Crítica de Teatro “La Viuda de Apablaza”: «Una obra tan chilena como el lenguaje que usa, tan dramática como nuestra propia historia»

Crítica de Teatro
“La Viuda de Apablaza”: «Una obra tan chilena como el lenguaje que usa, tan dramática como nuestra propia historia»

Por Galia Bogolasky
En esta nueva versión del Festival Santiago a Mil se re estrenó una mini temporada de una de las obras más exitosas del 2017; “La Viuda de Apablaza” que en ambas ocasiones se presentó en el GAM.

La obra fue escrita por Germán Luco Cruchaga, es dirigida por el talentosísimo Rodrigo Pérez y cuenta con las actuaciones de Catalina Saavedra como la viuda, Francisco Ossa, como su hijastro y un gran elenco integrado por Cristián Carvajal, Jaime Leiva, Marcela Millie, Carolina Jullian, April Gregory, Guillermo Ugalde y Marco Rebolledo.

Esta es una obra ya clásica del teatro chileno, que se sitúa en el campo, con una historia con muchos elementos que la hacen ser muy chilena. Uno de ellos es el lenguaje, con expresiones típicas de sectores rurales, que de hecho, viene un glosario en el folleto de la obra, para entender los conceptos que se utilizan en la obra. Muy útil ya que en ciertos momentos no se entiende lo que hablan entre tanta palabra desconocida.

La historia está ambientada en los años 20, donde una mujer que queda viuda del patrón del fundo, se hace cargo de su hijastro, lo cría, le enseña todo lo que hay que saber del trabajo en el campo, hasta que después lo lleva a casarse con ella, a pesar de que él está enamorado de otra mujer.

Acá se abordan temas como la ambición, el poder, la lucha de clases, y las relaciones familiares. Es la típica historia del campo chileno, dónde el patrón le saca el jugo a los trabajadores, por un par de monedas, y ellos a la vez luchan por salir de la precariedad. Eso le pasa a Ñico, el personaje que interpreta Francisco Ossa, quien es un trabajador esforzado, y al momento que tiene la opción de escalar y tener un puesto de patrón de fundo, lo toma, ya que eso es mucho más importante que el amor. No queda otra que aprovechar la oportunidad que se le presenta para salir de la miseria. A pesar de que esto significa involucrarse en una relación incenstuosa con su madrastra.

Catalina Saavedra como siempre se luce como esta mujer fuerte, que se convierte en la patrona del fundo cuando muere su marido, y toma un rol bastante potente, bien masculino, pero al verse emocionalmente involucrada con su hijastro, su poder decae y toda su fuerza la va perdiendo, con ello el orgullo y el respeto que tenía de parte de sus trabajadores y del resto del pueblo. El personaje está muy bien creado ya que demuestra las capas que tiene, y que va desarrollando a medida que avanza la obra, generando escenas potentes, y que gracias a la actuación de Saavedra, se lucen con un nivel que sólo los grandes como ella pueden alcanzar.

El montaje tiene una escenografía muy acorde con la historia, una fachada de una casa de campo, con muchas herramientas colgando del muro, y un paisaje ambientado con árboles y vegetación que son verdaderas esculturas. Con el vestuario se puede distinguir bien la clase social de cada personaje, y los cambios que van ocurriendo con el personaje a medida que pasan los años. Es un vestuario que complementa muy bien la creación del personaje, con elementos típicos del vestuario del campo chileno de los años 20.

“La Viuda de Apablaza” es un obra potente, tan chilena como el lenguaje que usa, tan dramática como nuestra propia historia, y tan nuestra como los temas que nos han perseguido en nuestra historia, desde la lucha de clases hasta el poder de una mujer al tomar el rol clásico de un hombre, en un ambiente tan machista cómo tradicional.  

Autor: Germán Luco Cruchaga   
Dirección:Rodrigo Pérez   
Elenco: Catalina Saavedra, Francisco Ossa, Cristián Carvajal, Jaime Leiva, Marcela Millie, Carolina Jullian, April Gregory, Guillermo Ugalde y Marco Rebolledo   
Diseño integral: Catalina Devia   
Música y diseño sonoro: Juan Pablo Villanueva   
Asistencia de escenografía: Nicolás Jofré   
Realización escenográfica: Rodrigo Iturra   
Realización de vestuario: Sergio Aravena   
Producción: Maritza Estrada    

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