FESTIVAL DE SAN SEBASTIAN Crítica de cine “Tardes de Soledad”: Tengo miedo torero

Por Gabriela Bravo desde San Sebastián

El director español Albert Serrá se presenta en competencia oficial por la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián con su primer largometraje documental, Tardes de Soledad, un retrato de la tauromaquia en España a través del torero Andrés Roca Rey.

He pensado mucho cómo abordar esta crítica de cine y creo que en esta oportunidad lo mejor que puedo hacer es contarles qué fue lo que viví en la sala Kursaal 1, lugar donde se exhibió Tardes de Soledad.

Para comenzar tengo que decirles que soy una persona completamente ignorante sobre la cultura de la corrida y la tauromaquia, no soy vegana ni una militante animalista, pero tengo respeto por los animales, en fin, todo el respeto que puede tener una persona carvnívora.

Las primeras imágenes que vemos son las del torero Andrés Roca Rey, yendo hacia el hotel en una camioneta, la mirada directa hacia el espectador, está sudado, pareciera que su mente no está en el momento presente, seguramente por la dosis de adrenalina que atraviesa sus venas. Luego lo veremos en el hotel, con de cuerpo entero, con su maravillosa tenida de torero, llena de brillos y ornamentos, pero cubierta de sangre. La imagen es bella, incluso me atrevería a decir poética: la silueta esbelta y grácil de un hombre vestido como una muñequita, que representa la quintaesencia de la virilidad y la masculinidad.

En mi cabeza me dije: ¡wow!, esto pinta para bueno. Sin embargo, este disfrute solo durará unos breves minutos, ya que las escenas que siguen hicieron que me planteara si debía seguir en el cine o irme. Como les dije yo nunca había visto una corrida de toros y creo que este documental se acerca enormemente a la sensación de presenciar una en directo. Vi cómo se tortura hasta la muerte a un animal por el simple gusto de entretener a un público ávido de sensaciones fuertes, que pareciera que solo encuentran regocijo mientras más sufre y es humillado el animal.

La cámara de Albert Serra se va a focalizar en dos personajes: el torero y el toro. El espectador no puede mirar hacia otro lado, debe concentrarse en las heridas del toro que sangran sin cesar, en sus ojos vidriosos, en su cabeza inclinada. Por otro lado está la figura de Andrés Roca Rey, un joven que pareciera trascender cuando se encuentra en la arena, como si entrara en transe. Como un dios cruel y sanguinario, decide jugar con la existencia del animal, indefenso y desorientado, con su capa roja, lo hace girar, una y otra y otra y otra vez, lo marea, lo cansa, mientras desde las tribunas se escuchan los vítores y los “ole” para incentivar a que continue el macabro espectáculo.

Me sentí incómoda, me tapé los ojos, apreté las manos y pensé: ¿voy a poder aguantar hasta el final de la película? Pero me quedé, porque no quería emitir una opinión sin ver la obra.

Y así seguirá el documental, en una sucesión de planos fijos del torero en el auto que lo lleva de vuelta al hotel una vez que ha terminado su tarea y los planos de la arena de toros, la sangre y la muerte. Y lo que me pasó es que al cabo de la tercera corrida, mis ojos comenzaron a habituarse a esas imágenes y la incomodidad comenzó a disminuir. Lo que al salir del cine me dio mucho miedo.

El trabajo que presenta Albert Serra con Tardes de Soledad es casi una pieza antropológica, en su cámara no hay ningún juicio, solo se contenta de mostrar un hecho social que existe. La gran riqueza de este documental es que la cámara rueda sin parar en el auto, lo que nos entrega momentos de gran intimidad entre el torero y su cuadrilla. Como un héroe de la antigüedad, Andrés Roca Rey es ensalzado por sus compañeros, siempre poniendo el énfasis en su masculinidad y valentía: “qué cojones”, “qué par de huevos tienes”, mientras que su mirada pareciera estar en otro mundo y sus oídos no oyeran lo que los otros dicen.

Así descubrimos las facetas de Andrés Roca Rey, sus cabilaciones, sus dudas, sus dolores físicos antes de ir a la arena y su transformación en el ruedo, como si un ente exterior tomara posesión de su cuerpo, lo transmutara en este hombre que mira directamente a los ojos del toro y al que no le tiembla la mano al empuñar la espada que sellará el destino del animal.

Tardes de Soledad ha sido una experiencia cinematográfica muy extraña para mí, ya que me provocó rabia y fascinación, lo encontré horrendo y sublime a la vez. Albert Serra logra exponer las contradicciones del ser humano a través de la mirada hacia la tauromaquia y sobretodo obliga a cuestionarse al espectador sobre lo que está mirando y qué es lo que le provoca. Podría decirles que es una reflexión profunda sobre la muerte, la crueldad, la masculinidad y superioridad del hombre sobre el animal, pero no puedo afirmarlo, ya que es una de las raras películas en que la pantalla grande se transforma en un espejo y que lo que vemos habla más de nosotros que de lo que la cámara está proyectando.

Ficha técnica

Título: Tardes de Soledad

Género: Documental

País: España

Año: 2024

Duración: 125 minutos

Director: Albert Serra

Elenco: Andrés Roca Rey

 

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