FIDAP Crítica de danza «Parafilia, Capítulo I”: Erótica(mente)

Por Romina Burbano Pabst

En el marco del Festival Independiente de Danza y Performance (FIDAP), que se establece como un hito en la escena artística contemporánea e independiente de Santiago, las obras presentadas aportan una visión fresca y multidimensional de las artes escénicas en Chile. En un país donde los festivales de danza y performance suelen ser escasos, FIDAP surge como una plataforma auto-gestionada que desafía los límites entre disciplinas y reivindica la importancia de lo experimental y lo performático.

Parafilia, Capítulo I, la primera presentación performática, estuvo a cargo de Javiera Belem, directora de Escándala Films, quien da vida a su alter ego Escándala. Este personaje se vuelve protagonista de videos, fotografías y performance en los que mantiene encuentros sexuales con peluches y seres de otros mundos. Desde una perspectiva erótica, la intérprete se convierte en una herramienta tanto de provocación como de empoderamiento y autenticidad.

Desde un imaginario, bastante explícito, la performance se adentra a la sensación que provoca observarla, una narrativa visual que conlleva a reflexionar sobre temas como el poder, la vulnerabilidad, la liberación personal y la diversidad. ¿Qué sensaciones genera la obra y por qué es importante reflexionar sobre el arte erótico? La performance Escándala genera un abanico de sensaciones que oscilan entre la fascinación, la incomodidad y la sorpresa. El erotismo, lo grotesco y lo tierno conviven en escena, tensionando las expectativas del público y descolocándolo de manera intencional.

La intérprete utiliza el erotismo como una forma de expresión artística, desafiando las narrativas tradicionales que suelen reducirlo a lo puramente sexual. Asimismo, los peluches y seres desdibujan los límites entre lo humano, lo fantástico y lo íntimo, creando un lenguaje visual que combina lo lúdico con lo perturbador. La presentación, sin duda alguna, dejó sin palabras al público, tanto así que el momento del aplauso se tardó en llegar. ¿Cómo logran estas obras provocar sensaciones como incomodidad, impacto o catarsis, llevando al espectador a involucrarse tanto emocional como físicamente? Son precisamente estos estímulos, ya sean corporales y/o emocionales, los que nos invitan a reconsiderar y desafiar los límites de las artes escénicas.

Reflexionar sobre las sensaciones que provoca la performance es crucial porque nos permite analizar cómo el arte escénico no solo representa ideas, sino que las encarna en el cuerpo y el espacio, afectando directamente al espectador. En un contexto en que lo erótico sigue estando fuertemente normado y encasillado, Escándala invita a pensar el deseo desde otras aristas, desafiando categorías como lo íntimo, lo público y lo infantil.

La intérprete construye la presencia escénica desde su sensualidad, Escándala es magnética porque se apropia de los objetos escénicos y el espacio con total libertad. Su cuerpo no se somete a una representación convencional del erotismo, sino que va más allá, se desborda completamente entre gestos exagerados, movimientos que alternan entre lo delicado y lo abrupto. Su vestuario, que se asemeja a los peluches refuerza el contraste entre infancia y adultez.

En la obra, lo erótico se vuelve una herramienta de exploración personal. Escándala toma el control de su deseo, lo exhibe sin pudor y lo transforma en una acción escénica que desafía la mirada del espectador. El empoderamiento nace de la capacidad de apropiarse de su propio cuerpo y del placer sin narrativas externas que dictan cómo debe mostrarse lo erótico en escena. En lugar de ser un objeto de deseo, Escándala es un ser deseante que juega con los códigos del erotismo.

Este imaginario, me hace pensar ¿cuál es el significado de los peluches en la escena? Todos tienen su mirada direccionada a Escándala, son parte del público. Operan, entonces, como mediadores entre la artista y el público generando un cierto extrañamiento que hace de la escena tanto lúdica como un poco perturbadora. Los peluches son objetos asociados a la infancia, la ternura y la nostalgia, lo cual contrasta con el contexto que nos muestra Escándala. En esta performance, los peluches se resignifican para introducir la observación. Esto puede interpretarse como una crítica a la manera en que la cultura infantiliza ciertos aspectos del deseo.

El juego es un componente central de la obra: el cuerpo de Escándala interactúa con el peluche más grande con cierta espontaneidad que remite a la exploración y esta exploración a situaciones eróticas generando un efecto inquietante en el público. La tensión surge porque se cruzan dos códigos culturalmente separados: el mundo del juego y el mundo del deseo. Esta colisión provoca en el espectador reacciones ambiguas que solo logran entenderse al finalizar la pieza.

Al terminar la performance un silencio sepulcral inunda la sala, es el silencio ¿incomodad o asimilación? El silencio tras la performance puede interpretarse de múltiples maneras. Por un lado, puede ser una reacción de incomodidad ante una propuesta tan desafiante como lo que presenta Javiera Belem. Por otro, puede ser el resultado de un impacto genuino, de un público que necesita un momento para procesar lo que acaba de presenciar. En ambos casos, lo significativo es que la obra logra una reacción intensa y natural, lo que demuestra su capacidad de interpelar a los espectadores.

La performance no oculta el deseo, lo muestra y es explícita en los detalles. El uso de objetos inesperados, como ver peluches en un contexto erótico genera una disonancia cognitiva en el espectador. Por último, la relación con el público, su proximidad con los asistentes y su control sobre la escena hace que exista una sensación de exposición y complicidad. La obra en su totalidad resignifica el erotismo dentro de la performance. El erotismo se convierte en un espacio de exploración y extrañamiento, no está orientado a seducir al espectador de manera tradicional, sino a descolocarlo, a hacerlo reflexionar sobre su propia percepción del placer, el cuerpo y los límites de lo aceptable.

Escándala recorre un territorio liminal entre el arte y la provocación. Su propuesta no busca solo incomodar por incomodar, sino abrir preguntas sobre la relación entre el deseo, la identidad y el juego. El cuerpo como eje de exploración y confrontación hace de la obra una experiencia única.

FIDAP se presenta como un espacio para desafiar los límites entre disciplinas y explora nuevas formas de lenguaje escénico. En este contexto, Parafilia, Capítulo I es una obra emblemática no solo porque rompe con la performance convencional, sino que introduce una dimensión de riesgo y vulnerabilidad. La obra se construye en el presente, en la interacción con el espacio y en la respuesta emocional de los asistentes.

Finalmente, Parafilia, Capítulo I es una exploración radical del erotismo, el cuerpo y la mirada. A través de una combinación de elementos visuales tangibles y digitales, se crea una experiencia que cuestiona, atrae y desconcierta. Esta obra es un recordatorio de que el arte performático no solo se ve, sino que se experimenta en carne propia.

Ficha Técnica

Título: Parafilia, Capítulo I

País: Chile

Interpretación: Javiera Belem

Equipo artistico: Escándala Films

Dp y Color: Rodrigo Stambuk

Sonido Directo: John Piff

Vestuario: Raúl Molina

Música Original: Tomás Varela

Asistente de Dirección: Isabel Green

COORDENADAS

FIDAP 2025 Festival Independiente de Danza y Performance

18 de Enero a las 19:30hrs

Espacio Creativo LeHaus

Sindicato Performance

Av. Libertador Bernardo O’Higgins #474, Piso 4, Stgo Centro

Metro Universidad Católica o Santa Lucía

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