Por Javiera Hojman
La película La La Land: La ciudad de los sueños fue nominada a 14 premios Oscar en el año 2017, y generó un enorme impacto tanto en el mundo del cine comercial, como en la crítica, no solo por su calidad, sino también por el incidente anecdótico durante la premiación. El filme fue anunciado como ganador a la categoría Mejor Película, y cuando ya estaba todo el equipo en el escenario dando los discursos, se declaró que había sido un error y que la película que realmente se llevaba el galardón era Moonlight. A pesar de la decepción, no existe la mala publicidad, y esto sumó a la popularidad de la película que hace unos días la plataforma Qubit agregó al a categoría “Películas ganadoras de Oscar”.
Se trata de una película musical romántica, que cuenta la ya tradicional y conocida historia de la persona común que va a Hollywood para tratar de ser descubierta y alcanzar la fama. Mia (Emma Stone), una camarera con un profundo amor por la actuación, y Sebastián (Ryan Gosling), músico que quiere ser conocido por su talento en el jazz, se conocen y se enamoran mientras intentan llegar a sus objetivos. No es una historia realmente nueva, el cliché de “moverse a una ciudad distinta para cumplir tus sueños” está muy utilizado -desde todas las versiones de A star is born hasta Coyote Ugly-, pero tiene una esencia distinta dada por el final poco convencional y la cantidad de guiños que hay al mundo del cine hollywoodense clásico.
La banda sonora es, sin duda, lo mejor de la película. Hay muchos musicales agobiantes en que es difícil desligarse de lo extraño de que espontáneamente la gente empiece a bailar, pero en este filme no es el caso: la conexión entre las canciones bien elegidas y las coreografías que se complementan con la trama hacen que el efecto musical sea coherente con el resto de la película. Lo mismo pasa con los elementos visuales. Se trata de una película brillante en el sentido literal, en que los colores son protagonistas y nos van guiando a través de los dos puntos fundamentales de la trama: la magia, y la pérdida de la magia.
Las actuaciones de Emma Stone y Ryan Gosling son geniales, y la química entre ellos permite empatizar con ambos, entender sus problemas cotidianos y acercar al espectador a la trama. Son personajes bien armados, porque son imperfectos. Los diálogos son interesantes, a pesar de que en algún minuto llegan a ser un poco tediosos y hacen que la película dé la sensación de ser más larga de lo que es, lo que nunca es buen indicador.
La La Land es una película sencilla, bonita, que recibió una cantidad de alabanzas de la crítica que, a mi juicio, son peligrosas, porque no es una obra maestra y no hay que verla con esa expectativa. Pero sí hay que verla. Todos, me atrevería a decir, hemos soñado en algún momento de nuestras vidas con ser famosos, exitosos y con encontrar el amor -al menos yo admito que sí-, y esta película cumple con hacernos pensar en las consecuencias de cada una de las elecciones que tomamos, que nos trajeron a donde estamos actualmente.
Ficha técnica
Título original: “La La Land”
País: EEUU
Director: Damien Chazelle
Plataforma: Qubit
Producción: Summit Entertainment, Black Label Media, TIK Filts
Distribución: Lionsgate
Duración: 128 minutos
Año de estreno: 2016
Elenco: Ryan Gosling, Emma Stone, J.K. Simmons, Finn Wittrock, Sonoya Mizuno
Plataforma: Qubit