pero llegó en los años 2000.
Podemos hablar de ese aspecto supernatural que introduces, ya que está el universo de las motos, pero también la protagonista tiene rituales místicos como purificarse con salvia. ¿Nos puedes contar sobre eso?
LQ: Sí, porque en este mundo «supernatural», hay otra visión sobre el mundo, una mirada espiritual, un elemento fantástico, porque en la película está este camino fantástico. Es un personaje al cuál quería que se enfocara su integridad y subjetividad. Julia es una especie de combinación entre muchas cosas, pueden ser mis sueños, porque siempre sueño sobre este personaje, y quería que ella fuera una alma y en el final de la película se puede ver que es un alma, porque esta es la mejor forma de representar la libertad. Es algo mágico, invisible, es la energía del cuerpo, quería estar muy enfocada en la energía del cuerpo, porque el cuerpo de las mujeres en nuestras sociedades es una opresión y un estigma, al igual que el cuerpo de los inmigrantes y de los homosexuales. Quería experimentar otros cuerpos.
La purificación con salvia es algo que yo practico. Me encanta esta planta, que es muy poderosa, sirve para estar consciente y abrir puertas que nos ponen en contacto con otras realidades. Me gusta esta corriente oriental del pensamiento como el taoísmo y sintoísmo. Leí un libro que se llama Tratado de la vida perfecta, que me entregó varias respuestas. Cuando conocí a Julie estaba muy fascinada por su espiritualidad y su forma de pensar. Ella les podrá contar más.
Julie Ledru: Yo también practico la purificación con salvia en mi cuerpo y mis espacios, esto viene de un cierto misticismo de mi papá. Vi con mis propios ojos cosas muy interesantes y me di cuenta que estamos limitados. Desafortunadamente esto nos impide abrir nuestros ojos y descubrir las cosas desde su esencia. Sí, me purifico regularmente con salvia, también uso piedras. Empecé durante el rodaje ya que tuve un accidente, me esguincé un tobillo, algo que no me había sucedido nunca. Nos sentimos en peligro con Lola y fuimos a buscar piedras para protegernos. Esto nos dio una enorme fuerza y volvimos al rodaje con mucha más energía y motivación.
En ese momento me dije: «¿Por qué me voy a privar de esta energía?». Todo viene de la energía, somos como bolas de energía y hay que saber trabajar con eso, ya que es algo que nos puede servir en nuestra vida cotidiana para el cansancio, por ejemplo. La protagonista también tiene estas prácticas, ella las hace a su manera, ya que cada cual puede tener una práctica diferente. Vemos que Julia -que no tiene apego por nada- de pronto saca un paquete de salvia para purificarse, lo que me pareció increíble.
Tienes dos personajes femeninos en contraposición; por un lado está Julia que pasa su vida en la calle y que es muy libre y, por otro, está Ophélie, la esposa de un delincuente que siempre está encerrada en su casa ¿Qué significa para ti poner estos dos personajes?
LQ: Fue un largo proceso de escritura, porque mi compañera Antonia Buresi, quien interpreta a Ophélie y que en la vida real es mi novia, participó mucho en el proceso de escritura. El personaje de Ophélie está muy conectado con nuestras lecturas, libros políticos, compartimos mucho sobre feminismo, trans feminismo, racismo, y estamos muy abiertas a este tipo de representación plural de personajes femeninos. Entonces Julia es un personaje que expresa mucho, ella es como una bola de fuego que atraviesa la película, muy rápido, quemándose las alas.
Ophélie es lo opuesto, pero quería tener este tipo de dialéctica, que expresa un tipo de empoderamiento, aunque Ophélie esté atrapada en un determinismo social. Me gusta la oposición, la película realmente tiene muchos contrastes, en el sonido, en la manera en que enlacé las secuencias, no tiene una narrativa lineal, tiene una manera disruptiva de contar una historia y la audiencia no tiene un momento para respirar. Así que la oposición para mi es una manera de expresar cosas, de crear pensamientos sobre algo, es la mejor manera de pensar dialécticamente y me gusta el personajes femenino de Ophélie. Los periodistas siempre hablan de la banda de chicos y, por supuesto, y no hay análisis sobre este personaje, pero ella es muy importante en la película. También hay una tensión erótica un poco ambigua, porque no quería mostrar el tipo de relación que tuviera, como si es lesbiana, no porque no quiera, yo soy lesbiana, pero quería mostrar que no estaba en el lugar que esperábamos. Me gusta este concepto de estar «entre» porque es muy creativo.
¿Cómo fue el proceso de trabajar con actores no profesionales?
LQ: Ellos crearon su propio personaje. Estos personajes son muy característicos y tienen ramificaciones, raíces y singularidades, pero cuando creamos este grupo en el proceso de casting, fue muy importante para mí prepararlos, entrenar a este grupo, crear un grupo que fuera como una familia, así que ensayamos mucho, improvisamos muchas escenas, quizás no en la película, pero cosas que tenían que ver con la historia de la película. Tuvimos que conocer a cada personaje, no fue tan largo, pero fue un proceso creativo, es una parte de la repetición y después ya en el set, no me gusta mucho dar órdenes, odio esos términos de poder, prefiero solo guiar a alguien en sus energías o conectarlo con sus líneas y durante la filmación somos muy libres. Para mí, lo más importante en esta película fueron los actores y su energía, esto me dio ideas para la puesta en escena. Desde ahí nos tuvimos que adaptar, ya que somos muy libres en la creación y las responsables de cada personaje. Ellos tienen que conocerse mucho como seres humanos y los conflictos espirituales de sus personajes. Esto creó una sensación de una puesta en escena cercana a sus cuerpos, se puede leer en sus ojos, siento que buscaba un tipo de verdad que está muy conectada con ellos, es su realidad, pero también hay mucha ficción. La verdad viene del proceso, porque no es un documental. Ellos son buenos actores, son muy creativos y realmente trabajan duro, proponen, se involucran, aceptan, tienen mucha confianza. También como directora debo tener confianza en mí misma, es un sentimiento que tienes que compartir y así trabajar de una manera horizontal para dejarlos florecer.
Julia ¿Cuál fue la inspiración para construir tu personaje?
JL: Saqué la inspiración de mi encuentro con Lola, nos descubrimos y aprendimos a conocernos durante la escritura. Creo que lo creamos juntas porque sin ella, nunca podría haber compuesto el rol de Julia. Nos íbamos lanzando la pelota mutuamente. Mi inspiración fue el hecho de trabajar juntas. Parecemos dos pequeñas mujeres, pero no somos lo que aparentamos.
LQ: Nuestras almas se conectaron y creo que compartimos las mismas experiencias con nuestro cuerpo de mujer
JL: Lola tenía una idea precisa de lo que quería, ella sabe a donde quiere ir y te lleva para allá. Como ella tenía tanta determinación, no tuve ninguna duda y la seguí.
Tu lenguaje corporal, tus miradas, ¿de dónde sacaste todo eso?
LQ: Esa Julia vivió en ti
JL: Esa rabia ya la conocía. Es difícil invocar, aceptar y trabajar con su propia rabia, por momentos volver a vivirla para poder trabajarla e invocarla y expresarla de otra manera.
El universo de las motos es muy masculino, ¿Cómo llegas hasta él?
JL: Comencé con la moto a los 9 años y con mi hermano nos entrenábamos a pasar los cambios, juntos, en una moto que le había dejado su padre, que no estaba en el mejor estado. Cuando me metí en el universo de las motos, es cierto que estaba rodeada de hombres, por ende, durante el rodaje no tuve ningún problema, ya estaba acostumbrada, incluso en mi vida siempre estuve en el lado de los hombres que de las mujeres. Yo no iba a tomar el té entre chicas, ni nada por el estilo. Siempre anduve en medio de los hombres y esto me sirvió para adaptarme rápidamente. Con respecto a la moto, estoy acostumbrada a manejar, ya he ido a diferentes lugares de Francia en dos ruedas. Es cierto que a veces me dicen: “¿Qué haces aquí? ¿Estás sola?”, pero yo manejo los códigos, crecí en este medio, sé con quién puedo conducir, a quién debo evitar, donde puedo o no descargar la moto. Esto me permitió sentirme cómoda con este grupo de hombres que rodean a Julia.
¿Sabías hacer acrobacias?
JL: No, eso es más reciente.
La cantante española Rosalía lanzó hace poco su álbum que se llama Motomami ¿Te gusta el espíritu de Motomami y el hecho que sea una mujer que conduce una moto?
LQ: Sí por supuesto, me gusta y quisimos hacer algo con ella para la premier, pero desafortunadamente no podía. Es una mujer que es una mezcla de fragmentos de personalidad femenina, realmente híbrida, me gusta su estilo, me gusta como apoya a las mujer y me gusta mucho el video de la canción.
Ficha Técnica:
Título: Rodeo
Dirección: Lola Quivoron
Año: 2022
Duración: 105 min.
Elenco: Julie Ledru, Yanis Lafki, Antonia Buresi, Junior Correia