Por Gabriela Bravo desde San Sebastián
Emmanuelle es la película que inauguró el Festival de San Sebastián, dirigida por la francesa Audrey Diwan y protagonizada por Noémie Merlant, y que nos trae una reinterpretación del libro homónimo de Emmanuelle Arsan.
En esta ocasión el personaje de Emmanuelle es una mujer soltera que viaja por diferentes partes del mundo para controlar los hoteles de lujo. Emmanuelle desea experimentar con su cuerpo, sin embargo los encuentros furtivos no le provocan placer.
La cámara seguirá a Emmanuelle en su deambulación por un lujoso hotel de Hong Kong, observando y calculando todo lo que sucede. Obsesionada por el control de calidad y la cuantificación de las cosas, Emmanuelle pareciera no poder dejarse llevar por la sensualidad. Sin embargo, es aquí que conociera a diferentes personajes que la harán liberarse poco a poco, permitiendo que conozca tanto su cuerpo como sus sentimientos.
Culturizarte conversó con la directora Audrey Diwan y la actriz Noémie Merlant
¿No tenías miedo de que la película se quedara demasiado en la cabeza de los personajes? ¿O fue intencionado?
Audrey Diwan: Espero que haya sido intencionado. Hablar de intimidad siempre es arriesgado, así que no hay una respuesta correcta. Tenía miedo, porque para que las personas puedan sentir como ella, y seguir ese impulso de querer escapar, tienes que hacer que permanezcan demasiado tiempo en ese hotel. Y ayer, cuando volví a ver la película, pensé: «quizás es demasiado». Así que son sensaciones, y cuando editas, esas sensaciones pueden cambiar todos los días. Es un juego extraño. Pero la frustración, para mí, fue una de las herramientas que quise usar para una película erótica.
¿Mientras filmabas la película, tenías en mente alguna comparación entre la sensación de tener control sobre tu cuerpo y sobre tu profesión?
A.D: Creo que son cosas muy diferentes. Emmanuelle, en la película, en cierto momento confunde poder con libertad, y piensa que está bendecida al estar en ese hotel. Y es el tipo de lugar que la gente te muestra en Instagram y dice que es el paraíso. Pero, ¿qué tipo de paraíso es ese? Es un paraíso artificial. Ella necesita entender cuál es su verdadero deseo. Su cuerpo la ayuda a descubrirlo, pero no estoy segura de que su trabajo ayude en absoluto. Quiero decir, ella es un instrumento de un sistema. De hecho, ese trabajo existe. Tengo una prima a quien le pregunté, «¿cómo es exactamente?», me respondió : “no tienes idea de cuántas reglas tienen. Por ejemplo, cuando entras a esos lugares, sientes que todo es cómodo, ¿verdad? Pero hay reglas, como que, si llamas al hotel, deben asegurarse de que el teléfono no suene más de tres veces antes de contestarlo. Luego tienen que decir «hola», seguido del nombre del hotel, antes de preguntar «¿qué desea?»”. Y esas reglas están en todas partes. Intentan crear la mejor experiencia para el cliente, pero es una experiencia completamente falsa. Tanto para mí como para Rebecca Zlotowski, la coguionista, fue algo muy interesante, sobre todo al momento de pensar en esa mujer. No se siente placer allí.
Noémi Merlant: Ella no tiene mucho poder porque es un instrumento del dueño del hotel. Ella proporciona placer a las personas ricas que lo buscan, pero ella misma es un instrumento de poder. Se da cuenta de que el poder tal vez es una dinámica —aunque no es la palabra exacta— pero es algo que deshumaniza la interacción y a las personas, porque siempre buscas la perfección, algo que carece de emoción. El poder es, en cierto modo, el enemigo en la película. Para mí, ella no tiene mucho poder.
¿Por qué elegiste un hotel? En la historia original, ella está casada y es simplemente una esposa que sirve de trofeo. Mientras que, en esta versión, tiene este trabajo, está sola ¿Podrías hablarme sobre esa decisión?
A.D: Creo que en parte ya tienes la respuesta porque quería hablar sobre la soledad. Ese fue el punto de partida, porque cuando pregunté a las generaciones más jóvenes, que se identifican fuertemente con la película, la mayoría me dijo que no querían tener sexo, que no les interesaba. Y pensé, «Oh, esto es un cambio profundo en nuestra civilización.» ¿Cómo es posible que no quieran tocarse entre ellos? Entonces, empecé a pensar en la forma en que nos miramos y cómo las imágenes y la representación han cambiado la manera en que nos observamos. Hasta el punto en que preferimos ser imágenes, como imágenes perfectas. De esa forma, te sientes menos vulnerable, porque en la realidad tienes defectos que no muestras en Instagram. Todo está relacionado con el miedo, y el hotel encajaba con esa idea. Tienes personas que se ven todos los días, pero no se conocen entre sí. Es una soledad peculiar: tienes gente a tu alrededor, pero estás muy solo. También me gusta el hotel porque es un escenario. Está creado para el placer de los clientes. Pretende ser Hong Kong, pero en realidad no lo es. Trabajé con hoteles para preparar la película, y es increíble cuántas personas corren por los pasillos de abajo para que otros disfruten del placer arriba. También me interesaba cómo el hotel permite moverse a través de diferentes clases sociales, como si siempre le recordara que pertenece a los de abajo. Y ella tiene miedo de que alguien la descubra. En mi mente, ella no quiere volver a sus raíces; quiere quedarse ahí y fingir que es la dama del hotel.
Tal vez el hotel es una especie de prisión moderna.
A.D: Sí, lo creo. Fue gracioso porque filmamos la película en un hotel que estaba abierto, lo cual fue algo complicado, especialmente para Noémie, porque estábamos filmando de noche. Y a las seis de la mañana le decía: «Oh, ya hay sol, secuencia de día.» Así que tenía que cambiarse de ropa. Y cuando hablas de seducción a las seis de la mañana, tienes que adaptarte. Vivimos en ese hotel todo el equipo. Nunca había pasado tanto tiempo en un hotel, y mucho menos en ese. Es una locura: la misma música todos los días, el mismo olor. Y no hay manera de escapar. Es como si todo se repitiera al día siguiente, así que es una presencia eterna. Y te puede volver loco, de verdad, porque no hay ayer ni mañana. Es la misma música cada día. Pensé que íbamos a terminar locos. Además, parte del equipo del hotel, como los camareros, estaban actuando en la película. A veces me preguntaba: «¿Estamos filmando?». Creo que la única manera de saber si estamos filmando era decir ‘corte’ y ver si dejan de moverse o si siguen haciendo lo que están haciendo. Era una locura, porque estar en ese hotel todo el tiempo te da el deseo de salir. Queríamos transmitir esa sensación, porque es hermoso, pero en cierto modo es una prisión.
Me gustaría saber tu opinión sobre las escenas de sexo. Para mí, las escenas más eróticas no tienen sexo en absoluto, son escenas de diálogos.
A.D: Creo que esa es la mejor definición del erotismo. Es un error pensar que el erotismo son solo escenas de sexo. Y hablando de sexualidad, ¿qué quieres que filme? Ya hemos llegado tan lejos que ya no queda nada más por filmar. No puedo competir con YouTube y, sinceramente, no quiero hacerlo. Mi proceso es ocultar. Ocultar para ver si puedo invitarte a trabajar conmigo, a usar tu propia imaginación para construir lo que no se muestra en la pantalla. Pienso que esa es la única manera de hacer erotismo. Trabajamos el erotismo en cada secuencia, de verdad. Por ejemplo, en la tormenta, cuando había agua en la pared, sentí que eso era erótico. Es una cuestión de sensaciones. Este lugar es tan perfecto que nunca oyes lo que ocurre afuera. De repente, escuchar el viento y los truenos hace que, de alguna manera, todo cobre vida. Me gusta retratar el erotismo fuera de las escenas sexuales, o no solo a través de ellas. De hecho, es esa escena en la que ella explica lo que hizo en el avión. Le dije a mi productor, «Voy a filmar la escena inicial como si fuera una escena de sexo.» Y él me preguntó: «¿Qué quieres decir con eso?» Respondí: «Voy a mostrar que es aburrido.» Y él me dijo: «¿Estás 100% segura de que quieres empezar así?» Y le respondí que sí, porque luego ella se lo contará a él, y a través de las palabras será más sensual. La idea era ver si podíamos lograr que algo sucediera a través de las palabras, más que a través de los cuerpos, porque cuando las dos personas están juntas es mecánico y, a veces, un poco aburrido. Y quizás fue la escena más icónica de la película de 1974. Eso he escuchado.
Me gustaría saber cómo mezclas o combinas algunas influencias de la cultura oriental y occidental en la forma en que muestras tu sensibilidad y sensualidad en Emmanuelle.
A.D: Ees una buena pregunta, porque soy libanesa y he descubierto que cuando estoy rodando películas, me siento japonesa. Y no puedo responder a esa pregunta porque no tiene mucho sentido mi respuesta. Las culturas libanesa y japonesa no son precisamente iguales. A propósito, me encantan las películas asiáticas, me gustan mucho las películas japonesas. Supongo que cuando estás en Hong Kong, la ciudad sigue un tipo de ritmo. Y lo pude sentir cuando estuve allí, hay una atmósfera hipnótica. Pienso que todo puede suceder. Y quería mostrar eso en la película.
¿Qué puedes decir sobre la primera película? No es una película realmente buena. De hecho, es una película bastante mala. Pero tiene sus virtudes, especialmente para su época. Pero está muy marcada por la mirada masculina que la define.
A.D: Noémie no sabía que existía la película porque es joven. Así que cuando le envié un manual, ni siquiera sabía quién era Emmanuelle. Yo no la vi porque cuando la empecé a ver entendí claramente que esto no estaba hecho para mí como audiencia. Como que no fui invitada. Así que paré.
Tu película trata mucho sobre la mirada femenina. Se trata de mujeres mirando, observándose unas a otras. También eres tú, por supuesto, como directora, observando y dirigiendo a tus actores. Así que me preguntaba, dado que se habla tanto de la mirada masculina y la mirada femenina, ¿dónde encontramos la mirada humana?
A.D: Esa es una buena pregunta. Pero puede que, al filmar, la mirada signifique algo que pueda explicar; cuando hice El Acontecimiento, todo el mundo me hablaba de la mirada femenina. Y estuve de acuerdo, pero de manera teórica. Pero no podía ver por qué. Y cuando comienzas a filmar un cuerpo desnudo de una mujer, entonces sabes que existe esa mirada, la mirada femenina, la mirada masculina, y probablemente algún día la mirada humana. Pero puedo describir la diferencia. Resulta que, para El Acontencimiento cuando filmas un aborto ilegal, no hay mirada. Así que no podía comparar mi mirada a través del género. No existía la mirada masculina y femenina; casi no existía. Mientras que cuando filmas el cuerpo femenino, sabes instantáneamente dónde y cómo vas a hacerlo y desde dónde estás hablando. Hablamos de eso bastante a menudo con Noémie porque ella fue modelo y tenemos una educación como mujeres, y ella tenía una educación sobre cómo ofrecer el cuerpo a la cámara para mostrarlo. Realmente tratamos de trabajar en el proceso inverso. Los tres –junto al director de fotografía- decidimos que solo se concentraría en las emociones y sensaciones de Emmanuelle, y articularíamos la cámara a su alrededor, no al revés.
N.M: Sí, creo que intento comprenderlo, es solo lo que pienso ahora, porque trato de reflexionar sobre ello. Creo que es más que solo una mirada masculina, porque eso fija algo que no puedes cambiar. Así que no me gusta la idea, prefiero decirle mirada patriarcal, mirada dominante. Y cuando decimos mirada femenina, es solo poner algo que no es para los demás, pero es universal. Es solo una mirada que intentamos decir que no hay solo una dirección. También hay otras personas que viven a nuestro alrededor. Así que necesitamos dar más espacio en este mundo patriarcal. Está bien dar más espacio a los demás. Así que creo que es una mirada humana y universal que dice: “está bien, vamos a dar espacio a todos”. También hay un ángulo inverso. Esa es la otra mirada, que todos estamos mirando a la mujer, pero ella también devuelve la mirada.
A.D: Eso es Retrato de una mujer en llamas. Ella (Noémie) hizo una película sobre eso. (risas)
Ficha técnica
Título original: Emmanuelle
Año: 2024
Duración: 117 min.
País: Francia
Dirección: Audrey Diwan
Guion: Audrey Diwan, Rebecca Zlotowski. Novela: Emmanuelle Arsan
Elenco: Naomi Watts, Noémie Merlant