Por Gabriela Bravo desde Cannes
La primera mujer que se presenta en competencia por la Palma de Cannes este año es la directora francesa Catherine Corsini con su película Le Retour (Homecoming), que relata la historia de Khédidja, una mujer que huye de la isla de Córcega junto a sus hijas por razones desconocidas. Una vez en el continente Khédidja recibe una llamada que cambiará su vida y la de sus hijas.
Años más tarde la protagonista y sus hijas emprenderán un viaje de regreso a la isla por razones laborales. Las niñas —Jessica y Farah— han crecido y se han transformado en jovencitas. Jessica es una chica estudiosa que comenzará la universidad luego de las vacaciones y Farah es una rebelde que le gusta divertirse sin pensar en las consecuencias. Ambas han sido criadas en el tabú de la muerte de su padre y las mentiras sobre la familia de éste.
Khédidja trabaja como empleada doméstica de una familia acomodada que pasará el verano en Córcega, por lo que está obligada a volver a este lugar que le causa tanto dolor. Sin el control de la madre, Jessica y Farah aprovecharán esta libertad veraniega para vivir experiencias diferentes, entre ellas, el despertar sexual. Sin embargo, estas vacaciones idílicas tendrán un vuelco inesperado cuando ciertos secretos familiares comienzan a desvelarse.
Le Retour fue la última película en ser anunciada en competencia oficial ya que se generó una polémica en torno a las escenas de sexo que implicaban a menores de edad y un ambiente laboral bajo tensión, algo que fue desmentido por el Festival, la directora y el equipo de la película.
Culturizarte conversó con Catherine Corsini de la película Le Retour
Es una película que habla sobre la dificultad de comunicación que existe entre las generaciones, pero también entre nosotros mismos. ¿Qué piensa usted?
Sí, es algo que me impresiona porque yo vengo de una generación donde los secretos de familia, las cosas que no se hablan han hecho mucho daño, nos destruyeron, es algo terrible. Sé que hasta el día de hoy se les explica a las madres que deben tener cuidado con los hijos, que no hay que decir esto o aquello, que es preferible ocultar ciertas cosas. Yo creo que el personaje de la madre actuó pensando que estaba haciendo lo mejor, se sentía culpable porque la familia de su esposo la hizo sentir culpable, ya que cuando hay un accidente siempre se trata de encontrar un culpable. Esto le resulta insoportable por lo que prefiere irse de ese lugar y ocultar toda esta historia a sus hijas. Yo creo que cuando las cosas no se hablan, persisten, siguen latentes como un ente que en cualquier momento puede surgir, y es lo que sucede en la película. A veces los secretos no son tan grandes, no son revelaciones enormes como que el padre no sea el padre, aunque esto también existe en la realidad. La mentira muestra hasta qué punto la protagonista es frágil, que está dominada por el miedo y la culpabilidad que le hizo sentir la familia del padre, lo que se traduce en que no pueda contar la verdad a sus propias hijas. El hecho es una cosa pequeña, pero puede alcanzar proporciones desmesuradas y comerte el cerebro. Yo conozco un sinnúmero de personas que lo viven. Conozco una persona que nunca les presentó sus hijos a sus abuelos porque se casó con una mujer que no era de la misma religión que ellos y es algo que nunca se atrevió a contarles.
¿Con qué personaje de la historia se identifica más?
No me identifico para nada con el personaje de Gaia, la hija adolescente de la familia acomodada, me identifico más con las dos hermanas tanto con la rebelde que hace tonterías como con la estudiosa que le va bien. La guionista, que es mucho más joven que yo, fue parte de la construcción de los personajes, trabajó mucho para hacer el personaje de Gaia, pero ella también se parece a Jessica, ya que fue a una universidad prestigiosa.
¿Cuánto hay de autobiográfico en esta película?
Esta película es personal ya que yo perdí a mi padre muy joven y mis medias hermanas también perdieron a su padre, mi padrastro. Vivimos mucho en una atmosfera de duelos, accidentes y ausencia de padre. Quise preguntarme qué significa tal recuerdo, qué significa mirar determinada foto, quise saber cómo trabaja la imaginación, cómo crea un relato frente a la foto de una persona que uno no conoce ni reconoce. Yo me imaginaba muchas cosas, desde niña fui una gran soñadora, podía pasar semanas sin tomar atención en clases y solo me dedicaba a imaginar cosas, como que mi papá todavía estaba vivo, a crear historias en mi cabeza. Creo que esta ausencia y el hecho de no haber vuelto a Córcega y no poder hacer verdaderamente el duelo de mi padre por un lado me nutrió, pero por otro lado profundizó una herida. Esta película es una forma de reconciliación, de retornar al lugar para sanar las heridas y poder, por fin, dar vuelta la página.
¿Cuándo decide que la historia sería contada a través de una familia negra, fue desde el principio de la escritura o después?
La madre de mi guionista es senegalesa y yo tenía muchas ganas de trabajar con Aïssatou Diallo Sagna, que yo había dirigido anteriormente en La Fracture. Tenía ganas de grabarla porque me encantó trabajar con ella, quería darle un rol que no está destinado forzosamente a una persona negra. Aissatou siempre dice que quiere que la vean simplemente como una actriz que interpreta un rol. Al darle este papel a Aïssatou pude encontrarme con estas jovencitas que son dos actrices extraordinarias. Mi deseo era filmar en Córcega, la juventud y Aïssatou. No quería abandonar a Aïssatou luego de que ganara un premio César, porque la verdad es que luego de su premio no recibió muchas ofertas de trabajo, así que ella había vuelto a trabajar en el hospital, hay que decir que este medio es muy ingrato. Para mí es un acto político hacer esta película con estas dos actrices y Aïssatou, ya que son rostros que no vemos muy seguido en la pantalla grande, pero que forman parte integral de nuestra sociedad. No quería darle roles que las estigmatizaran, al contrario, quería que estuvieran en una historia romanesca.
En la película usted rompe con los prejuicios sociales a través de la relación de Jessica, la hija de la empleada, y Gaia, la hija del patrón. Al mismo tiempo rompe con los prejuicios raciales a través de la relación entre Farah, que es negra, y el chico corso que es racista.
Gaia es una joven extrovertida que encuentra que Jessica es bonita y simplemente desea acostarse con ella. Este aspecto lo habíamos conversado con muchos adolescentes y con la guionista. Jessica se consagra a sus estudios, ha dejado de lado todos sus deseos y su sexualidad porque está concentrada en pasar sus exámenes y entrar a la universidad. Pero cuando Jessica va a Córcega ese verano, la hija del patrón le coquetea, a ella le gusta y todo sucede de manera muy sencilla: se miran y el deseo surge.
Lo que quiero mostrar es que hay mucha simpleza porque en mi época la sexualidad era algo complicado, no se hablaba, se escondía, no se podía, eran solo dolores de cabeza, era una pesadilla y nos tardábamos años para hablarlo. Encuentro formidable que hoy las jovencitas puedan tener una sexualidad sencilla, directa y feliz, pese a esta diferencia de clase.
Por otra parte, Farah está en un periodo de rebeldía, anda buscando la pelea, roba cosas, tal vez porque trata de imitar la imagen mítica de su padre, y luego está este chico corso que es todo lo contrario a ella y que además es racista. Como los imanes se atraen y se repelen, ellos se aman y se detestan. Farah también desarrolla una relación con Córcega, diciendo que la isla no le interesa, que su padre no le interesa, sin embargo, se vuelve muy cercana al amigo de su padre y entra en un juego de seducción con un chico de Córcega. Ella se oculta de la verdad o no tiene la capacidad de comprender que tiene conflictos no resueltos. Esto también se ve con la madre que desea liberarse de la muerte de su marido, por lo que busca el contacto humano y sexual tras años culpabilidad y privación.
Quería mostrar que para la juventud, las diferencias sociales y raciales no son tan importantes, lo que los mueve es el deseo. Quería hacer una película donde se viera que los conflictos vienen de la antigua generación, la de mis padres, que preferían los secretos y que los adolescentes hoy hablan, dicen las cosas.
¿Cómo fue la construcción de los personajes y el trabajo con todas las actrices, en especial con Aïssatou Diallo Sagna?
Desde el comienzo trabajamos con un coach para encontrar este espíritu de familia. Hicimos muchas improvisaciones, tratábamos de inventar historias pasadas de los personajes y se trabajó mucho las escenas más fuertes de la película, a través de improvisaciones que buscaban encontrar el corazón de la relación. También buscamos la violencia de los personajes, cómo reacciona la madre frente a la homosexualidad de su hija, etc. Hicimos un trabajo de couching con el texto, pero también con el cuerpo antes del rodaje que duró tres semanas, y durante el rodaje seguimos trabajando las escenas. Siempre estuve limpiando el guion, sobre todo con el personaje de la madre que tenía muchos silencios, que no consigue hablar, al mismo, tiempo saqué diálogos que me parecían inútiles ya que uno de los rasgos más importantes del personaje de Khédidja es la ternura, la calma, el deseo de contención.
Trabajé con Aïssatou como trabajo con cualquier actriz o actor, teniendo en cuenta que el único rol que había interpretado antes era la paramédica de La Fracture, que es su profesión en la vida real, por lo que había que dirigirla progresivamente hacia esta nueva interpretación, llevarla por caminos que no conocía. Me imagino que ella usó referencias de su propia vida, también tuvo que trabajar su pudor para hacer las escenas de amor, todo esto se hizo con mucha delicadeza, atención y diálogo, de la misma manera que trabajamos en la película anterior.
Tanto en La Fractura como en Le Retour usted muestra las diferencias sociales con una tendencia a ridiculizar a la clase superior.
Creo que estas personas están siempre prestas a moralizarnos y tenía ganas de reírme de lo que ciertas personas creen que es “escuchar al otro”, sobre todo a través de la relación que tienen Khédidja, que es su nana. Le di ciertas indicaciones a Denis Podalydès y lo dejé construir un personaje completamente sobrepasado por su hija mayor, un hombre que se volvió a casar con una mujer más joven y que tiene 3 hijos pequeños que le sacan canas verdes. Quería que se viera que está sobrepasado, pero que tratara de parecer relajado diciendo “super bien, mi hija está en pareja con una mujer”. A este padre burgués lo dejó el tren hace rato, esto es lo que me parece gracioso, en La Fracture hay mucho autodesprecio, en esta película le tengo mucho cariño a ese personaje, creo que cuando uno está sobrepasado por su época es más humano y divertido que un personaje que fuera severo y seco. Quería mostrar a una familia burguesa cansada con sus tres hijos porque no logran canalizarlos y que, finalmente, es Khédidja, una mujer dedicada y ordenada, que se ocupa de todo.
Ficha técnica
Título Original: Le Retour / Homecoming
Dirigida por: Catherine Corsini
Año: 2023
Duración: 110 min.
País: Francia