Por Gabriela Bravo desde Cannes
Les Fantômes es la película que inaugura la Semana de la Crítica del Festival de Cannes. Dirigida por el francés Jonathan Millet, la película nos relata la historia de Hamid, un joven refugiado sirio que reside y trabaja en Francia, pero que su corazón continua en Siria.
Hamid no puede deshacerse de su pasado ya que lo carga continuamente a través de las cicatrices que en su cuerpo dejaron las torturas que vivió cuando estuvo encarcelado. Aunque Hamid pareciera llevar una vida tranquila, algo lo corroe por dentro y no lo deja tranquilo. Junto con un grupo clandestino de refugiados, van a tratar de encontrar a los torturadores que se lograron escapar del país y que ahora circulan libremente por Europa.
Hamid cree haber encontrado uno en Francia, pero no logra estar seguro si es la persona correcta, así comenzará a seguirlo como un depredador a su presa, esperando que en algún momento muestro algún signo que lo delate.
El director Jonathan Millet nos ofrece un thriller a la vez sicológico y social, sobre une temática muy importante en Europa: el problema de los refugiados.
Culturizarte pudo conversar con el director Jonathan Millet.
Tus trabajos anteriores fueron documentales. Les Fantômes es tu primer largometraje de ficción. ¿Cómo lo preparaste?
La película viene de la realidad y decidí utilizar la ficción y sus herramientas como un bonus. He escuchado todos estos testimonios e historias y la ficción fue la mejor manera que encontré para esta poderosa historia. Para mí hay una la línea entre la ficción y lo documental. Tiene un poco de ficción pero está llena de documentación, realidad y cosas reales. Me refiero a que grabamos en locaciones reales y al final, estuvimos con refugiados reales de la guerra de Siria, los cuales están actuando su propio rol, por lo que está lleno de realidad. Pero quise ocupar todas las herramientas de la ficción para poder poner al espectador en una perspectiva única y un punto de vista que los metiera en esta gigante historia. En un momento tenía demasiados datos y demasiadas cosas, tuve que escoger la manera en la que iba a contar estas historias, y para mí, la manera más fuerte de hacerlo es con un punto de vista humano. Mi objetivo era pasar por estas historias en su totalidad. La principal locación fue la casa de Hamid y este era el lugar donde quería grabar y necesitaba ficción, necesitaba música y necesitaba darles un poco de libertad a los personajes para que contaran las cosas que había escuchado. Cuando escuché algunos testimonios de refugiados pensé que podría ser una película de aventura, de espionaje, podría ser un thriller, porque son historias asombrosas. Con mucho riesgo de muerte, mucha intensidad. Me dije a mí mismo “ok, son realmente héroes contemporáneos, héroes cinemáticos y quiero contarle esto al mundo”.
En un punto, la historia del personaje y la historia dramática se unen, ¿Cómo balanceaste estos dos factores?
El balance fue un aspecto grande en la escritura y la edición y mi objetivo era capturar a la audiencia con la trama. Quise hacer esta película sobre quienes tienen una historia que contar sobre traumas, sobre exilio y sobre cómo son capaces de volver a sus vidas después de perderlo todo. Siempre se habló del balance y espero que lo hayamos logrado, pero fue nuestro principal objetivo, desde el inicio.
¿Cómo escogiste al personajes principal?
Fue un proceso largo. Teníamos más de 100 chicos en 15 países y cuando conocí a Adam Bessa supe que tenía la intensidad que estaba buscando. Es decir, tenemos que creer que ha pasado por lo peor de la vida y tenemos que creerlo apenas lo vemos, eso es lo que me gustó de él cuando lo conocí por primera vez. Era callado, pero sentí que podía ver la tortura que había en su mente. No tiene que sobreactuarlo, no tiene que decirnos que está mal, porque puedo sentir que hay algo dentro de él y tuvo acceso a esta interioridad poderosa y atormentada y era perfecta. Después trabajamos mucho en los gestos, ¿cómo te comportas sentado en una silla cuando has pasado por la cárcel y por torturas? ¿Cómo miras a la gente? ¿Cómo te quedas parado? Trabajamos mucho en esto, para hacer sentir al espectador que hay algo roto en él, que sintieran que estuvo en la cárcel y que sientan que hay dentro de él.
¿Cómo trabajas con gente que ha sido torturada?
Observamos mucho. Pasé dos años trabajando en otro documental con refugiados y tomé muchas notas. Él (Adam) tiene mucha libertad de hacernos entender que no es una cosa muy precisa, no es simplemente poner tus manos de una manera, es principalmente sobre sentimientos, es algo que puedes sentir. Por ejemplo, si me ves sentado en una silla y me estoy moviendo un poco, porque no puedo estar sentado bien, vas a pensar “oh, algo le pasa a su cuerpo”. Y realmente quisimos mostrar eso, un personaje que lleva su propia maldición, su propia vida, sus propios dramas a través de su cuerpo. Eso fue muy importante.
Pero es difícil no caer en los clichés, porque hay muchos en este tipo de películas ¿Cómo evitas caer en esos clichés?
Para evitar los clichés decidí nunca grabar imágenes de tortura o violencia y solo trabajar con el sonido. Confié mucho en los espectadores y en que puedan crear sus propias imágenes en sus mentes. Solo gatillábamos esto con el sonido, todos han visto imágenes de tortura, entonces crearás una propia en tu mente y van a ser más poderosas de las que puedo mostrar.
Hay una escena increíble en donde el protagonista cree encontrar a un posible torturador. ¿Cómo lograste ponerle tensión a un encuentro que parece banal?
Ese es mi punto en toda la película. Ese es el tema con los documentales, no es fácil. No es evidente, porque es algo diferente para ti tal vez. Pero, también fue mi manera de evadir el cliché, como mencioné anteriormente. Es decir, he visto muchas de estas películas y no quiero ser sensacionalista. Quise hacer todo desde una escala humana. Mi objetivo en toda la película era encontrar la intensidad pura con las cosas cotidianas o pequeñas. Por ejemplo, mi objetivo era hacer el clímax con este almuerzo normal con dos personas sentadas. Al inicio trabajamos sin sonido, no importaba qué dijeran los personajes. Tratamos de tener dos niveles con esta escena, el primero es el que pueden ver y ven a alguien tratando de asegurarse y estando preocupado. Hamid está defendiéndose. Pusimos el diálogo de rutina, que no tiene ningún sentido y eso los une, y funcionó.
El personaje de el torturador está muy bien hecho, porque en los clichés pensamos que son monstruos, muy feos, muy malos y son simplemente personas como tú y yo ¿Cómo construyes esto?
En la realidad este personaje está inspirado en 2 personas, es una mezcla de dos personajes y al que fui muy cercano era un joven de una familia millonaria en Siria. La familia tenía dinero para mandarlo a Suiza a estudiar y decidió estudiar química, entonces en un punto lo llaman de vuelta a su país y le dicen que necesitan a alguien para construir bombas químicas. Es la historia de un chico normal que le gusta salir de fiesta en Suiza, y tuvo que tomar una decisión incorrecta o no fue capaz de decir que no y luego se convierte en el peor ser humano que habita la tierra. En la película no lo juzgamos, es decir, está en el espectador si piensa en que tiene algo de humanidad o no. Pero, desde la perspectiva de Hamid, esta es la peor persona, pero no está seguro si es la persona que piensa. Este personaje un día decide dejar atrás el pasado, tener otra vida, casarse y pretender que nada existió. Es lo contrario. Hamid quien siempre vuelve a la pérdida de su hija y esposa. Tuvo que consolarse a sí mismo para poder ser capaz de vivir. Hamid no puede decir que nada existió antes. Fue muy importante para mí tener estos dos personajes cercanos que tienen que mirarse en el espejo y decir que nada es 100% negro o 100% blanco.
Pensando en lo que dijiste antes. Sobre las imágenes de tortura ¿Crees que hoy en día esa imagen que está en todas partes hace más difícil que una escena tenga el mismo impacto? ¿Por eso ocupas solo el sonido?
No, creo que hay distintas maneras de crear cosas. Por ejemplo, en este caso en particular para mí fue genial evitar imágenes que ya se han visto. Por ejemplo, el uso del videojuego fue otra manera para mí para hablar sobre cómo tu ciudad natal fue completamente destruida y como vives con cadáveres. Con diferentes imágenes, estamos en una perspectiva en la cual vemos una ciudad en Medio Oriente y entendemos que es la guerra y la gente se está disparando. No necesito imágenes de barrios siendo bombardeados. Creo que hay muchas maneras de hacerlo. Tal vez en otra película necesite poner imágenes reales para expresar lo que está dentro de la mente de nuestros personajes, pero para esta pensé que sería con el sonido. Era principalmente mi objetivo de ponerse en la perspectiva de Hamid, y para mí el sonido es poderoso.
Los audios que escucha el protagonista en todas partes crean un contraste entre las situaciones comunes de una ciudad, como gente en el parque, en la micro, mientras que él está escuchando lo peor del mundo en sus audífonos.
Sí, algo que me gusta de esta película es la soledad del personaje y su obsesión. Me gusta muchísimo. El malo también tiene esta soledad, ambos son muy solitarios, tanto así que son felices de tener esta pequeña cosa juntos.
En la película los personajes están en Europa, pero en sus corazones, en sus mentes y almas están en Siria. ¿Crees que tu película puede explicar o mostrar al público europeo lo difícil que puede ser la integración a un país tras haber vivido situaciones tan extremas como la tortura?
He hecho dos documentales sobre exilio y refugiados y uno de mis objetivos es que no se puede hablar de los exiliados como un rezo. Todos tienen sus propias historias, sus propios objetivos, sus propias maneras de irse del país. Si decides irte de tu país, dejar tu propia lengua para ir a otro país en donde será difícil debes tener una razón de peso. Así que he hecho documentales que trabajan la personificación de los exiliados, porque en las noticias solo lees “600 inmigrantes”, así que trabajo mucho sobre esto y en la película todos tienen su manera de pensar sobre estar lejos de su país. Por ejemplo, Yara, la chica, dice: “ok, ahora tengo que aceptar las cosas, es otra vida y tengo el poder hacer esto”. Algunas personas, como Hamid, no tienen interés en Francia, no tienen ganas de quedarse. Así que es otra manera de ver el exilio. Mi objetivo es poder decir que hay muchas maneras de ser desarraigado. También está el tema con su madre. Lo difícil que es mantenerse conectado con alguien a quien no le puedes decir la verdad, a quien le tienes que dar buenas noticias y no le puedes decir lo que realmente quieres decir.
Cuando hablas de exilio ¿es una temática que tiene importante valor para ti?
Sí. No diré que fui exiliado, pero he estado años haciendo películas en diferentes partes del mundo y he conocido a mucha gente que no están en sus propios países. Es un tema que tengo en mi corazón y he querido explorar.
¿Tienes nuevos proyectos?
Tengo un nuevo proyecto, y no sé si de alguna manera está relacionado con el exilio. Es sobre cómo algunos sicólogos te ayudan a lidiar con el trauma y las pesadillas. Funciona con refugiados de guerra, también con militares así que veremos como funciona en lo escrito.
Ficha técnica
Título: Les Fantômes/ Ghost Trail
Género: Drama
País: Francia
Año: 2024
Duración: 106 minutos
Director: Jonathan Millet
Elenco: Adam Bessa, Tawfeek Barhom, Julia Franz Richter