FESTIVAL DE CANNES Entrevista al director de “Once Upon at Time in Gaza”, Arab Nasser: “Hacemos cine porque tenemos una causa»

Por Gabriela Bravo desde Cannes

Traducción de Marietta Alarcón

Hay películas que por el simple hecho de existir ya vehiculan un mensaje importante, este es el caso de Once Upon at Time in Gaza (Érase una vez en Gaza) de los hermanos palestinos Arab y Tarzan Nasser, quienes ganaron el premio a la mejor dirección en el certamen Un Certain Regard del Festival de Cannes.

La película entrelaza la historia de Yahya, un vendedor de sandwichs, que desea visitar a su familia, pero a quien Israel siempre le niega el permiso para salir de Gaza, Osama, un traficante de pastillas que usa el restaurante de Yahya como fachada para esconder sus negocios y Abou Sami, un policía corrupto que persigue a Osama. Por un azar de la vida, Yahya va a ser reclutado por un equipo de grabación que prepara la primera película con un héroe gazatí. Atormentado por todo lo que ha vivido, Yahya se implicará profundamente con su personaje, llegando a confundir por momentos la realidad de la ficción.

Ambientada en 2007, la película muestra una ciudad de Gaza completamente diferente de lo que es hoy. Si bien la ocupación y el bloqueo de Israel, es un elemento que determina la vida de sus habitantes, los directores desean poner el foco en la humanidad de la población de Gaza. Personas que han decidido seguir viviendo bajo una sitacuión de opresión, y que, como todo ser humano, pueden tomar buenas o malas decisiones en sus vidas.

Una cinta muy singular, que mezcla la intriga policial con el humor y, a veces, hasta con lo absurdo. Sin cálculos políticos, Once Upon at Time in Gaza, simplemente viene a decir que los artistas y las miradas gazatís existen, y que tienen todo el derecho a crear sus propias narrativas.

Los gemelos Arab y Tarzan Nasser comienzan a hacer cine de manera autodidacta en 2013, movidos por la pasión al séptimo arte. Si bien sus temáticas cambian, su principal fuente de inspiración es la ciudad de Gaza, ya que sus trabajos anteriores también transcurren en esa ciudad: Dégradé (sobre una peluquería) y Gaza Mon Amour.

Culturizarte tuvo la oportunidad de conversar con el cineasta Arab Nasser en Cannes.

¿Qué se siente presentar una película palestina en el Festival de Cannes, uno de los más importantes del mundo, en el contexto que está viviendo Gaza en estos días?

Desde el punto de vista de un director, por supuesto que es muy importante estar en Cannes y, desde el punto de vista de un director palestino que cuenta una historia palestina, es muy importante estar aquí y poder presentarla a una gran audiencia, a la gente que viene aquí a ver películas. Especialmente ahora que nos encontramos en circunstancias muy sensibles, con el genocidio que se está produciendo, porque además la película aborda la vida de 2 millones de personas antes del genocidio.

Un aspecto importante de su película es que muestra que la vida en Gaza continúa, y también lo hace el cine. ¿Qué quieren decir con eso? ¿Es un acto de resistencia?

Por supuesto. Nuestra temática es el ser humano, estamos muy alejados de lo político y ese tipo de cosas. Solo mostramos al ser humano y todos los problemas que tiene que sobrellevar y a los que tiene que adaptarse en condiciones sumamente inhumanas. Desafío a cualquiera a que intente vivir en semejantes condiciones. Ellos siguen viviendo, buscan cómo sobrevivir, resisten. Aquí hablamos de resistencia de 2 millones de personas. Hablamos de los palestinos que buscan sobrevivir a condiciones inhumanas que nunca eligieron. Ellos construyeron e Israel destruyó, y continuaron reconstruyendo.

Por ejemplo, mi padre estaba arreglando la puerta de nuestra casa. Al principio, la perdimos en un bombardeo, antes de perder la casa. Él estaba arreglando la puerta durante el ataque. Con esto quiero decir que la gente nunca se rinde hasta que consigue sus derechos. Ellos creen en sus derechos, en la vida y la tierra. Por cierto, mi familia se mantiene en el norte, nunca lo han dejado.

Hay una película llamada From Ground Zero, los invito a verla, puede que sean más de 20 cortometrajes, en los que puedes entender lo que los gazatíes están buscando. Si encuentras alguno de esos cortos que hable sobre asesinar, te daré lo que quieras. Tan solo hablan de la vida, de los sueños, de alguien que quiere ser un cantante. Incluso durante el genocidio, ellos piensan en la vida, porque nadie toma en cuenta el sentido de la vida como la persona a la que se la priva de ella.

¿Podrías referirte al contexto político de 2007, año en que se sitúa la película, en relación con la actualidad?

Ahora todos observan a los palestinos, la tecnología está al alcance de todos. Todos están mostrando lo que sucede allí y lo suben a Facebook. Ahora disponemos de muchas redes sociales, y gracias a Dios tenemos Tik Tok; no así Facebook e Instagram, porque todavía califican como sensible el contenido sobre los palestinos, lo sacan. Aquí lo importante es cómo era la vida de esas personas antes de este genocidio, porque el mundo considera que la historia empieza el 7 de octubre, nunca ven la situación de los palestinos 100 años antes. Siempre ven lo que hicieron los palestinos, pero nunca preguntan por qué lo hicieron o cómo es la vida de los palestinos. 

En su película construyeron a un héroe como una especie de Rambo gazatí. ¿Por qué escogieron este tipo de imagen heróica? 

Porque para nosotros, los dos millones, los palestinos en su conjunto son héroes. La idea aquí es que hay un héroe que recibe el crédito de héroe y hay otros héroes a los que nadie conoce. La gente de aquí, los artistas, saben de Fátima Hassouna porque hay una cinta, que realizó su vida como fotógrafa y tuvo un sueño. Y, de repente, falleció con su familia. La mató Israel, digámoslo. Con esto pasa lo mismo, el cine muestra a este héroe. El cine es un artificio: generar un ritmo que atrape a la gente y mantenga al público atento. Por eso el ritmo es rápido, con cortes rápidos, close ups, colores. Pero también está el ritmo de la realidad, esa es la diferencia entre ese ritmo y el otro, totalmente opuestos. Pero cuentan la misma historia de alguien que tenía esperanzas de vida y de repente acepta la posibilidad de que la elección no sea suya. El héroe de esta cinta no eligió enfrentarse a la ocupación, pero no le quedaba otra opción. Como Yahya- el protagonista-, que no iba a rendirse ante la ocupación que no le permitía salir. Y continúa con su vida. Ayer, mi hermano me dijo algo: “Israel mata a más gente de la que muere por voluntad de Dios”. Sí, porque a alguien le llegan balas, a alguien le llegan cohetes, a alguien se lo lleva una enfermedad que no pudo tratar saliendo de Gaza, a alguien lo mató el estrés. Alguien, alguien, alguien. Todos somos víctimas de una ocupación nazi. A lo mejor, si no tuviéramos esta ocupación, seríamos víctimas de otra cosa, pero, por ahora, somos víctimas de la ocupación. Porque los palestinos nunca tienen el derecho a decidir.

¿Crees que tu película pueda ser malinterpretada porque muestras personajes corruptos en la policía o dirigentes que buscan instrumentalizar a este héroe de Gaza? 

No hablo de la corrupción, esa no es mi temática. A fin de cuentas, esta película es de personajes. Estoy gestionando personajes, no estoy denunciando o criticando a un pueblo, porque nadie tiene la legitimidad para criticar a un pueblo que no puede vivir su vida ni un solo día. Ni siquiera yo — que vivo afuera — puedo criticarlo, porque este pueblo nunca tuvo opciones, se las impusieron. Los personajes de la película pareciera que tuvieran opciones, pero en realidad no son las suyas. Ellos se encuentran en esa situación, incluso los policías y el gobierno. No tienen otra opción, tienen que sobrellevarlo. Esa es mi idea de los gazatíes: se adaptan, no eligen. Los palestinos, no solo los gazatíes.

En tu película, hay mucho humor y los temas son muy accesibles. El arte, a veces, puede hacernos ver esas cosas de otra forma y quizás darnos el deseo de ayudar a esas personas. ¿Crees que el humor y un tono más accesible y una comunicación más directa con el espectador —como ocurre en las películas de género o de acción— pueden ayudar a contribuir a eso?

Llamémosla una comedia absurda, como la idea de Trump. Me río de ella, pero en el fondo siento que realmente ni siquiera podemos quedarnos en Gaza bajo el genocidio. Ya no quiero llamarle humor, esto es un absurdo. Y, por cierto, si observas el ritmo de la vida cotidiana en Gaza, puedes hacerte una idea completa de las sensaciones presentes en ese mismo momento. Puede quebrarte, fortalecerte, hacerte llorar, hacerte reír. Porque no estamos en circunstancias normales. La idea es, “lo que no puedo cambiar, puedo convertirlo en un material con el que me puedo reír porque me conozco a mí mismo”. No queda otra opción.

Hay una expresión francesa que dice que el humor es la cortesía de la desesperación. 

Eso es, una forma de vivir. Forma parte del carácter de los gazatíes, allí la gente realmente podría hacer que te rías de algo muy oscuro. Si ahora le preguntara a mi hermano acerca de lo que está pasando allá, me contaría la verdad — me diría exactamente lo que está sucediendo —, aunque la forma en que me lo dice a veces me hace reír. Pero cuando te pones a pensarlo, es una humillación muy profunda para los palestinos, porque esta es la vida real, no decidimos lo que queremos hacer. Por cierto, hacemos cine visceralmente, no estudiamos cine. Por eso la forma en que hacemos cine proviene desde el corazón. No pensamos en reglas o cosas así. Alguien me hizo una pregunta que me hizo pensar. Me dijo que Once Upon a Time in Gaza era un thriller sobre crimen… Y yo veo la pregunta de la siguiente manera: siempre hacíamos lo mismo sin entender lo que estábamos haciendo, porque realmente es algo de corazón. Nosotros hacemos cine porque amamos el cine. ¿Por qué escogemos a Gaza como temática? No porque sintamos una responsabilidad. Queremos mostrar nuestra humanidad al mundo, para mostrar que a ellos les importa una mierda. Nuestra causa existe desde hace muchísimo tiempo y todo nuestro discurso, desde el principio hasta ahora, es un discurso humano. No quiero sentirme como si estuviera ante un tribunal y tuviera que justificar mi humanidad. Odio esa sensación. Escogimos a Gaza como temática porque nos encanta hablar sobre Gaza. Como dijo Trump, es un lugar fenomenal, muy interesante, con una población muy interesante, y que realmente podría enseñarle al mundo sobre la vida. Para mí no es una cuestión de querer justificar a Gaza. Es una historia hermosa la que les cuento, pero sin política no hay historia. La política lo controla todo y el mundo todavía trata a los palestinos como un asunto político, no humano.

¿Estas películas también eran una manera de hablar con algunos palestinos que pueden criticarlos diciéndoles: “Ahora hacer películas no es la prioridad, nuestra prioridad es luchar”? 

Mi padre lucha por su existencia. Lucha para quedarse, mantenerse fuerte, conservar la esperanza. Tal como yo resisto. Somos todos resistencia. Cuando no tengamos causa, haremos cine por placer. Ahora, hacemos cine porque tenemos una causa. Y cualquiera que haya hecho algo, ahora o antes, participa en una especie de resistencia. Como mi madre, que todos los días limpia lo que queda de nuestra casa. Cada vez que la llamo, le pido a mi hermana que le avise porque está limpiando, y cuando le sugieres que se detenga, ella dice: “Tenemos que quedarnos en un lugar limpio”. Es una gran resistencia.

¿Te mantienes en contacto con tu padre, con tu familia?

Sí, cuando tenemos conexión. Te voy a decir cómo los gazatíes se conectan a internet. Escriben el mensaje en un teléfono, lo envían y luego lo colocan en una estaca de 6 metros de altura. Y después sostienen eso así, en el cielo, esperando a que un dron no los ataque, porque cualquier cosa en movimiento lo identifican como algo de Hamás. “Tenemos que atacar”. Cualquier cosa que se mueva en el suelo, “es de Hamás, atáquenlo”. Es muy complicado. Estás hablando del verdadero significado de genocidio. 20.000 niños, hasta ahora. Solo vimos niños siendo asesinados. Niños. Y siempre está la excusa: “porque Hamás está escondido ahí”. Porque no hay excusa para matar a un niño. Pertenezca a Hamás o no, no hay ninguna excusa para matar a un civil.

Y ahora, un año y medio luchando contra Hamás. Un año y medio. Tienen todos los cohetes de todo el mundo. Más de un millón de toneladas de TNT. Atacan Gaza. ¿Dónde está Hamás? Esa es la excusa que siempre encuentran para justificar lo que Israel le hizo a los palestinos. Nuestra causa es más grande que Hamás, y si sigues la historia, antes de Hamás estaba Arafat, antes de Arafat estaba la OLP y antes de la OLP fue el comienzo de la resistencia. Siempre tienen una excusa y el problema es que, hasta ahora, el mundo respalda esta excusa para justificar lo que están haciendo: “No hay ley, denle a la ocupación el derecho de defenderse”. Y, por ley, el pueblo que está sometido a la ocupación tiene derecho a resistir hasta que recupere sus derechos. Es la legislación internacional. Pero la idea de que el mundo apoye a Israel para estar por encima de la ley no es justa. Si hablamos de seres humanos, esto no es humano.

¿Qué les dices a esas personas que dicen: “Oh, sí, el genocidio es triste, pero no podemos hacer nada”?

Si ha pasado un año y ocho meses del genocidio de un pueblo, dejen de esperar al mundo porque a fin de cuentas, como ya dije, es un tema de humanidad, no un tema político. Hasta ahora, en vez de decirle basta al genocidio, el mundo está negociando una vacuna para los niños antes de que los mate Israel. Les encanta la culpa, y esa ha sido la máxima del mundo hasta este momento: palabras tímidas, consignas, sin hacer nada en realidad.

¿Hace cuánto tiempo te fuiste de Gaza?

Me fui en 2013. Seguí mi pasión y tuve la oportunidad de marcharme, pero hay otras personas con una pasión incluso mayor que no pueden hacer nada. En Gaza, es el colmo encontrar a un abogado, que estudió durante años y trabaja como taxista. O a una dentista que trabaja como asistente en una asociación.

¿Cómo tuviste la oportunidad de irte? 

En ese tiempo, recibí dos becas para estudiar cine en el Instituto RSICA, construido por Steven Spielberg y los jordanos. Pero entrar y salir de Gaza es muy complicado. En Francia y en todas partes, viajar es algo que desarrolla la civilización, un intercambio entre los unos de los otros. Cuando un gazatí decide viajar, tiene que tener una invitación y dinero en un bolso, tiene que reunir un millón de documentos. Y después postula al lado israelí, como Yahya en la película — y en general lo rechazan por razones de seguridad —, o postula a Egipto, donde estudian su caso. Si lo aprueban, tiene que pasar en auto por varios puestos de control durante 10 horas para llegar a El Cairo. A partir del día siguiente, solo tiene dos días para ingresar a abordar el vuelo. Pasa lo mismo con los jordanos: se postula y después se pasa por varios puestos de control israelíes para llegar a Jordania; se tienen dos días y después se aborda el vuelo. ¿Sabías que en Gaza había un aeropuerto internacional en 2000? Lo construyeron en 1997, por ahí, y a principios de 2000, los israelíes lo destruyeron. En 2007 dijeron oficialmente: “Nos importa una mierda todo el mundo y le impondremos a este pueblo un bloqueo”. Y la gente en todo el mundo miraba sin siquiera debatir el motivo o la excusa de Israel.

¿Cómo divides las labores de dirección con tu hermano? 

Hacemos todo juntos desde el principio: la idea, el guion, el storyboard, todo el proceso. Si tenemos tiempo para estar juntos, cada uno le lleva algo al otro. Si no, cada cual se enfoca en algo.

¿Qué películas viste cuando eras joven?

Vi muchas películas. Ninguna cinta entra o sale de Gaza, así que me vi obligado a piratearlas por internet. Y para acceder a internet, tenía que ir a un café específico. Lo recuerdo, llevaba mi computador para allá y me descargaba unas 10 películas todos los días. Por eso me encanta el cine. Nadie podría criticarme que haya descargado películas de manera ilegal, porque no estuvieron en mi lugar: tener una pasión por algo y tener que luchar por ella. Por eso, hasta ahora los palestinos luchan por sus derechos.

¿Tu hermano y tú han pensado en hacer otra película?

Por supuesto, tenemos una historia con Gaza que queremos dividir en muchísimas películas. Por el momento no puedo decir nada. El genocidio le pone muy difícil a cualquiera decir algo. Ningún lenguaje, ya sea el arte, la música o las palabras, puede expresar ni un segundo de lo que la población está viviendo allá en Gaza.

Ficha técnica

Título: Once Upon at Time in Gaza

Género: Drama

País: Palestina/ Francia

Año: 2025

Duración: 87 minutos

Director: Arab y Tarzan Nasser

Elenco: Nader Abd Alhay, Majd Eid, Ramzi Maqdisi

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