“Un Gran Negocio”: “Una dramedia sobre la ambición, la traición y el machismo».

Crítica de Teatro
“Un Gran Negocio”: “Una dramedia sobre la ambición, la traición y el machismo». 
Por Galia Bogolasky

“Un Gran Negocio” es una obra Basada en “Hospitality suite”, del norteamericano Roger Rueff y dirigida por Natalia Grez. La historia se trata de tres hombres que se reúnen en una taberna en medio del desierto para hacer un negocio. Cada uno de estos hombres tiene características bien definidas. Daniel Antivilo es Ulloa, el hombre inteligente, el que sabe que hacer, el que tiene todo bajo control. Santiago Rodríguez es Boris, el joven inexperto que es sumado al negocio, pero el que no tiene idea de cómo negociar. Mateo Iribarren interpreta a Larry, el hombre bruto, el líder, el que maneja el negocio, pero que no tiene inteligencia emocional o habilidades blandas. Cada uno interpreta perfecto el rol que les toca. Las actuaciones es uno de los elementos mejor logrados en esta obra.

La historia se centra en el tema del negocio mismo como hilo conductor, y el foco está puesto en concretar un acuerdo con un cliente importante, del que prácticamente depende el futuro de este negocio de lubricantes de camiones.

Pero el concepto que cruza toda la obra es lo masculino, el ser hombre, qué representa, cómo tiene que ser un hombre, cómo tiene que negociar un hombre, cómo es con su mujer, cómo es fiel o infiel, cómo es con los amigos, cuál es su ética, cuánta fuerza tiene, y sobre todo cuánto carácter tiene.

El tema del machismo es imperante, dónde estos hombres sacan este tema constantemente en sus conversaciones, lo que genera un cierto rechazo, pero que funciona como temática. Cuando Larry se entera que la persona con la que van a hacer el negocio es mujer repite varias veces la frase: “¡No puedo creer que la Fuller sea mujer!”. Es tan incómodo escuchar diálogos con ese nivel de machismo, pero al mismo tiempo es tan real, tan común. Lo interesante es que sea una mujer quien dirige este montaje, y que resuelva tan bien estos temas.

Otro de los grandes temas que abarca “Un Gran Negocio” es la traición. Podemos ver cómo en situaciones de negocios, la lealtad entre socios se pone a prueba, y cuáles son los límites entre el negocio y la amistad, y entre la ambición y la decencia. Es interesante cómo este tema cruza la obra y plantea varias interrogantes, algunas que quedan resueltas y otras no. Pero finalmente funciona que es lo que importa.

Santiago Rodríguez interpreta a Boris, un joven muy católico, devoto de su mujer, con la que se acaba de casar, muy fiel, que no se atreve ni a mirar revistas porno, y que todo lo que hace está relacionado con la palabra de Jesús. Tanto sus características físicas como el desarrollo del personaje me recuerdan al protagonista del famoso musical de Broadway “The Book of Mormon”, donde un joven mormón va puerta a puerta “evangelizando” a la gente. En este caso este personaje es tal cual, trata de que la palabra del señor sea propagada y ese es su objetivo en la vida. Esta característica introduce el tema de las creencias y la religión en este par de hombres más maduros, que no creen en Dios, y no les puede interesar menos el tema religioso. No logran comprender esta devoción que tiene este personaje y que lo lleva a tomar decisiones que no son tan “profesionales” porque más que hacerse millonario, lo que le interesa es que todos conozcan lo que dice la Biblia.

El personaje de Daniel Antivilo llamado Ulloa está muy bien logrado también, teniendo momentos dramáticos, y grandes momentos de humor, una tecla que no había visto en Antivilo y que funciona a la perfección, con un mayor rango,  escapando de ese personaje tan oscuro que lo hemos visto interpretar tanto en cine y en teatro últimamente.

Mateo Iribarren es Larry, el hombre tozudo, terco, de carácter fuerte,  que sabe lo que quiere y no va a ver más allá. Es un hombre a la antigua, rudo, complicado, a veces perverso, pero en el fondo con un buen corazón.  Es un personaje que le queda como anillo al dedo, y está bastante bien logrado. Lo interesante es que la interpretación refleja estas capas que tiene el personaje, donde lo externo parece imposible de derribar pero finalmente al llegar al interior, sale lo bueno.

La escenografía y la puesta en escena están muy bien logradas, donde la taberna está bien ambientada, con un bar, una mesa de pool, y un juego de dardos, bien gringo, pero claramente están respetando el texto original. En un momento, cuando comienza la fiesta, empieza un juego de luces que se vuelve bien insoportable, pero que funciona. Además se complementa con proyecciones audiovisuales, que le da dinamismo a la puesta en escena.

La obra se extiende por casi 2 horas, haciéndose un poco larga, lo que se podría corregir eliminando un par de escenas y acortando otras. Hay escenas que sobran, diálogos que se hacen un poco largos, y algunos textos que son innecesarios. El concepto se logra traspasar, la historia se entiende, y lo mejor es que mezcla diferentes emociones, ya que va desde el drama a la comedia, y eso está muy bien logrado a nivel de relato. Es una gran historia de tres hombres, con diferentes intereses pero que están unidos en un espacio y en un tiempo por un objetivo en común. La obra es una dramedia sobre temas tan contingentes como la ambición, la traición y el machismo, generando diálogos dinámicos, divertidos y algunos bastante profundos. Natalia Grez logra poner en escena un montaje bien masculino con un gran toque de sensibilidad.
UN GRAN NEGOCIO 
Sala Eugenio Dittborn
Teatro UC
Del 3 de agosto al 23 de septiembre, miércoles a sábado, 20 hrs.
De Roger Rueff
Dirección Natalia Grez
Con Daniel Antibilo, Mateo Iribarren y Santiago Rodríguez.
Entrada $8.000 General – $6.000 Adulto Mayor – $4.000 Estudiante y Miércoles Popular

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