Por Gabriela Bravo desde Cannes
El primer largometraje de la directora francesa Agathe Riedinger, Diamant Brut, desembarca directamente en la competencia oficial del Festival de Cannes.
La película relata la historia de Liane, una joven de 19 años que vive en el sur de Francia y que sueña con convertirse en una candidata de un reality llamado Miracle Island.
Liane es la hija mayor de una familia disfuncional, en donde la madre no tiene ninguna estabilidad emocional ni económica, y Liane debe encargarse de cuidar a su hermana menor. Liane, como las jóvenes de su generación, tiene una relación muy estrecha con las redes sociales por lo que los followers y la mirada de los otros se convierte en algo fundamental para su vida. Así seguiremos el trayecto de esta joven que persigue un sueño, pese a que nadie crea en ella.
Culturizarte pudo conversar con la directora Agathe Riedinger
En 2017 te diste a conocer con el cortometraje J’attends Jupiter, donde se delineaba lo que iba a ser tu largometraje. ¿Cómo elaboraste tu película?
Siempre he visto realitys y hasta el día de hoy los sigo viendo. Cuando tuve la idea de hablar de este tema, hace 7 años hice J’attends Jupiter, y quería que la gente viera de otra manera los realitys y no simplemente como una forma de entretenimiento inofensivo o como tele-basura, programas desechables. Estaba siderada de la violencia que hay en los realitys y de las personas que fabrican estos realitys que se basan en el desprecio de ciertas clases sociales, que explotan el cuerpo de las mujeres por pura diversión, que genera valores reaccionarios que podemos ver a través de las redes sociales, y me impresionó que nadie hablara de eso. Pero al mismo tiempo estaba muy impresionada por la voluntad de los candidatos y entendí que para algunas personas que vienen de una clase más modesta, los realitys son una alternativa frente a la cesantía, una manera de pertenecer al mundo, a la sociedad y de ganar dinero. Me interesó ver cómo estos dos polos se juntaban, había algo allí que quería explorar e interrogar. J’attends Jupiter es un cortometraje, pero tenía ganas de hacer un largometraje para ir más allá en esta reflexión.
¿Cómo viviste este choque de clases con tu elenco y también al venir al Festival de Cannes?
Estoy muy feliz que la película se presente en el Festival de Cannes. Lo que constato es que tuve la idea hace 7 años, hice un cortometraje, luego la escritura de un largometraje y por el hecho de abordar este tema me di cuenta que yo también fui menospreciada y desconfiaban de mí por querer tratar esta problemática, se preguntaban cuál es el interés de hablar de los realitys en el cine, que es un arte mucho más noble y donde se invierte mucho dinero. Fue un largo proceso para encontrar el mejor ángulo para hablar de esto.
Pero las mentalidades han evolucionado mucho en 7 años y hay una toma de conciencia sobre la importancia de tratar estos temas, las candidatas icónicas de los realitys han comenzado a ocupar un lugar importante en la representación de la feminidad hoy en día. Esto hace cuestionarnos y que se genere una apertura con un interés sincero. Que la película se presente en Cannes me parece maravilloso, ya que esto nos dice: hablemos del tema, interroguemos sobre este fenómeno. Me parece que lo que antes era visto de manera clasista no lo es tanto hoy.
La protagonista se muestra de manera hipersexualizada en las redes sociales, sin embargo ella no tiene una vida sexual. ¿Por qué era importante mostrar esta contradicción?
Liane es virgen y me parecía importante mostrar que un cuerpo hipersexualizado no quiere decir sexualidad o deseo sexual, que son cosas completamente diferentes. Liane utiliza y trabaja esta imagen hipersexualizada para ser admirada, para que las miradas se vuelquen hacía ella, para sentirse valorizada, que existe, sentirse importante. Ella se encerró tanto en esta imagen, este cuerpo que creó como un envoltorio, está tan encerrada en la imagen que da en las redes sociales, que se desconectó de su cuerpo y de sus emociones, por lo que su cuerpo se transformó en una verdadera armadura, en una caparazón. Lo que hace que ella nunca se haya interrogado sobre su sexualidad y que finalmente no le interesa para nada porque nunca ha sentido deseo o emociones con su cuerpo.
Era muy importante para mi decir que no es por tener un cuerpo hipersexualizado que tenemos una hiperfeminidad revindicada o que andamos buscando sexo o tenemos deseo y excitación.
¿Cuál es tu reality preferido?
En Francia hay un reality que se llama Les Marseillais (Los marselleses) que tiene un arraigo muy regional. Este reality me gusta mucho y lo sigo desde hace años.
¿Cómo encontraste la actriz para este rol?
Para encarnar Liane era importante para mí para ser coherente con el tema, que cuenta la historia de una jovencita que se siente invisible y que siente que no es nadie en la vida. Era importante trabajar con una persona que nunca hubiese participado en un reality, que no fuese conocida en el mundo del cine y que viviera en el sur de Francia para que el proyecto tuviera una coherencia política y geográfica en su elaboración. Hicimos un enorme casting salvaje, vimos a muchas jovencitas y Malou se impuso rápidamente, trabajamos mucho con ella antes de validar esta decisión.
Una vez que encontraste a tu protagonista ¿La historia se adaptó a ella?
No adapté el guion a Malou, fue Malou quien se adaptó al personaje trabajando duro para ello, desprendiéndose de su propia imagen ya que ella tiene la misma edad que el personaje, y sabemos que los jóvenes de ahora están muy apegados a su imagen debido a las redes sociales. El trabajo más fuerte fue que dejara atrás su propia imagen para entrar en el rol de Liane.
Hay una escena en donde Liane pasa un casting para participar en un reality, vemos la vulnerabilidad de la protagonista que contrasta con el encanto y la rudeza de la directora de casting. ¿Cómo ideaste esa escena?
Vi audiciones de candidatas de realitys, esos procesos son como cualquier casting, mis casting yo los hago de la misma forma. Cuando escribí el guion sabía perfectamente cómo quería filmarlo, que fuera un plano secuencia, frontal, que dé la impresión que está casi en una prisión, gracias a la luz, a esta sala de conferencia de un hotel sin alma. Sabía que la directora de casting solo sería una voz en off, que no vemos su imagen, porque le quería dar un estatus divino, de poder, omnisciente, y al mismo tiempo, que sintamos que ella puede ser un espectador, porque durante todo ese tiempo Liane mira directamente a la cámara como si estuviera pasando una audición delante de los espectadores. Quería mostrar todo el poder de esa voz de la directora de casting, que es particular, muy cristalina, que pareciera una voz de cuento de hadas, sabemos que hay algo pernicioso detrás de esa voz. Fue muy agradable rodar esta escena que había soñado desde la escritura.
La película está continuamente cuestionando si es la protagonista que controla la situación o la sociedad la está controlando. ¿Qué nos puedes decir en ese aspecto?
Liane sabe cómo funcionan los realitys, entonces ella tiene la sensación de tener el control, ella conoce los códigos, ha crecido con los realitys y las redes sociales. Yo diría que ella pierde el control sobre la representación de su cuerpo y del efecto que provoca, ella se da cuenta de su vulnerabilidad y cómo esta choca con su apariencia, eso la hace volver a la realidad. Es un viaje entre la realidad y la ilusión y que ambos se encarnan en este personaje. Desde un punto de vista más intelectual sobre la noción si ella es controlada o ella tiene el control, yo vinculo eso a su cuerpo y al de las candidatas de los realitys que son muy feminizadas, lo que me interesa es saber si son controladas por mandatos patriarcales que dicen que una verdadera mujer es una mujer que provoca el deseo o si son ellas quienes controlan porque han recuperado esos códigos y utilizan su belleza como un arma poderosa para imponerse frente a la sociedad. La cuestión del control era algo que quería explorar, preguntándome quién necesita de quién, porque las candidatas de los realitys necesitan ese sistema para existir y el sistema necesita candidatas para hacer sus programas, es la confrontación entre dos necesidades.
¿Cómo pensaste el final, porque el público se pregunta si Liane va a alcanzar su meta y si realmente deseamos que alcance su meta?
El final era muy importante ya que para mí Liane es un personaje que representa el arquetipo del menosprecio social y que su sueño también estará acompañado de un menosprecio social, es un sueño que pareciera futil y peligroso. Lo que a mí me importaba mostrar que el hecho de tener un sueño ya es algo noble y merece nuestro respeto, además ella ve en los realitys una forma de mostrarse al mundo. Para ella es importante y eso ya es noble. Necesitaba mostrar esa nobleza y quería hacer cambiar la percepción sobre la naturaleza de ese sueño.
En la película encontramos muchos elementos religiosos ¿Nos puedes explicar por qué los utilizaste?
Efectivamente la película tiene muchos motivos religiosos, era algo importante y me pareció interesante mostrar que estas creencias que ella tiene muestran su fragilidad, ella necesita creer en algo superior para sentir algún tipo de apoyo, ya que su madre y las personas que deberían apoyarla no lo hacen. Es un personaje que se inscribe en una búsqueda de lo absoluto, que sus sueños son tan grandes que está buscando la trascendencia, en este sentido la religión es como una muleta que le permite pararse frente a todas las personas que dudan de ella. El hecho de ser creyente le da una profundidad al personaje ya que nadie cree en ella, por lo que tiene que buscar su apoyo en la religión.
Ficha técnica
Título: Diamant brut/ Wild Diamond
Género: Drama
País: Francia
Año: 2024
Duración: 103 minutos
Director: Agathe Riedinger
Elenco: Malou Khebizi, Idir Azougli, Andréa Bescond