Por Javiera Hojman
Perros de la calle, en su idioma original Reservoir dogs, fue la película que lanzó a la fama al muy reconocido director Quentin Tarantino. Desde hace mucho tiempo la tenía pendiente, y confirmé que todo el reconocimiento que ha tenido es muy merecido, porque planta las bases de lo que ahora conocemos tomo el cine tarantinesco. Es una película de culto -que permite establecer el debate de qué es de culto y qué no, quién decide lo que es, pero nos vamos a quedar con mi opinión-, que la gente que disfruta el thriller y la acción debería ver.
Toda la película gira en torno a un grupo de ladrones y un robo a una tienda de diamantes que termina con una masacre. Es un grupo que toma todas las precauciones para evitar ser atrapados, incluso ocultarse mutuamente los nombres y ponerse seudónimos de colores -lo que genera un bonito contraste con la violencia constante-. La película empieza cuando el robo ya falló, y estos hombres enfrentan la posibilidad de que alguno dentro del grupo haya avisado a la policía y generado esta situación tan compleja.
Como todo lo que propone Tarantino a lo largo de su carrera, Perros de la calle está llena de sangre, mutilaciones, amenazas, insultos y golpes. Es algo a lo que ya estamos acostumbrados, y un patrón que no ha cambiado desde 1992 en su primera producción que se hizo famosa -aunque no la primera que hizo-. Hay varios recursos que se repiten en las películas dirigidas por él, quizás siguiendo una especie de firma. Tenemos, en primer lugar y como dije antes, los litros y litros de sangre repartidos por todas las escenas. Además, Tarantino suele jugar con los tiempos, y como casi todas sus otras películas Perros de calle no tiene una estructura lineal, nos mueve del pasado al presente constantemente y deja varios temas insinuados para que el espectador los asuma. Utiliza, igual que en Kill Bill, subtítulos en que nos advierte que vamos a introducirnos en la historia de un personaje específico.
Y de todos los recursos de este director, mi favorito es que su juego con las temporalidades no solo está en la trama, sino también en la estructura. Hay una pequeña escena de prólogo -en la que voy a profundizar en unos segundos-, y después están los créditos que usualmente se guardan para el final. También en casi todas sus películas se mete a si mismo como personaje, lo que ya hemos visto en otras “eminencias” como el gran Stan Lee.
Es una película que envejeció mal. El racismo y el machismo son coherentes con la época en que se filmó la película, pero si la miramos desde la actualidad se hace evidente que no hay personajes femeninos, se habla de las mujeres exclusivamente desde perspectivas insultantes, sexuales bordeando lo humillantes. Hay solo un personaje de raza negra, que tiene una participación pequeña y extremadamente estereotipada. La película empieza con una escena que, incluso con todo eso en mente, me pareció genial en términos de guion: un grupo de hombres blancos, elegantes, todos menos uno con terno, sentados en un café debatiendo sobre el significado de la letra de Like a virgin, de Madonna y llamándose entre ellos por sus seudónimos: Señor Rosa, Señor Rubio, Señor Castaño -Tarantino-, y así sucesivamente. Hay un poco de absurdo, un poco de incoherente pero también un poco de real, de que a veces se dan conversaciones irrelevantes y cotidianas incluso entre ladrones y asesinos.
Perros de calle es el nombre que se le da a la película en Latinoamérica, en España se llama Perros salvajes y en su idioma original Reservoir dogs, que se traduciría literalmente como “perros de reserva”. Mi interpretación es que los personajes son tan poco relevantes desde lo individual, desde lo humano, que ni siquiera son humanos, son perros que el organizador del robo recoge de la calle y de sus distintas situaciones personales para poner a su servicio. No sabemos sus nombres, no sabemos de sus familias, solo que son comodines que cumplen funciones específicas. Ahora, la versión oficial es que viene inspirado en el título de una película francesa, Au revoir les enfants.
En fin, Perros de calle es una de las películas que hay que ver antes de morir. Es interesante ver cómo fue que Quentin Tarantino empezó a convertirse en Quentin Tarantino. El guion es impecable, tiene un montón de interacciones rápidas e ingeniosas que te obligan a estar alerta para no perderte nada. La banda sonora también es bastante increíble, al menos para las personas que son versadas en música de esa época. Oficialmente borro esta película de mi lista de pendientes, y si no les incomoda la sangre por montones, creo que los diálogos son suficientes para que valga la pena darle una oportunidad.
Ficha técnica
Título original: “Reservoir Dogs”
País: Estados Unidos
Director: Quentin Tarantino
Duración: 99 minutos
Distribuidora: Miramax Films
Fecha de estreno: 23 de octubre de 1992
Elenco: Harvey Keitel, Tim Roth, Chris Penn, Steve Buscemi, Lawrence Tierney, Michael Madsen
Plataforma: Qubit