Por Juan Marín
Se dice que la familia es el núcleo de la sociedad. Que una familia está compuesta por personas unidas por vínculos afectivos y que existen lazos de protección entre sus miembros. Pero lamentablemente muchas veces eso no es así. Hay muchas familias que poseen profundos quiebres y episodios muy oscuros. Lo mismo ocurre con el sueño de cualquier niño de tener una buena imagen paterna. Como decía el filósofo Rousseau: “Un buen padre vale por cien maestros”. Sin embargo, muchas veces ello no es posible. Imagina que quieres conocer a tu padre biológico, ese que te abandonó cuando naciste y dejó a tu madre sola, lo encuentras y lo que descubres es que en realidad es un asesino de la dictadura militar. De esa desgarradora revelación parte el argumento de Bastardo, la herencia de un genocida.
Este documental es un duro relato autobiográfico dirigido por Pepe Rovano. El cineasta inicia un viaje para encontrar quién es su padre biológico, al que nunca ha visto. A los 35 años descubre que su padre es un ex carabinero condenado por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura y decide conocerlo y vivir junto a él los últimos años que le quedan de vida. Incluso, curiosamente, en un momento se encariña con él, por el hecho de sentir lo que significa tener un padre. Es un viaje difícil de introspección, conciencia y reparación.
Este increíble documental no solo es un doloroso ejercicio de memoria sobre las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, sino que también aborda un tema estigmatizado en el mundo, ser un bastardo, un “huacho” o hijo ilegítimo. Al principio del documental el cineasta lo comenta, que, cuando chico se avergonzaba de no tener un padre y tenía que inventar que se había ido de viaje. Durante el transcurso del documental, esa connotación negativa de ser un hijo bastardo se transforma en un emblema de lucha que lleva con orgullo. Un elemento central de su identidad.
También es un documental que abarca con fuerza la homofobia instaurada en nuestro país. El miedo que se tiene de contarle a tus progenitores tu orientación sexual. ¿Cómo reaccionarían? ¿seguirían mirándote con los mismos ojos? El protagonista experimenta el miedo latente de ser rechazado nuevamente por su padre biológico, esta vez por su orientación sexual. Perder a tu padre debe doler, pero perderlo dos veces deber ser extremadamente doloroso.
Bastardo, la herencia de un genocida resulta muy personal e íntimo. Es un fuerte testimonio de vida del hijo de un asesino de la dictadura condenado por la justicia. El hijo no tiene la culpa de que su padre sea un asesino. Quizás pudo heredar su ADN, pero el asesinato no se hereda. A pesar de que su padre quería que siguiera sus pasos de carabinero.
Es una película que puede ayudar a sanar esas heridas internas que lleva consigo el director y padecen miles de chilenos que fueron víctimas de la dictadura o que tienen familiares genocidas. Es un trabajo que se demoró 15 años en ver la luz. Fueron muchos años de labor y esfuerzo con un resultado final magnífico y emotivo. Una increíble historia que necesitaba ser contada. Pepe Rovano inclusive tuvo la valentía de reunirse con los familiares de los asesinados por su padre. Un gesto muy honorable de su parte. Uno de los momentos del documental más difíciles para el cineasta, por la carga que contiene, es juntarse con los familiares de las víctima de su padre. Es un acto que significa mucho, un intento de reparar el daño que su padre le había hecho a esas familias.
Bastardo, herencia de un genocida me recuerda a otro documental chileno muy similar, llamado El pacto de Adriana del 2017 dirigido por Lisette Orozco. Los dos cuentan secretos familiares oscuros sobre parientes involucrados en violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. Ambos emprenden un viaje de reconocimiento y sanación, desde perspectivas diferentes, pero con el mismo fondo. Rodrigo Retamal y Adriana Rivas son criminales de la dictadura, que se asemejan en muchas cosas, especialmente en que ambos niegan las atrocidades que cometieron. En ninguno de los documentales admiten sus terribles acciones. Ambos documentales son muy personales, dolorosos y humanos.
El carabinero Rodrigo Retamal, padre de Pepe Rovano, murió impune. No pasó ningún día tras las rejas a pesar de que la justicia lo había condenado culpable. La ley de amnistía fue la que lo salvó de pisar la cárcel, como también ocurrió con muchos más criminales de la dictadura. El 2007 había sido condenado a 12 años de cárcel por el caso “Las Coimas”, donde asesinó a seis sindicalistas militantes del Partido Comunista. La impunidad de muchos violadores de derechos humanos en la dictadura es un duro golpe a la democracia, a la memoria y a la justicia. Rodrigo Retamal en su funeral fue despedido como un héroe de la patria y no como lo que en verdad fue: un criminal.
Un documental que invita a reflexionar. Sobre todo, es una película necesaria para conmemorar los 50 años del golpe de Estado, en un contexto donde gran parte de la Derecha relativiza las violaciones a los derechos humanos. Lo que importa es tener memoria para que esa parte oscura de nuestra historia no se vuelva a repetir nunca más. Este 31 de agosto es su estreno nacional en salas independiente y no se lo pueden perder.
Verdad, justicia y memoria por siempre.
Ficha técnica
Nombre original: Bastardo, herencia de un genocida
Director: Pepe Rovano
Guion: Pepe Rovano
Música: Alekos Vuskovic, Sebastián Abraham
Fotografía: Pablo Valenzuela, Pepe Rovano
Año: 2023
País: Chile
Duración: 82 minutos
Productora: Totoral Media (Chile), Stefilms (Italia), Laika Film (Suecia)
Estreno: SANFIC 19. Estreno nacional 31 de agosto