InEdit Crítica de cine “Crock of gold: bebiendo con Shane MacGowan”: Melancolía y punk

 

Por Paula Frederick

El líder de la célebre banda rock punk The Pogues, Shane MacGowan, se emborracha desde los seis años. A partir de entonces, no ha disminuido la dosis de una botella de whisky diaria, ni ese estilo de vida en exceso que delata su rostro demacrado, su voz gastada y apenas perceptible, sus dientes al borde de desaparecer. En su caso, no se trata solo del paso de los años. Shane cultivó desde niño ese aspecto despreocupado y extremo, como si le quedaran pocos años de vida. Pero nadie como él para demostrar que la imagen es nada y el talento es todo. El documental de Julien Temple, parte de la competencia internacional de In-Edit, demuestra que el líder de The Pogues sigue vigente, energético y lúcido a pesar de su deterioro, siendo aún el centro gravitante de la banda punk que rompió sus propios límites y cambió para siempre la música tradicional irlandesa.

Fue con MacGowan a la cabeza cuando The Pogues logró una ecuación casi imposible, que lo instaló para siempre en el imaginario cultural: combinar el más puro movimiento punk rock, tomando la tradición de bandas icónicas como Sex Pistols o The Clash, con la música folclórica popular local, sus tonos alegres y melodías esperanzadoras. La banda irlandesa ícono de los años 80 fue construyendo un estilo propio y pendular, que se mueve entre la euforia y el inconformismo del punk con la melancolía de una gaita que suena perdida en una colina. A través del relato de la vida de MacGowan, entrelazado con imágenes evocativas de pasajes de su infancia y adolescencia, el director replica el pulso de este estilo musical, moviéndose con soltura entre episodios de violencia, depresión, excesos, y escenas de fábulas infantiles, animaciones coloridas, paisajes bucólicos, niños corriendo por la campiña irlandesa. Lo ancestral que se encuentra con lo revolucionario, para generar una armonía improbable que llena cada rincón de la pantalla, los oídos y la mente.

Aunque en algunos casos no sea políticamente correcto hablar solo del frontman de una banda, la figura de Shawn trasciende cualquier voluntad colectiva. Antes del nacimiento de The Pogues, el músico ya era una presencia conocida en la escena punk de Londres, en locales clandestinos, peleas callejeras y como asistente obligada de conciertos y tocatas. Con la misma desfachatez con que se movía en el underground inglés, MacGowan cuenta sobre sus inicios en el alcoholismo de niño, su adicción a la violencia, las golpizas que le daba a sus compañeros de colegio en Inglaterra, sus episodios más profundos de pánico y depresión. A lo largo del relato, su imagen se va formando en dos capas: la narración que él hace de sí mismo con un hilo de voz y desde una silla de ruedas, y la construcción de un personaje mitológico salido de un cuento irlandés, que se abre paso en un mundo convencional y vive bajo su propia ley, sin renunciar jamás a su esencia.

Una vida intensa que se inicia en una comunidad católica de la Irlanda rural, donde el miedo al castigo divino se contraponía con una vida cotidiana de adicciones y excesos. Escarbando sin pudor en el pasado, Temple desarrolla una frenética secuencia de imágenes de archivo, clips en blanco y negro, recreaciones, fotos familiares, ilustraciones de Ralph Steadman y referencias a escritores como William Blake o Samuel Beckett, intentando reconstruir a través de este collage la esencia de un personaje tan complejo como inabarcable.

Así, Crock of gold pasa a ser parte de la tradición del cineasta inglés, que a lo largo de su carrera ha indagado en la esencia del mundo rock y punk, centrando sus documentales en The Clash, Sex Pistols, Joe Strummer  o Mick Jagger. A esto se suma el rol como productor del actor Johnny Deep, quien además aparece en pantalla intercambiando diálogos hilarantes con su amigo Shane. La película de Julien Temple es también una oda a la Irlanda profunda, esa que el cantante tuvo que abandonar cuando niño y que idealiza con una melancolía obstinada. La hambruna, la emigración, el terrorismo y la violencia son temas que también se rozan, entrelazados con un canto a la infancia perdida, un homenaje al origen, a ese sello ineludible que nos deja el lugar donde nacemos.

Crock of gold es una apuesta valiente, colorida, que al igual que su protagonista no teme a exacerbar todo, a llevar cada cosa al límite, bombardear de imágenes y sonidos, gritar a los cuatro vientos su esencia sin importar lo que pueda provocar en el espectador. El resultado es una experiencia intensa y perturbadora, que a veces confunde, que provoca risas y llanto, que te obliga a una inmersión total. Como la música de The Pogues. Como toda expresión artística que sigue su propio camino y alcanza su máxima expresión.

Título original: Crock of Gold: A Few Rounds with Shane MacGowan
Dirección: Julien Temple
Música: Ian Neil
Fotografía: Steve Organ
Productora: Infinitum Nihil, Nitrate Film.
Productor: Johnny Depp.
Distribuidora: Magnolia Pictures
Año: 2020
Duración: 124 min.
País: Reino Unido
FESTIVAL IN-EDIT

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