Por Gabriela Bravo desde San Sebastián
La actriz francesa Eye Haïdara es la protagonista de la película Six Days in Spring, dirigida por el cineasta belga Joachim Lafosse, quien obtuvo el premio a la mejor dirección y mejor guion en el Festival de cine de San Sebastián.
Eye Haïdara encarna el personaje de Sana, una mujer que se ha separado de su esposo recientemente y que ha planificado salir de vacaciones con sus dos hijos. Sin embargo, el plan que tenían en un principio no funciona y se ve obligada a ir a la casa de sus exsuegros a escondidas. Desde un comienzo se puede ver la diferencia social que separa a Sana de la familia de su exesposo, ya que la casa de veraneo es un lugar enorme, con terraza y piscina, que se encuentra situada en un balneario muy acomodado del sur de Francia.
Sana hará todo lo posible para que sus hijos vivan unas vacaciones normales, pero para no ser descubierta les pide que no utilicen el agua caliente ni la electricidad. La madre pasara gran parte de sus vacaciones dividida entre la culpa y la vergüenza de haber irrumpido en un lugar en el que no es bienvenida y la alegría de ver a sus hijos disfrutar un momento de alegría y distracción.
Una cinta que oscila entre el drama y el thriller social, en donde la actriz francesa lleva sobre sus espaldas la tarea de volver interesante un acontecimiento que en apariencia parece muy banal, pero que esconde la violencia de lo que es la pérdida del estatus social de una familia.
Culturizarte pudo hablar en exclusiva con Eye Haïdara.
Esta historia se basa en un hecho bastante pequeño y anecdótico, que para muchos podría parecer insignificante. En ese contexto, ¿cómo construyó su personaje?
Lo primero fue mi encuentro con la historia, con el guion, antes de encontrar al director, Joachim Lafosse. Yo diría que es una historia simple pero que tiene una resonancia importante, por lo menos socialmente habla de lo que una mujer – o un hombre- puede vivir tras una separación cuando se tienen hijos. Abordé mi personaje, Sana, tomando conciencia de todo lo que podía generar un eco. Es una intriga muy simple, una madre que vive un descenso social y yo no la quise abordar como una persona sin educación o pobre, la abordé como una madre, como una mujer que construyó una familia con una persona, que tuvieron hijos, lo que demanda muchos sacrificios y que en un momento se separa. Rápidamente comprendemos que el marido tenía más dinero que ella, entonces la película nos cuenta como esta mujer lo pierde todo, pero tiene que volver a ponerse de pie, sacrificando muchas cosas para educar a sus hijos, tiene que trabajar en dos trabajos porque tiene que dar estabilidad a los niños. También quise mostrar la soledad y la invisibilidad que puede haber en una familia, como te pueden borrar de una familia, sin embargo, Sana tiene que explicar a sus hijos que ellos siguen siendo parte de la familia de su padre, pero eso es complicado para ella. Quise que todos esos puntos resonaran en el espectador.
En la película vemos que no solo está el aspecto económico, donde van a una casa de personas con mucho dinero, sino que también está el aspecto racial, ya que su personaje y sus hijos son las únicas personas no blancas. Pese a que quieren pasar desapercibidos, es imposible. ¿Cómo abordó este aspecto racial?
Eso es algo que el espectador puede ver, no podemos abstraernos de esto, pero no es el aspecto principal. Es una historia de dos personas que no son parte de la misma categoría social, más allá del color de piel, en la que cualquier hombre y mujer se pueden reconocer. Esta es la historia de la madre de Joachim Lafosse, que es blanca, pero creo que todo lo que sintió y quiso transmitir en esta película el director, es exactamente lo mismo que vive Sana y sus hijos. No hay ninguna diferencia con lo vivido por Joachim, ellos se escondieron y su madre desentonaba con el entorno, porque socialmente ella no pertenecía a ese mundo. En la película, por supuesto, es flagrante porque está mi color de piel, pero la historia sobrepasa este aspecto.
Creo que en la escena donde el jardinero que está furioso con los niños, si Sana hubiese llegado con una cartera Burberry, un Porsche y unos lentes de sol el jardinero no hubiese dudado que era la nuera del dueño de casa, incluso siendo negra. Pero como ella venía en un auto normal, cansada y sin arreglarse es ahí cuando el jardinero sabe que no son legítimos. Esto va más allá del color de la piel, la diferencia social con alguien se puede ver a través de muchas capas. Yo puedo dar prueba de ello. El otro día escuchaba a un colega que decía, “antes cuando era negro” y entiendo perfectamente lo que quiere decir con esa broma.
¿En qué experiencias personales se inspiró para dar vida a Sana?
En todos los personajes que interpreto hay algo mío. Siempre hago una composición a partir de mí misma, mis experiencias, mis observaciones. Pero lo que a mí me gusta es que me cuenten el personaje y Joachim me nutrió bastante, porque era su historia personal. Le pude hacer preguntas de cosas que ni siquiera aparecen en la película para entender mejor el personaje. No es algo fácil interpretar a la madre del director. El hecho de que Joachim me haya confiado el personaje de su madre es una enorme demostración de confianza. Pude enriquecer el personaje con muchas anécdotas e historias que él me contó, muchas discusiones y sobre todo lo que él sentía. Por otro lado, yo también soy madre, así que, por supuesto, está la forma en que uno se encarga de sus hijos, la forma en que quiere protegerlos.
Algo que tu personaje puede también resonar en algunas mujeres es que, pese a que Sana se va de vacaciones, ella no puede dejar de estar en alerta todo el tiempo. Esto genera una suerte de thriller social ya que la madre está permanentemente en tensión.
Ese es el problema de las madres, es algo que vivimos constantemente. Construimos muros, hacemos barricadas, nos peleamos por nuestros hijos para que ellos puedan sonreír y nos olvidamos de nosotras mismas. Antes podía pasar delante de una tienda y decir: “qué ropa tan bonita”, ahora que soy madre, solo me dedico a ver ropa para niños, no me compro casi nada para mí.
Creo que la situación de la madre en esta película no es anodina. Ir a esconderse a la casa de veraneo de sus exsuegros, nos habla de todo lo que ella ha perdido, pero al mismo tiempo, para los niños es un lugar seguro donde han vivido muchos recuerdos con sus abuelos, un lugar seguro a nivel afectivo. Aunque corra el riesgo de meterse en una situación comprometedora con sus suegros, la madre prefiere mostrarles a sus hijos que todavía están seguros en casa de sus abuelos. Porque al principio ella tenía otros planes, pero no era nada sólido, era una idea fantasiosa de salir con el entrenador de sus hijos. Entonces como una forma de mea culpa, de pedirles perdón a sus hijos, acepta ir a la casa de sus exsuegros porque sabe que ahí podrán descansar.
Tal vez ella no es legítima, pero sigue siendo la familia de sus hijos.
Por supuesto, sigue siendo la casa de sus hijos. Lo que es bello en esta historia es que nos habla del fin de la infancia. Toda esa parte de inconsciencia y de inocencia que los niños tienen se ve confrontada a esta realidad que les dice: “van a tener que crecer, van a tener que aprender que cuando los padres se separan esto implica ciertas cosas, ustedes siguen siendo familia, pero su madre ya no puede venir de vacaciones acá”. Los niños se hacen esas preguntas, entonces es como un acompañamiento hacia la adolescencia, es el fin de la inocencia, ahora se van a dar cuenta que los actos tienen consecuencias. Es durante este periodo que los hijos se dan cuenta que -por ejemplo- cuando fueron a bañarse en la piscina del vecino y los pillaron, eso les traerá consecuencias, porque solo meses atrás, esta reflexión no existía, era un comportamiento de niños desordenados que hacen tonterías, ahora comprenden que, tal vez, han metido a su madre en un problema. Entonces esas vacaciones marcan el final de la infancia.
También aprenden el poder del dinero.
Justamente, esos niños antes de la separación no sabían la importancia del dinero. Ellos se dan cuenta que con la madre viven de una cierta manera y con el padre las cosas siguen siendo como antes. A veces los niños piensas que son los padres quienes no quieren que las cosas funcionen. No entienden que hay cosas que ya no son igual que antes y no es por que no queramos, es que no se puede, simplemente. Cuando los niños crecen se dan cuenta que el dinero no es un juego, que para tener dinero hay que trabajar.
Un sobrino me dijo una vez algo bastante gracioso cuando era pequeño, “no tienes necesidad de comprar, tu escribes lo que quieres en el computador y después lo pasas a buscar donde el conserje”. Si lo piensas es algo tierno, pero cuando ya dejan la infancia se dan cuenta que para hacer eso los padres tienen que transpirar.
Usted es una destacada actriz del cine francés, desde esa perspectiva ¿cuál es su visión del tratamiento y desarrollo de los personajes femeninos en el cine?
Se están contando cada vez más historias de mujeres, también hay más mujeres que lideran proyectos de largometrajes, pero todavía es poco, no vamos a mentirnos. Sin embargo, si lo comparamos con lo que se hacía 10 años atrás, se ha avanzado. A mi me gusta mostrar e incentivar todo lo positivo que se hace, incluso, poner el foco en eso. Yo fui parte del jurado del Festival de Deauville este año y, pese a que había proyectos de mujeres, son minoritarias las películas en donde el rol principal lo tiene una mujer. Pero las cosas están avanzando y me gusta fomentar eso, creo que hay muchas historias de mujeres que deben ser contadas, y hay que decirlo, las mujeres somos la mayoría en este mundo.
¿Cómo fue trabajar con el director Joachim Lafosse?
Yo no sé como fueron los rodajes de sus otras películas, pero el hecho de interpretar a su madre hizo que tuviéramos un enorme intercambio, porque yo tenía mucha curiosidad. Lo que es formidable con Joachim es que le gusta mucho -igual que a mi- construir sus personajes, hablar de ellos para que sean sólidos. Al interpretar a su madre yo entraba en un terreno muy íntimo y él me dio acceso a muchas historias y anécdotas, rodamos en Saint-Tropez, el lugar donde se desarrollaron realmente los hechos, vimos el terreno de lo que antes fuera la casa de sus abuelos, fuimos al Club 55, el lugar donde en el filme los niños se tiran al agua, y el patrón de ese lugar se acordaba de Joachim Lafosse y de su abuelo. Yo estaba muy conmovida por todo lo que vi y escuché, absorbí todo como una esponja. Pude ver a Joachim en esta suerte de peregrinaje, de retorno a los territorios de su infancia, recorrimos los lugares que él había visitado cuando niño, y en esos momentos tuve la oportunidad de conversar mucho con él. El me entregó su visión de las cosas desde su perspectiva infantil, pero también pude ver como él veía a su madre en ese tiempo. Hay una diferencia entre lo que un niño percibe de un hecho y lo que una madre puede vivir. Me pude nutrir de todos estos elementos. Debo decir que también aprecié el hecho de que pudiéramos discutir antes de filmar, es decir, seguíamos el guion, pero no era algo rígido.
Finalmente, usted como actriz, ¿siente que ha habido un cambio en la manera de hacer cine después del «Me Too»?
Si, ha habido cambios, comenzando por la supervisión y la preparación del rodaje. Ahora hay una mayor sensibilización sobre los temas de acoso, los comportamientos, el buen trato en el set. Se crearon nuevos puestos de trabajo como los encargados de la prevención de acoso. Hay un clima que se instala antes de rodar en donde todo el equipo sabe que existe un lugar donde podrán ser escuchados y que es también responsabilidad de todo el equipo de vigilar el buen comportamiento de los unos y los otros. Este ha sido uno de los frutos que ha dado el trabajo del «Me Too», que rompió ese tabú del silencio y que hoy está establecido que tiene que haber un lugar de escucha. Antes era algo muy tímido, hoy es algo sistemático, que se toma en serio. Es un gran cambio.
Ficha técnica
Título: Six Jours ce Printemps-là/ Six Days in Spring
Género: Drama
País: Bélgica
Año: 2025
Duración: 94 minutos
Directora: Joachim Lafosse
Elenco: Eye Haïdara, Leonis Pinero Müller, Teodor Pinero Müller, Damien Bonnard, Emmanuelle Devos