Entrevista a autores de “Víctor Jara: Un canto comprometido” Carlos Reyes y Rodrigo Elgueta: “Es un artista inconmensurable que Chile aún está por descubrir”

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Por Jorge Arriagada

Recién lanzada en el Centro GAM, la novela gráfica Víctor Jara: un canto comprometido llega en el aniversario 50 del asesinato del cantautor para contar momentos icónicos y otros no tan conocidos de su vida.

Carlos Reyes y Rodrigo Elgueta publican su tercer trabajo en conjunto, que ellos mismos califican como un libro que persigue la memoria pero también la infamia ejercida por el Estado chileno y diferentes entidades a lo largo de los años.

En entrevista para Culturizarte, los autores cuentan cómo se desarrolló su nueva novela gráfica, los desafíos de abordar una figura tan importante como Víctor Jara y el legado del autor de Te Recuerdo Amanda.

Antes de empezar, me gustaría preguntarles por sus colaboraciones anteriores. Han trabajado en varios proyectos juntos, entre ellos Los Años de Allende y Nosotros los Selk’nam. ¿Cómo eligen y llegan a estos temas que evidentemente son tan importantes para nosotros?

Carlos: Aunque a veces sea así, en nuestro caso más que uno buscar los temas, los temas te buscan a ti o te encuentran. En ambos casos, los Selk’nam y Allende fueron editores que estaban interesados en esos temas y no encontraban a nadie que los hiciera y nos propusieron eso. Por supuesto, a mí siempre ese tema me interesó mucho. El de Víctor Jara sí fue propio, nuestro. Ahí decidimos nosotros simplemente entrar en este tema cuando a nadie aún le interesaba mucho.

Rodrigo: La historieta, dentro del mundo gráfico, es una de las actividades más laboriosas que hay. Yo he hecho arte, he hecho ilustración, y el cómic es lo más difícil que hay. Requiere mucha dedicación y mucho compromiso. En este caso nosotros le pusimos mucho corazón, porque eran temas que además creíamos que eran importantes, temas que hablan de memoria. Esa idea de cómics de memoria la fuimos construyendo con el pasar del tiempo, porque a medida que íbamos avanzando nos dimos cuenta que eran una unidad. Los tres libros están unidos. Ahora estamos teniendo una visión clara de que nuestro trabajo se está transformando en un puente. Quisimos construir un puente de memoria, un aporte para la búsqueda de la verdad en tres momentos históricos de la historia de Chile que son infames, para que las generaciones, distintas generaciones, puedan interactuar.

¿Cómo nace la idea de esta novela en específico y por qué contar la historia de Víctor Jara a través de una novela gráfica?

Rodrigo: El inicio del por qué contar la historia de Víctor Jara es por nuestra admiración, tanto Carlos como yo somos admiradores y conocemos la obra de Víctor Jara desde nuestra infancia por mi mamá, ella siempre me inculcó mucho conocer sobre la cultura popular, pero fue el año 2009, cuando se realiza la exhumación del cuerpo de Víctor en el Cementerio General, cuando empiezo a pensar de que podríamos contar esta historia. De ahí le planteo esta idea a Carlos e inmediatamente acepta este proyecto. Por eso, Víctor Jara, curiosamente, es el primero de estos tres libros que  empezamos a reflexionar en torno a su desarrollo y es el último en aparecer. Una de las cosas que más me impresionó es que justamente en ese día de la exhumación descubrimos que Víctor Jara fue enterrado el 18 de septiembre de 1973. Se puso esa lápida y no se volvió a abrir y no se hizo nada hasta el año 2009, cuando aparece un conscripto que llega y empieza a contar lo que ocurrió. Según él, fue testigo, incluso participó en el homicidio y ahí es donde se empieza a generar el proceso judicial. Por eso en el libro las primeras partes corresponden a la exhumación.

Carlos: Sí, el proyecto nace por la admiración de Víctor Jara y por la desidia de poner en imágenes una historia que no ha sido vista, que ha sido retratada a través de libros. Nosotros con la historieta podemos dar imágenes a cosas que ustedes nunca han visto. Víctor Jara en el estadio, Víctor Jara en Cuba, Víctor Jara en el colegio. Es como una película. Le damos imágenes y escenas a momentos que la gente a veces ha leído o, que nos hemos asombrado ahora, que hay mucha gente que no conoce la vida de Víctor Jara. Uno piensa que todo el mundo sabe algo y nos hemos gratamente encontrado con que hay gente que a través del libro, ha podido conocer más de la vida de Victor Jara.

Me interesa esa parte de la exhumación porque Joan empieza a aparecer como una figura importante en la novela y no solo en la vida de Víctor Jara con frases como esta: «No hay que recordar este minuto de Víctor. Hay que recordar los momentos en que cantó». Habla mucho de la fuerza emocional que tuvo en un momento tan complicado como ese.

Carlos: Esa es una paráfrasis que hace uno de los personajes que relata ese momento y lo leí en varios lugares y cada uno decía algo muy parecido. ya no recuerdo si tomé la frase de uno o dos lados y con eso construí esa frase, pero básicamente dice eso: “No recordemos a Víctor hoy por este momento horrible, sino que recordémoslo por cuando estuvo con nosotros y cantó”, que es un poco el espíritu de todo el libro. Eso está al comienzo del libro y al final del libro de nuevo. Esa frase de Víctor Jara para mí es la fuerza motora de todo el libro.

Rodrigo: Todo lo que está expresando Carlos, tiene que ir acompañado con una imagen. Entonces la decisión de hacer un nivel de iconicidad un poquito más abstracto y más sintético, justamente apuntaba a, primero, que se tenían que narrar cosas terribles y a ser realistas, pero en este caso preferí hacer un poquito más abstracto para evitar justamente narrar la crudeza gráficamente de lo que le ocurrió a Victor. Pero también al hacerlo un poquito más sintético en sus expresiones, también lo transformaba en un símbolo.

¿Cómo fue el trabajo con una personalidad tan grande y por qué eligen momentos específicos y quizás poco conocidos de la vida de Víctor Jara?

Carlos: Hay una selección de momentos que nosotros con Rodrigo los discutimos y los conversamos mucho antes de hacerlos. Había al comienzo muchos momentos que ya sabíamos que iban a ir y algunos muchos otros que no sabíamos cuáles iban a hacer. Se fueron construyendo a medida que íbamos avanzando en las lecturas o las entrevistas que íbamos haciendo, como la que hicimos a César Fernández que estuvo en el Estadio Víctor Jara, en ese momento Estadio Chile, con el músico, y también con Luis Poirot. A través de ellos dos fuimos construyendo momentos que a nosotros nos parecieron trascendentales. Eso queremos justamente: lograr que la gente, a través de pequeñas historias, vaya construyendo al personaje y al mismo tiempo que relatamos los grandes momentos, también nos detenemos mucho más en momentos más pequeños o menos conocidos para la gente y eso creo que es el valor del libro también.

Rodrigo: De alguna manera los tres libros se fueron construyendo en el andar. Nosotros teníamos una idea general, pero el plan organizado y que sabíamos lo que iba a ocurrir, eso no lo teníamos. Algo bien curioso nos ha ocurrido, con los tres libros también, es que empiezan a aparecer sincronías. Y tal vez esto, esta forma de trabajo nos da espacio para que cosas nuevas, cuando uno está más sensible con un tema, también está más perceptivo, lo conozcamos y lo podamos agregar en el libro. Yo tengo la idea de que Víctor Jara cumple todas las premisas de esta estructura de guión, que se llama el camino del héroe. Si vamos viendo partes de la vida, empiezan a aparecer estos elementos que Joseph Campbell narra, que son la base de los mitos. De alguna manera eso está aquí en el libro. Momentos fundamentales que a lo mejor no son tan espectaculares, pero son fundamentales para entender cómo se desarrolló esta personalidad de Víctor, de este joven, de un estrato popular, obrero, campesino, que se tiene que construir a sí mismo y le van apareciendo elementos que repercutan después de su vida.

Me interesa un recurso que ocupan en varios momentos. Retratos más realistas de los personajes de la novela se mezclan con su propia representación. ¿Qué hay detrás de esa elección? ¿Qué querían hacer?

Carlos: Antes que responda Rodrigo, que tiene que ver con la parte gráfica… Si tú ves algunas películas, recuerdo por ejemplo JFK de Oliver Stone. Si tú te fijas el paso del blanco y negro al color, pasa del Super 8 al cine a otro formato en cine, mueve la cámara, de algún modo el cine también eso lo hace mucho. Cuando cambia de un nivel de iconicidad mayor es una imagen en movimiento en colores, un nivel menor de iconicidad es una imagen en movimiento en blanco y negro, ellos también juegan con eso todo el rato. El juego que hace Rodrigo visualmente tiene que ver un poco con eso también, mezclar en una misma página dibujos de diferente orden gráfico.

Rodrigo: El motor de realizar estos distintos niveles de iconicidad es porque la historia iba a ser dura, iba a ser cruda. Lo que queríamos retratar, lo que había pasado en el Estadio Chile en aquella época, hacerlo realista iba a ser muy duro. Por ejemplo hay una viñeta en el momento en que ya están en el camarín, en el Estadio Víctor Jara, y muestro con lápiz grafito una imagen realista de Víctor Jara mirándolo a nosotros, un poco con los brazos, como si fuera una especie de pintura del barroco donde muestra a un Cristo. Si hubiese sido yo estrictamente realista, habría sido horrible esa viñeta, porque las hematomas que se producen, los golpes de la cabeza. Víctor Jara debe haber estado deformado. Entonces, no, no habría podido dibujar eso. Pero al mismo tiempo, ese nivel de iconicidad un poquito más caricaturesco me permitía cierta libertad. También, había que siempre recordarle al lector que se olvide que esto es una historia real.

Carlos: Lo que pasa es que la pregunta que uno tiene que hacerse acá es ¿cómo se representa la violencia? Esas escenas nosotros las conversamos mucho con Rodrigo. Puede ser que a mucha gente sean muy fuertes, pero nosotros tratamos de que no lo fueran porque todo es aún más terrible de lo que nosotros podamos mostrar en este libro. Todo aún es más horrible de lo que podemos ver en los dibujos de Rodrigo y en lo que nosotros contamos narrativamente y visualmente. Así que la pregunta eterna es, ¿hasta dónde podemos llegar con la representación de la violencia? Nosotros lo hicimos con mucho respeto, la idea no es revictimizar a nadie, la idea es mostrar, efectivamente, sí que fue horripilante, pero sin caer en esta cosa morbo, ¿no? Por eso que hay muchas páginas del libro en que aparecen páginas en negro, completas. Sabemos que el público puede completar aún más el horror de lo que nosotros podemos mostrar. Entonces es muy difícil este tema, es muy complejo.

Rodrigo: También comentar que el camarín es el camarín. Yo estuve en el camarín, saqué fotografía, lo medí. La tubería que aparece sobre Víctor en una escena está tal cual, ese camarín no ha sido modificado. El estadio no ha sido modificado y se ha tenido algunos cambios, ha sido muy leve. Así que ese lugar es así, es igual que el Cementerio General. Estuve en el cementerio, estuve en el lugar, medí el espacio. Conté la cantidad de nichos que hay hasta el suelo, todo eso está graficado en el libro.

Carlos: Claro, la gente no nota esos detalles de verosimilitud, pero nosotros sabemos que existen y eso nos hace sentir orgullosos y felices de que el trabajo es lo más cercano a la realidad. No es un dibujo antojadizo. Y son cosas que la gente no tiene por qué saber, si Rodrigo no las cuenta no las sabemos, pero nosotros sí sabemos que son así. Entonces el nivel documental de ciertos momentos del libro es absolutamente fidedigno.

Al final, se aborda el legado de Víctor en el mundo. Hay muchos artistas y bandas. Con la reciente visita de Tom Morello, guitarrista de Rage Against The Machine, ¿faltaron algunos cuya influencia es quizás menos explícita?

Carlos: Sí, por supuesto. Por ejemplo, Rage Against The Machine quedó fuera porque ellos interpretan canciones de Víctor Jara. Si tú te fijas, nosotros ponemos gente que hizo canciones sobre Víctor Jara que es distinto, porque la lista de los que han cantado… Si hubiéramos puesto la lista de todos los que han cantado a Víctor Jara eso es un libro entero. Sería absurdo. Nosotros tratamos de rescatar en cambio, todos aquellas personas o artistas que hicieron una canción sobre Víctor Jara.

Luego de su investigación, y a 50 años del golpe de Estado, ¿Cuál creen que es la diferencia entre la percepción que hay de Víctor Jara en Chile y el extranjero?

Rodrigo: Afortunadamente nuestras obras tanto Los años de Allende como Nosotros los Selk’nam han tenido edición en el extranjero y eso también nos ha permitido viajar a festivales, dar conferencias en distintos lugares. Entonces hemos podido en vivo percibir la admiración que hay tanto por Salvador Allende como también por Víctor Jara y por nuestros artistas, Violeta, Pablo Neruda, Roberto Matta, son autores que están en la cumbre de los artistas a nivel internacional. Lamentablemente en Chile, que nuestro país viene de una cultura tan insular, nos cuesta mucho dejar de mirarnos a nosotros mismos y darnos cuenta que estamos también dentro de un contexto. Ese es el camino que tiene que tomar Chile en todas sus dimensiones. En general, hay una gran admiración, hay un gran respeto por Víctor Jara y por el legado que él tiene. Nosotros lo percibimos absolutamente en vivo e indirecto.

Carlos: La figura de Víctor Jara afuera es una figura de talla mundial que nosotros no dimensionamos. Chile es un país que tiende a quien sobresale de entre la medianía como a opacarlo, a ningunearlo. No. Víctor Jara, más allá de su muerte y de cómo murió, independiente de eso, es una artista cuya lírica y música es admirada en el mundo entero por músicos de toda talla, de toda índole, de todo país. Es una artista mundial, no es chileno, es como Violeta Parra, es como Neruda, es como Mistral. Es una artista inconmensurable que Chile aún está por descubrir.

Rodrigo: Me gustaría comentar que yo creo que estos 50 años de conmemoración del golpe y del inicio de esta dictadura tan terrible, ha hecho que la gente acá en Chile reflexione nuevamente. Hay más información y las generaciones jóvenes vienen con una sensibilidad distinta. Víctor Jara este año, especialmente con la conmemoración de los 50 años de su homicidio, es una de las banderas que se está presentando para este cambio, para este mensaje de nunca más. He conocido muchas personas que dicen: “por favor, no coloques Víctor Jara porque me va a poner a llorar”. Eso lo que ha hecho es que no lo miremos, no lo escuchemos y lo olvidemos de alguna manera. Pero ahora estoy seguro que muchas casas se están volviendo a enfrentar a Víctor Jara y significa también esos miedos y penas interiores. Tal vez es parte del inicio de una especie de cura, casi como si Chile fuera al psicoanálisis. Chile es un país que requiere terapia y la terapia psicoanalista requiere que la persona enfrente su miedo esto de mirar para el lado. Ese es otra de las grandes penas que tiene Chile, que se miró mucho para el lado durante décadas y no enfrentamos el terror en nuestros miedos.

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