FESTIVAL DE CANNES Entrevista al director de “La Ola”, Sebastián Lelio: “El corazón de la película está con las mujeres”

Por Gabriela Bravo desde Cannes 

Hacer cualquier tipo de película el América Latina es un ejercicio desgastador y complejo, ahora, hacer una comedia musical es casi misión imposible. Sin embargo, el director chileno Sebastián Lelio se sumergió en el mundo del baile y del canto para llevar a pantalla grande, La Ola, un musical inspirado en la toma feminista de la Universidad de Chile. La película se presenta en el marco de la selección oficial del Festival de Cannes, fuera de competencia.

La Ola narra la historia de Julia, una joven estudiante de música que formará parte del movimiento estudiantil feminista que busca que la universidad se haga cargo de las acusaciones de abuso sexual cometidos por algunos alumnos de esta.

En medio de este torbellino, Julia se da cuenta de que ella también fue abusada por uno de los ayudantes de su carrera. Pese a que Julia no tiene las cosas tan claras, ya que sus recuerdos son borrosos, el movimiento estudiantil la toma como un estandarte de la lucha, obligándola ha hacer un viaje como el de Alicia en el país de las maravillas, a través de sus sentimientos y vivencias.

¿Cómo te vino a la mente tratar este tema, que fue tan importante no solamente en Chile, sino que, en toda América Latina, con un musical? ¿Por qué esta decisión?

Por lo contra intuitivo que es, porque a veces solo poder pensar en los temas que son caros y delicados desde la seriedad, impide pensar. A veces es bueno hacer estrategias oblicuas para poder hablar de lo que es difícil hablar de una forma más tradicional y, justamente, una de las funciones tradicionales del musical es usar el canto y el baile para expresar aquello para lo que las palabras no son suficientes. En el musical hollywoodense tradicional los sentimientos, los anhelos y los sueños son tan grandes que las palabras no bastan, entonces estalla el género. En la tradición europea los problemas son tan grandes, tan difíciles de hablar que estalla el género justamente para crear un problema, para generar conciencia del problema y para poder mirar el asunto a través del esplendor del juego, del ingenio y de lo lúdico sin abandonar ni una gota del compromiso y la seriedad del tema. Esa contradicción me parece fascinante y un terreno muy fértil.

El año pasado se presentó en el Festival de Cannes el musical Emilia Pérez de Jacques Audiard ¿Tuviste algún tipo de inspiración de esta película?

Ninguna. El guion de La Ola se escribió durante 5 años y se filmó y se produjo durante 2 años, yo vi Emilia Pérez al final de la posproducción. Nos une tanto a Emilia Pérez como a cualquier película de guerra la une con Sin novedad en el frente. Siento que linkearlo solo por el hecho de que son dos musicales es un poco forzoso y nosotros estamos en otra parte. Este es un acto de pensamiento, de libertad cinematográfica hecho desde Chile, desde Latinoamérica, un continente donde no se hacen musicales, concebido, pensado y realizado desde allá, no es un acto de turismo y nos incumbe, nos preocupa. Nos es caro lo que estamos contando entonces me parece interesante que haya un anhelo de actualización en el género musical, que ha sido un género que lleva muchas décadas recluido prácticamente solo al ejercicio de la nostalgia, pero que está muy alejado de su potencialidad de ser políticamente filoso, de ser peligroso, de ser contemporáneo.

¿Cómo crees que tu propuesta va a ser acogida por el público? Puedo decirte que en la función a la que asistí por lo menos 5 hombres se pararon y se fueron.

Mi respuesta es: ¡exacto!, de eso se trata la película. Eso va a ser parte del asunto, hay un chiste muy bueno, una viñeta en que un hombre le dice a su mujer feminista que está por irse a una marcha, no entiendo por qué los hombres no podemos ir a las marchas separatistas y ella le responde, exacto. La película se trata un poco de eso, entonces no me sorprende, lo encuentro incluso coherente, pero espero que más allá de esos casos, La Ola es una película que quiere ser vista, es una fiesta en la que están todos invitados. Es el retrato de una cacofonía política en la que están expresadas muchas de las visiones políticas en torno al tema. El corazón de la película está con las mujeres, pero la película es bastante ecuánime en darle su momento a todas las opiniones. La invitación es a sentir porque la película es un trip, es una experiencia, un viaje. Pero también es una invitación a pensar y a veces hay gente que no quiere pensar, quiere todo digerido, que no quiere exponerse a cosas que le incomodan, pero hay mucha gente en el mundo entonces no me aproblema.

Sí porque al inicio podríamos pensar que estamos del lado de las feministas y de este movimiento, pero después hay un cuestionamiento. Entonces, ¿cómo hiciste para hacer ese balance?

Esa es la historia de la humanidad y en los intentos de cambio hay siempre una chispa genuina, quizás inocente, de verdadero anhelo de cambio y luego viene la política, la irrupción del poder, la apropiación del movimiento, su neutralización y la creación de la fachada del cambio para que nada cambie realmente, eso no es el feminismo, eso es la historia del poder humano. Pero esta no es una película que yo hago como hombre y haya dicho lo que yo pienso, es una película hecha con las mujeres en la cual está expresado lo que mucha gente piensa, lo que yo pienso es relativamente irrelevante. Quizás mi pensamiento está expresado ahí en los momentos de emoción. Y cuando la película, bastante claramente, sitúa su punto, expone que su corazón está con la mujer. Pero en un tiempo tan polarizado justamente la polarización impide pensar, entonces creemos que todas las mujeres son buenas y todos los hombres son malos, todos los ricos son malos y todos los pobres son buenos. Eso nos ha llevado a la debacle, ahí está el siglo XX como prueba. Entonces, poder pensar por uno mismo y ejercer el derecho a que cohabiten en uno pensamientos y emociones que puedan estar en contradicción para abrazar la contradicción en pos de la libertad. No quedarse atrapado en el pensamiento que alguien más pensó por uno.

¿Qué tan difícil ha sido ser feminista en Chile, en América Latina y en general? ¿Y de dónde viene esta empatía por la mujer?

Es la pregunta que más me cuesta responder porque siempre ha sido muy genuino. El otro día encontré una caja con mis ejercicios de escuela y había una cinta que se llamaba Solas del año 95 y la veo y es un ejercicio de relato paralelo sobre cuatro mujeres. Nunca ha sido programático, siempre ha sido siguiendo una intuición. También yo crecí rodeado de mujeres, mi madre tiene mucho de mi película Gloria, me encantaba sentarme en la mesa de mi madre y sus amigas a tomar el pisco sour con ellas y yo me sentía ahí como “is my people”, entonces creo que es así de sencillo. Después, cuando hice Gloria el 2012, vino todo lo que vino y el hecho de darle a un personaje que no merece ser un protagónico, un protagónico, en ese momento fue excepcional y por suerte hoy en día es mucho más usual. Con Una mujer fantástica también pasó algo así, cómo podía yo saber que justo en el 2017 la idea de lo trans iba a irrumpir en lo público. Hay algo ahí de sensibilidad supongo con lo que viene, pero primero que nada hay un interés genuino de observar a esas personas, de filmar a esas mujeres, unas ganas locas de filmar a esas mujeres y creo que esa es la única autoridad que yo encuentro para poder autorizarme a hacerlo. Porque todo lo demás es teoría, yo te podría hablar de la apropiación cultural, que todo depende, pero me da mucha pereza meterme ahí porque después del “Me Too” y que ahora es de conocimiento colectivo, el hecho de que si importa el casting, importa la forma de la mirada, todos manejamos lo que es el “male gaze” y conocemos cuáles son los clichés de cuando alguien está usando el “male gaze”. Todo eso yo me lo viví a punta de intuición, sin el vocabulario. Pero creo en la libertad física y que cualquier persona tiene derecho a hacer cualquier cosa, en tanto, esté dispuesta al escrutinio público si lo hace mal y eventualmente la merecida crucifixión.

El casting es fundamental en esta película, ¿cómo encontraste a tu protagonista? ¿Cómo buscaste a estas mujeres? 

Fue un casting masivo, vimos cientos de postulaciones y así encontramos a Daniela (López). Es un poco la presentación de una generación completa nueva, son 100 artistas nuevos los que fueron la compañía base y fue una cosa de ver, combinar e ir creando los grupos. Es una película muy masiva donde ahora está de moda esta idea de la heroicidad colectiva. Yo creo que hay mucho de eso, el colectivo es un personaje, es una de las fuerzas. A ratos tú estás con los individuos o las individuas y a ratos es lo colectivo lo que está adelante. Entonces, era súper importante que todas esas caras que se ven de pronto, los encuadres que se llenan de 200 caras, que todas tuvieran su mundo interno, que estuvieran en algo y se trabajó mucho para eso. Peleamos mucho porque esas individualidades contaran, todas tienen su plano, en algún momento todas pasan adelante en el baile, no es que sea fondo. Todas importan.

Es un género arriesgado y también lo es tratar este tema de esta manera ¿te hubieras atrevido a hacerlo así antes?, ¿o es por tu trayectoria, este Oscar que también te dio mucha notoriedad con Una mujer fantástica, que te ayudó ponerte este reto?

Sin duda, pero yo siento que siempre he hecho lo mismo, siempre he hecho lo más arriesgado que he podido con los medios que he tenido. Ahora tuve un poco más de medio y simplemente usé todo el crédito, pero toda mi vida he usado todo el crédito, lo que pasa es que he tenido menos créditos. Pero sin riesgo no vale la pena.

¿Cómo viviste, personalmente, las tomas feministas que hubo en Chile?

Sí, estaba en Chile y lo viví con mucha admiración. Yo estaba viviendo en Alemania, pero esos días estaba en Chile y estaba muy enterado del asunto. Por supuesto, no me fui a meter ahí ni nada, pero yo estaba caminando por la calle al día siguiente y vi una foto en los diarios principales de Chile a media página con unas 50 estudiantes con las máscaras bordadas por ellas mismas, muchas de ellas con el pecho descubierto, con los brazos en alto y dije: “Chile rocks”.

Y tú personalmente, ¿has cambiado tu visión después de toda esta manifestación feminista, después del Me Too? Porque hay una parte en la que Daniela ya misma se cuestiona ¿fui víctima o no fui víctima? ¿Tú también te hiciste esta pregunta de hasta dónde, yo como hombre, estoy integrado en este sistema?

Por supuesto, llevo años en eso y he trabajado con 3 guionistas mujeres, co-compuesto la música con 17 compositoras mujeres y trabajado con más de 100 actrices, performers mujeres. Fue un lujo y una enorme oportunidad para aprender. Mis amigas co-guionistas son avezadas feministas, de distinto espectro, pero me mandaron a leer, a callar y fue un lujo que aceptaran que yo contase esta historia abrazando todas las paradojas y todas las contradicciones.

Y el hecho de presentarle en Cannes, ¿invita al público y a todos los que participan en este festival a hacerse esa misma pregunta del patriarcado y lo que está planteando tu película?

Yo creo que ni siquiera es estar en Cannes. Lo mínimo que se le puede pedir a cualquier persona que coexista en este momento de la historia es hacer el trabajo, revisarse, ver qué cosas son mandatos heredados, dónde están los desbalances del poder y hasta qué punto tú los estás ejerciendo y qué puedes hacer para ser mejor y para hacer un balance, una relación más orgánica, más consciente y más bella.

¿Tú sientes que tu forma de trabajar, luego del Me Too, cambió? ¿Cambio en algo la cultura del set?

Sí cambió, la cultura del set cambió y cambió en todos lados para bien. Ya no hay gritos o si hay gritos se acaban. Existe la coordinación de intimidad. Hay un ambiente de respeto por el trabajo, pero también por los compañeros y las compañeras que se siente y es mucho más agradable filmar ahora, sobre todo yo que necesito sets juguetones y pacíficos. Pero sí es un caso en el que la aplicación de una norma se vuelve efectiva relativamente rápido. En lo general, una ley no significa que el mundo va a cambiar, el mundo siempre es demasiado lento, pero en el mundo del cine yo lo he palpado y le doy mucho la bienvenida a esos cambios.

¿Y cómo esperas que sea recibida en Latinoamérica?

Espero que sea una película que la gente quiera ver y que también por la conversación que genere, la gente tenga que ver, me encantaría eso. Es una película que se mete en temas peliagudos, pero es una gran fiesta en la que están todos invitados. Es una película que quiere ser vista, que no es sal de aquí, no tiene esa actitud, sino que realmente quiere ser vista y puede resultar o puede no resultar, pero es parte de su anhelo, es parte de su ADN.

Ficha técnica

Título: La Ola

Género: Musical

País: Chile

Año: 2025

Duración: 129 minutos

Director: Sebastián Lelio

Elenco: Daniela López, Lola Bravo, Avril Aurora

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