Crítica de cine “Denominación de origen”: Esto no es sólo una longaniza

Por Victoria Bustos Arancibia

Denominación de origen desafía las categorías tradicionales de la narración cinematográfica, fusionando con destreza el lenguaje documental con la ficción costumbrista y la comedia social para retratar con humor y ternura la lucha de un pequeño pueblo por reivindicar su identidad y orgullo local. Dirigida por Tomás Alzamora, la película toma como punto de partida hechos reales y los transforma en un relato lleno de personajes entrañables, situaciones absurdas y una mirada aguda sobre las dinámicas sociales en Chile.

En la comuna de San Carlos como telón de fondo transcurre una cruzada épica quijotesca que pasa por lo real, lo recreado, lo contado e inventado, todo a la vez, partiendo desde la base del evento que desencadenó el conflicto en los corazones sancarlinos: en la Fiesta de la Longaniza de Chillán del año 2018, ganó un chorizo de San Carlos tras un juicio a ciegas, pero este premio fue arrebatado al revisar el reglamento del concurso que indicaba participación exclusiva para los vecinos chillanejos.

La historia se desarrolla con una mirada cercana, siguiendo al cuarteto que, con entusiasmo y torpeza, lideran el MSPLSC (Movimiento Social Por la Longaniza de San Carlos) para obtener la certificación que valide la calidad y origen de sus embutidos. La elección de filmar, como si de un reportaje se tratara, con actores amateurs y habitantes de la zona, dota a la película de una honestidad vibrante que conquista al espectador desde el primer cuadro.

El elenco encarna con sencillez y espontaneidad a personajes que podrían ser cualquier vecino, lo que enriquece la experiencia y, por otro lado, aprovecha de demostrar que un buen equipo de producción y una excelente dirección puede sacarle partido al talento y el carisma en bruto. Seguimos a estos “quijotes modernos” mientras luchan contra la apatía y la desidia, y se someten a situaciones ridículas que reflejan la rica idiosincrasia de la gente de este país.

Lo interesante de Denominación de origen es cómo logra equilibrar la comedia liviana con una reflexión profunda sobre muchas pequeñas molestias de la chilenidad, como el centralismo o la falta de relevancia de las identidades regionales. La lucha por el sello denominador no solo es un tema gastronómico, sino también un símbolo de resistencia ante la hegemonía de Chillán, que, a pesar de estar a sólo 26 kilómetros, ostenta el reconocimiento oficial. La película, en su humor de sobremesa, denuncia las absurdidades y obstáculos burocráticos que enfrentan las comunidades rurales y de región, al evidenciar las numerosas reuniones, estudios de mercado, gestiones ante autoridades desinteresadas y hasta la desconfianza de sus propios colegas cecineros.

La narrativa resultante de este experimento cinemático, no cae en la ridiculización ni en la caricatura, sino que cumple con mantenerse dentro de los límites de captar en video al individuo común y corriente, no se burla de la gente que podría ser así tal cual como ellos, en cambio, a través de sus fallos y anhelos exhibe protagonistas sumamente humanos, sujetos de carne y hueso que cualquiera que desconozca los mecanismos detrás de cámaras podría creer que se trata de personalidades verdaderas en su 100%. Nos reímos con ellos, nunca de ellos.

Sin perder un ápice de su gracia, la cinta es tan brillante que incluso logra ser una herramienta educacional. Jamás fue tan divertido aprender un término legal para regular la condición y procedencia de productos, o comprender los pasos que pueden afectar en la producción agrícola.

Denominación de origen es, en definitiva, una celebración del espíritu chileno y la pasión por lo típico nuestro de la cual rehuimos tan seguido. Con una crítica mordaz a las ineficiencias del sistema y la indiferencia individual que no busca precisamente apuntar con el dedo a nadie, la película va camino a convertirse en una joya del cine nacional. Además, sus imágenes tienen la capacidad de dejar a cualquier carnívoro, omnívoro, vegetarianos recientes y hasta veganos nostálgicos con deseos de probar tan singular producto culinario.

Ficha técnica

Título original: “Denominación de origen”

Director: Tomás Alzamora

Guion: Tomás Alzamora

Fotografía: Sergio Armstrong

Producción: Equeco

Reparto: Luisa Marabolí, Exequias Inostroza, Alexis Marin, Roberto Betancourt

Duración: 86 min

Año: 2024

Género: Falso documental

País de Origen: Chile

Distribución: Storyboard Media

Estreno en salas: 24 de abril de 2025

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