Por Paula Frederick
El cine tiene formas infinitas. En su dimensión conviven diversas maneras de contar historias, construir perspectivas y reflejar fragmentos de realidad. Esta dialéctica encuentra su máxima expresión en la relación documental y ficción, cuyos límites y divergencias han sido motivos de análisis, tesis y discusiones. ¿Cuál es la diferencia basal entre ambas formas de filmar? ¿Es el documental una forma de captar la verdad más pura, o tiene también grados de ficción? ¿Hasta qué punto puede “manipular” la realidad para que se acople a su narración?
Estas preguntas, y sus respuestas, quizás nunca lleguen a puerto. Pero la problemática tras de ellas y todos sus matices, son temas que el Festival Internacional de Documentales de Santiago, FIDOCS, se plantea desde sus inicios. Su versión número 27 inició con la exhibición de 3 cortos documentales, que parecen desafiar la concepción más primaria del “cine de lo real”. Con diferentes puestas en escena y formas visuales, todos apelan a traspasar la “delgada línea roja” y jugar con esos límites, basándose en hechos reales que adquieren ribetes fantásticos y deconstruyen su propio fragmento de realidad. Voces femeninas, fuego incandescente, naturaleza que interpela al ser humano, pedazos de tierra que se vuelven inalcanzables. Tres narraciones distintas entre sí, pero que tienen como hilo conductor resaltar la fuerza incombustible de la naturaleza, así como la ambigüedad de la separación entre ficción y realidad.
As Filhas do Fogo, del director portugués Pedro Costa, nos habla de tres jóvenes hermanas separadas por la erupción de un volcán. Protagonizado por las cantantes Elizabeth Pinard, Alice Costa y Karyna Gomes, la pantalla se divide en tres fragmentos, donde cada una de ellas vocaliza su sentir y canta para sobrevivir. La cámara las enmarca de manera particular, desde distintas perspectivas, para hacer hincapié en las diversas consecuencias y modos de acercarse de ellas frente a un mismo acontecimiento. Así, el canto se transforma en una forma de elevar el espíritu, disociar los sentimientos que emergen como lava, candentes e incontrolables, para poder observarlos, darles forma y comprenderlos. Como si la música fuese la única vía de salvación.
En su propuesta, el director sigue explorando las vidas y experiencias de personas marginadas, mientras entrecruza sus temáticas eje con imágenes del rodaje de su película Casa da Lava (1994), en Cabo Verde. Además, pone en relieve la importancia de la música como puente unificador atemporal, entre realidades y sentires diversos. La potencia de la voz y el canto se acentúa cuando conocemos el origen de la canción que entonan sus protagonistas: Canción de embalar, tema tradicional de Ucrania. Así, los dolores de las guerras presentes se conectan con las luchas pasadas, los pesares ancestrales que todavía están vivos, como un volcán en constante erupción, cuyo fuego interior nunca se apaga.
Bloom, de los realizadores españoles Helena Girón y Samuel M. Delgado, también nos habla de una naturaleza en movimiento. Su relato se basa en la leyenda de la isla de San Borondón, que supuestamente aparece y desaparece en el mar, y que ha alimentado por siglos el mito popular en Europa, en especial en Canarias. Su condición efímera, así como sus comportamientos erráticos, la han llenado de apodos a lo largo de los años: “La Inaccesible”, “La Encubierta”, “La Perdida”, “la Encantada”. Como si fuera una pequeña Atlántida, forma parte del imaginario mitológico de los océanos y, sobre todo, es un fragmento de tierra que el ser humano nunca ha podido alcanzar.
En esa inaccesibilidad ancestral, radica el interés de Girón y Delgado, quienes en su cortometraje intentan retratar esta pieza escurridiza, moviéndose de manera fluida entre el documental científico y el cine experimental. A través de imágenes sugerentes, lugares inclasificables y fragmentos de naturaleza que adoptan distintas formas, el cortometraje busca acercarse a un territorio en fuga, que escapa de manera obstinada de la aprehensión del ser humano. Esa fricción entre un pedazo de tierra que huye, y la especie humana que lo busca, porque necesita tomarlo, clasificarlo, catalogar sus distintas especies vivientes y darle nombre a todo lo que lo rodea. Como una forma no solo de comprender el mundo, sino también de abarcarlo y tenerlo bajo control. La acción de “agarrar” algo con fuerza, es uno de los primeros instintos atávicos de los seres humanos, desde que nacemos y tomamos un objeto por primera vez. La parte difícil vienen después, cuando debemos es soltarlo y dejarlo ir.
Los sonidos y las imágenes difusas, que permutan ante nuestros ojos y cambian sus texturas, invitan a sumergirse de lleno en la propuesta de los directores, que con su juego visual provocan el mismo efecto que despierta la isla: esa sensación de tener una realidad frente a nosotros, sentir que podemos alcanzarla con las manos y asirla, para luego verla desvanecerse, transformarse en otra cosa, y desaparecer entre la niebla.
El último de los cortometrajes inaugurales, Nocturno para uma floresta, transforma un acontecimiento verídico en un relato con atisbos de realismo mágico. Dirigido por la portuguesa Catarina Vasconcelos, se basa en un hecho ocurrido en el 1600: un decreto firmado por el Papa Gregorio XV, impidió a las mujeres ingresar al bosque de Bussaco, cercándolo con un gran muro de separación. Al otro lado de la pared, las mujeres podían solo imaginar las formas, los colores y perfumes de este espacio paradisíaco de fauna privilegiado, reservado solo para los hombres. La leyenda dice que solo una pudo entrar: la artista española Josefa D’Óbidos, autora del célebre cuadro La sagrada familia, que por siglos estuvo expuesto en un monasterio dentro del bosque, hasta ser destruido por un incendio en 2014.
Con este punto de partida, la realizadora construye su imaginario visual, componiendo imágenes que contemplan un ecosistema de naturaleza y cultura, religión y espiritualidad, misoginia y esencia femenina. Estos temas se enfrentan con su naturaleza más profunda, representados por un diálogo surrealista entre plantas y hojas, que en su vibración nocturna recuerdan que están vivas, a pesar del paso de los años. Su vitalidad y color se contraponen a la naturaleza muerta de un cuadro, la pintura opaca de Josefa D´Óbidos, que representa una realidad obsoleta de aires caravaggescos. La sombra de un pasado oscuro que arde, versus la reflexión de un ecosistema vivo, presente y femenino. Una voz que habla un lenguaje universal, un sonido que ningún decreto ni muro de cemento puede callar.
Ficha técnica
Título original: As filhas do fogo
Dirección: Pedro Costa
Guion: Pedro Costa
Reparto: Elizabeth Pinard, Alice Costa, Karyna Gomes
Música: Marcos Magalhães
Fotografía: Leonardo Simões
Duración:9 min.
País: Portugal
Año: 2023
Título original: Bloom
Dirección: Helena Girón, Samuel M. Delgado
Guion: Helena Girón, Samuel M. Delgado
Intervenciones de: Silvia Navarro
Fotografía: Helena Girón, Samuel M. Delgado
Duración: 18 min.
País: España
Año: 2023
Título original: Nocturno para uma floresta
Dirección: Catarina Vasconcelos
Guion: Catarina Vasconcelos
Reparto: José Aguiar, Mariana Veloso. Voz: Paula Guedes
Música: Catarina Vasconcelos
Fotografía: Paulo Menezes
Duración: 16 min.
País: Portugal
Año: 2023