FESTIVAL DE SAN SEBASTIAN Entrevista al director de “Dos Pianos”, Arnaud Desplechin “Me gusta utilizar la figura del artista porque nos representa a todos”

Por Gabriela Bravo desde San Sebastián

La última película del director francés Arnaud Desplechin, Dos Pianos, se presentó en el Festival de Cine de San Sebastián. Un melodrama sobre un talentoso pianista que vuelve a su ciudad natal luego de un largo periodo en el extranjero, como respuesta al llamado de su maestra Elena, otra destacada pianista, que ha decidido retirarse de los escenarios y desea despedirse de su público acompañada de su discípulo.

Mathias Vogler, interpretado por François Civil, es un artista genial y atormentado que al volver a Francia se encuentra con su amor de juventud, Claude, con quien tuvo una relación apasionada, sin embargo, ella decide fundar una familia con su mejor amigo. Aunque Mathias trata de concentrarse en la música, sus demonios internos no le dan respiro. Desorientado y perturbado, el pianista cree encontrar en un niño de un parque su doble cuando él era niño, lo que acrecentara su desconcierto.

Culturizarte pudo conversar en exclusiva con el director Arnaud Desplechin

Su película se muestra como una dualidad: dos pianos, dos pasiones, una mujer y dos amantes. ¿Cómo fue la concepción de esta historia?

El mismo verano tenía dos historias que comencé a trabajar al mismo tiempo. Por un lado, estaba la historia de una mujer que está en el cementerio, una joven viuda, a quien su marido le cuenta historias judías cómicas todo el tiempo y sin saber por qué ella comienza, de manera torpe, a contar una historia obscena, que no tiene nada de gracioso y que da vergüenza. Esa imagen es algo que me encanta y me apasiona. Por otro lado, Kamen Velkovsky, quien es el coguionista con quien trabajó desde hace mucho tiempo, que es estadounidense y no habla francés, me trajo otra historia, la de un pianista que vuelve desde el otro lado del planeta y que, al llegar a su ciudad natal, encuentra en el rostro de un niño su doble. Me encantó esta historia, también. Entonces tenía una película fantástica y un melodrama, y fue junto a Kamen, que conseguimos mezclar y separar las dos historias. Yo ya he hecho melodramas, pero esta vez estaba teñido de fantasmas del pasado. En un momento todo cuajó y todo esto lo inventamos junto a Kamen, porque esta película está mezclada en dos partes y la muerte de un personaje genera un quiebre que divide en dos esta cinta.

El personaje de Mathias Vogler, interpretado por François Civil, es el arquetipo del artista maldito, que tiene una pasión y un talento por la música indiscutible, pero que es incapaz de llevar una vida de un hombre adulto. ¿Por qué esta fascinación por este tipo de personajes?

Creo que todos, aunque seamos profesores, alumnos, policías, enfermeros, etc. todos somos como el personaje de Mathias, no somos capaces, aunque lo intentemos. Y cuando quiero contar lo humano, lo cuento a través de un héroe. Personalmente me encanta contar la vida de un músico, porque es apasionante, yo no sé tocar música. Creo que en el oficio del artista no hay más tormentos que el de la vida cotidiana de cualquier persona, solo creo que estos tormentos tienen una tonalidad más heroica para el espectador. La historia que él vive es muy simple, es un joven brutal que asusta a la mujer que lo ama debido a esta brutalidad -todo el mundo ha vivido esto, tanto hombres como mujeres- entonces él se va porque sabe que esta historia de amor no va a resultar y cuando vuelve se pregunta si esta vez será posible concretar ese amor. Es una historia que cualquier persona puede vivir, pero cuando esta contada a través de la música me da la impresión de que es más universal. Es por esto que me gusta utilizar la figura del artista porque nos representa a todos.

¿Cómo construyó los personajes femeninos? Tenemos de un lado a Claude, interpretada por Nadia Tereszkiewicz, una mujer bastante normal, y por el otro, esta Elena, interpretada por Charlotte Rampling, una mujer y una artista excepcional.

Claude es una jovencita tímida que se enfrenta a la vida y tengo la impresión de que esta época no se interesa mucho a este tipo de mujeres. Ella adora ser la esposa de Pierre, ama ser la madre de Simón, le gusta ser la nuera de sus suegros, sin embargo, Claude no tiene la valentía de ser ella misma. Cuando ella pierde a su esposo, de manera inesperada se da cuenta del poder que tiene sobre Mathias, le puede decir: cállate, ándate, vuelve y él le obedece todo el tiempo. Ella se da cuenta que finalmente es fuerte. Entonces ella se dará cuenta que no puede ganar el amor de Mathias, pero comprenderá que se va a encontrar a sí misma. Yo encuentro que una mujer que va hacia su propia conquista es lo más hermoso que existe. Y, al contrario, está Elene, que es una mujer que siempre está tratando de ser la mejor, pero ahora está perdida y lo vive como una catástrofe. Los caminos entrecruzados de estas dos mujeres, una que se pierde y una que se encuentra, me pareció algo muy bello.

El personaje de Elena es como un monumento de mujer, con una confianza de acero. Sin embargo, la cinta nos entrega momentos íntimos de fragilidad de este monstruo de la música.

Al principio de la película hay una escena, que había sorprendido a uno de los productores y que me insistió que la sacara en el montaje, en donde vemos por primera vez a Charlotte Rampling sentada al lado de una jovencita rubia, a quien le está tocando la pierna, a mi me encanta esa escena porque cuenta algo sobre ella. Evidentemente que es vulnerable, pero se tiene que volver invulnerable porque para hacer música hay que tener una disciplina feroz, pero también es un ser humano. Su fragilidad solo la vemos hacia el final.

Tengo una anécdota con Charlotte Rampling, que la encuentro divertida y conmovedora a la vez. Tras recibir la última versión del guion, ella me escribió el mensaje más hermoso que una actriz podría haberme enviado, ella ya había aceptado el papel y vio esta versión del guion y me dijo por mail: “Arnaud, tenemos un enorme problema”, yo me dije: “Oh, no, no va a poder hacer la película”, y ella continua, “no soy del tipo de actriz que cambia los textos, yo no le cambio ni una coma a los guiones, pero en la escena 167 mi personaje, Elena, dice que tiene miedo. Pero yo soy Elena y yo nunca he tenido miedo. ¿Qué vamos a hacer?” Cuando ella me escribe “yo soy Elena”, para mi fue como recibir uno enorme regalo de su parte, porque para un director es sentir que el actor te dice, “no tienes que preocuparte más por el personaje, yo me encargo”. Es un personaje que no tiene y tiene miedo al mismo tiempo, está la vulnerabilidad y la invisibilidad al mismo tiempo. Pero esa personificación se la debemos al genio de Charlotte Rampling, que es una de las mejores actrices del mundo.

El personaje de Claude, por su parte, parece torpe, está confrontada a una cultura que no es la suya sino la de su marido, la cultura judía, de la cual ella no conoce los ritos, ni las costumbres, por lo que se equivoca constantemente.

Porque creo que es algo conmovedor. Por ejemplo, cuando Charles Chaplin se cae, yo encuentro esas escenas conmovedoras, hay gente que se ríe, yo, al contrario, lloro. Cuando una mujer se encuentra en una situación embarazosa y lograr reapropiarse de ella, es algo que me conmueve profundamente. Otra cosa que me conmueve es que, si pienso en la trayectoria de la película y en la relación entre los hombres y las mujeres, es que al final de la película, ella decide dar su hijo a un hombre. Es la decisión de ella, no es el hombre quien importa, es ella que decide quién será el padre de su hijo. Esta mujer que tuvo que atravesar todas esas dificultades, la humillación, la incomodidad, etc. De a poco ella se empodera y se recupera, para decir finalmente, mi hijo será el hijo de tal persona, y su elección está basada en la fidelidad del pasado, en el amor del futuro y del presente. Creo que eso es formidable.

Finalmente, una pregunta que toca tangencialmente su película. Este ultimo tiempo un gran número de actores, directores y artistas en general han hecho un llamado a posicionarse frente al conflicto que vive Palestina. Me gustaría saber, ¿cuál creo que es el rol del artista frente a lo que estamos viviendo?

Comprendo muy bien que tengamos una posición, pienso en Nadav Lapid, que hace películas muy comprometidas. Puesto que la pregunta es complicada mi respuesta también va a ser complicada. Mi posición es un poco diferente, mi padre era representante de comercio y mi madre trabajaba en una fábrica. Yo no creo que porque yo hago películas tenga una postura superior a la de mi padre o mi madre, soy igual a ellos. Soy igual que un panadero o una profesora, mi opinión no es mas importante que la de mi vecino, todos tenemos una opinión. No estoy de acuerdo en que se crea que los artistas tienen una idea superior a la de los otros ciudadanos. Cuando hago películas yo trato de ocultar mis opiniones, pero yo tengo mis propias opiniones. Por ejemplo, me emociona poder mostrar la comunidad judía de Lyon en este momento que hay un aumento del antisemitismo en Francia, mostrarla de manera amigable y con mucha simplicidad, a través del personaje de Claude, que es una mujer que no es judía, pero casada con un hombre judío.

No quiero evitar la pregunta, así que la voy a contestar. Yo no soy un hombre de guerra, no entiendo lo de Gaza, pero comienzo a comprender, habría que ser ciego para no comprenderlo. Pero también veo a Cisjordania, lo que está haciendo Benjamín Netanyahu es la destrucción de Palestina y la destrucción de Israel, es terrorífico. Ahora, ¿qué puedo hacer yo frente a ello? Creo que puedo hacer menos que un profesor, que un sindicalista, etc. Ellos pueden hacer mucho más a través de la huelga, de las manifestaciones que pueden cambiar la sociedad. Lo que yo puedo mostrar son cosas más frágiles, tenues. ¿Qué es lo que Augusto Renoir podía mostrar en la época para que la gente viviera mejor? No mucho, pero podía mostrar a las mujeres de una forma amistosa, podía mostrar que la vida era importante, podía mostrar que hay que escuchar a los niños, podía mostrar cosas muy simples. Por las cosas complicadas de política creo más en los políticos y los sindicalistas, yo soy francés, tengo un presidente de la república, con quien no estoy de acuerdo, pero habló en la televisión israelí hace poco y me pareció bien, dijo que tenía que haber un estado palestino y que la política de Israel era catastrófica. Luego todo el mundo habla de este conflicto, pero no se habla de Ucrania o de Sudan o de la situación de la libertad en los Estados Unidos, que es dramática. Putin, Netanyahu, Trump son personas que no tienen decencia. Pienso que las películas nos pueden ayudar a consolarnos, la vida ya va a llegar, si trabajamos la vida va a ser un poco mejor.

Ficha técnica

Título: Deux Pianos/ Dos Pianos

Género: Drama

País: Francia

Año: 2025

Duración: 115 minutos

Directora: Arnaud Desplechin

Elenco: François Civil, Charlotte Rampling, Nadia Tereszkiewicz

 

 

 

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