Por Gabriela Bravo desde Cannes
Traducción de Pascuala Hernández
Militantropos es un documental que describe cómo el pueblo ucraniano ha tenido que dar cara a la invasión de Rusia y de qué manera las personas, las ciudades, los profesionales, los niños y la sociedad en general, ha debido adaptarse a esta nueva realidad.
Los directores ucranianos Yelizaveta Smith, Allina Gorlova y Simon Mozgovyi crean este concepto de “militantropos” con raíces del latín (milit: soldado) y del griego (antropo: humano) y que definen como: “Una persona adoptada por los humanos al entrar en un estado de guerra. El caos de la guerra no solo desgarra el mundo físico sino que también fractura el sentido del yo del militantropo”.
El documental fue presentado en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes y Culturizarte tuvo la oportunidad de conversar con los cineastas.
¿Cómo fue el trabajo de colaboración como directores, ustedes tres, para hacer este documental?
Alina Gorlova: Puedo decir que fue fácil porque trabajamos juntos durante varios años en diferentes puestos y proyectos, también teníamos un formato, un enfoque visual y un objeto de estudio para este trabajo, eso nos ayudó a encontrar un lenguaje común. Creo que es muy importante que hayamos trabajado en diferentes proyectos y desde 2014 que todos hemos estado trabajando en temas de guerra, por lo que teníamos algunos antecedentes, experiencia y reflexiones, e hicimos varios documentales sobre temas creativos que también nos ayudó mucho.
Simon Mozgovyi: Tabajar en equipo se trata de confianza, de apoyo entre amigos y colegas que te ayudan a salir adelante cuando estás a punto de quebrarte, sobre todo cuando estás haciendo este tipo de películas, sobre temáticas que son difíciles mental y físicamente. Como artistas, no tenemos ninguna jerarquía, porque el tema de la obra intenta explorar, se trata más bien de algo que creemos que es importante de ver y hacer. Tenemos estas conexiones horizontales y entendemos lo que queremos, además, cada uno tiene una experiencia y una visión única, por lo que esto nos ayuda aun mas a profundizar en cada una.
Yelizaveta Smith: Y quizás también, otra faceta del trabajo, a veces cuando trabajamos los tres, como directores, el ego quiere contar algo por sí solo, pero luego cuando crees en tus coautores, confías en ellos es una experiencia muy interesante. Saber cómo equilibrar ideas y encontrar un equilibrio y creamos algo en conjunto con diferentes partes.
¿Cómo fue el trabajo de edición, cómo pudieron llegar a consensos para desarrollar la película? ¿Hablaron mucho? ¿Lucharon por las imágenes que quieren?
A.G: De vez en cuando sí, pero también es un proceso muy interesante, lo que más me gusta es cuando a veces dices: “No, no será bueno”, pero el otro autor te dice: “No, estoy seguro de que funcionará”, intentémoslo, y así lo encontramos. Y para mí, es de las cosas que más me gusta del trabajo colaborativo, porque nunca se sabe el resultado final.
Y.S: Fue un trabajo bastante grande porque, cuando empezamos a editar, teníamos 70 TB de material, así que el concepto y la idea que desarrollamos juntos fue gracias a reflexionar y conversar mucho. Además, creamos una pieza que sentimos tiene un significado para nuestra cultura y que al mismo tiempo nos fue transformando. Creo que es un proceso muy profundo e importante para nosotros y para el ser humano también, poder colaborar para intentar comprender la naturaleza del mundo.
S.M: Durante estos tres años, creo que nos convertimos en una unidad de cineastas muy concreta, como si estuviéramos hablando en una base militar, porque sabemos exactamente qué hacer, nos gusta ser productivos, perseverar y hacer que el proceso fluya.
¿Por qué eligieron filmar las consecuencias de la guerra?, en su documental no solamente se muestra la guerra, sino también como la vida continua, la gente sigue yendo al trabajo, pero con este sentimiento de “terror” en el aire ¿Cuál fue su motivación de grabar este lado del conflicto?
Y.S: En primer lugar, somos ucranianos, vivimos en Ucrania y lo experimentamos todos los días. Vivimos en esta experiencia de irnos a dormir sin saber si sufriremos un ataque con drones y si llegará la mañana. Así que para nosotros era importante transformar estos sentimientos que tenemos dentro a través de la película, para que el público pueda sentir este miedo, ese “Aire”. Nosotros grabamos muchos momentos de la normalidad, de todos modos el 50% de la película trata sobre soldados, pero es muy importante entender que esto no es un ejército profesional, son profesores, músicos y cineastas que decidieron proteger su libertad y sus hogares.
S.M Creo que la guerra no es mala, cuando la gente dice «oh, la guerra es lo peor», es una perspectiva un poco infantil, porque todos vivimos en guerra y ocurren en todo el mundo. No hay días sin que alguien intente matar a otro y tenemos que pensar y hablar de esto de manera abierta para así entender cuál es el valor de las buenas acciones, cómo debemos actuar en ese tipo de circunstancias en el futuro, ya que lamentablemente son eventos horribles pero comunes. Queremos mostrar que la guerra también te brinda una experiencia interesante de unidad, de tomar decisiones para volverte, más adulto, de tener la capacidad de ver el amor, de ver la belleza de la naturaleza. Cuando estaba en las trincheras, ver una flor se convierte en algo tan hermoso que te hace apreciar aún más el sentido de la vida y de mantenerse vivo. Es una perspectiva tan importante que, sobre todo hoy en día, que como civiles vivimos pensando en los negocios, las casas, el flujo de caja o lo que sea se nos olvidan las cosas simples, eso es algo que rescato de la guerra que la vida sigue adelante, pase lo que pase, y eso era parte de lo que queríamos rescatar con esta película.
Esta es la primera parte de una trilogía. Cuando hicieron esta película ¿Las demás ya estaban desarrolladas? ¿Cómo fue trabajar en esos tres documentales?
Y.S: Es extremadamente difícil, pero cuando nos enfrentamos a la gran guerra, comprendimos que, como colectivo, tres directores y productores, filmamos todo esto, hay muchísimo material diferente. Una sola película no basta para contar lo que queremos, si miramos la naturaleza de la guerra, encontramos tres perspectivas diferentes. Esta primera película es esa perspectiva sobre la transformación humana y ya empezamos a trabajar en la segunda.
S.M: Quizás brevemente sobre esta perspectiva, la primera parte trata sobre el ser humano, su transformación, su absorción por la guerra y cómo se convirtió en parte de él. La segunda parte trata sobre la percepción de la muerte y la cercanía con esta dentro de la guerra, y como esto te cambia por completo, transforma la vida a través de esta oscuridad, rodea de esta oscuridad. En cambio, la tercera parte, de la que realmente queríamos hablar, porque es que esta guerra no es solo de nosotros, sino que afecta enormemente al resto del mundo, no solo a las fronteras de Ucrania, sino a mucho más allá. Por ejemplo, seguimos el rastro de los cereales, ya Ucrania exporta a casi la mitad del cereal del mundo, entonces llevamos a cabo todo el recorrido del cereal, desde los campos en llamas, cómo se recolecta y cómo llega a África. Así que todo este proceso es importante mostrar que no se trata solo de Ucrania sino de generar una perspectiva más amplia y demostrar que todo está conectado.
Algunos críticos hablan que se ha convertido en “tendencia” en el cine ucraniano, la guerra ¿Crees que esto puede quitarle poder a las imágenes, porque ya se han normalizado en nuestras mentes? Entonces, como directores, ¿qué pueden hacer para mantener este tema en un primer plano como película y no como una “película ucraniana” más?
Y.S: Sí, una película Ucraniana más, una película más sobre guerra, al parecer están todos cansados de la guerra en Ucrania, pero nosotros también estamos cansados de que la gente se canse de esta guerra. En los últimos tres años, se han hecho muchas películas ucranianas muy importantes y poderosas para el país, creo que es muy importante, sobre todo ahora mismo, que las generaciones alcen la voz y muestren a esta nueva generación una Ucrania independiente. No pensábamos en nada de eso cuando estábamos haciendo la película, simplemente estábamos filmando lo que nos rodeaba de manera honesta y sentíamos la necesidad de reflexionar. Ese era nuestro principal objetivo, y lo hacíamos con el corazón.
S.M: No estoy pensando, tanto como cineasta, como artista, en que quiero ser el director que hizo la mejor película sobre la guerra. Creo que esa sería una dirección completamente equivocada, tanto en el mundo creativo como artístico está mal, especialmente el cine documental. Y tenemos, como generación moderna de Ucranianos independientes, que pensar que cada película ofrece una perspectiva distinta, de un tópico o perspectiva de esta gran guerra que está ocurriendo. Por lo que ver estas películas y tomarle la importancia es una forma de mantener la empatía con nosotros, pero que a otras personas no les guste, para mí es un poco peligroso, ya que no es solamente ver la obra, sino que es entender la historia local más allá de como los medios lo muestran, es entender como esto va cambiando, la agenda, la perspectiva, etc. Así que realmente creo que, sobre todo en el cine documental, este proceso de apoyar a las películas y verlas más allá que solo entretenimiento, es más amplio y profundo.
A.G: Esta es una de las guerras más filmadas, digamos a gran escala, debido a las tecnologías y es muy interesante que, después de esta guerra, habrá muchas películas, además de la nuestra. Habrá muchos archivos, de muy alta calidad, con buen sonido, que servirán para la investigación, para antropólogos, cineastas, críticos, psicólogos y muchos más. Será un archivo enorme de material que podrán investigar. Entendiendo todos los tópicos que se han tratado ya, en nuestro caso, que trabajábamos el tema de la naturaleza de la guerra, creo que la gente en el futuro podrá aportar muchas ideas nuevas sobre este tema, por lo que creo que sí, habrá muchas películas sobre esta guerra, pero eso es bueno porque le entrega un sentido para el futuro.
¿Cómo combinan la parte artística, como cineastas, con la urgencia de mostrar las imágenes que han filmado? En especial para mostrarlas en lugares alejados como Latinoamérica
S.M: Parece que estamos muy lejos, pero ya no estamos en el siglo XIX, hoy estamos todos muy conectados y como Trump intentó hacer que Estados Unidos volviera a ser grande, esta vieja América ya no funciona porque estamos muy cerca y todo es muy rápido, entonces estas distancias ya no son posibles. Es importante para nosotros, como parte del mundo democrático, hablar de ello, porque no podemos soportar esto solos. Creemos que necesitamos estar unidos, como en Europa, para liderar y proteger nuestra democracia, porque de eso se trata, de una elección, una elección de libertad y eso queremos, poder vivir la libertad. Acabamos de ser los primeros en enfrentarlo en el continente europeo, pero quizás en Latinoamérica, ya no hay fronteras y estos regímenes dictatoriales saben directamente y muy bien cómo lidiar con la democracia y cómo impulsarla. Creo que es importante decir que los valores más importantes por los que luchamos en 2014 en la revolución y que ahora libramos en una guerra masiva, se trata de elegir ser los humanos que queremos ser. Y la forma de hacer cine también es una parte importante porque, a veces, como cineasta, te enfrentas a este dilema: «¿Estoy haciendo lo suficiente para mí o para mi país?». “Quizás el cine y el arte sean inútiles”. “Quizás deba alistarme en el ejército y hacer mi trabajo de una mejor manera”, pero si te pones a pensar que el arte es inútil, significa que el sistema autoritario logro el objetivo de engañarte y alguna manera, has perdido. Así que hacer arte es una forma de no perder, de no dejarte llevar por el miedo, sino por tu idea y tu voluntad.
¿Qué opinan del comportamiento que ha tenido Europa con Ucrania?
Y.S: Sentimos muchas emociones, primero, por supuesto, agradecemos el apoyo porque creo que probablemente sin este hubiéramos luchado igual, pero habría sido mucho más difícil. Hablamos mucho entre nosotros y ahora es evidente que el sistema democrático, por su propia arquitectura, es muy lento y en una situación de guerra, más aún, como lo es el transporte de armas, la toma de decisiones, entre otros. Realmente esperamos que llegue el momento de comprender mejor que esto está muy cerca y que cualquier país puede ser el siguiente.
S.M: Tampoco caer en el miedo de una guerra nuclear ni nada por el estilo, que entiendan que rendirse no es una opción si quieren vivir en Europa, donde uno tiene el derecho a vivir como quiera. Esperamos que los líderes europeos lo sientan y entiendan que este mundo es simplemente frágil. Eso es lo que somos, y es una unión que realmente podría aportar mucho, por ejemplo, liderando, asumiendo responsabilidad y actuando, sin expresar este miedo o sentimiento.
A.G: Supongo que es muy útil sentir esa compañía, ya que al comenzar la primera invasión, sentí claramente esta soledad frente al enemigo, eso fue lo que pasó con Estados Unidos, de alguna manera, estábamos solos y creo que es importante que a la gente no se le olvide este sentimiento. No necesitamos seguir aplazando el problema, porque Rusia reunirá más soldados, más gente y la próxima vez no creo que lo volvamos a manejar. Veo esto del “conflicto congelado” como algo muy peligroso y que no creo que sea una guerra congelada y tampoco creo que Europa nos dé muchas armas después de eso, pero Rusia las reunirá y las preparará.
Y.S: No solo en Europa, sino en el mundo entero, creo que todos sentimos que ahora es el momento de que todo cambie. Sentimos que los valores ya no son importantes para la política, y esto ha hecho que los gobiernos empiezan a ser cada vez más totalitarios, no solo en algunos países, sino en todas partes. Como los recortes en la financiación de la cultura en casi todo el mundo, esto también significa mucho y creo que es fundamental, sobre todo en esta era digital, que podamos construir conexiones horizontales entre países e incluso entre continentes. Porque nos enfrentamos a un problema mucho mayor que la guerra rusa nocturna, creo que el mundo está entrando en una fase muy peligrosa y muy rápida, todos nos dimos cuenta de que necesitamos estar conectados y ser capaces de construir algo juntos y así quizás sobrevivamos.
¿Creen que será posible llegar a una buena solución con Putin y Trump en el poder?
S.M: No, Trump piensa como empresario y en algún momento se detendrá, lo hará ya que necesita hacer negocios, para eso bueno, pero el sistema autoritario no se trata del sistema económico, se trata de tomar el poder bajo el control de tu pueblo y destruir tu libertad y tus derechos. Para Putin el poder que quiere lograr es más importante que cualquier dinero que puedan recaudar. Muchos intelectuales y analistas decían que no habría esta guerra, pero está sucediendo y tenemos que entenderlo más que frustrarnos, como ucranianos, seguimos metidos en esto y no somos diplomáticos así que podemos hablar libremente, para nosotros es como una ilusión pensar que un día alguien dirá «Dejen de hacer teatro, detengamos esto». Eso no pasará, no es real, por lo que nosotros decidimos hacer algo y no esperamos que lo hagan por nosotros. No es solo Putin, el camino hacia la paz está en el Kremlin, solo ellos pueden decidir, ellos nos invadieron y solo cuando ellos lo decidan esto parará. Necesitamos entender no solo lo que dijo Putin, sino también a cientos de millones de personas que quieren que nuestra nación desaparezca, esto es lo que enfrentamos, nos lo dijeron hace unos días, abiertamente: «No nos detendremos hasta destruir Ucrania por completo, podemos luchar eternamente si fuera necesario». Esto es lo que enfrentamos y entendimos: este protocolo de seguridad que se creó luego de la Segunda Guerra Mundial, ya no funciona, necesitamos construir uno nuevo en Europa y encontrar los medios para protegernos, para proteger nuestras ideas.
Y.S: Lo que realmente me asusta es que Trump, como empresario, no entiende que Putin es una persona que lo engañará de todas formas, dice una cosa y hace otra y siempre lo hizo y lo seguirá haciendo. Lo que Trump aún no entiende es que el objetivo es borrar la identidad de Ucrania, no solo se trata de territorios, sino de que Ucrania desaparezca, ese es su objetivo. No debería ser independiente, no debería tener éxito, debería ser solo una colonia para Rusia. Esto me conmueve porque es lo que Trump y su gente no entienden: los ucranianos, somos gente normal, tenemos voz, es decir, no pueden decidir por nosotros, no somos objetos, somos sujetos. Así se lo demostramos al mundo entero, hicimos la revolución, detuvimos la primera fase de la guerra y ahora, con la llegada de un ejército enorme, estamos de nuevo deteniéndolos. Así que estamos protegiendo a toda Europa de ellos y nos tratan como si fuéramos objetos como lo que pueden hacer tratos, pero no funciona de esa forma. Ya van tres años de guerra, te puedes imaginar la cantidad de odio que hay en cada lado.
Ficha técnica
Título: Militantropos
Género: Documental
País: Ucrania
Año: 2025
Duración: 111 minutos
Director: Yelizaveta Smith, Alina Gorlova y Simon Mozgovyi