Por Paula Frederick
Marc (Pierre Niney) es un director de cine. Temperamental y errático, lleva años intentando terminar una película que ni él mismo entiende. A pesar de las dificultades y el horror vacui que lo domina, está convencido de que es una obra maestra. Los productores y financistas, por supuesto, no piensan lo mismo. Cuando le dan un ultimátum, el director entrará en un estado de pánico que hará que se robe la película (literalmente) y escape a la casa de campo de su tía Denise, para seguir con el proceso creativo. Así, nuestro Quijote improbable se perderá en el caos de su propia mente, luchando contra molinos, productores y enemigos imaginarios, acompañado siempre de su fiel escudera Charlotte, montajista de la película, quien lo llama infructuosamente a la cordura. En aquel lugar de fábula, entre bosques, ríos y personajes de cuento, Marc desplegará un espiral de ideas delirantes, papeles en blanco, noches de insomnio y actos desesperados, donde su genialidad y locura se desbordarán por partes iguales, inundando todo a su alrededor.
No es fácil escribir sobre El libro de las soluciones, último largometraje del realizador francés Michel Gondry y película inaugural de SANFIC20. Es inabarcable, descabellada, impredecible. Una sala llena de espejos con reflejos infinitos, un cine dentro del cine que evoca al cine. El paraíso del metalenguaje, podríamos decir. En esta dimensión, Marc representa el alter ego de Gondry y el “infierno creativo” que habría sufrido al realizar su delirante película, La espuma de los días. Quizás sí fue una experiencia real, tal vez solo un punto de evocación. O, como en Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, una forma de evitar que la propia memoria se desvanezca. Lo cierto es que el “síndrome de la página en blanco” se respira en cada momento. Esa sensación paralizante que todos hemos experimentado. La ansiedad que provoca la infinitud de la imaginación: sabemos que no tiene límites, pero en algún momento hay que poner ese punto final.
La imagen audiovisual, en cualquiera de sus formas, suele partir en un papel. Al menos, para quienes todavía creemos en la posibilidad de un mundo análogo. Un boceto, un garabato, un cuaderno repleto de palabras sueltas, una idea escrita en un post-it o una servilleta. Todas formas orgánicas que pueden ser tachadas, borradas y volverse otra cosa, como parte del mismo proceso. El libro de las soluciones está construido con ese lenguaje artesanal, vintage si se quiere, donde el acto creativo es moldeable y susceptible. Cada acción puede ser una idea definitiva o el paso hacia algo completamente opuesto. Un mundo donde todo es desechable, pero se puede volver a utilizar.
En el modus operandi de Marc, así como en la propuesta de Gondry, prima una sensación de constante continuidad, como si fuera un río que fluye furioso y nunca desemboca en el mar. Su vertiginoso relato, lleno de momentos hilarantes, hace pensar que la película nunca va a terminar. Que, como le ocurre al protagonista, va a ser imposible encontrar un final satisfactorio. Entonces, se despierta una suerte de dualidad. Por un lado, no querer que se acabe, por las ganas de saber cuál es el siguiente acto estrafalario de Marc y cómo hará para salir airoso. Por el otro, la necesidad imperiosa de encontrar un desenlace que traiga a todos un poco de paz.
En espera de ese final, vaya que se disfruta el viaje. Las locuras de Marc, la interacción con su entorno, los adorables personajes secundarios cuya paciencia solo se sostiene por su lealtad y amor incondicionales hacia el director. Las películas de Gondry tienen esa capacidad, la de trasladarte a un mundo inverosímil pero familiar, construido de trucos visuales, efectos artesanales, sensaciones humanas reconocibles y un irresistible espíritu infantil. Como un sueño estrafalario que tratamos de contar, pero no logramos poner en palabras. Una especie de deja vu, de esos que nos gusta repetir.
Como ocurría en Be Kind Rewind, donde Jack Black llenaba sus VHS vacíos con películas hechas en casa, cada fotograma de El libro de las soluciones es un intento por salvar el cine. Recobrar su origen y volverlo tangible, a través de objetos y seres comunes que se transforman en extraordinarios. Es también un elogio al proceso de creación, sus luces, sombras y agonías, en una dimensión donde las acciones más simples son una quimera y las más improbables, como dirigir una orquesta sin partituras o lograr que Sting grabe una canción para la película, se hacen realidad.
En El libro de soluciones, la magia está en no encontrar las soluciones buscadas. Más bien, dejarse sorprender por todas las posibilidades que nos regala una página en blanco.
Ficha técnica
Título original: Le Livre des solutions
Dirección: Michel Gondry
Guion: Michel Gondry
Reparto: Pierre Niney, Blanche Gardin, Françoise Lebrun, Vincent Elbaz, Camille Rutherford, Mourad Boudaoud
País: Francia
Año: 2023
Duración: 102 min
Programación oficial SANFIC20