OSCAR 2022 Crítica de cine “Rey Richard: una familia ganadora”: La encarnación del sueño americano

Por Paula Frederick

¿Qué hay detrás de la frase “el sueño americano”? ¿Es solo un concepto, una utopía o una realidad? Más allá de todas las aristas que puede tener la célebre consigna, lo cierto es que el cine ha sido siempre el principal caballo de batalla para mantener vivo el mensaje de una tierra de “esperanzas”, donde la perseverancia o ese golpe de suerte que nos cambia la vida permite cumplir cualquier tipo de sueño. En la larga lista de películas que tratan este tema, Rey Richard: una familia ganadora no es precisamente una excepción. La fórmula detrás del largometraje de Reinaldo Marcus Green, disponible en HBO Max, es infalible y cumple a cabalidad. Así lo demuestran sus seis nominaciones a los premios Oscar 2022, entre ellas los codiciados Mejor Película, Mejor Guion y Mejor Actor al tremendo Will Smith (que, digámoslo, ya debiera llevarse la estatuilla de una vez. La tercera es la vencida).

Pero para hacer una buena película, hay que tener una buena historia. Marcus Green la tiene y, además, la sabe contar. Así, nos sumerge en la infancia/adolescencia de Venus y Serena Williams, que nacidas en un gueto en Compton, California y sorteando todas las dificultades propias de su entorno, llegaron a transformarse en dos de las mejores tenistas de todos los tiempos. A pesar del éxito y la fama de las célebres hermanas, el verdadero protagonista de esta historia es Richard Williams (Will Smith), su luchador y obstinado padre. Con aires de profeta y una fuerza de voluntad inquebrantable, proclama a los cuatro vientos que sus hijas serán las próximas estrellas mundiales del tenis y está dispuesto a todo para demostrarlo. Richard es padre de familia, entrenador, mánager, oráculo, y, de alguna forma, dueño absoluto del destino de Venus y Serena. Así, se mueve al borde del terreno de villano en que han caído otros padres tristemente célebres, como Joseph Jackson o James Spears. Sin embargo, la narración logra cargar la balanza hacia la figura del héroe, el progenitor abnegado, duro pero cariñoso, que solo quiere lo que es justo para sus hijas. O quizás, darles lo que siempre soñó para sí mismo.

La familia Williams encarna a cabalidad el optimismo del sueño americano que, contextualizando el periodo de actividad de las dos tenistas entre el fin de los noventa y los inicios del 2000, todavía estaba muy radicado en la sociedad americana, antes del 11 de septiembre de 2001. Richard Williams representa ese deseo irrefrenable de emerger con la frente en alto, en una sociedad llena de prejuicios, status quo y discriminación. Esto a ratos lo lleva a exagerar en las auto profecías, ser demasiado duro o avasallador en su interactuar con su propia familia, con su mujer Oracene (Aunjanue Ellis) que siempre está a su lado mostrándole la cordura, con la sociedad. Incluso a rechazar el camino tradicional hacia el éxito para demostrar la excepcionalidad de sus hijas. Con esto, el director parece querer recalcar que la única forma de sobresalir en un entorno hostil y nihilista es gritar fuerte, más fuerte que el resto. Es hacer ruido, exacerbar los recursos, ir contra la corriente o directamente al choque.

La determinación de Richard no es solo con sus hijas, sino con todo el sistema que las rodea, potenciales agentes que podrían asegurarle una carrera. Al tener claro que resultará vencedor, al mismo tiempo siente que no tiene nada que perder. Por ser una fuerza de la naturaleza y la encarnación del “ideal americano”, Richard es el centro gravitante absoluto. No solo de la narración, los diálogos o el guion, sino también del montaje, la fotografía, los meta mensajes visuales. La cámara de Marcus Green se obsesiona con cada uno de sus movimientos, gestos y actitudes. Incluso los entrenamientos, torneos y momentos más álgidos de Venus y Serena se centran en la imagen del padre, en su ceño fruncido, en su cara siguiendo la pelota u observando el partido desde un monitor. Una forma de narrar osada, que paradojalmente deja fuera de campo al objeto argumental de la historia, las hermanas Williams, como si su camino al éxito se debiera por sobre todo a la voluntad del padre. Elección arriesgada que podría haber despertado resquemores en los seguidores de las deportistas. Pero al parecer en este match, el director sale triunfante. La representación de Will Smith es tan conmovedora, que parece lograr desviar la atención y hacernos olvidar que, al final de cuentas, las vencedoras de esta historia son Venus y Serena.

Si la propuesta de Reinaldo Marcus Green es o no vencedora, depende del espectador y sus expectativas. No se trata de una biografía profunda del camino de las deportistas, tampoco una propuesta visual o narrativa rupturista ni una historia que sorprenda demasiado. La retórica de Rey Richard funciona, pues nunca reniega de su verdadera intención: contar una fábula moderna con un final feliz, emocionar hasta las lágrimas, despertar sentimientos de admiración y optimismo. Y lo mejor de todo, retratar una historia real. De esas que más allá de los obstáculos del camino, nos insinúan que el “sueño americano” no es solo una utopía.

Título original: King Richard
Dirección: Reinaldo Marcus Green
Guion: Zach Baylin
Música: Kris Bowers
Fotografía: Robert Elswit
Reparto: Will Smith, Aunjanue Ellis, Jon Bernthal, Saniyya Sidney, Demi Singleton, Tony Goldwyn, Andy Bean, Kevin Dunn, Craig Tate, Dylan McDermott, Katrina Begin, Andy Hoff, Jimmy Walker Jr.
Productora: Star Thrower Entertainment, Westbrook Studios, Warner Bros., Overbrook Entertainment.
Distribuidora: Warner Bros., HBO Max
País: Estados Unidos
Año: 2021
Duración: 138 minutos
Plataforma: HBO Max

 

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