Por Juan Marín
Carla Simón, una de las cineastas contemporáneas más destacadas del panorama español, sorprende con Romería, la película que cierra su trilogía familiar, profundamente personal y autobiográfica. Las otras dos obras que conforman este ciclo son Verano 1993 (2017) y Alcarrás (2022), ambas excelentes, pero es en Romería donde su arte llega más lejos.
Aunque las tres películas abordan aspectos biográficos y exploran la memoria familiar, cada una lo hace desde una perspectiva distinta. Verano 1993 retrata la infancia de Carla tras la muerte de sus padres y su posterior adopción. Alcarrás, por su parte, se centra en su familia adoptiva y los cambios generacionales en el entorno rural. Finalmente, Romería narra la historia de Marina, una joven de 18 años inspirada en la propia Carla Simón, quien busca conocer quiénes fueron sus padres biológicos. A través de su búsqueda, la película reconstruye la vida de estos jóvenes progenitores atrapados por el VIH y la heroína durante los años 80 y principios de los 90 en España.
Este film es una emotiva carta de amor a sus padres, una dedicatoria delicada y sentida, tejida con respeto y sensibilidad. Según palabras de la propia directora, la película nace desde la curiosidad por entender a sus padres, no desde el reproche por su ausencia. Romería busca comprender la complejidad de una generación marcada por la precariedad, la adicción y la falta de oportunidades, pero también por el amor, la juventud y la búsqueda de sentido.
Aunque Romería sea la entrega más distinta de la trilogía, y quizá la más accesible comercialmente, Carla Simón no abandona su estilo característico: su sensibilidad única, su poética visual y su capacidad para capturar la esencia de los vínculos humanos siguen intactas. Las relaciones familiares, intergeneracionales y afectivas se sienten reales. La película es un coming-of-age tan hermoso como sutil, en el que se exploran el primer amor, las fiestas, los estudios y los descubrimientos vitales de la juventud. Incluso hay momentos de un particular realismo mágico con ecos fellinianos, como una inolvidable escena acompañada por una canción de Siniestro Total, cargada de lirismo inesperado.
El naturalismo de la puesta en escena refuerza esa sensación de verdad íntima que recorre toda la película. A través del cine, Carla Simón busca reparar un vínculo roto, acercarse a sus padres, comprenderlos y, quizá, perdonarlos. La actriz debutante Llúcia García ofrece una interpretación conmovedora como Marina, una joven que encarna las dudas, la incertidumbre y el despertar emocional de una Carla Simón en pleno proceso de crecimiento.
La sensibilidad de Carla conecta con la obra de otras grandes cineastas contemporáneas que han ganado espacio en los últimos años, como la argentina Lucrecia Martel (La ciénaga) o la italiana Alice Rohrwacher (Las maravillas), quienes también exploran los lazos familiares y la ternura desde una mirada profundamente femenina. En España, una nueva generación de directoras mujeres ha florecido con fuerza, con nombres como Elena Martín (Creatura), Belén Funes (Las tortugas) o Pilar Palomero (Las niñas), todas ellas compartiendo esa mirada comprensiva, dolorosa y humana de lo femenino.
Romería es una película hermosa, un cierre perfecto para una trilogía que ha acompañado toda la carrera de la cineasta. Es el final de un ciclo, pero también la promesa de nuevos caminos narrativos por explorar. Con su nostalgia, melancolía y conmovedora visión del mundo, Carla Simón continúa siendo una directora profundamente interesante, una voz imprescindible del cine español contemporáneo a la que vale la pena seguir de cerca.
Ficha técnica
Título original: Romería
Duración: 115 min
Año: 2025
País: España
Dirección: Carla Simón
Guion: Carla Simón
Reparto: Llúcia García, Mitch, Tristán Ulloa, Celine Tyll, Myriam Gallego
FICValdivia