Entrevista al director de «Jorge Teillier o el mundo donde verdaderamente habito», Ítalo Tai: «Busco que la realidad que se invoca, acontezca»

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Por Catalina Ojeda 

El telón se alza para presentar Jorge Teillier o sobre el mundo donde verdaderamente habito, una obra que fusiona poesía y expresión artística inspirada en el manifiesto del poeta chileno Jorge Teillier. El actor Víctor Montero encarna a Teillier y lidera un elenco de bailarines que danzan al ritmo de la música de Sebastián Errázuriz. Financiada por el Fondo Nacional de Fomento y Desarrollo de las Artes Escénicas, la obra se estrenó el 4 de agosto en el Teatro Mori Recoleta, brindando un tributo de 45 minutos a la poesía del poeta. Ítalo Tai, creador de la adaptación escénica, incorporó una selección de poemas y una profunda exploración en Lautaro, Curacautín y Victoria, resaltando la conexión entre la naturaleza y la melancolía que define la obra de Teillier. Con poesía, danza y música, la obra reconecta con la esencia rural y reflexiona sobre la identidad en un mundo vertiginoso, explorando el poder de la creación artística en todas sus formas. 

¿Cuál fue el punto de partida de la idea de llevar a cabo esta adaptación basada en la obra de Jorge Teillier? 

Partió hace muchísimos años, específicamente en 1992 y 1993, cuando decidí entregarme al arte y abandonar mi vida anterior como profesor. En ese momento de cambio personal importante llegó a mis manos un pequeño libro de bolsillo con los poemas de Jorge Teillier, dedicado por el propio Teillier. Al empezar a leerlo, quedé impactado: tocó mi corazón de manera profunda. Este impacto fue fuerte, algo que no había experimentado, excepto con Gabriela Mistral. Pero la conexión con Teillier fue especial. Aunque no llegué a conocerlo en persona, lamentando esto, ya que vivió algunos años más, conocí sus obras. A lo largo de los años, he ido explorando el mundo de Teillier y me he dado cuenta de cuán afines son sus temas a mis recuerdos y nostalgias personales. Siendo nieto de campesinos, tengo un vínculo profundo con la provincia.

El poder del poeta radica en cómo transforma tu entorno y tu historia, devolviéndote una versión enriquecida. Te das cuenta de que en tu propia historia y entorno hay un tesoro de belleza y poesía. Con el tiempo, tuve la oportunidad de tener en mis manos la famosa antología de Erwin Díaz, donde se incluyen numerosos textos de Teillier. Aun así, la intención de crear algo relacionado con Teillier llevaba años rondando en mi mente. Había hablado en entrevistas anteriores sobre mis proyectos, mencionando Antártica, que realizamos el año pasado, y mencionando a Teillier. Sin embargo, lo veía como un plan para el futuro, cuando me sintiera preparado en términos de lenguaje, poética escénica y madurez como creador para dar vida a una obra como la suya.

Finalmente, durante un taller literario, redescubrí a Teillier y volví a revisar su prosa. Esto coincidió con la época de la pandemia, lo cual tenía mucho sentido en el contexto del país. Era esencial y urgente darle voz a su obra. Esta conexión profunda con el poeta me llevó a postular para los fondos de artes escénicas de danza y teatro en 2021, sintiendo la necesidad de implementar el teatro para transmitir la poesía. Después de estrenar Antártica en enero del año pasado, los resultados de los fondos para las artes escénicas llegaron, y sorprendentemente estábamos en la cima de la lista con el puntaje máximo. Todo fluyó de manera coherente con la urgencia que había sentido durante el período de 2022.

¿Cómo fue el proceso de investigación que llevaste a cabo para lograr esta notable adaptación y como influyó dicho proceso en el resultado final? 

Ir al territorio y dejarse sostener, permitir que el territorio te hable, es fabuloso, es maravilloso. Entrar en una sintonía que no necesariamente tiene que ver con algo formal, sino permitir que el territorio te hable, escuchar a las personas que lo vivieron, estar en la casa donde él vivió, caminar por los rieles de los que él habla, sumergirse en ese mundo poético. De todas maneras, Lautaro, Curacautín y Victoria mantienen esa atmósfera de otro mundo, que de igual manera puede ser bastante inquietante para las personas que están absorbidas por la actividad, rápidamente se aburren o les invade la angustia. Lo que sucede es que el territorio te narra el inicio. Así que, desde ese vacío que el poeta ya conoce, lo llena de sentido con otros mundos, otras realidades, el mito, un mundo mítico. Y por “mítico”, me refiero a que no es una mentira, sino más bien a lo que va más allá de lo racional. Un filósofo griego lo definió muy bien: “Estas cosas nunca ocurrieron, siempre son”, porque se relacionan con arquetipos, con elementos fundamentales de nuestra identidad, de nuestros sueños, de nuestro inconsciente colectivo. No necesitamos ir muy lejos, ni a la India ni a Europa, porque aquí tenemos un material fabuloso, y Jorge Teillier es testigo de ello. Fue enriquecedor, la verdad. Era como si se tratara de hacer algo más allá, con todo lo que implica conocer esas calles, a esa gente, al pueblo, a la señora de la esquina. Las coincidencias se mueven en el inconsciente, el mundo es un espejo. Desde ahí, nos permitió avanzar en eso. Ya con eso, me permitió seleccionar y editar el texto. Usé tijeras, porque no podíamos dejar el texto extenso: había mucha información. Es un texto literario y no corresponde a un lenguaje escénico, hay que adaptarlo. En ese intento, los méritos o defectos de la obra son responsabilidad mía.

¿Cómo logras fusionar la danza, música y la poesía en tu obra teatral para crear una experiencia espiritual e intuitiva, considerando la vitalidad de estos elementos y la conexión profunda que buscas establecer con el público?

Todo esto tiene relación, de quiénes lo hacemos, cómo lo hacemos y la opción de uno como artista de alimentarse de esas fuentes. Entonces tenemos un rigor no solo físico, sino que espiritual, psicológico de preparación para este tipo de cosas, son elementos y fuentes que están vivas, nosotros lamentablemente en nuestra educación, y en nuestro mundo, está vacío, pero lleno de palabras, la obra está llena de imágenes. Entonces no tiene la sustancia viva de la realidad, de la poesía de sus diversas capas, entrar en contacto con ellas, es una experiencia muy intuitiva, una experiencia muy profunda del alma que, de alguna manera, nos va permitiendo al transcurso del tiempo de los años, a ser un artista que está en conexión con ellos y las invoca y esa es la dimensión ritual de nuestro trabajo. De derribar la capa para que emerja lo vivo, lo profundo, de los arquetipos. Arquetipos es una palabra, pero es una realidad viva, invocarlo, crear el vacío interior para que surja, es un trabajo que tiene relación con el arte, como dice el texto, el arte poética o el mundo donde verdaderamente habito. Yo lo encuentro muy revolucionario porque es una choreza decir eso hoy, pararse en medio del laboraje y del ruido, donde todo se derrumba y crear un mundo aparte, alternativo, una dimensión paralela, es extraordinario es un ejercicio espiritual. La danza o el baile entretenido es un pedacito de la actividad del bailarín o de las artes escénicas, donde particularmente la danza tiene un poder extraordinario, fundamental, terapéutico, transformador, comunicante, porque es ritual: acontece. Eso lo que busco, que la realidad que se invoca acontezca.

¿Qué te motivó a que Víctor Montero interpretara el papel de Jorge Teillier en la obra?

Ocurrió una situación bastante mágica, yo diría inconsciente. Fueron hilos invisibles. El proyecto con artes escénicas, financiado, terminó en marzo con el estreno de esta obra en Lautaro, Curacautín y Victoria. Nosotros realizamos la investigación en junio de 2022 primero, y luego regresamos en marzo de 2023 para estrenar la obra. Una vez completada la obra, el actor principal seguía siendo Luis Dubó, sin embargo, después de eso, él abandonó el proyecto, se embarcó en otras actividades y yo tuve que buscar rápidamente cómo resolver la situación, ya que mis proyectos suelen tener una larga vida debido a mi interés en continuar ofreciendo funciones. Teníamos la temporada en el Mori y el estreno en Santiago, que es un punto importante en el mapa teatral. Así que mantuve conversaciones con varios actores, pero no lograba encontrar al indicado, en parte porque muchos de los convocados no tenían afinidad con la poesía. De repente, en un evento, vi entre el público a Víctor Montero. Yo ya conocía a Víctor desde mi época de estudiante en la Universidad de Chile, años atrás. Había estado siguiendo su carrera tanto en el cine como en el teatro y reconocía su talento excepcional. Incluso cuando era estudiante, lo vi actuar y quedé impresionado por él, a pesar de que la escuela de teatro de la Universidad de Chile, logra maravillas. Víctor es un actor con grandes habilidades y dones.

Justo antes de asistir al evento, expresé mi deseo de encontrar a alguien. Lo internalicé y dije: “Clamo profundamente a la tierra, don Jorge, ayúdame, necesito al actor”. Y de repente, ahí estaba, lo vi y le hablé. Comenzamos a conversar y avanzamos en los ensayos. Es un gran mérito por parte de Víctor, ya que no tuvo la oportunidad de pasar por el proceso completo de montaje y preparación que tuvo Luis Ureta, quien dirigió al actor. Luis Ureta hizo algunas contribuciones, pero no fue lo mismo. Víctor se lanzó directamente, por lo que su mérito es doble e incluso triple. Su participación también produjo algo curioso: encontré cierto parecido, pero en el escenario es igual al poeta. La gente me comenta que se asemejan mucho, lo cual es sorprendente. Víctor ha logrado algo.

¿Cómo influyeron artistas destacados, desde el compositor hasta los bailarines, en la adaptación teatral y cómo enriquecieron su realización?

Comunicar el mundo, esa atmósfera, ese núcleo, esa dimensión de lo poético, de lo artístico. Todas estas palabras, tan grandilocuentes sobre lo artístico, las encuentras en las redes, donde gente con una arrogancia extraordinaria respecto al arte se manifiesta. Te lo digo con humildad y sencillez: es una dimensión esencial, una dimensión que realmente nos permite respirar, sobrevivir. Como dice el texto de don Jorge, “ninguna poesía ha resuelto el hambre en el mundo ni ha corregido una injusticia social, pero su belleza puede ayudar a sobrellevar todas las miserias”. Entonces aquí existe una urgencia, una necesidad apremiante, profunda, y eso es lo que intento comunicar. La música es sumamente importante para mí, en todas mis producciones, es el alma, el guion, la estructura, porque en ella reside todo: las sutilezas, lo más evidente, lo menos obvio, las capas, y sobre esas se construye un trabajo creativo, tanto escénico como estético y visual, que te permite vivir y a partir de esa vivencia, crear.

Creo firmemente en la intuición, soy un creador profundamente intuitivo. Eso es lo que intento comunicar, transmitir a los artistas. Yo escribí el guion, realicé la adaptación y todo lo necesario para que el espectador visualice que soy mi abuelo. No me importa si el espectador no reconoce que soy mi abuelo, eso no tiene importancia para mí. Pero sí que perciba que soy un caballero antiguo, un ancestro. Los jóvenes, esa niña y ese niño que están allí, que son como apariciones, como los difuntos de Jorge. Ella es como la hermana fallecida, él tuvo una hermanita que murió a los dos años, y a veces ella se le aparecía y lo llamaba desde lo profundo del bosque. Porque hay alguien que silba en el bosque. Hay un verso de Teillier que es misterioso. Pero eso es precisamente: la hermanita que lo llama desde el otro lado. Esa es la conexión donde él la ve, donde ella aparece entre las cosas, donde este mundo se revela y aparece.

¿Qué les dirías a las nuevas generaciones entorno a los temas tratados en la obra? ¿Qué quieres transmitir?

Esencialmente, hay todo un mundo por descubrir. Lamentablemente, vivimos en un mundo vaciado, de sentido, vacío. Lo que yo propongo, lo que yo señalo, es que existe un mundo lleno de sentido que está fuera, más allá de la ciudad, la cual es un símbolo de este mundo actual: mecanizado, titánico, vacío, utilitario, esclavizado y brutal. Sin duda, los jóvenes podrán tener su tiempo de deslumbramiento con estas luces falsas, estas ilusiones luminosas, y lo mismo ocurrirá con los adultos. Sin embargo, llegará el momento en el que estemos completamente conectados, en una velocidad absoluta, más allá de la velocidad, y nos haremos preguntas sobre el sentido de todo. Es en este punto donde Teillier es fundamental. Y no debemos dejar de mencionar a los grandes maestros del espíritu del mundo. Pero Teillier es tan sencillo, tan hermoso, tan infantil en su enfoque, que señala algo que está tan cercano a nosotros, algo que está bajo nuestros pies.

Ficha técnica

Título: Jorge Teillier o el mundo donde verdaderamente habito

Dirección General: Ítalo Tai

Música: Sebastián Errázuriz

Elenco: Víctor Montero, Vania Pascualetti, Luis Calderón, Carola Sainz, Ítalo Tai

Dirección actoral: Luis Ureta

Iluminación: Diego Olivares

Vestuario: Juana Díaz y Cris Miranda

Producción: Carola Sainz

 

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