QUBIT Crítica de cine “Aguirre, la ira de Dios”: El naufragio de una utopía

Por Paula Frederick 

A estas alturas, la compleja relación entre el director alemán Werner Herzog y su actor fetiche, Klaus Kinski, ya ha adquirido carácter de leyenda. Entre otras cosas, lo demuestra su “afectuoso” intercambio de palabras: Kinski calificó alguna vez al director como “un individuo miserable (…), sádico, traidor, chantajista, cobarde y un farsante de cabeza a los pies. (..)Nadie ni nada le interesa, a excepción de su penosa carrera de supuesto cineasta”. Atrapados en una relación simbiótica de amor-odio, que quedó inmortalizada en el documental Mi enemigo íntimo (imperdible para los amantes del director alemán), de todas formas nunca dejaron de buscarse. Del amor al odio hay un solo paso. Y de esos sentimientos viscerales nacieron algunas de las más grandes obras del director como Nosferatu, Cobra Verde,  Fitzcarraldo, donde Kinski fue protagonista y potenció al máximo sus particulares dotes actorales.

Aguirre, la ira de Dios, significó el primer encuentro de ambas personalidades. Así como Herzog sentía una extraña fascinación por el carácter insufrible de Kinski, encontraba en los parajes amazónicos y en la cultura indígena americana el escenario perfecto para llevar a cabo sus más desquiciadas fantasías cinematográficas. En Aguirre, la ira de Dios, la selva amazónica se presenta- en todo su esplendor- como la ruta que sigue un grupo de conquistadores españoles del siglo XVI en busca de la mítica tierra El Dorado. Tras ser enviados por Pizarro a adelantar camino, un grupo de aventureros queda en manos de Don Lope de Aguirre (Kinski), un desquiciado soldado cuya ambición termina por hacerle perder el norte y la razón. Detrás de las armaduras de Aguirre, Klaus Kinski actuaba preso por la rabia que le producían las crudas y descabelladas exigencias del director, mientras llevaba adelante una de sus más inolvidables interpretaciones.

Más allá de la leyenda que acompaña el clásico de Herzog, cuyo cine siempre se ha caracterizado por jugar con la “delgada línea roja” entre ficción y realidad, la grandeza de Aguirre, la ira de Dios se encuentra en su forma de mostrar un destino irrefutable: el gradual hundimiento de una utopía que naufraga como una balsa endeble en las aguas del Amazonas. Guiado por su propia ceguera, Lope de Aguirre grita: “Yo soy la ira de Dios, la tierra que piso me ve y tiembla, el que me siga a mí obtendrá grandes riquezas”, mientras enfoca sus ojos grandes en el infinito. En el universo donde intentan llevar a cabo su conquista, el peligro no tiene rostro; se encuentra oculto en la orilla del  Amazonas como un depredador privilegiado, un testigo silencioso de los movimientos de sus víctimas, listo para disparar flechas a cualquier ser extraño que invada su territorio.

Así como la realidad y la naturaleza deshacen poco a poco sus delirios de grandeza, los conquistadores entran en un remolino de desolación, hambre y angustia; sin embargo, persiste en ellos la esperanza de encontrarse con El Dorado, aquella tierra prometida que es en realidad  un espejismo que, mientras más cerca parece, más rápido se desvanece.

Título original: Aguirre der Zorn Gottes (Aguirre, the Wrath of God)

Dirección: Werner Herzog

Guion: Werner Herzog

Música: Popol Vuh

Fotografía: Thomas Mauch

Reparto: Klaus Kinski, Helena Rojo, Del Negro, Ruy Guerra, Peter Berling, Cecilia Rivera, Dany Ades, Armando Polanah

Productora: Werner Herzog Filmproduktion
Año: 1972

Duración: 94 min.

País: Alemania del Oeste (RFA) Alemania del Oeste (RFA)  

Plataforma: Qubit    

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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